Un blog desde la diáspora y para la diáspora

jueves, 4 de septiembre de 2025

El Apologista Aburto

Cuando estás completamente disociado con respecto a la realidad tangible que te rodea, llevas a cabo declaraciones tan poco afortunadas como las de Juan Mari Aburto, el mismo que se puso tan puritano en 2017 en contra de la decoración de la txosna de Hontzak.

Porque de no estar disociado, entonces se acaba de declara apologista del genocidio que se perpetra en contra del pueblo palestino al posicionarse en contra de quienes, en Bilbao, dijeron no al blanqueamiento deportivo del entre sionista.

Lean lo que nos informa Naiz:


Aburto arremete contra los manifestantes «incívicos» y «quienes se felicitan por lo ocurrido»

Juan Mari Aburto arremete contra los manifestantes «intolerables» que dejaron sin final a la etapa de La Vuelta de Bilbo. «Perjudicaron la imagen de esta villa y llevaron su protesta lícita a comportamientos ilícitos y reprobables», manifiesta el alcalde, quien critica a la oposición por su postura.

Agustin Goikoetxea

El alcalde de Bilbo ha esperado a este jueves para valorar lo sucedido la víspera en el final de la etapa de La Vuelta, donde en una decisión inédita la dirección de la carrera ciclista acordó que no terminara en Gran Vía ante la masiva protesta contra la presencia del equipo Israel-Premier Tech. Ha sido una respuesta medida, en la que Juan Mari Aburto se ha solidarizado con Palestina y ha criticado la violencia de Israel en Gaza para después considerar que «un grupo de incívicos e intolerantes» perjudicó la imagen de la villa a escala internacional, aunque ha reconocido que la protesta era «lícita».

Las declaraciones del primer edil han ido en sintonía con las del lehendakari Imanol Pradales, quien en una entrevista en RNE ha calificado de «incívicas y poco pacíficas» las protestas contra el genocidio que tuvieron lugar el miércoles en la capital vizcaina.

En su valoración, que ha concitado el interés de numerosos medios, Aburto ha tratado de nadar y guardar la ropa. «Estamos contra el genocidio que está sufriendo el pueblo palestino, sobre todo, en Gaza», ha comenzado, asegurando que se solidarizan con Palestina, al tiempo que critican la violencia por parte de Israel y condenan «los asesinatos de Hamas contra el pueblo israelí», con referencia también a Ucrania.

«Bilbao es un municipio sin mordazas, sin medias tintas y como siempre hemos condenado todo tipo de violencia, empezando por aquellas que nos han tocado sufrir aquí mismo, sin ir más lejos», ha añadido el primer edil, que ha aclarado que era una valoración del Gobierno municipal PNV-PSE.

«Ayer tuvimos la oportunidad de dar al menos en Europa una imagen de un pueblo solidario y humano, pacifista, contrario a todas las violencias, reivindicativo, pero respetuoso y de ciudad acogedora y organizadora de grandes eventos por el bien y beneficio de esta villa», ha señalado.

«Un grupito»

A partir de ahí, ha arremetido contra «un grupito que no nos representa en ningún sentido». «Reclamar, protestar, reivindicar, por supuesto que sí. En eso nos podemos encontrar y nos vamos a encontrar, pero usar la violencia poniendo en riesgo la seguridad, la salud y hasta la vida de los ciclistas, no, no, no», ha insistido.

Aburto ha dicho que muchos aficionados al ciclismo le trasladaron «su pesar y su enfado por esos incidentes que dejaron a Bilbao sin fin de etapa». «Incluso personas que estaban en la protesta me trasladaron que se marcharon al ver el cariz violento que estaban tomando», ha asegurado.

A partir de ahí, ha mandado distintos mensajes. El primero al trabajo de los equipos de las diferentes áreas municipales que han trabajado 7 meses para hacer posible el operativo de La Vuelta. «Tendremos más eventos y más oportunidades de demostrar al mundo que somos una ciudad con una excelente capacidad organizativa», ha prometido.

Además, ha compartido la decisión adoptada por la dirección de la carrera. «Fue la mejor por el bien de la seguridad de los corredores», ha apuntado.

Luego se ha dirigido a los miles de aficionados al ciclismo que disfrutaron de la etapa, «que sufrieron la frustración de no poder ver el desarrollo final». «Hemos sido siempre un ejemplo de afición a nivel mundial, la marea naranja», ha dicho, añadiendo que espera que lo que sucedió no empañe su apoyo al deporte de la bicicleta.

No ha faltado el respaldo a Ertzaintza y Policía Municipal «por tratar bien a quienes se comportan bien y por cuidarnos al resto de quienes se comportan mal».

A la oposición en el Consistorio les ha dicho que espera y desea que esta misma mañana «se abran a condenar y reprobar la actitud incívica e irresponsable de las personas que rompieron vallas, lanzaron octavillas y pusieron en peligro la seguridad con banderas con palos largos». «Perjudicaron la imagen de esta villa y llevaron su protesta lícita a comportamientos ilícitos y reprobables», ha enfatizado.

El alcalde se ha dirigido en especial «a aquellos que siempre callan en estas situaciones, que culpan a las policías o a este gobierno municipal, los que nos han acostumbrado a ver cómo tiran la piedra y esconden la mano y encima se felicitan por lo ocurrido».

¿Referentes de qué?

Aburto les ha advertido que si no lo hacen, «señalaremos a esos representantes municipales que se ponen al lado de quienes insultan al alcalde», impiden un evento en nuestra ciudad e incluso se mofan de nosotros diciendo que lo de ayer demuestra que somos un referente». «¿Referente de qué? Vergüenza ajena me dan esas palabras y esas exaltaciones en redes sociales por lo conseguido ayer, recuerdan a otros tiempos no tan lejanos», ha afirmado.

El alcalde también ha tenido de nuevo palabras para las personas que se manifestaron «pacífica y cívicamente en contra del genocidio de Israel en tierras palestinas», a quienes han expresado su «reconocimiento más sincero».

Por contra, ha cuestionado a los «incívicos e imprudentes causantes de la decisión final de la etapa» si «de verdad el objetivo era solidarizarse con Palestina y denunciar la participación del equipo que lleva el nombre de Israel».

Tras expresar sus dudas de que fuera así, ha opinado que «no consiguieron ese objetivo, ya que hoy son reconocidos mundialmente por ser un grupo de incívicos e intolerantes, que serán recordados como los grandes héroes de cargarse la buena imagen de Bilbao, de Euskadi y de la afición al ciclismo en un evento de esta ciudad, y además por privar al resto de la ciudadanía de un evento deportivo».

«Ayer vimos cómo algunas personas que supuestamente clamaban en contra de la muerte de tantas vidas humanas palestinas parecía no importarles poner en riesgo la seguridad, la salud y hasta la vida de unos ciclistas cuya única defensa es un casco de carrera. Y esperan que la sociedad bilbaina permanezca callada ante esas actitudes violentas e irrespetuosas. Pues este alcalde, este equipo de gobierno, no. Acepto las protestas cívicas, pero no las conductas incívicas, violentas y peligrosas. No en nombre de Bilbao», ha concluido.

Para Etxanobe, «lamentable»

Por su parte, la diputada general de Bizkaia, Elixabete Etxanobe, ha calificado de «lamentable» lo sucedido en el fin de La Vuelta en Bilbo. Ha asegurado que se solidarizan con lo que está pasando en Gaza y condenan «enérgicamente la barbarie que está perpetrando el gobierno de Israel», «aun así» estima que estas reivindicaciones «tienen su espacio y no deben, en este caso, perjudicar a otro tipo de eventos que nada tiene que ver con la misma».

