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sábado, 27 de septiembre de 2025

Egaña | Las Otras, los Otros

Les compartimos el texto que nuestro amigo Iñaki Egaña dedica al 50 Aniversario del fusilamiento de los cinco militantes antifranquistas, hecho que en Euskal Herria dio pie al Gudari Eguna.

Adelante con la lectura:


Las otras, los otros

Iñaki Egaña

El cincuenta aniversario de los fusilamientos de Txiki y Otaegi, así como de los tres militantes del FRAP (Xosé Humberto Baena, José Luis Sánchez y Ramón García), ha permitido visualizar la época para los que no la vivieron, interpretar con la perspectiva el tiempo político y sus derivadas y también desnudar las miserias de negacionistas, nostálgicos y reconstructores del pasado a su medida. Que ha dado lugar, asimismo, a situaciones dolorosas para quienes vivieron de cerca la época, el estado de excepción consiguiente, las torturas, detenciones, exilio o apaleamientos masivos. Han dejado de existir y su contribución ha sido borrada de la historia. La simplificación en el presente de la mayoría de las cuestiones políticas y la polarización conducen a una pelea que parece producirse exclusivamente en la victoria de relatos y en la expansión de simbolismos. Txiki y Otaegi fueron terroristas que lucharon por una causa antinatural: la independencia y el socialismo para Euskal Herria, según buena parte de los constitucionalistas hispanos actuales. Para nosotros, en cambio, fueron el símbolo de un recorrido aún inacabado de una generación soportada en las anteriores y soporte de las posteriores.

Los juicios de aquel verano de 1975 descubrieron el valor de la solidaridad humana y, con una lectura medio siglo después, de que el símbolo esconde las ramas de un árbol frondoso completado con la savia que nutre a las hojas. Hubo dos fusilados, Txiki y Otaegi, pero en esa crónica del proceso (detenciones, torturas, juicios-farsa y fusilamientos) miles de hombres y mujeres mostraron su solidaridad con los encausados. Y otros dieron su vida para evitar, sin lograrlo, las ejecuciones. Fueron los otros, cuyo reconocimiento debemos.

Entre ellos a Montxo Martínez Antia (Donostia), Josu Mujika (Legazpi) y Andoni Campillo (Gernika), militantes Polimilis que se habían trasladado a Madrid y Barcelona para presionar al Estado y, como sucediera durante el Proceso de Burgos, un secuestro sirviera para el canje: la vida del secuestrado (dos en el caso de 1975) por la conmutación de las penas a los condenados a muerte. La lectura era sencilla. El secuestro del cónsul alemán Behil fue determinante en la conmutación de los de Burgos, las movilizaciones ayudaron. El proyecto dispuesto para evitar las muertes de Garmendia y Otaegi fracasó y las penas capitales se ejecutaron. Cinco vascos muertos. De aquel intento, aún dos militantes que pudieron escapar de Madrid de las razias policiales, permanecen en el exilio. Uno de África y el otro en América, lejos de su patria.

Las huelgas generales convocadas para salvar la vida de los condenados (por cierto rechazadas expresamente por la elite jeltzale, no así por muchos de sus militantes que las secundaron) dejaron un reguero de tragedias. Centenares de trabajadores fueron expulsados de sus empresas y tuvieron que comenzar de cero en el mundo laboral. Los grupos parapoliciales actuaron con total impunidad, destrozando comercios, negocios y atentando contra personas solidarias que sufrieron de por vida los efectos que hoy se llaman colaterales, sin recibir asistencia de tipo alguno, entonces y ahora. Incluso María Manotas, madre de Txiki, y su hija Isabel, fueron agredidas en su vivienda de Zarautz semanas después del fusilamiento de Jon en Cerdanyola. Los detenidos en comisarías y cuarteles fueron torturados, sufrieron malos tratos y su trayectoria quedó ensombrecida por un relato que se olvidó de ellos. Sus familias recibieron amenazas. Alguno de ellos, incluso, no pudo soportar la carga del recuerdo del tormento y se suicidó.

Y contra esa sociedad que se refugiaba en las iglesias, la España católica también fue implacable. El sacerdote que ofició el responso en Zarautz fue detenido. En Donostia Gasteiz e Iruñea, quienes asistieron a los funerales, fueron apaleados con porras y fuego real. Afortunadamente no sucedió una matanza como el Tres de Marzo, meses después, la que ocurrió en Gasteiz. Entre las decenas de heridos de bala, un niño de 8 años.

La solidaridad también llegó del exterior. Figuras hoy encumbradas por la historiografía oficial, tales como Costa Gravas, Yves Montand o Michel Foucault, fueron detenidos, esposados y expulsados del Estado español, cuando se disponían a dar una rueda de prensa en Madrid. Organismos nada sospechosos de revolucionarios como El Vaticano, la Comunidad Europea o Naciones Unidas, que pidieron clemencia para los condenados a través de sus líderes el papa Pablo VI, François Ortolí y Kurt Walheim, fueron ninguneados, tal y como sucedió en la Declaración de Aiete de 2011 cuando Esteban González Pons, vicesecretario de Comunicación del PP, les dijo a Tony Blair, Jimmy Carter, Bill Clinton, Kofi Annan o Gro Harlem Brundtland: "Los extranjeros que vienen a una supuesta conferencia de paz en el País Vasco pensando que están en Irlanda o en Sudáfrica, realmente no tienen ni puñetera idea del país en el que se encuentran”.

¿Qué fue de aquellos solidarios que, en Lisboa, Copenhague, Estocolmo, Hendaia, La Haya, Bruselas, Roma, Ginebra, París y Atenas asaltaron consulados españoles y fueron apaleados y detenidos? ¿Cuáles eran los nombres de los jugadores de las selecciones de Italia y Finlandia que en un partido de fútbol guardaron un minuto de silencio tras conocerse las ejecuciones? Los del Athletic saltaron en Granada al campo con brazaletes negros. Ante la amenaza policial, dijeron que los llevaban por la muerte de un directivo. Y coló. Pero en Santander, Aitor Agirre y Sergio Manzanera también lucieron brazaletes negros. Un numeroso sector del público los abucheó cada vez que tocaban el balón. En el descanso, la Policía entró en los vestuarios para despojarles de los brazaletes. Días más tarde, fueron multados con 100.000 pesetas cada uno. Y recibieron amenazas durante su carrera deportiva.

Fusilaron a Txiki y a Otaegi. Nuestro recuerdo. Pero también evocaremos el protagonismo de miles más, dignos y honrados hombres y mujeres que han sido engullidos por la historia. Los otros.

 

 

 

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viernes, 26 de septiembre de 2025

El Testamento de Txiki

Les compartimos esto que Naiz ha publicado con respecto al testamento elaborado por Jon Paredes Manot en las horas previas a ser asesinado por el españolismo en su vertiente franquista:


«Un Estado vasco, una sociedad sin explotación»; el testamento de Txiki

Son apenas seis folios en papel timbrado notarial, un testamento al uso. Pero no se limita a repartir bienes, sino que contiene un alegato político completo. Lo escribió Jon Paredes ‘Txiki’ en Barcelona, en capilla, horas antes de ser ejecutado. NAIZ ha accedido a él y lo reproduce íntegro.

Estos seis folios rezuman historia, compromiso, también tragedia. Los dictó horas antes de morir, a tenor del texto nada más cruzada su última medianoche, Jon Paredes Manot ‘Txiki’, estando «en capilla» a la espera del pelotón de fusilamiento. Y fue sellado notarialmente tres días después, ya sin vida.

