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jueves, 7 de diciembre de 2006

El Maniobrar Antidemocrático del PNV en Argentina

Este escrito nos llega por conducto de Prensa Vasca:

EXHORTO ANTIDEMOCRÁTICO DEL PNV DE ARGENTINA

por Daniel C. Bilbao


La Junta Extraterritorial de Argentina, del Partido Nacionalista Vasco, dio ayer amplia difusión a un comunicado en el que convoca a sus filas a la «unidad» frente al surgimiento de «la otra diáspora», un fenómeno contestario que se hizo definitivamente visible en la Semana Vasca de Córdoba.

En primer lugar, llama la atención que la Junta Extraterritorial (JE) salga a la palestra preocupada por el accionar de un pequeño grupo de la diáspora. Todo indica que hay algo en la actual situación que amerita su intervención.

El texto de la declaración expone la preocupación de la JE por «la crispación que se ha trasladado de Euskadi a la diáspora», lo cual estaría poniendo en peligro «la convivencia y la armonía». Esta misma Junta no se preocupó de igual manera cuando esa misma convivencia y armonía la rompieron sus correligionarios del Centro Vasco Laurak Bat al echar de su local, en un episodio vergonzozo, a los abnegados militantes de Eusketxe, la Casa de la Cultura Vasca de Buenos Aires. No es creíble esta preocupación.

Asimismo, resulta curiosa la alusión del PNV a una supuesta «competencia por un puñado de votos», tema que nunca fue planteado desde la «otra diáspora» y no estuvo en danza en ningún debate. Mucho menos una discusión sobre la radicalidad de las posiciones, siendo el PNV un partido que por boca de su presidente Josu Jon Imaz aseguró que su objetivo es «regenerar el estado español». Cualquiera puede superar en radicalidad a un partido unionista como el PNV.

La exhortación final a la «unidad» es, antes que nada, un mensaje a sus propias filas, visto el avance lento pero firme de un sector que ya no es domesticable, que no depende de las subvenciones del Gobierno del PNV, ni se somete a sus políticas partidarias.

Una valoración del mensaje nos lleva a obtener dos conclusiones centrales:

1.- El PNV se molestó porque «le mojaron la oreja». La exhibición en Córdoba del enorme pasacalles con la leyenda «Otra diáspora es posible. Comprometida y de izquierda», se plantó frente al mismísimo lehendakari y demás autoridades, quebrando la idílica foto habitual. Además, ese mismo fin de semana, más centros vascos se alejaron de la política del PNV de sabotaje al EHNA (documento vasco de identidad y declaración de nacionalidad) en Argentina, y firmaron nuevos convenios con Udalbiltza, la primera institución nacional de los vascos. Suman ya 15, entre casas vascas y tramitadores individuales. El crecimiento es notorio y evidentemente preocupante para el PNV.

2.- El exhorto del PNV es flagrantemente antidemocrático, porque no llama a convivir amablemente en la pluralidad, sino a la unidad en torno al "nacionalismo". El PNV niega autoritariamente la posibilidad de existencia de otra propuesta que no sea la que construyó el nacionalismo aranista. En esta declaración se retrata perfectamente.

Pero si hay algo que demuestra la declaración de la JE es el alto grado de cinismo de sus integrantes, puesto que este documento emitido por el PNV salió de una euskaletxea, el centro vasco Denak Bat, de Mar del Plata, donde se reunió la Junta Extraterritorial, a pesar de estar prohibida la «actividad política» por los estatutos. Todos los miércoles se reúne el PNV en la biblioteca de este centro vasco. En la asamblea del 25 de noviembre de este año, participaron entre otros Manuel Arriola, Isidro Legarreta, Carlos Sosa. Vale la pena señalar que el centro vasco de Mar del Plata, se negó a facilitar sus instalaciones para que Udalbiltza explicara de qué se trata el EHNA, porque era «una actividad política». Así se entiende lo que esta JE define en su declaración como «sin fisuras», una política de hegemonismo partidario que usa a «sus» euskaletxeas.

El gran desafío que se le presenta al PNV es abandonar su soberbia, su autoritarismo, sus políticas macartistas y excluyentes y ser capaz de aceptar la pluralidad, el disenso, la coexistencia democrática con otra diáspora que no sólo es posible, sino además necesaria. La «otra diáspora» tiene el legítimo derecho de reivindicar un modelo de gestión de la colectividad muy distinto al actual. Tiene derecho a discrepar del modelo "aranista" que reivindica el PNV en su documento. Tiene derecho a reclamar que la colectividad deje de ser un círculo social exclusivo de 17.000 personas en medio de 4.000.000 de vascos. Como en Euskal Herria, también aquí el PNV es una máquina de impedir.

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