Etxanobe ha incidido en que lo acontecido «daña la imagen del territorio y Euskadi» y «echa por tierra» el trabajo de las instituciones en la promoción de Bizkaia para atraer eventos culturales y deportivos de nivel.




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Historia Entrelazada

El internacionalismo es la ternura de los pueblos, se nos ha dicho.

Pues bien, aquí tenemos una muy buena muestra de ello, se trata de una misiva que se ha hecho llegar al pueblo vasco en agradecimiento por haber salido a las carreteras y calles de Euskal Herria a decir fuerte y claro que no se iba a permitir que se blanqueara el ente genocida israelí en una justa deportiva.

Traemos el texto a ustedes desde Naiz:


Cuando lo vasco forma parte de nuestra historia

Horas después de que las protestas en Bilbo contra el genocidio en Gaza pararan La Vuelta, el jurista y activista palestino Fouad Baker expresa sus sentimientos ante esa denuncia, resalta su importancia política en estos trágicos momentos y agradece la solidaridad del pueblo vasco con Palestina.

Fouad Baker

Al gran pueblo del País Vasco,

A la multitud que llenó las calles de Bilbao, gritando desde lo más profundo de sus corazones y con todas sus fuerzas por la libertad de Palestina, por el boicot a Israel y por el fin del genocidio:

Lo que hicieron durante la undécima etapa de la Vuelta a España no fue un simple instante fugaz en una carrera deportiva; fue un sincero grito humano al mundo: Palestina no está sola.

Los vimos detener la carrera a tres kilómetros de la meta y cancelar la ceremonia del podio, convirtiendo una jornada deportiva en un momento claramente político. No hubo un ganador sobre el asfalto, pero sí un único vencedor en los corazones: Palestina. Izaron sus banderas, corearon su nombre y conectaron su dolor con el suyo.

Para nosotros, los palestinos, lo que ocurrió fue más que una simple protesta contra el Equipo Israel-Premier Tech.  Fue una declaración clara de que la ocupación no tiene cabida entre los pueblos libres, y que el deporte, al igual que el arte y la cultura, no está aislado de la sangre de los niños en Gaza ni de los muros del apartheid en Cisjordania. Con una sola voz, afirmaron que las ruedas de la ocupación no pueden escapar de la verdad, y que la imagen de Israel no puede pulirse con carreras mientras los pies de sus soldados pisotean el pecho de un pueblo desarmado.

Su pueblo ha conocido el significado de la libertad, por lo que era natural que estuvieran al frente de quienes coreaban por Palestina. En Bilbao, vimos un reflejo de nosotros mismos: una ciudad que vibra con historia y determinación, una ciudad que respira ciclismo pero no olvida sus valores, una ciudad que le dijo al mundo: «El deporte no es inocente cuando permanece en silencio ante la injusticia».

Queridos amigos vascos:

Lo que han hecho añade un nuevo ladrillo al muro de la solidaridad global con Palestina y confirma que la ocupación avanza hacia un aislamiento cada vez mayor, tal como ocurrió con el régimen del apartheid en Sudáfrica.  La caída del apartheid fue el resultado de la voz del pueblo y la presión popular, y hoy continúan por este camino mediante el boicot y la protesta hasta que llegue el día en que caigan los muros de la ocupación y Palestina se levante libre.

Les expresamos nuestra gratitud, al igual que nuestro compromiso: continuar la lucha conjunta por la libertad y la dignidad, y preservar este puente humano que construimos con ustedes en las calles de Bilbao. Han demostrado que la solidaridad no es un eslogan, sino una acción que sacude las ciudades, detiene las carreras y hace historia.



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miércoles, 3 de septiembre de 2025

En Bilbo no Pasaron

Desde Naiz traemos a ustedes el recuento de una jornada histórica para dos pueblos hermanados por la lucha; los palestinos y los vascos.

Ya de entrada es preciso mencionar que el evento ciclista titulado la Vuelta a España no es del todo bienvenido en Euskal Herria. Recordemos que en estas tierras se corre su propia Itzulia

Si a eso añadimos que el millonario sionista de nombre Sylvan Adams ha decidido utilizar la vuelta como un lavado la cara al ente que está utilizando el hambre como arma en su campaña de limpieza étnica en Gaza, pues podremos entender que el pueblo vasco no podía quedarse cruzado de brazos.

Y en su actuar decidido y solidario, terminaron por hacer inviable la etapa que culminaba en Bilbo.

Aquí el recuento de Naiz:


La Vuelta adelanta la meta y deja la etapa sin ganador por las masivas protestas contra Israel

La interrupción de la carrera en varios momentos y las masivas protestas contra Israel durante la etapa que ha recorrido Bizkaia han hecho que la Vuelta haya decidido adelantar tres kilómetros la meta y que no haya ganador. Varios equipos han pedido sacar al equipo israelí de la carrera.

Markel Garzon Goitia

Banderas de Palestina y protestas en contra del genocidio palestino están marcando la presente edición de La Vuelta. Desde su entrada ayer en Euskal Herria se han multiplicado la denuncia y las movilizaciones, dada la presencia en el pelotón del equipo Israel-Premier Tech.

Y las protestas van haciendo mella. De hecho, antes de ponerse en marcha, ciclistas de todos los equipos, representantes de estos ante la UCI y organizadores de la Vuelta se han reunido en plena calle. Según ha podido saber NAIZ, los ciclistas han reclamado seguridad a lo largo de la competición, pero también han trasladado que varios equipos están a favor de que Israel abandone la carrera. Sin embargo, no hay unanimidad con respecto a ello.

En la presentación de los corredores en San Mamés antes de empezar la undécima etapa, los abucheos al equipo israelí han vuelto a estar presentes, junto a banderas de Palestina que estaban siendo ondeadas al grito de «Europa patrocina, Israel Asesina» o «Boycott Israel, Palestina askatu».

A mitad de la presentación, portavoces de la competición han remarcado que «las protestas son lícitas, pero sin incidentes». De hecho, desde primera hora de la mañana patrullas de la Ertzaintza, helicópteros y drones estaban vigilando la explanada del estadio.

Durante la presentación, el más aclamado ha sido Mikel Landa (Soudal–Quick‑Step), quien ha reconocido que a pesar de sus dolores de espalda, «el ciclismo es sinónimo de sufrir». Juan Ayuso (UAE), también ha recibido un caluroso aplauso. El catalán ganó la última etapa de La Vuelta que partió desde la capital bizkaitarra. 

Al final de la presentación, ha llegado el homenaje a Jonas Vingegaard que ha posado con una camiseta del Athletic entregada por el vicepresidente del club.

Primer incidente

Preparados para salir bajo un caluroso sol, los ciclistas han empezado desde la explanada del estadio a las 13.35 horas, pero cuando el pelotón circulaba por el Alto de Enekuri, un grupo de personas se ha colocado en la carretera con una pancarta en la que se podía leer ‘Destroy Israel’ con banderas de Palestina.

Ello ha provocado que los ciclistas se hayan tenido que detener en este punto. Agentes de la policía han retirado de la carretera a las personas que portaban la pancarta, pero alguno de los activistas ha permanecido algunos minutos más y ha denunciado la actuación de Israel contra el pueblo palestino. Finalmente, unos minutos después, el pelotón ha podido continuar con la carrera.