No es el testamento corriente, es un legado histórico. La motivación habitual de un documento de este tipo, el reparto de las propiedades del difunto, se despacha en cuatro líneas: deja toda su ropa y efectos personales a su hermano Mikel e instituye como heredera a su madre, Antonia María Manot. Su aita había fallecido para entonces.

El resto es un alegato político, que según quienes le acompañaban en aquel momento fue expresado por Txiki con entereza absoluta, la de un joven de solo 21 años y medio pero con las ideas muy claras. Entre ellas, que su muerte no sería en vano.

En la mañana de ese día 26, Jon Paredes había trasladado este mensaje también a su abogado Miguel Castells, según ha detallado este mismo en una carta estos días. Habla Txiki:

«Quiere que en este testamento consten las siguientes manifestaciones:

Al Pueblo Vasco:

Una vez más va a derramarse la sangre del pueblo vasco. Probablemente cuando llegue este comunicado al pueblo, yo ya habré caído bajo el pelotón de ejecución.

Mi intención al escribir este comunicado es poner una vez más de relieve el sufrimiento del pueblo vasco y de todos los pueblos de España.

No debemos olvidar nuestros objetivos: la creación de un Estado socialista vasco, objetivo por el cual han dado la vida muchos revolucionarios.

Sois vosotros, la clase trabajadora y el pueblo en general, quienes lleven a cabo la lucha hasta derrocar al régimen franquista. Entonces se habrá cumplido nuestro objetivo y podréis construir una sociedad nueva, sin clases, donde no exista la explotación del hombre por el hombre.

Hoy voy a morir por el simple hecho de luchar por mi pueblo, lo que no es un crimen. Mañana seréis vosotros quienes nos haréis justicia. Confiamos en vosotros.

Por último, quiero hacer saber a mis compañeros y a nuestro pueblo que mientras he estado libre he cumplido como hijo del pueblo.

He pedido como última y única petición que sea fusilado ante un pelotón de fusilamiento como un gudari más, recordando a todos los que han muerto por Euskadi, llevando en la mente nuestra ikurriña, puesto que voy a morir lejos de ella.

Viva la solidaridad de los pueblos.

Gora Euskadi askatuta

Aberria ala hil»











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Sola | Grandes Miserias y Pequeñas Epopeyas

Les compartimos este reportaje de Naiz en el que se nos narran los actos de coherencia, dignidad y de valentía que rodearon la muerte por fusilamiento de Jon Paredes 'Txiki' y Angel Otaegi.

Adelante con la lectura:


Grandes miserias y pequeñas epopeyas

Los fusilamientos hicieron aflorar todo tipo de respuestas en el ámbito vasco e internacional, en una explosión de rechazo que replicó a la generada por el proceso de Burgos. Y reveló, en la Plaza de Oriente, la decadencia del régimen franquista.

Ramon Sola

Pese a que la censura desdibujase o eliminase directamente los rastros en las hemerotecas, 50 años después hay testimonios y señales que prueban la dimensión de la respuesta popular a los fusilamientos. Y también el modo en que se enrocaron los poderes del régimen.

Esto último sí queda acreditado, para su vergüenza y la del heredero monárquico que acompañaba a Franco, en grabaciones como el No-Do relativo al ‘Acto de afirmación patriótica’ del 1 de octubre, cuatro días después de las ejecuciones. Una manifestación «serena y viril», resumió el noticiario franquista. 

La decrepitud del dictador se palpa tanto en su aspecto físico (sería su última comparecencia pública) como en su discurso delirante, de respuesta a la repulsa internacional: «Es una conspiración masónica izquierdista en la clase política en contubernio con la subversión comunista-terrorista en lo social, que si a nosotros nos honra, a ellos les envilece. El pueblo español no es un pueblo muerto, al que se le engaña. Está despierto y vela sus razones. El ser español ha vuelto a ser hoy algo en el mundo».

Bajo la balconada del palacio, la misma decadencia, reflejada en las pancartas que llenaban la plaza y que recogió Iñaki Egaña en este artículo reciente en GARA: «Más ejecuciones», «Los extranjeros son unos hijos de puta y unos cornudos», «Después de Franco, Juan Carlos, franquismo siempre», «No somos muchos, pero somos machos», «De una puta y un gitano nace un guipuzcoano»... 

El «malditos criminales» de Palme, Portugal y México

Aquella tarde de furia en Madrid concluyó con un «grupo de exaltados» acudiendo a pasar factura a la sede de la Embajada portuguesa en España. Y es que el país vecino se había destacado en la denuncia de los fusilamientos; el día de las ejecuciones se prendió fuego a la sede consular española en Lisboa. También fue atacada la de La Haya, en los Países Bajos.

La denuncia tuvo impacto en diversos continentes, con especial intensidad en Suecia o México. El primer ministro sueco, socialdemócrata, Olof Palme, se refirió al régimen franquista como un grupo de «malditos criminales», y en lo que hoy sería una imagen muy viral salió a la calle con una hucha que recaudaba dinero para la resistencia antifascista.

Su homólogo mexicano, de apellido vasco, Luis Echeverría, pidió a la ONU la expulsión del Estado español: «Es el momento en que deben cambiar su actitud todos los países que, en una u otra forma, han mantenido relaciones o han apoyado a la dictadura española, impuesta por el nazi-fascismo, para que hagan una honrada rectificación a su conducta», pidió al Consejo de Seguridad.

Cargas policiales hasta en la playa

La conmoción en Euskal Herria sacó a la calle a unas 200.000 personas en movilizaciones, según recoge el historiador Javier Buces en el recientemente publicado ‘Al alba’ (Ed. Txalaparta). La convocatoria de huelga general los días 29 y 30 de setiembre paralizó Hego Euskal Herria con manifestaciones en cada pueblo: «Los puertos permanecieron cerrados, ya que los arrantzales no salieron a faenar, y los comercios, fábricas y negocios cerraron sus puertas como forma de protesta», explica. Se trataba de la tercera huelga general en apenas un mes, enfrentándose a cargas policiales y a castigos laborales en forma de sanciones o despidos.

En Zarautz aún se recuerda la represión a la protesta, puesto que la Policía cargó en la playa frente a unas 2.000 personas que escaparon como pudieron de los golpes, incluso a nado por el mar. Lo relata María Jesús Zumeta en el documental ‘Haizea eta sustraiak’, donde remarca que aquellos días «todo el pueblo salió a la calle, gente de todas las capas».

«Sois viento de libertad» fue el lema presente en muchas movilizaciones, recogiendo las palabras-testamento de Txiki. En el kiosko de la Plaza del Castillo de Iruñea apareció una pancarta con ese mensaje.

De Zinemaldia a la música

El ámbito cultural también dejó algunas señales de repulsa más allá de Euskal Herria. Resulta imposible adivinar qué impacto hubieran tenido los fusilamientos en Zinemaldia de Donostia, puesto que las proyecciones concluyeron el 24 de setiembre y el «enterado» del Consejo de Ministros se produjo el 26 antes de las ejecuciones del 27. Pero sí es sabido que varios invitados al certamen enviaron telegramas de protesta por los juicios ya realizados.