Incidentes en Larrabetzu

A su paso por la localidad de Larrabetzu, varias personas con banderas de Palestina e ikurriñas han intentado cortar la carretera por donde iba a transcurrir la etapa. Para ello, han volcado dos grandes fardos de paja, aunque inmediatamente se han acercado agentes de la Ertzaintza para despejar el camino.

Según han informado a NAIZ testigos del lugar, la Ertzaintza ha identificado hasta quince personas por la acción y han amenazado a los activistas con multarles.

Adelanto de meta y sin ganador

Las masivas protestas a lo largo de todo el recorrido han hecho que la dirección de carrera de la Vuelta haya decidido, «por motivos de seguridad» y ante posibles incidentes que puedan registrarse en la línea de llegada, adelantar 3 kilómetros la meta y dejarla sin vencedor.

La decisión ha sido tomada a falta de 15 kilómetros para llegar a la Gran Vía de Bilbo, donde estaba situada la meta.

Así, «no habrá ganador de etapa», sino que «habrá puntos de la montaña y los conseguidos en el esprint intermedio, pero no de la clasificación por puntos».

«Por motivos de seguridad, los tiempos de la clasificación general se tomarán a 3 kilómetros de la línea de meta. No habrá ganador de etapa. Habrá puntos de la montaña y los conseguidos en el esprint intermedio, pero no de la clasificación por puntos», ha informado la organización.

Detenidos e identificados

Donde en un principio se iba a situar la meta de la etapa, en la Gran Vía, se habían congregado a ambos lados miles de personas, ondeando ikurriñas y banderas palestinas mientras coreaban consigna en contra de Israel, contra el genocidio que está cometiendo y en solidaridad con el pueblo palestino.

Los gritos se han intensificado cuando el pelotón ha pasado, como estaba previsto, por primera vez por lo que iba a ser la meta, antes de afrontar la segunda ascensión a El Vivero y después Pike Bidea.

«Boicot Israel», «Palestina Askatu» o «No es una guerra, es un genocidio», «Gaza no está sola» o «Dónde están no se ven, las sanciones a Israel», son algunos eslóganes que los congregados han repetido.

Los pañuelos palestinos han destacado durante la concentración, en la que también se han exhibido carteles con la frase «Israel, genocida, Euskal Herritik kanpora».

Posteriormente, los congregados en el final de etapa han improvisado una manifestación que se ha dirigido hacia la calle Sabino Arana, donde han protagonizado una sentada. Los participantes han proferido gritos en favor de Palestina y han pitado a los ertzainas, situados frente a ellos en un cordón que les ha impedido avanzar.

En los altercados que se han producido en algunos momentos la Ertzaintza ha identificado y detenido a tres personas e identificado a otras cinco, según ha indicado el consejero de Seguridad de Lakua, Bingen Zupiria en una comparecencia ante los medios de comunicación pocos minutos después de que concluyeran las protestas. Los tres han quedado en libertad el jueves por la mañana. Zupiria ha expresado su «pesar» porque «la etapa que debía haber finalizado en Bilbao no ha podido terminar con normalidad, y tal y como estaba previsto» y ha lamentado estos «comportamientos incívicos que atentan contra la seguridad y la convivencia». Ha señalado además que cinco ertzainas han resultado lesionados.

Una vez terminada la etapa, varios ciclistas, entre ellos Tom Pidock (Ineos Grenadiers), han afirmado sentir miedo en varios momentos del recorrido de hoy.

Valoración de Gernika-Palestina

La iniciativa Gernika-Palestina, en una nota, ha valorado que «se puede decir que Palestina ha ganado la etapa» de este miércoles, aunque ha llamado a «multiplicar los compromisos contra el genocidio».

«Los ciclistas con las reuniones previas a la etapa, los aficionados con sus símbolos por doquier, los representantes institucionales con sus declaraciones... son conscientes de que el equipo Israel no es bienvenido y lo ocurrido en la etapa de hoy demuestra claramente que el sportwashing no es el camino», ha destacado.

Ha insistido en que «el objetivo era y sigue siendo único: excluir a Israel Premier Tech de la Vuelta y excluir de todas las competiciones deportivas a todos los equipos israelíes, embajadores del apartheid y el genocidio».

Este jueves comparecerá en Donostia para hacer una valoración más profunda e informar de las concentraciones y caceroladas previstas para el viernes.

 

 

 

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sábado, 30 de agosto de 2025

Egaña | El Marco Moral Europeo

Desde su perfil de Facebook nuestro amigo Iñaki Egaña hace cera y pabilo de sus paisanos europeos con este texto en el que no se salva nadie.

Adelante con la lectura:


El marco moral europeo

Hace ahora doce años, Europa, o al menos una parte de ella, hizo un par de reverencias de vasallo en las que llegó a tocar el suelo con su testuz. Sin inmutarse. Su señor, como desde el fin de la Segunda Guerra mundial, era Washington. Y en ambas ocasiones, a pesar de las circunstancias supuestamente adversas para sus intereses, la Unión Europea agachó la cerviz. En aquel verano de 2013, diversas filtraciones confirmaron que EEUU espiaba a gobiernos e instituciones europeas a través de un sistema llamado Prism. Barack Obama y Angela Merkel se reunieron para aplacar enfados y ofrecer unas explicaciones inexplicables. Condena del Parlamento europeo del espionaje y pelillos a la mar.

Coincidió que en Moscú se celebraba simultáneamente una cumbre de estados exportadores de gas. En esas fechas, Edward Snowden se encontraba aparcado en el aeropuerto de la capital de la Federación rusa, a la espera de la decisión del Gobierno de Putin sobre su decisión de asilo. Él fue, probablemente, quien filtró que EEUU, Reino Unido, Canadá, Australia y Nueva Zelanda espiaban a ciudadanos de todo el mundo, incluidos gobiernos, que robaban roban datos a escala planetaria y los utilizaban para sus propios fines. Washington había puesto precio a su cabeza, al igual que a la de Julian Assange que entonces se encontraba ya en la embajada de Ecuador en Londres.

Sucedió que a Evo Morales, presidente entonces del Estado Plurinacional de Bolivia y presente en la cumbre, se le ocurrió decir que en caso de que Snowden solicitara asilo en su país, se lo pensaría. Suficiente para que los analistas de la CIA o de la NSA, desconozco si los mismos que “descubrieron” armas de destrucción masiva en Irak, supusieran que en el viaje de vuelta a La Paz, Morales se llevaría en su avión a Snowden. Partió el aparato de Moscú y de inmediato el avión presidencial boliviano recibió la negativa de Italia, España, Francia y Portugal para que sobrevolara su espacio aéreo. Sin confirmar, algunas noticias de entonces sugirieron que Madrid intentó que el avión aterrizara en Canarias para que fuese el CNI o la Guardia Civil quienes descubrieran a Snowden acurrucado bajo el asiento de Evo. Mariano Rajoy, Pedro Morenes y Jorge Fernández Díaz eran la cúpula gubernamental, así que todo era posible. El avión de Morales aterrizó finalmente en Viena y el presidente estuvo retenido 13 horas hasta que los agentes no encontraron pista del supuesto fugado. Snowden seguía en Moscú, consiguió un permiso temporal de residencia, hasta que en 2022 se nacionalizó ruso.