El más claro fue el remitido por Harry Schein, fundador y director del Instituto de Cinematografía de Suecia, que dio a conocer la retirada de todas las películas suecas programadas en protesta por las condenas ya dictadas entonces contra ‘Tupa’ Garmendia y Anjel Otaegi.

El director de Zinemaldia, Miguel de Echarri, se lo tomó a mal, acusando a Schein de «intolerable injerencia en asuntos internos». El festival había sido inaugurado por el ministro franquista León Herrera.

En el terreno musical, la denuncia más conocida fue la creada por Luis Eduardo Aute, un madrileño con intensa relación con Euskal Herria. ‘Al alba’ fue presentada oficialmente como una canción de amor, aunque la letra era más que elocuente en algunos pasajes: «Miles de buitres callados van extendiendo sus alas/ no te destroza, amor mío, esta silenciosa danza/ maldito baile de muertos, pólvora de la mañana». Por si quedaran dudas, Rosa León, que la cantó a menudo, lo desveló dedicándola a los cinco fusilados del 27 de setiembre de 1975.

El gesto de dos futbolistas... y del Athletic

La conmoción llegó hasta la liga de fútbol, también en los lindes de Euskal Herria. El episodio tuvo importante eco hace unos años, cuando lo recogió el programa de Movistar+ ‘Informe Robinson’ reuniendo a sus dos protagonistas: el vizcaino Aitor Agirre y el valenciano Sergio Manzanera.

Ambos habían trabado amistad y afinidad política al coincidir en el Racing de Santander. Explicaron que en las concentraciones se informaban vía ‘Radio Pirenaica’. Aquel sábado, víspera de partido, escucharon la noticia de los fusilamientos y les hirvió la sangre, tenían que hacer algo. Optaron por improvisar dos brazaletes negros con cordones y saltar así al campo de El Sardinero en el partido de Primera contra el Elche. Serían multados y llevados a comisaría, donde empezó un proceso judicial que les amenazaba con cinco años de cárcel. La muerte de Franco poco después les salvó de ello.

Pero también el Athletic tuvo su gesto, según reveló hace unos años José Angel Iribar en una entrevista a ‘Jot Down’: «Nosotros jugamos en Granada y sacamos crespones negros, pero no se publicitó. Es más, nos llamaron la atención y la directiva dijo que era por el fallecimiento de un exjugador. Pero los que sí le echaron bemoles fueron Aitor Agirre y Sergio, que sacaron ellos dos el brazalete negro y les pusieron una multa importante», evocaba el zarauztarra, convecino de Jon Paredes Manot. 


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miércoles, 24 de septiembre de 2025

Rechazo Donostiarra al Sionismo

Donostia, capital de Gipuzkoa, ha procedido a hacer lo que muchos no se atreven; romper todo tipo de relación institucional con el ente sionista en respuesta a la campaña de limpieza étnica que libra en contra del pueblo palestino.

Aquí lo que informa Naiz:


Donostia rompe toda relación institucional «presente o futura» con Israel por el genocidio

El Ayuntamiento de Donostia ha acordado romper «toda relación institucional, presente o futura», con el Gobierno de Israel y con «cualquier institución pública o privada que apoye o legitime el genocidio o las políticas que lo posibilitan, en todos los ámbitos». Solo el PP se ha desmarcado.

Toda relación institucional «presente o futura» con Israel ha sido suprimida por el Ayuntamiento de Donostia, que ha acordado romper todo contacto con el Gobierno hebreo.

En concreto, la Junta de Portavoces del Consistorio donostiarra ha aprobado este martes una declaración institucional de cinco puntos en este sentido a instancias del grupo municipal de Podemos y con el apoyo del resto de partidos, salvo el PP.

El texto recoge que el Ayuntamiento «acuerda romper toda relación institucional, presente o futura, con el Gobierno de Israel y con cualquier institución pública o privada que apoye o legitime el genocidio o las políticas que lo posibilitan, en todos los ámbitos (deportivo, económico, académico, cultural o de otra índole)».

Justifica esta decisión en la aplicación de los principios del Derecho Internacional y «atendiendo a las recientes conclusiones de la Comisión Internacional Independiente de Investigación de la ONU, que ha determinado que Israel ha cometido actos constitutivos de genocidio en la Franja de Gaza».

Por esta razón, el Ayuntamiento «reconoce oficialmente que las autoridades y fuerzas israelíes han cometido genocidio contra el pueblo palestino en Gaza, en los términos establecidos por la Convención para la Prevención y Sanción del Delito de Genocidio de 1948, de la cual Israel fue Estado firmante».

Responsable de «actos genocidas»

En esta línea, condena al actual Gobierno de Israel «como responsable de la comisión de actos genocidas», al tiempo que señala «la responsabilidad directa de sus principales dirigentes en esta estrategia de destrucción sistemática contra la población palestina».

Asimismo, se alinea con las conclusiones y denuncias de organismos internacionales y humanitarios como la ONU, la Asociación Internacional de Estudios sobre el Genocidio, B’Tselem, Physicians for Human Rights-Israel, Amnistía Internacional, Médicos Sin Fronteras, Human Rights Watch, la Federación Internacional por los Derechos Humanos, y el Lemkin Institute for Genocide Prevention, «entre otras que han señalado el carácter genocida de las actuaciones de Israel en Gaza».

En esta línea, el Ayuntamiento donostiarra incide en el «carácter genocida de las actuaciones de Israel en Gaza» e insta a todas las instituciones públicas de la CAV, del Estado español y de la Unión Europea «a cumplir con sus obligaciones legales internacionales para detener el genocidio», lo que incluye «el cese inmediato de cualquier tipo de cooperación con el Gobierno de Israel y la suspensión de transferencias de armas, fondos o recursos que puedan contribuir a la comisión de este crimen».

El PP ha presentado un texto alternativo que no ha prosperado y ha contado con el voto en contra de EH Bildu y Elkarrekin Donostia. Además, el PNV ha votado en contra de uno de los puntos del texto, en el que se instaba al presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez, a «desmarcarse de las manifestaciones de apoyo recibidas de Hamas». El PSE también ha rechazado este punto.

Valoración de Elkarrekin y EH Bildu

Tras la votación de este texto, el grupo municipal de Elkarrekin Podemos ha valorado la aprobación de esta iniciativa, que «rompe toda relación con el Gobierno de Israel y con las instituciones que apoyan o legitiman sus políticas».

«Donostia se sitúa así a la vanguardia europea de las ciudades que, desde la ética y la justicia, dicen alto y claro que no se puede mantener ningún vínculo institucional con quienes vulneran el derecho internacional y los derechos humanos más básicos», ha recalcado su portavoz, Víctor Lasa.

Desde EH Bildu también han valorado que, al romper relaciones con Israel, el Ayuntamiento ha dado «un gran paso, con un gran consenso, en el reconocimiento de Palestina y la defensa de los derechos humanos».

 

 

 

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martes, 23 de septiembre de 2025

Cine y Denuncia

Este año el festival de cine donostiarra ha sabido estar a la altura de la situación, convirtiéndose en el escenario idóneo para denunciar el genocidio que Israel perpetra en contra del pueblo gazatí. Así nos lo informa Naiz:


El mundo del cine se suma en Donostia a la denuncia del genocidio de Gaza

El mundo del cine se ha sumado al llamamiento realizado por los Comités de Solidaridad Palestina-Euskal Herria para acudir a la manifestación que han convocado en Donostia para este miércoles con el objetivo de denunciar el genocidio de Gaza.

El mundo del cine se ha sumado a la convocatoria que han hecho los Comités de Solidaridad Palestina-Euskal Herria para lanzar un grito contra el genocidio en Gaza y ha llamado «al pueblo vasco y a todas las personas libres» de cara a la manifestación que partirá el próximo miércoles a las 18.30 horas desde la plaza Okendo de Donostia.

Esta movilización ha sido convocada a través de una rueda de prensa por diversos colectivos englobados en los citados Comités de Solidaridad Palestina-Euskal Herria. En concreto, son Artistas con Palestina, Campaña Final Comercio de Armas con Israel, Donostia Palestina, EAB Euskal Aktoreen Batasuna, EPE-thaia, Gernika Palestina Herri Ekimena, Gure Haurrak Ere Badira, BDZ, BDS; Kulturatik, creadorks culturales con Palestina; Rescop y Trabajadors del Cine x Palestina.

Del ámbito del séptimo arte, han estado presentes en la comparecencia ante los medios celebrada en la puerta del teatro Victoria Eugenia, los actores y actrices Aitziber Garmendia, Aitzole Araneta, Alizia Otxoa, Antton Telleria, Eneko Sagardoy, Gorka Merchan, Igor Otxoa, Iker Ganuza, Iñake Irastorza, Iñaki Ardanaz, Iñaki Balboa, Itziar Atienza, Itziar Ituño, Jessica Alonso, Joxean Bengoetxea y Jon Olivares.

Asimismo, han acudido Julen Telleria, Kimetz Etxabe, Klara Badiola, Loreto Mauleon, Lur Olaizola, Markel Coco, Mikel Laskurain, Mikel Tello, Mikel Losada, Miren Gojenola, Montxo Armendariz, Olaia Aguayo, Patxi Santamaria Murua, Paul Urkijo, Pello Gutierrez, Puy Oria, Urko Olazabal, Yune Nogueiras y Zorion Egileor. También se ha acercado el director de Zinemaldia, José Luis Rebordinos.

La herida abierta de «los niños asesinados»

Según han explicado los convocantes con las intervenciones de Rahaf Shamali, integrante de la banda Sol Band y de Mohamed Farajallah, miembro de la comunidad palestina en Euskal Herria, la protesta comenzará en Okendo una vez finalizada la proyección de la película ‘The Voice of Hind Rajad’ en el Victoria Eugenia, desde donde saldrán miembros del reparto para sumarse a la marcha, que cruzará el puente del Kursaal, recorrerá la Zurriola y terminará en el Boulevard, donde actuará Sol Band y habrá varias intervenciones.

La organización ha animado a la ciudadanía a que «se sume a nuestro grito y apoye nuestro derecho a resistir y a seguir exigiendo como pueblo».

Ha explicado que «nosotras y nosotros, la comunidad palestina en Euskal Herria, organizados en Comités de Solidaridad Palestina Euskal Herria, decimos que la sangre de Hind y de todos los niños y niñas asesinadas es una herida abierta en nuestro corazón».

Sobre el caso de Rajid, han detallado que «en Gaza se cometió un crimen que nos quedará grabado para siempre», ya que esa niña de 6 años perdió a toda su familia excepto a su madre a manos de la ocupación israelí. Sus gritos de auxilio no lograron salvarla y los equipos de ambulancia que intentaron rescatarla fueron también asesinados».

Pese a su crudeza, «esta no es una historia aislada, es el día a día en Palestina. Familias exterminadas, niños ejecutados, hogares e instituciones culturales reducidos a escombros. Y en estos momentos, una ofensiva final de la ocupación genocida de Israel para borrar toda la presencia palestina en Gaza»

Ha recordado que «la ocupación pretende borrar a Palestina del mapa y respondemos: Palestina vive, Palestina resiste, Palestina jamás será vencida».

Y ha animado a que las calles de Donostia «se llenen de dignidad en memoria de Hind, de su familia, de los niños, cineastas, sanitarios y periodistas asesinados, y de todo un pueblo que lucha por su libertad. ¡Basta de asesinar niños! ¡Basta de genocidio en Gaza! ¡Basta de silencio cómplice!».

Exponente de «un salvajismo extremo»

Por parte de la plataforma Cinema with Palestine, los actores Itziar Atienza, en euskara, y Antonio de la Torre, en castellano, han señalado que «el asesinato de Hind Rajad nos ha quedado grabado para siempre. Es un claro exponente de una crueldad y un salvajismo extremo cometido sobre los seres más frágiles de nuestras sociedades, en este caso sobre una niña de 6 años».

Y, al mismo tiempo, han recalcado que «es exponente de lo que está haciendo el Gobierno de Netanyahu, no el pueblo judío, y que está cometiendo un genocidio, unos crímenes de guerra y de lesa humanidad. Lo dijo la Organización de Naciones Unidas, que ante ello, lo que se necesitan son hechos y es lo que reclamamos: hechos concretos, que no pasen otros dos años para que se actúe y se tomen decisiones. Porque a Gaza y Palestina no les queda tiempo, porque mientras hablo, hay niños palestinos inocentes muriendo, siendo asesinados por el Gobierno genocida de Netanyahu».

Por todo ello, «desde el mundo del cine, nos sumamos a esta manifestación y convocamos a la ciudadanía a que grite con nosotros para parar este genocidio. Que no caiga en el olvido, que recordemos cada día, cada minuto, cada segundo a todas las niñas y niños que por culpa de la ocupación israelí están siendo asesinados en Gaza. Mas de 25.000 a día de hoy».

Han anunciado que además de los colectivos integrados en la plataforma Cinema with Palestina, «son ya más de 350 las actrices, actores, directoras, directores, productoras, productores que se han adherido a esta manifestación, muestra de la solidaridad con Palestina, muestra de un mínimo de orgullo laboral y de humanidad y de rechazo al genocidio». Un rechazo que se está haciendo presente en Zinemaldia, lo que le han agradecido al festival.

 

 

 

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lunes, 22 de septiembre de 2025

El Obispo Marcelino Olaechea

Desde las páginas de Naiz traemos a ustedes esta reseña de los andares del obispo de Iruñea durante el levantamiento fascista y posterior dictadura.

Adelante con la lectura: 


Marcelino Olaechea: la ambivalencia del obispo de Iruñea ante la represión franquista del 36

Contradictoria y ambivalente. Así fue la actitud del obispo de Iruñea Marcelino Olaechea ante la represión fascista desatada en 1936 en Nafarroa, según se recoge en un informe sobre su figura que ha publicado la UPNA a partir de la documentación que no destruyó el mismo prelado.

Pello Guerra

A partir de la documentación que no fue destruida por el propio prelado, la UPNA ha elaborado un informe sobre la actitud del obispo de Iruñea Marcelino Olaechea ante la represión fascista desatada en 1936 en Nafarroa y en el que se concluye que el aspirante a santo fue contradictorio y ambivalente.

El estudio, firmado por el profesor emérito y anterior director del Fondo Documental de la Memoria Histórica en Nafarroa (FDMHN), Emilio Majuelo, ha sido publicado dentro de la serie Memoriapaper(ak) y está disponible “online”.

Con su elaboración, se buscaba «recabar información sobre la actitud de la jerarquía católica ante la represión y completar las fichas de las personas represaliadas en Navarra desde julio de 1936 que figuran en la base de datos del FDMHN de la UPNA».