Estos dos actos coincidentes de servilismo se han repetido en décadas, hasta la última entrevista de Úrsula von der Leyen con Donald Trump, estableciendo un “acuerdo económico” despreciable desde cualquier ángulo que hipotecará el futuro de los europeos de la Unión en los próximos años. Mark Rutte, ex primer ministro de Países Bajos y hoy secretario general de la OTAN, llamando “papá” a Trump escenifica en una expresión la infamia sistémica. Y, en esta deriva, pocos se salvan de la quema. Para la mayoría, incluida esa izquierda moderna y posmoderna, la Unión Europea iba a ser la panacea y la tabla de salvación para la economía mediterránea atrasada con respecto al motor alemán. Cuando el Parlamento español ratificó la firma del Tratado de Maastricht (Unión Económica, Política Exterior y Seguridad Común), únicamente tres parlamentarios del conjunto del hemiciclo votaron en contra del acuerdo de las elites. Los tres diputados que entonces tenía Herri Batasuna en Madrid. Las críticas abertzales se refirieron a una construcción económica gestionada por las elites capitalistas, marginando a los intereses de la clase trabajadora. El tiempo les dio la razón.

Hoy, sin embargo, manteniendo la reprobación a la sumisión y a la construcción económica y seguritaria de la Unión Europea, el hecho referencial se centra en una calificación que alcanza a las anteriores, Europa como cuna de las derechos humanos. Una ilusión forjada a través de la memoria de salón, a pesar de hayan existido decenas de experiencias abortadas comenzando por la Comuna de París. Una ficción que ha generado en las elites políticas y académicas una especie de superioridad moral que no se corresponde en los tiempos que vivimos con la realidad. Apoyando el genocidio en Palestina y alargando la guerra en Ucrania por intereses inexplicables. La Unión Europea y el Reino Unido están repitiendo su propia historia: exterminar durante siglos a los pueblos del planeta susceptibles de extraer sus recursos.

Este marco moral, asentado en una supuesta defensa de los derechos humanos, no tiene ni pies ni cabeza, porque la validez de los mismos ha estado y está sujeta a los valores económicos. Los 300.000 millones de dólares de los activos soberanos rusos congelados por la Unión Europea (principalmente en Bélgica y Francia), motivo de negociación en Alaska entre Putin y Trump, concitarán un nuevo crack, si como exige Washington, el embargo se levante con la condición de que parte de los mismos sea invertido en EEUU. ¿Qué pasará con París y Londres cuando se descubra que echaron mano de los activos congelados y no puedan devolverlos en su integridad? ¿Alargarán la guerra en Ucrania hasta el colapso? ¿O inventarán otro conflicto bélico en los Balcanes con una nueva fábula como la de las armas de destrucción masiva? ¿Dónde saquear? Pocos derechos humanos en la agenda.

La hipocresía con respecto a Palestina no tiene nombre. La citada Von der Layen, tal y como Berlín, París o Londres, derraman lágrimas de cocodrilo y muestran su supuesto malestar por la muerte por hambruna de centenares de niños. Mientras, un 5% del PIB para armamento y un soporte monumental a la estrategia genocida de Tel Aviv. El escenario está servido: polarizar para inflamar. No son buenos los presagios y aunque la historia no se repite ni siquiera como farsa, el futuro cercano incendia ya el presente. Y lo peor, que no sé si somos conscientes de ello.

 

 

 

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lunes, 25 de agosto de 2025

A 31 Años del Filtro

Desde las páginas de Naiz traemos a ustedes esta nota dedicada al 31 aniversario de la Masacre del Filtro, misma en la que el régimen uruguayo de entonces reprimió violentamente las muestras de solidaridad internacionalista de su pueblo para con el pueblo vasco.

Lean ustedes:


31 años después, la denuncia por la masacre del Filtro y la solidaridad siguen vivas

Tal y como sucede todos los años desde hace 31, Montevideo ha recordado la masacre del Filtro, en la que Fernando Morroni y Roberto Facal perdieron la vida por disparos policiales cuando se manifestaban a favor del derecho de asilo y contra la entrega a Madrid de refugiados vascos.

Martxelo Diaz

Cada 25 de agosto, Uruguay celebra el aniversario de su independencia. En el de 1994, el de hace 31 años, la celebración se tornó en tragedia un día antes. Fernando Morroni y Roberto Facal murieron por disparos de la Policía uruguaya frente al hospital Filtro de Montevideo cuando participaban en las movilizaciones para impedir la entrega al Estado español de los refugiados vascos Manuel Goitia, Mikel Ibáñez y Luis Mari Lizarralde. Estas movilizaciones ponían el acento no solo en la solidaridad internacionalista con Euskal Herria, sino también en el respeto a la soberanía uruguaya frente a las injerencias del Gobierno español liderado entonces por Felipe González.

Desde entonces, cada año, en Montevideo se recuerda la muerte de Morroni y Facal y se reclama justicia para los muertos en el Filtro en una movilización que suele ser multitudinaria. La Marcha del Filtro se ha convertido en un espacio de resistencia en el que han convergido trabajadores en defensa de sus derechos laborales, estudiantes, mujeres organizadas contra la violencia patriarcal o defensores de servicios públicos básicos como el agua o la seguridad social frente a los intentos privatizadores.

«Ningún crimen de estado prescribe»

Norma Morroni, madre de Fernando, se ha erigido estos años en la voz de la denuncia de la represión contra la solidaridad internacionalista. «Ningún crimen de estado prescribe», sigue siendo su mensaje 31 años después, según recoge ‘Resumen Latinoamericano’. Este es el mensaje que ha encabezado la marcha.

La presencia vasca en la marcha ha sido una constante, como ha sucedido todos estos años. Así, brigadistas de Askapena han estado en la marcha y han difundido en redes sociales las palabras que les ha comunicado Norma Morroni: «Que no pare la lucha hasta que todos los presos y las presas estén en la calle. Los crímenes de Estado no prescriben, ¡solidaridad y resistencia!»

LAB también ha recordado a Morroni y a Facal y su compromiso con los refugiados vascos, destacando que el sindicato PIT-CNT ha convocado una huelga general y que «el pueblo vasco jamás olvidará la solidaridad de Uruguay».

Desde EH Bildu, Gorka Elejabarrieta, responsable de Realaciones, ha destacado que «Uruguay Euskal Herria son pueblos hermanos» y Arnaldo Otegi, coordinador general de la coalición, ha mandado un «saludo de agradecimiento al pueblo uruguayo por su inmensa solidaridad con el pueblo vasco».




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domingo, 24 de agosto de 2025

Martínez | Ni Stauffenberg ni Hitler

Seguimos esperando al Pantheon de París, seguimos esperando el patio del Bendlerblock.

Desde Naiz Jonathan Martínez le ha enmendado la plana a Alberto Alonso, el niniísta titular de Gogora, la cosmopaleta institución de la CAV con la que los jeltzales y sus compinches sociatas buscan preservar viva la impronta del genocida Francisco Franco:


Ni Stauffenberg ni Hitler

Jonathan Martínez

Era 1944 en un Berlín en blanco y negro. De madrugada, en el patio del Bendlerblock, un pelotón de fusilamiento abrió fuego contra los traidores que habían intentado matar al Führer. El líder de la conspiración se llamaba Claus von Stauffenberg. Su delito era haber depositado una maleta explosiva en la sala de conferencias donde debía celebrarse un encuentro entre oficiales. Murieron cuatro hombres. Adolf Hitler salió ileso. La guerra pasó y los traidores de aquel tiempo son los héroes de ahora. «Hay momentos en que la desobediencia es obligatoria», diría Angela Merkel tres cuartos de siglo más tarde.

El acto de desagravio, animado por los reclutas del Ejército alemán, se celebró en el mismo patio de los fusilamientos. Hubo desfiles con banderas, armas largas y músicas marciales. Durante la ofrenda floral, la canciller alemana reivindicó el «derecho a la resistencia» y llamó a proteger el recuerdo de los conjurados. «Al seguir su conciencia, demostraron ser verdaderos patriotas». Claus von Stauffenberg cuenta con un lugar preferente en el Memorial de la Resistencia Alemana. Al contrario, el búnker donde murió Hitler fue reducido a escombros y convertido en aparcamiento para que nadie tuviera la tentación de convertirlo en un vulgar Valle de los Caídos.

Aquel mismo año, el año en que Alemania rendía honores a Stauffenberg, Covite llevó a Sortu ante la Audiencia Nacional como responsable de un tributo público a José Miguel Beñaran, Argala. La acusación contemplaba un delito no probado de enaltecimiento del terrorismo y humillación a las víctimas. La víctima humillada, en este caso, sería Luis Carrero Blanco. El asunto se complica si consideramos que Argala murió en un atentado ejecutado por los hombres del almirante. Pese a las evidencias, el Estado español concede a Carrero Blanco la condición de víctima, pero se la deniega a Argala. La asimetría es elocuente.

El atentado contra Carrero Blanco fue el único magnicidio exitoso contra un jefe de Gobierno activo del eje Madrid-Berlín-Roma. Hoy Italia celebra a los partisanos que enfrentaron el fascismo igual que Alemania celebra la resistencia armada contra los nazis. Aunque el PP comparte filiación con la CDU de Merkel, nadie imaginaría a Núñez Feijóo en una ofrenda floral a Argala. En primer lugar, porque los tribunales españoles proscriben la memoria de Argala. En segundo lugar, porque el PP ha preferido rendir sus respetos a Carrero Blanco frente al monumento que lleva su nombre en Santoña.

Al calor de la ofensiva contra Txiki y Otaegi, Gaizka Fernández Soldevilla trata de zanjar la polémica imponiendo un juego de suma cero entre opresores y oprimidos: tanto Carrero Blanco como Argala son «victimarios-víctimas» y no merecen ninguna loa. El semiólogo Roland Barthes detectaría aquí un viejo truco argumental de la derecha: el ninismo. Se trata de plantear dos contrarios con el fin de equipararlos y rechazarlos al unísono. Ni Argala ni Carrero Blanco, ni partisanos ni Mussolini, ni Stauffenberg ni Hitler, ni Malcolm X ni el Ku Klux Klan. Cuando es incómodo elegir, dice Barthes, se huye de la realidad para quitar la razón a las dos partes.

Resulta que Txiki y Otaegi responderían a la figura de «victimarios-víctimas», aunque solo sea posible tildarlos de terroristas bajo los términos legales de la dictadura. Los tribunales militares del tardofranquismo tienen su precedente inmediato en las leyes de bandidaje que utilizó Franco contra los maquis. La referencia no es ociosa. En 2011, el Gobierno español extendió el alcance de la ley de víctimas hasta 1960 para dar cobertura al bulo que atribuía a ETA la muerte de Begoña Urroz. No calcularon que en enero de aquel mismo año había muerto un guardia civil durante una emboscada contra una guerrilla republicana. Y la familia del benemérito pidió reconocimiento e indemnización.

La memoria oficial ampara ya al teniente Francisco de Fuentes como primera víctima del terrorismo. Los maquis Francisco Conesa, Antoni Miracle, Rogelio Madrigal y Martín Ruiz murieron a tiros en aquella celada, pero la Ley 29/2011 no los distingue como víctimas. Al contrario, señala como victimarios a una estirpe de soldados que lucharon en las trincheras del 36 y cuyos cadáveres aún se reparten por las cunetas. No sabemos si Alberto Alonso, director de Gogora, entiende que los combatientes del Eusko Gudarostea merecen nuestra reprobación por haber utilizado, como Txiki y Otaegi, «las mismas herramientas que utilizó la dictadura, que eran la violencia, el terror y el miedo».

¿Hay algún militante antifranquista que sea acreedor de nuestra simpatía? Consuelo Ordóñez ha encontrado la víctima perfecta, Enrique Ruano, que contribuyó al advenimiento de la democracia «sin utilizar la violencia». No se me ocurre una elección más desatinada. Ruano cayó por la ventana cuando se encontraba bajo custodia policial en un piso de Madrid donde se había escondido su amigo Ángel Artola, ex militante de ETA torturado por Melitón Manzanas. Si Covite da por buena la legalidad de Franco para tachar de terroristas a Txiki y Otaegi, debe aceptar también el sumario que incrimina a Ruano por su estrecho vínculo con un «miembro de ETA en activo».

¿Incluirá Covite los elogios de Consuelo Ordóñez hacia Ruano en sus informes sobre actos de apoyo a ETA? Sería una extravagancia. De hecho, Covite dedicó una losa en Gasteiz al torturador del amigo de Ruano. Tampoco denunciará los homenajes a Mario Onaindia, exdirigente de ETA-pm y del PSE-EE que defendía así su activismo armado: «Para nosotros la violencia tenía justificación porque el franquismo era un régimen político que se basaba en una victoria militar». Hubo un tiempo en que Txiki y Otaegi eran para el PSOE «jóvenes que quieren un futuro libre, democrático y justo». Nada de equilibrios imposibles para legitimar un régimen que se negaba a morir entonces y que se empeña en vivir ahora.

 

 

 

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sábado, 23 de agosto de 2025

A 89 Años de Valcaldera

El sociata Alberto Alonso se ha convertido, tal vez incluso sin quererlo, en el portavoz ya no de Gogora, sino del españolismo franquista más rancio, ese que busca "sanitizar" tanto al dictador genocida Francisco Franco como a su reinado de terror.

Pues bien, para recordar a todos lo que significa en realidad el franquismo, traemos a ustedes esta reseña publicada por Naiz acerca de uno de los crímenes más brutales de los cometidos en suelo vasco:


Valcaldera, 89 años después: memoria de un crimen bendecido por la cruz y el poder golpista

El 23 de agosto de hace 89 años, mientras una procesión franquista recorría Iruñea, 53 presos republicanos eran llevados en autobuses hacia Valcaldera. Allí fueron fusilados. Solo Honorino Arteta logró escapar, convirtiéndose en el único testigo de la matanza.

Ibai Azparren

Aquella calurosa tarde del 23 de agosto de hace 89 años, los presos republicanos de la cárcel de Iruñea hablaban de cosas triviales a la sombra del tejadillo de zinc del patio. La rutina carcelaria se quebró con la llegada de un funcionario de prisiones que leyó, después de ordenar silencio, una lista de nombres para que salieran al exterior. Eran 53 los reclusos que abandonaron la prisión en dos autobuses pensando que salían en libertad. Pero nunca regresaron: fueron fusilados en el corral de Valcaldera, en Cadreita, en una de las matanzas más atroces cometidas por requetés y falangistas tras el golpe del 36.

De aquellos 53 prisioneros solo uno logró burlar la muerte: Honorino Arteta, un joven músico de 24 años, militante de izquierdas. Huyó malherido y se escondió en la copa de un árbol hasta perderse en la inmensidad de las Bardenas. Días después consiguió cruzar la frontera y ponerse a salvo en el Estado francés. Volvería más tarde a Barcelona, convertido en el único testigo directo de aquella matanza.