Para realizar esta investigación sobre Olaechea, se ha intentado consultar la documentación oficial conservada de su pontificado en Iruñea, pero los investigadores se han encontrado con el problema de la destrucción de la parte de su archivo relacionada con la represión en caliente en Nafarroa.

Según se trasladó a los investigadores desde el Archivo Diocesano de Iruñea, en ese lugar no se conserva ningún documento oficial referido al periodo del obispado de Olaechea.

La explicación a esa anomalía es que, antes de partir hacia su nuevo destino en Valencia, «casi toda la documentación que va desde septiembre de 1935 hasta mayo de 1938 fue destruida en 1946 por el propio Marcelino Olaechea, ayudado por su secretario Cornelio Urtasun, en el patio del palacio episcopal pamplonés». Tras revisar «uno por uno todos los papeles», los que decidió el obispo «fueron quemados» con la idea de que «no quedase en su archivo ningún papel que fuera comprometedor para nadie».

Proceso de beatificación

Así que, tras ese expurgo de su propia mano, solo se conserva la documentación más personal, que se custodia en el Archivo Metropolitano de la catedral de Valencia y cuya consulta ha resultado «engorrosa», a pesar de que ha sido analizada por otros estudiosos para «servir de soporte histórico al proceso de beatificación de Marcelino Olaechea, promovido en el año 2013». Es decir, desde ese año, está en marcha una iniciativa para intentar elevarlo a los altares como santo.

A partir del estudio de estos últimos documentos, con el informe de la UPNA se ha querido «mostrar las pautas de la actitud establecida entre la máxima autoridad eclesiástica católica en Navarra y la actividad represiva llevada a cabo por los insurrectos contra el cosmos asociativo y político republicano».

Olaechea, nacido en Barakaldo en el seno de la humilde familia de un mecánico de Altos Hornos, fue designado obispo de la diócesis de Iruñea el 23 de agosto de 1935 y residió en la capital navarra hasta 1946, cuando fue nombrado arzobispo de Valencia. Ostentó este último cargo hasta su jubilación en 1966 y en esa ciudad falleció en 1972.

Estos son sus datos biográficos más generales, pero ¿cómo era su pensamiento político? Aquí empieza a aflorar ese Olaechea más ambivalente, ya que, según se recoge en el informe, «hubo quien lo consideró un obispo falangista», quien lo tachó de «ser afín al nacionalismo vasco del PNV» e incluso de ser leal al tradicionalismo por «su buen entender con el conde de Rodezno».

Sí que fue defensor de un régimen monárquico en la figura de Juan de Borbón, aunque «colaboró personalmente con el régimen franquista aceptando ocupar un puesto de procurador en las Cortes del régimen desde 1955 hasta 1967».

Así que, siendo «un hombre de formación y pensamiento conservador», Olaechea estuvo «políticamente donde más convenía a su pensamiento y práctica social, lo que muestra su desapego a una identificación partidaria e ideológica exclusiva», según su biógrafo, Alberto Marín Pastrana.

Apoyo a los sublevados de diferentes maneras

Por lo tanto, ante el aplastante éxito de la sublevación en Nafarroa, no dudó en apoyar al régimen franquista de diferentes maneras. A nivel económico, en agosto de 1936 llamó a realizar «una suscripción nacional» para apoyar económicamente a los sublevados y que generó en su diócesis una aportación de 142.000 pesetas. Pero fue más allá, ya que por esas mismas fechas, el obispo de Iruñea hizo entrega de 5.000 pesetas a los fascistas y el 10 de septiembre hizo una tercera aportación de 15.395 pesetas.

Además de ese respaldo económico, Olaechea permitió que las instalaciones del nuevo Seminario conciliar, todavía sin inaugurar, fueran utilizadas por los sublevados como Hospital de sangre.

Y tampoco fue menor el aporte humano de la diócesis a los golpistas. Como se recoge en el informe de Majuelo, «muchos seminaristas y miembros del clero rural marcharon, sin aviso previo a las autoridades eclesiásticas, al frente con los vecinos voluntarios de sus pueblos tras la llamada de la movilización». Ante esa situación, el obispo «en modo alguno actuó para atajar esa decisión», sino que se limitó a intentar poner orden a esa marcha de sacerdotes y religiosos a la guerra.

Pero, según se recoge en el informe, «la mayor aportación de la Iglesia y de Olaechea a los militares y organizaciones insurrectas se dio en el orden ideológico» mediante «la legitimación de la violencia contra el régimen republicano bendecida bajo el manto de una lucha en defensa de la religión y la patria».

Una formulación en la que «Marcelino Olaechea tuvo un protagonismo indudable», ya que fue quien utilizó por primera vez «el término de cruzada para referirse a la guerra civil». En concreto, señaló que «no es una guerra lo que se está librando, es una Cruzada y la Iglesia, mientras pide a Dios la paz y el ahorro de sangre de todos sus hijos -de los que la aman y luchan por defenderla y de los que la ultrajan y quieren su ruina- no puede menos que poner cuanto tiene en favor de sus cruzados».

Especialmente recordado es el uso de ese término por parte de Olaechea en la procesión en honor a Santa María la Real, celebrada en Iruñea el 23 de agosto de 1936 mientras 52 presos republicanos eran fusilados en el corral de Valcardera, en Cadreita, en una de las matanzas más atroces cometidas por requetés y falangistas tras el golpe del 36.

Ese posicionamiento de Olaechea encaja en «la relación cambiante» que mantuvo con los sublevados y que pasó de «una inicial actitud contenida», por ejemplo ausentándose de la misa de campaña celebrada en Iruñea el 25 de julio o defendiendo a religiosos perseguidos, a otra «más colaboracionista», llegando a firmar junto al obispo de Gasteiz una declaración contra el PNV por «colaborar con el comunismo».

Sin embargo, pocos meses después, su ambivalencia volvía a hacerse presente en una disertación que realizó el 15 de noviembre de 1936. En un discurso pronunciado en la parroquia de San Agustín ante 300 mujeres que tomaban la insignia de la Acción Católica, exclamó varias veces «¡No más sangre, no más sangre!».

Aunque en su intervención, consideraba como aceptable la «decretada por los Tribunales de Justicia, serena, largamente pensada, escrupulosamente discutida, clara, sin dudas, que jamás será amarga fuente de remordimientos». Y que fue la mínima, ya que «el 98,6% de los asesinados carecieron incluso del formalismo jurídico de la justicia militar insurgente al ser asesinatos ‘extrajudiciales’».

Esta alocución se ha convertido «en la piedra angular con la que se ha reconstruido la actividad e imagen de Olaechea en la historiografía» para elogiar su postura reticente ante la represión de los sublevados.

Un «sonoro silencio»

Pero en el informe se recuerda que «fusilamientos y asesinatos se venían produciendo a diario en Navarra desde el mismo 18 de julio» y hasta ese día de noviembre, Olaechea no había hecho «una referencia a la represión generalizada desde el minuto uno que se produjo». Es más, «las víctimas mortales producidas desde el verano hasta finales de 1936 (2.255) supusieron casi el 93,8% del total de las producidas durante todo el periodo bélico». Y, sin embargo, durante todo ese tiempo, «Olaechea guardó un sonoro silencio ante lo que presenció».

De hecho, Cornelio Urtasun, uno de sus secretarios en Iruñea, reconoció a Majuelo en 1996 que las «hileras de personas que tras el golpe de Estado y el comienzo de la guerra civil acudían al palacio episcopal fueron impresionantes con la intención de hacer llegar al obispo sus súplicas en favor de sus familiares represaliados».