No obstante, investigaciones recientes de la Asociación de Familiares de Fusilados de Navarra en 1936 apuntan a que otro de los reclusos que sacaron de la Cárcel Provincial de Iruñea aquel día, el ciudadano alemán Walter Dierchs, fue conducido al Manicomio Provincial de Navarra.

Con todo, el relato de Honorino Arteta, unido a las memorias de Galo Vierge, obrero anarquista de la CNT que permanecía preso en Iruñea y que dejó escrito ‘Los culpables’, permite hoy reconstruir con precisión casi quirúrgica lo que ocurrió aquella tarde en Valcaldera, cuya matanza ha sido recordada este viernes, 23 de agosto, con los actos habituales en la antigua cárcel de Iruñea y, más tarde, en Cadreita.

Santa María la Real y un engaño mortal

La fecha no fue casual. A la misma hora que los presos eran conducidos a la fosa, en Iruñea se celebraba una multitudinaria procesión en honor a Santa María la Real entre «cánticos a la Virgen, el amor y la caridad hacia el prójimo», recuerda Vierge en sus memorias. Una acto donde desfilaron las autoridades civiles y militares que fue organizado por Eladio Esparza, subdirector de Diario de Navarra.

El historiador Fernando Mikelarena, en conversación con NAIZ, considera clave este paralelismo: «Los golpistas cultivaron la emocionalidad a través de ritos religiosos. La misa del 25 de julio y la procesión del 23 de agosto fueron actos de cohesión litúrgica que buscaban involucrar a todos los militares y aliados civiles en el golpe de estado». De hecho, en aquella jornada el obispo Marcelino Olaechea fue el primer religioso en referirse públicamente a la guerra como una «cruzada», que desembocaría en la eliminación física de más de 3.000 habitantes navarros por sus ideas políticas.

No fue muy distinto el destino de aquellos hombres maniatados en los autobuses que, según relató Vierge, se aferraban «como a un clavo ardiendo» a la idea de que resultaba impensable cometer semejante matanza mientras la imagen de Santa María la Real recorría en procesión las calles de Iruñea. Una esperanza contrastaba con el mensaje publicado en la prensa por Joaquín Baleztena, jefe regional del Carlismo en Navarra, que pidió en una carta en los periódicos que la violencia se ejerciera únicamente en el campo de batalla.

«¿Seremos canjeados por presos franquistas?», se preguntaban los presos mientras avanzaban maniatados en los vehículos que los conducían, setenta kilómetros desde Iruñea, entre trigales, hacia una muerte segura. Al detenerse cerca de la corraliza de Valcaldera, aún se aferraban a las palabras de Baleztena y a la Ley Divina invocada por los sublevados: tenía que ser un canje, no podía ser otra cosa. «Les dijeron que iban a hacer un canje, una idea que cae por su propio peso porque Zaragoza ya estaba dominada», recuerda Mikelarena.

En realidad, las autoridades militares, la Junta Central Carlista de Guerra de Navarra  y la Junta Provincial de la Falange ya habían dado su visto bueno. Incluso se modificó el recorrido de la procesión religiosa para evitar, con toda probabilidad, que los asistentes vieran pasar los autobuses cargados de prisioneros, señala el historiador. Todo estaba sellado de antemano.

Una saca premeditada y la odisea de una huída

Todo estaba decidido porque, recuerda el historiador, la víspera de los fusilamientos, vecinos afines al golpe cavaron la fosa, y un grupo de sacerdotes acompañó a falangistas y requetés en la matanza. Entre ellos estaba Antonio Añoveros, quien décadas después sería obispo de Bilbao y llegaría a enfrentarse a Franco, que intentó expulsarlo por una homilía en defensa de los derechos del pueblo vasco. «En 1936, sin embargo, sus posturas eran muy distintas, muy combativas», subraya Mikelarena.

«Cuando bajamos en fila para ser confesados comprendimos que íbamos a ser fusilados», relató Honorino Arteta, y «en ese paroxismo de terror», añadió, «sonó una descarga como un trueno (...) y varios echamos a correr por el campo». Solo él logró escapar, el resto fueron cazados como animales.

Tras una acalorada disputa entre falangistas y requetés –estos últimos apremiados por el deseo de llegar a la procesión, pero también empeñados en que los presos se confesaran–, el resto de reclusos fueron finalmente ejecutados en grupos de seis. «Entonces aquellos verdugos manchados de sangre hasta la frente regresaron a Pamplona (...) y aún llegaron para incorporarse a la procesión que entraba de regreso a la catedral», relata Vierge.

Quizá gracias a aquellas prisas piadosas, Honorino Arteta, herido por un disparo en la pierna y oculto entre las ramas de un árbol, no fue perseguido con saña. Inició entonces una odisea: remontó el río Aragón hasta alcanzar el Pirineo, logró pasar al Estado francés y, enfermo y exhausto, fue recogido por unos cazadores que lo cuidaron. Tiempo después regresó a Barcelona y, en un café de la plaza de la Universidad, narró a los exiliados navarros la epopeya de su huida.

Los fusilados y el paradero sus restos

Honorino Arteta completó su testimonio en una carta dirigida a Romana Carlosena Ainciburu, madre de Marino Húder Carlosena, uno de los fusilados, que entonces vivía exiliada en Baiona. El escrito, desconocido incluso para los descendientes del propio Arteta, permaneció más de ochenta años en manos de la familia Yarnoz Húder, que lo conservó durante su largo exilio en Venezuela.

Tras más de ochenta años oculta, la misiva de Honorino Arteta arroja nuevos detalles sobre aquella sofocante jornada de agosto de 1936 y sobre los meses posteriores. Su huida no fue inmediata ni sencilla: duró meses hasta alcanzar Barcelona, donde se alistó en la Columna Ascaso con un objetivo claro: «entrar en Pamplona, vengarme y hacer pagar caro lo que conmigo hicieron».

En su relato precisa que «fusilaban por grupos de seis» y recuerda que junto a él estaban los hermanos Santiago y Natalio Cayuela, este último presidente de Osasuna y militante de Izquierda Republicana, ambos ejecutados. Entre los 53 presos republicanos figuraban también personalidades vinculadas al PSOE y a la UGT, como el periodista Miguel Escobar o José Zapatero, miembro del PCE y de la peña sanferminera La Veleta.

Los restos de aquellos fusilados fueron trasladados en 1959 al Valle de los Caídos, pero se perdió su rastro veinte años después, cuando la cadena de custodia se rompió durante el intento de devolución a Nafarroa. El paraje de Valcaldera fue declarado Lugar de Memoria Histórica y cuenta con un panel explicativo que, como subraya el historiador Fernando Mikelarena, relata los hechos pero omite a los verdugos: requetés y falangistas.

Arteta nunca llegó a regresar a Iruñea. Volvió al Estado francés, donde pasó por un campo de concentración y acabó sus días en el exilio, lejos de la tierra donde escapó de la muerte.

 

 

 

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viernes, 22 de agosto de 2025

Egaña | A la Espera del Panteón

Les compartimos el parecer de Iñaki Egaña con respecto a las irresponsables declaraciones del director de Gogora con respecto a Jon Paredes 'Txiki' y Ángel Otaegi.