El propio Olaechea era consciente de esa realidad y justificó su silencio inicial por el temor a que se actuara contra su vida. Incluso llegó a asegurar que «el general Mola me hubiese fusilado y hubiese hecho mucho daño a la diócesis» si hubiera denunciado públicamente la represión.

Majuelo desmonta esa excusa señalando que Mola «no se hubiera atrevido a llevar a cabo esa acción, pues hubiera conllevado perder el inicialmente fundamental apoyo militar y político de la Comunión Tradicionalista y del conservadurismo católico».

En cualquier caso, se pone en valor que el obispo de Iruñea «fue uno de los escasos eclesiásticos que reconoció la represión en el bando sublevado, en contra de la tendencia general en el episcopado español a situarse en el disimulo o la negación». Y su alocución de noviembre fue «un aldabonazo para intentar acabar con las arbitrariedades y las venganzas».

Sin embargo, el impacto de esa pastoral «fuera de los medios religiosos fue nula e incluso entre estos, no tuvo difusión fuera de su diócesis». En consecuencia, «no hubo un apaciguamiento represivo causado por esa declaración del obispo».

Preocupación por los presos de Ezkaba

Dentro de esta nueva actitud de Olaechea, tras la fuga del fuerte de Ezkaba del 22 de mayo de 1938, el obispo de Iruñea se preocupó por la suerte de los presos encerrados en el improvisado penal. En septiembre de ese año, lo visitó de incógnito, comenzó a brindar ayuda a los prisioneros recluidos y puso el foco en ese lugar.

Además, nombró capellán de la instalación al sacerdote José Manuel Pascual, que sirvió para conseguir una mejora de la vida en prisión de los fugados apresados y del resto de reclusos. Es más, «Olaechea tuvo una actividad encomiable para tratar de aliviar las penas judiciales que pesaban sobre algunos de ellos y, en algunos casos particulares, para evitar su fusilamiento».

Pero ese modo de proceder ha servido para ocultar «la falta de sensibilidad hacia la situación lamentable de aquellos que sufrieron prisión en dicho centro penitenciario desde julio de 1936 hasta finales de mayo de 1938, algo que Olaechea comprobaría después tras su visita al penal, queriendo dar la impresión que aquella le era increíblemente desconocida hasta entonces», se recuerda en el estudio.

En este sentido, se destaca que «conservó cuidadosamente todas las solicitudes de ayuda generadas a partir de finales de 1938», pero «destruyó la documentación del primer periodo relacionada con los presos».

Una forma de proceder que encaja con las luces y las sombras que marcan la actuación del ambivalente Marcelino Olaechea ante la represión fascista durante su trascendental época como obispo de Iruñea.





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sábado, 20 de septiembre de 2025

Egaña | Transmisión

La importancia del relevo, de que alguien esté dispuesto a tomar el testigo para llevarlo durante el siguiente tramo, es analizada por nuestro amigo Iñaki Egaña con este texto que ha publicado en su cuenta de Facebook:


Transmisión

Iñaki Egaña

La Carta de los Derechos de Euskal Herria, divulgada por Udalbiltza que fue criminalizada en 2003 por el sempiterno Baltasar Garzón en tiempos de José María Aznar, el capo de las Azores, fue una maravilla. Más de 20 cargos electos, que salieron absueltos en el juicio celebrado en 2010, habían sido imputados por un proyecto que el fiscal llamó “Construcción Nacional de Euskal Herria”, amparado por aquel paraguas tan enorme que cubría desde la Bardena hasta las Encartaciones: “todo es ETA”. Unos meses antes de su detención, los electos de los siete territorios vascos dieron luz a la citada Carta. Entre sus requerimientos, uno transversal a todos los capítulos: el derecho a la transmisión: “Euskal Herria tiene derecho a expresar su cultura y señas de identidad. Tiene derecho a expresar y transmitir su arte, historia y cultura, contribuyendo de ese modo al patrimonio de la humanidad”. Asimismo, el euskara se citaba como vehículo de transmisión y al currículo educativo se le daba asiento prioritario. Mientras tanto, desde aquella amplia mediática caverna madrileña, se lanzaban arengas contra lo que decían “adoctrinamiento” en las ikastolas, a la sombra de argumentos franquistas. Por lo visto, conocer que el Zadorra o el Errobi eran afluentes de nuestros ríos, que Aiztandi u Ogoño eran cabos en la costa vasca o que Txamantxoia o Gorbeia era elevaciones cercanas, rallaba la delincuencia. Para explicar la geografía ya estaban asentados el Pisuerga y el Guadarrama, Tarifa y Gata o el Mulhacén y los montes de Toledo.

Cualquiera que no viviera aquella época, bilógica o intensamente, pensará que esa reivindicación de Udalbiltza era un anacronismo. Las sociedades modernas de Occidente tienen suficientes mecanismos para recuperar el pasado, también el simbólico, y transportarlo a las nuevas generaciones. Pero, en ese comienzo del siglo XXI, los estrategas de la información habían diseñado un apartado especial para evitar esa transmisión necesaria en cualquier sociedad para acarrear valores e identidades. Ilegalizadas buena parte de las asociaciones y partidos más activos del espectro vasco, en lo que fue relatado como la batalla definitiva para desactivar a la disidencia y al independentismo, cortar el cordón umbilical se convirtió en tarea preferencial. Una actividad de manual de contrainsurgencia: “Ahogar al bebé en su propia leche”, evitar precisamente la transmisión, sin dejar crecer al neonato o cuando lo haga rompiendo los vínculos con su comunidad. En otra escala, obviamente, pero algo así como Israel realiza con los niños y adolescentes palestinos. Hacerlos desaparecer para que no halla continuidad generacional, ni siquiera en los cementerios.

Durante siglos, en particular en la Euskal Herria rural, la transmisión fue oral. Mitos, leyendas y crónicas moldeadas que algunos viajeros extranjeros describieron con sus plumas tintadas. La elite que pasaba al papel el mundo real y el simbólico, se concentraba en los conventos y la expansión de las ciudades abrió la espita a otros mundos. Los arrantzales nos trajeron la diversidad cultural del planeta que adaptamos a nuestra medida. Nada fuera de lo habitual en otros lugares. Sin embargo, cuando surgieron los estados-nación, la transmisión autóctona se volvió peliaguda. Madrid y París impusieron su narrativa y aquel hecho natural anterior de transmisión se convirtió en una actividad defensiva, de reafirmación nacional. Los unos con la fuerza del poder, los otros con la de la cohesión comunitaria. Este último, un factor que desdeñaron los chauvinistas modernos que construían sus dos estados a golpe de sable. Por ello, la pelea se concentró, en educación y cultura: el anillo en las escuelas, la construcción de mitos hispanos y franceses, la nación periférica como región. las prohibiciones sistemáticas. En casa y en tiempos de derrota, regresó la continuidad de la oralidad como eje de transmisión. Las mujeres difundieron el descalabro, oralmente, pero no con signos de capitulación. La sociedad estaba acogotada, en el exilio, en prisión, en las cunetas. Ellas transmitieron lo que habían heredado de sus antepasadas. Fue algo así como un reseteo… y a la trinchera de nuevo.