Adelante con la lectura:


A la espera del Panteón

Iñaki Egaña

De nuevo la memoria y las víctimas se han convertido en trinchera para quienes reivindican el modelo de “Transición modélica” sin reparar, espero, que con ello y su posicionamiento hacen el caldo gordo a quienes afirman que el franquismo no fue tan horrible. Blanquear el fascismo es el coste de su apuesta y categorizar nuevamente a sus víctimas el resultado. No es de recibo el enfoque actual de Gogora de comparar a quienes el propio Gobierno vasco calificó de víctimas con los verdugos franquistas, más aún cuando su director es licenciado en historia. Cerca de 100.000 desaparecidos, decenas de miles de ejecuciones extrajudiciales, millones de bienes incautados y, en el caso vasco, 151.000 exiliados (de ellos 39.000 niños) y 60.000 presos políticos. Más una sociedad capada en su desarrollo personal y colectivo.

La deriva proviene de ese seguimiento que ha adoptado en los últimos tiempos el Instituto de la Memoria, la Convivencia y los Derechos Humanos de la CAV del Centro Memorial de las Víctimas del Terrorismo, que ve en la sociedad vasca un ejemplo de patología social y ha convertido a las víctimas en asimétricas. El socialista Jagoba Álvarez, reciente director de DDHH del Gobierno de Gasteiz, ha escrito acertadamente hace unos días que no contextualizar el pasado “deja el campo abierto a la revisión sobre la violencia durante la dictadura que pretende hacer la derecha española cuestionando a todos para difuminar la violencia de Estado través de todas sus formas”.

Así, se dan por buenos los juicios militares sumarísimos (a pesar de la nulidad de todos ellos según la Ley de Memoria Democrática). Si eran de ETA, como Txiki y Otaegi, eran criminales. Si pertenecían al FRAP, como semanas pasadas sucedió en el caso de Xose Humberto Banea, en 1975 era un “asesino” y en 2025 ha sido reconocido como víctima, “asesinado”. La guerrilla antifranquista, los maquis, mataron a 234 guardias civiles, el último en la década de 1960 en el Irati navarro. Eran bandoleros y criminales para el régimen. Hoy son tratados y homenajeados como “miembros activos de la resistencia armada contra la dictadura franquista”. En 2021, Fernando Martínez López, secretario de Estado de Memoria Democrática afirmó: "Los guerrilleros lucharon por la democracia y así se estudiará en las escuelas".

Pero en el caso vasco, aquellos que fueron condenados como victimarios no podían ser tratados de ninguna manera también como víctimas a pesar de ser torturados. La ola de Galdakao infló el argumento. Jon Mirena Landa: “El aumento de las asimetrías, tras manipulación, envenenará las políticas públicas de memoria”. Que es el fondo de la cuestión, plantear un debate en la que los victimarios o supuestos (en cualquier época incluso en una dictadura), queden al margen de la condición de víctima. Si entraríamos a fondo en la cuestión se abriría la discusión en profundidad. ¿Un victimario lo fue por ser previamente víctima? Si fuera así ¿se legitimarían las actividades de las disidencias políticas, incluso las violentas? Recordar aquel preámbulo de la Carta de Naciones Unidas: “Los derechos deben ser protegidos por la ley a fin de que el hombre no se vea compelido al supremo recurso de la rebelión contra la tiranía y la opresión”.

Esta deriva de Gogora/Melitonium ha abierto un melón que no se si lo han calibrado en su medida. Porque el argumento sobre la criminalidad de Txiki y Otaegi y su matización como víctimas tiene una traslación universal. Y es el mismo, por cierto, que el que emplean el evangelista César Vidal o el franquista Pío Moa que afirman que los ejecutados por el dictador eran, en su mayoría, asesinos. No lo señalaron explícitamente, pero se entiende que se lo merecían. ¿Estaban justificadas las torturas a Txiki, Otaegi, Baena, García Sanz y Sánchez por su condición de condenados a muerte?

Joseba Elosegi, militante del PNV y capitán del batallón Saseta sobrevivió al bombardeo de Gernika. En setiembre de 1970, en los mundiales de pelota celebrados en Donostia, se prendió fuego y en el frontón Anoeta se lanzó contra el dictador. Erró en el intentó y, en cambio, provocó graves heridas a uno de sus escoltas, por lo que fue condenado. ¿Y si hubiera matado a Franco? ¿Habría sido un tiranicidio? ¿Y si, por el contrario, hubiera fallecido únicamente el policía-escolta, ¿un crimen de por vida? ¿Un victimario porque en Carabanchel compartió comuna con los presos de ETA?

Este argumento absurdo no tiene recorrido en otras latitudes. Nelson Mandela era un terrorista -27 años en prisión por dirigir un grupo armado- que combatía el supremacismo. Mariano Rajoy y el hoy rey Borbón asistieron a sus exequias. El polaco-judío David Ben-Gurión, otro terrorista que fue el primer ministro de Israel. En 2019 Angela Markel, en nombre de su Gobierno, homenajeó a los “patriotas” que intentaron matar a Hitler en 1944: “Hay momentos en que la desobediencia es obligatoria”, dijo la canciller. ¿Se imaginan un homenaje en el congreso español a quienes mataron a Carrero Blanco? ¿O a Joseba Elosegi por intentarlo con Franco? Yo tampoco.

Hace unos meses, los restos de Missak y Mélinée Manouchian, integrantes del grupo armado contra el nazismo que aparecieron como criminales en el conocido como Affiche Rouge alemán y luego ejecutados con otros 23 compañeros de su partida, fueron a parar al Panthéon de París, donde reposan cerca de un centenar de destacados personajes en la historia del Estado francés. Comparten descanso junto a Dumas, Víctor Hugo, Voltaire, Marie Curie, Malraux, Rousseau, Zola… No fue un Gobierno radical de izquierdas quien tomó la decisión, sino un atlantista como Emmanuel Macron. Una lógica decisión.

Y no sería irregular que, ya en la cercanía, Gogora destinara parte de su presupuesto a replicar un proyecto similar, un Panteón vasco. Si lo desean, con un arco cronológico reducido que recogiera los restos de quienes lucharon en la época citada. Ahí van mis propuestas: Txomin Letamendi, Delia Lauroba, Alfredo Espinosa, Jesús Larrañaga, Columba Fernández, Julián Zugazagotia, Julia Álvarez Resano, Isaac Puente, Txiki, Otaegi, los cinco obreros del 3 de marzo… A la espera.

 

 

 

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martes, 19 de agosto de 2025

Fernàndez | Tres Tristes Trampas

Este texto de catalán David Fernàndez acerca de lo que significa para la historia y la memoria el asesinato de Jon Paredes 'Txiki' y Ángel Otaegi, se lo dedicamos con mucho cariño al vasquito colonizado Alberto Alonso, el directorsísimo de Gogora:


Tres tristes trampas

David Fernàndez

Hace 50 años, en pleno agosto, la dictadura franquista se sacó de la chistera un decreto ley para, con ilegal retroactividad y dictatorial parsimonia, poder endurecer las sentencias y condenar a Txiki y a Otaegi a la pena de muerte. Así acabaría sucediendo con criminal puntualidad, tras sendos juicios farsa contra los militantes de ETA, el 27 de septiembre de 1975. Burgos, Barcelona y Hoyo de Manzanares -donde caían Baena, García Sanz y Sánchez Bravo, militantes del FRAP- rubricaban que el franquismo acababa como empezaba: en paredón y a sangre y fuego.