Así, cuando una nueva generación acudió al rescate de las señas de identidad patrias, la formación de todos esos apartados que 40 años después describiera la Carta de los Derechos de Euskal Herria, se convirtió en una obsesión. A modo de ejemplo, mientras Txabi Etxebarrieta convocaba una manifestación en Gernika denunciando el bombardeo, minoritaria y apaleada, su hermano José Antonio ultimaba su trabajo: “Vientos favorables, Euskal Herria 1859-1959)”. Surgieron módulos de estudio clandestinos, una universidad de verano en Ipar Euskal Herria, centros de lectura de libros prohibidos (Ortzi, Fanon, Marighella, Oloriz, Krutwig…), hasta la llamada Academia Errante impulsada por Ángel Cruz Jaka.

¿Qué contar de época posteriores? La obsesión por la transmisión, tanto escrita como oral, se trasladó a las organizaciones disidentes del sistema centralista, incluidas las organizaciones armadas que tuvieron presencia en Euskal Herria en la década de 1980: Iparretarrak, Comandos Autónomos, ETA, incluidos cursillos para conocer la crónica vasca levantisca. Hasta época bien reciente. Entre las organizaciones independentistas civiles, esos cursillos fueron también habituales, así como los textos y talleres de pre-militancia. Hasta que llegó la Doctrina Garzón del “todo es ETA”, y la transmisión revolucionaria volvió a las catacumbas.

Por eso, el reciente impulso de rescatar nuestra narrativa -robada o prohibida- a través de iconos del (in)consciente colectivo vasco -Txiki y Otaegi entre ellos- tiene un valor adicional cuando se realiza, como en este caso, por jóvenes cuyos padres probablemente ni se conocían cuando los fusilamientos de 1975. Un golpe de adrenalina para quienes ya vemos más cerca el ocaso biológico particular, tras comprobar que hay mimbres para continuar aquello que comenzaron nuestros recordados pioneros.

 

 

 

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viernes, 19 de septiembre de 2025

Ibaitik Itsasora Avanza

Naiz ha publicado este recuento del avance de la iniciativa popular internacionalista Ibaitik Itsasora en su avance desde Tutera (el río) hacia Hendaia (el mar) en solidaridad con el pueblo palestino:


Tras recorrer Nafarroa, Ibaitik Itsasora olerá el mar en Gipuzkoa y Lapurdi

La marcha Ibaitik Itsasora culminará el recorrido que comenzó el pasado miércoles en Tutera este viernes y sábado en Irun y Hendaia. En estas localidades se denunciará la colaboración de empresas como CAF y Carrefour con la masacre que sufre Palestina.

Martxelo Diaz-Maider Iantzi 

Tras recorrer Nafarroa desde el sur hasta el norte, partiendo desde Tutera el miércoles de la pasada semana, la marcha Ibaitik Itsasora llega hasta su tramo final en Gipuzkoa y Lapurdi este viernes y sábado. Tras partir del río Ebro ya huelen el mar Cantábrico.

En este recorrido, han simbolizado el apoyo de Euskal Herria a la legítima aspiración del pueblo palestino de gozar de libertad, igualdad y justicia en su territorio histórico desde el río Jordán hasta el mar. La ruta, compuesta por once etapas, se ha diseñado para conseguir dos objetivos fundamentales. Por una parte, tejer redes de solidaridad y, por otra, destapar complicidades de empresas e instituciones de Euskal Herria con el sionismo, como hicieron el pasado domingo en Iruñerria.

Bera

La novena etapa este jueves ha partido desde Merkatu Plaza de Doneztebe para adentrarse en la Vía Verde y llegar hasta Bera sobre las 14.15. Una calurosa acogida ha recibido a la marcha en el puente San Miguel. Desde allí, han recorrido el pueblo hasta la plaza Frantxia Haltzuet.

Liria Asensio ha llevado bien alto la llave de color de oro que simboliza el derecho del pueblo palestino a regresar a su casa. Le ha hecho mucha ilusión y está emocionada. No esperaba que se reuniera tanta gente. «Hasta ahora me parecía que no hacía nada. Pero esta marcha en mi pueblo y con mi gente me ha llenado de alegría», ha declarado a NAIZ.

‘Ibaitik itsasora, Palestina aurrera!’, han reivindicado. ‘Gora, gora, gora, erresistentzia’, ‘Boicot, Israel’, ‘Ez da gerra bat, genozidioa baizik’, ‘Estatu sionista, estatu terrorista’, ‘Bortziriak Gazarekin’... Las y los marchistas no han parado de gritar en todo el camino.

‘Gure haurrak ere badira’, han recordado desde la ikastola Labiaga.

 


 


El artista Inaxio Agara ha puesto su nota de color con la txalaparta desde su balcón.

La música de la txalaparta ha sido también la que le ha dado la bienvenida a la marcha en la plaza Frantxia Haltzuet, repleta de gente y de pancartas con lemas como ‘Genozidioa gelditu’ y ‘Palestina askatu’. Jon Zelaieta ha bailado el aurresku de honor creando un momento emocionante y el público ha roto en aplausos. Allí han estado representantes del Ayuntamiento y de los colegios, además de otros muchos agentes.

Una gota de agua

Txema y Mariaje descansan un rato en el puente que une las plazas de Frantxia Haltzuet y Altzate. Vienen desde Tutera y en el camino han vivido de todo. Txema recuerda como uno de los momentos más álgidos la salida de Tafalla, con todas las niñas y niños de la ikastola y los bomberos. Para él fue especial. También Peralta y todo Baztan y Malerreka.

«Nos cuidan mucho», asegura Mariaje. Normalmente duermen en polideportivos o frontones, pero en Tafalla la gente les abrió las puertas de sus casas. «Dos mujeres musulmanas se nos acercaron preguntándonos si teníamos dónde dormir, y nos dijeron que nos iban a preparar el desayuno del día siguiente. No sé a qué hora se habrían despertado pero nos prepararon un desayuno espectacular con tortas recién hechas».

Txema considera que «somos una gota de agua, pero el mar está llena de gotas de agua».

Mariaje ve que en la marcha van muy animosas y animosos, pero tiene sus dudas sobre su influencia. «Esto me lo llevo yo a casa, pero ¿qué se lleva pueblo palestino? ¿Qué impacto tendrá? Nos llegan noticias tan catastróficas...».

Una iniciativa muy euskaldun

Las bienvenidas en los pueblos están siendo muy potentes. «Siempre nos reciben de forma muy cálida. Llegamos con las pilas descargadas y nos dan el impulso que necesitamos», cuenta Mariaje.

Txema añade que cerca del 80% de la marcha está siendo euskaldun. «Además de caminar, hacemos ‘mintzapraktika’. Hay mucho ‘euskaldunberri’. En todos los lugares hemos escuchado mucha euskara. También en Castejón o Tutera. Han participado muchas escuelas, incluso guarderías. Nos han regalado dibujos y banderas pintadas».

Tras comer en la sociedad Espidobaita, por la tarde han proyectado un documental y han realizado un acto político.

El viernes, en Irun

El viernes, las y los marchistas iniciarán su recorrido a las 9.00 desde el Ayuntamiento de Bera y, atravesando la Vía Verde del Bidasoa, llegarán a la plaza San Juan de Irun a las 13.30. Tras una comida autogestionada, a las 17.00 partirá desde la plaza San Juan una manifestación que llegará hasta la fábrica de CAF. Esta empresa ha sido denunciada en repetidas ocasiones por participar en la construcción del tranvía ligero de Jerusalén, que supone un respaldo a la colonización sionista de Jerusalén Este y Cisjordania.