Alguien escribió, con pronta lucidez anticipada, que la mayor problematicidad de la transición sería explicarla años después a la chavalada, cuando empezasen a hacer preguntas insolentes por infinitamente razonables: ¿por qué la dictadura quedó impune del todo?, ¿por qué ni un solo verdugo fue juzgado o depurado?, ¿por qué tanta amnesia? La segunda trampa legal, la del silencio, ya había sido urdida: vendría la ley de amnistía, pareja a la ley franquista de secretos oficiales vigente hasta ahora. En realidad se absolvían de un plumazo 40 años de represión y corrupción, porque demasiado a menudo ponemos el foco en los crímenes del franquismo y olvidamos las enormes fortunas repletas de corrupciones que se amasaron entonces y que aún perduran. La cuestión, en todo caso, es que, cinco décadas después, todavía no sabemos -verdad, justicia, reparación- quién conformaba aquel pelotón de guardias civiles voluntarios que en un claro de bosque de Cerdanyola del Vallès segó la vida de Txiki. Por simple regla de tres -el último poli de la dictadura fue el primero de la democracia-, es obvio que siguieron en activo y se jubilaron a cuenta de las cuentas públicas. En nombre de la democracia. Menudo cuento en simulacro.

Y aun así, no fue la última trampa. Los rigores de la enloquecida deriva antiterrorista, en tiempos de ilegalizaciones, propició la kafkiana prohibición del nombre de Txiki y Otaegi en plazas y calles públicas de Euskal Herria en la primera década del siglo XXI. Después, las tardías y timoratas políticas públicas de memoria democrática en el Reino de España han hecho el resto del olvido, han dificultado resquebrajar el denso manto del silencio y han contribuido al agujero negro de la impunidad. Y ahora todo son preguntas que quedan respondidas por tres trampas distintas: trampa en dictadura, trampa en transición o trampa en democracia. Lo que nunca falla, en cambio, y ante cualquier circunstancia, es la memoria desde abajo, que abre a ras de suelo lo que desde arriba siempre quieren cerrar a cal y canto. El “Askatasun haizea” de Txiki, a pesar de los pesares y como viento sur, sopla y seguirá soplando.





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lunes, 18 de agosto de 2025

La Involución Sociata

Si Alberto Alonso tuviera un poco de vergüenza o de decoro, ya habría renunciado a su poltrona al frente de Gogora. Ya para que incluso Urkullu le haya enmendado la plana, imaginen ustedes.

Pero vergüenza es algo que los vascos de mente colonizada no tienen, así que a él y a sus secuaces - tanto del PSOE como del PNV - les dedicamos este texto publicado por Naiz:


El PSOE de Guerra lo tenía más claro sobre Txiki y Otaegi que el de Gogora, hace 50 años

La declaración del director de Gogora nombrado por el PSE sobre Txiki y Otaegi no solo ha enfadado a parte de la ciudadanía vasca, sino que contradice lo que el propio PSOE pensaba en 1975. Esto decía su publicación oficial, ‘El Socialista’, cuyo responsable era nada menos que Alfonso Guerra.

Ramon Sola

La posición expresada por el director de Gogora, Alberto Alonso, sobre Jon Paredes Manot ‘Txiki’ y Anjel Otaegi supone una auténtica reescritura de la posición de su propio partido, el PSOE, en aquel 1975. Pasado medio siglo, Alonso ha negado a los dos militantes de ETA fusilados la condición de «luchadores por la libertad» y les ha acusado de usar «las mismas herramientas del franquismo». Unas tesis muy alejadas de las que sostenía ‘El Socialista’, medio oficial del partido todavía entonces en la clandestinidad, en octubre de aquel año, y también de la declaración de la Comisión Ejecutiva del PSOE que incluía en sus páginas.

En la misma aparecen los rostros de los cinco antifranquistas fusilados, definidos como «las víctimas» frente a «los verdugos», a saber el dictador Franco (que aparece en la imagen junto a Juan Carlos de Borbón), su primer ministro Arias Navarro y el Consejo de Ministros al completo. Todo ello tras un titular contundente: «Terrorismo oficial».

Ni en la declaración de la Ejecutiva del PSOE ni en el editorial de ‘El Socialista’ hay crítica alguna a la acción de Txiki y Otaegi, ni en genérico a la de ETA y el FRAP, como la que ha desarrollado medio siglo después el director de Gogora. El editorial los define como «cinco jóvenes asesinados por un gobierno decrépito». De los fusilados se apunta que «quieren otro futuro para España, un futuro libre, democrático, justo».

Tampoco hay cuestionamiento de las «herramientas» de lucha atribuidas a los cinco fusilados en la declaración de la Ejecutiva del partido que dirigía Felipe González desde Suresnes (1974). Más bien al contrario; se denuncia que «el Régimen, acorralado, intenta prolongar su vida quemando la posibilidad de una alternativa democrática que no cueste a los pueblos del Estado los traumas de los enfrentamientos y de las muertes, y trata de colocar a todo hombre con conciencia política en una batalla desigual con el aparato represivo y las fuerzas más reaccionarias».

El PSOE remarca en aquel momento la enorme gravedad de los fusilamientos. Explica que el partido «hizo un ingente esfuerzo nacional e internacional para evitar que la escalada represiva llegara a este punto dramático culminante». Y añade que «los socialistas tienen la obligación histórica de contribuir con su esfuerzo definitivo a la conquista de las libertades democráticas». La declaración de la ejecutiva se emitió el 1 de octubre, apenas cuatro días después de las ejecuciones franquistas.

‘El Socialista’ es el órgano de expresión del PSOE desde 1886 y hasta la actualidad. Su primer director fue el propio fundador del partido, Pablo Iglesias Posse. En este octubre de 1975 estaba dirigido por alguien nada sospechoso de afinidad con ETA ni la causa vasca en general, como quedó claro posteriormente, desde su etapa como vicepresidente del Gobierno español hasta la actualidad: Alfonso Guerra. Había sido elegido en Suresnes secretario de Prensa e Información del PSOE, y como tal, responsable de ‘El Socialista’.

Relectura también respecto a 2012

Las palabras de Alonso sobre Txiki y Otaegi también suponen una ‘enmienda’ sobre la posición del PSE en 2012, cuando ambos fueron admitidos por el Gobierno de Lakua como víctimas de violencia estatal.

Algunas organizaciones de víctimas de ETA cuestionaron esa decisión y, en condición de portavoz del Ejecutivo de Urkullu, Idoia Mendia la reafirmó sin incluir matiz crítico alguno sobre los dos fusilados. «Forman parte de la memoria de este país», subrayó la consejera, que dos años más tarde pasaría a liderar el PSE durante siete años.

Alberto Alonso Martín fue designado por el PSE de Eneko Andueza para dirigir Gogora tras el trasvase de la cartera de Justicia y Derechos de Humanos desde el PNV a su socio de gobierno. Antes ha sido parlamentario del PSE en la pasada legislatura, y más atrás concejal en Bergara, además de director general de Osalan entre 2016 y 2020.

La involución producida en Gogora con el relevo es patente. La primera decisión muy cuestionada fue que PNV y PSE coparan su dirección, dejando fuera a Pilar Garaialde, postulada como representante de las víctimas del Estado. Estas expresaron su dolor un mes después por la decisión paralela de la Delegación del Gobierno español de celebrar un desfile de la Guardia Civil en Gasteiz: «Ojalá pudiéramos olvidar que en sus manos deseamos morir».

Otros indicadores inquietantes son el cuestionamiento del espíritu del Palacio de la Cumbre donostiarra como Lugar de Memoria o los recortes en la estructura para el reconocimiento de las víctimas del Estado. Algunas voces alertan de que ello está poniendo en riesgo los consensos sobre políticas de memoria gestados por la propia Gogora anteriormente.




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