Tras la concentración en CAF, habrá actividades culturales en La Kaxita.

La última etapa, Hendaia

El sábado, la marcha llegará a las 9.30 por el puente Avenida. A las 10.45, realizarán una concentración frente al Carrefour de Hendaia para denunciar que esta multinacional de la distribución colabora con el Ejército sionista. La llegada al mar será a las 13.00 en Sokoburu, donde se leerá el comunicado que se ha traído desde Tutera.

Por la tarde, se realizará una lectura de textos y se presentará el libro ‘Palestina en 50 retratos’. Después, tendrá lugar una performance trágico, cómico y poético. Bertsolaris y el concierto de Xiberoots pondrán el broche final al atardecer.

 

 

 

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domingo, 14 de septiembre de 2025

El Agente Turuta

Retornamos al caso de la víctima de terrorismo de estado español Txomin Letamendi con este reportaje publicado en El Diario:


De espía vasco en la CIA a torturado por el franquismo: una familia busca Justicia 75 años después para el agente Turuta

La Fiscalía ha accedido a conceder a los herederos de Txomin Letamendi, que presentaron una querella contra policías del régimen que fue archivado, una “declaración de hechos pasados” que saque a la luz su verdadera historia en la Guerra Civil y en la II Guerra Mundial

Iker Rioja Andueza

Apunta el diccionario 'Elhuyar' que, en euskera', 'turuta' significa corneta o clarín. Pero Txomin Letamendi era más bien trompetista, aunque empleó el apodo de Turuta en sus misiones como espía del Servicio Vasco de Información. El SVI fue la agencia creada durante la Guerra Civil por el Gobierno autonómico de lo que entonces se conocía como Euzkadi y que, en la II Guerra Mundial, se puso al servicio de la CIA y del FBI de Estados Unidos y de otras potencias aliadas contra los nazis y fascistas. A Letamendi, uno de esos agentes vascos al servicio de la CIA (conocida en la época por las siglas OSS), el propio lehendakari José Antonio de Aguirre le pidió en persona regresar a España en 1942 confiado en que el régimen franquista iba a caer. Pero no lo hizo. Y Turuta fue detenido. Y torturado. Y encarcelado. Falleció por esta causa en 1950. Sus herederos, a punto de cumplirse 75 años de la muerte del espía, presentaron en 2024 una querella contra dos agentes de la Policía franquista. Una magistrada archivó la causa. Pero la Fiscalía recurrió y ha abierto la puerta a que los Letamendi logren de la Justicia española una “declaración de hechos pasados”, es decir, una resolución que, aunque no tenga consecuencias, ponga negro sobre blanco que Turuta fue un héroe y no un peligroso faccioso. 

La historia de Turuta aparece de refilón en la memoria de la Fiscalía vasca de 2024, un documento puramente administrativo hecho público a comienzos de septiembre. Detrás de las anodinas cifras de una de las muchas diligencias mencionadas, las 53/2025, se esconde una vida de película. O de novela. Kirmen Uribe la recogió en 'La hora de despertarnos juntos'. Su esposa Karmele Urresti, pariente de Iñaki Anasagasti, el histórico dirigente del PNV nacido en el exilio de Venezuela, es una de las protagonistas.

El 20 de diciembre de 2024, al cumplirse 74 años de la muerte de Letamendi, trascendió que su familia había acudido a los tribunales. Presentaron una querella larga que tiene la misma cantidad de jurisprudencia y fundamentos legales que de historia de Euskadi, de España, de Europa y del mundo. Se explica que Letamendi nació en Bilbao en 1901. Se detalla su singladura como 'gudari' del PNV en la Guerra Civil, tanto en el frente de Bilbao como en la zona de Vitoria y Arrasate-Mondragón.

Pero los franquistas, auxiliados por alemanes e italianos, conquistaron todo el territorio vasco ya en el verano de 1937. Turuta pasó al exilio. Primero fue a París, al conocido palacio del 11 de la avenida de Marceau que ahora ha recuperado el PNV. “Es allí donde se puso a las órdenes del lehendakari” como un agente del SVI. Pero los nazis llegaron también a Francia. Su siguiente parada fue ya en América. En concreto, acabó en Venezuela. El SVI, en cambio, estableció su cuartel general en Nueva York. Allí trabó acuerdos de colaboración con la OSS (actual CIA), el FBI y también con el SOE británico. Todo esto está documentado en papeles secretos desclasificados ya tanto por Estados Unidos como por el Reino Unido. En España eso aún no es posible a falta de la reforma de la ley de secretos oficiales.

Un informe de la CIA titulado “Mission Letamendi” explica el regreso a España del espía. Fue a finales de 1942. Aparentemente, Aguirre le invitó a volver al interior. Necesitaba agentes sobre el terreno ante lo que intuía (equivocadamente) como la caída del franquismo en paralelo a las derrotas de Alemania e Italia. El lehendakari, como también describió la CIA, llegó a pedir armas a Estados Unidos para su plan para derrocar al régimen. El propio viaje, en el buque Buena Esperanza, fue una misión confidencial para la CIA ya que en él iba también el getxoztarra José Antonio de Sangróniz, embajador español en Venezuela. La tapadera de músico permitía al espía hacerse pasar como un inocente vasco apolítico que recorría el mundo y que era amigo de las hijas del diplomático. 

En 1945 acabó la II Guerra Mundial y, con ello, la luna de miel del SVI con Estados Unidos. Este país reinició sus relaciones diplomáticas con una España que ya no se estaba mostrando al mundo como amiga de las derrotadas Alemania e Italia. Letamendi fue arrestado en agosto de 1946 “con motivo de haber descubierto la Policía gubernativa de San Sebastián una valija con documentación clandestina con destino a Francia que puso de relieve la existencia de una amplia conspiración”. Según el franquismo, “todos los partidos políticos de izquierdas” -si bien el PNV era una formación católica y conservadora siempre operó del lado de los republicanos- estaban actuando subrepticiamente en el territorio nacional bajo instrucciones de autoridades en el exilio “para el derrocamiento del régimen establecido en España después de su guerra de liberación”.

Explica la familia que sufrió “graves torturas en comisaría”. Estuvo en prisión sin condena hasta mayo de 1947, es decir, nueve meses. Turuta optó por desplazarse a Barcelona, donde siguió trabajando como agente del SVI con los apodos de “Damián Landa” o “Darío Landa”. Pero fue arrestado nuevamente en septiembre de ese mismo año por la Brigada Político-Social. Otra vez más le decomisaron documentación interna de la oposición. Aquí se sabe que fue torturado por los agentes José Nogués Recoo y Fernando Escudero Arcocha. Son los dos nombres que aportó la familia a la Justicia. Hay más, pero no se han investigado. Lo dejaron “marcado” tanto física como psicológicamente. “No pudo revertir las secuelas”, abundan.

Fue procesado en 1948 y la Fiscalía militar pidió para él diez años de cárcel por delitos de espionaje. En febrero de 1950 llegó la sentencia condenatoria contra él tras un proceso sin garantías. Finalmente, le cayeron cinco años de reclusión por ser responsable de una “conspiración para la rebelión”. Estuvo preso en la propia Barcelona, pero también en Madrid y Guadalajara, según su expediente penitenciario. “Su estancia en prisión fue durísima” y llegó a dejar de comer. “Los muertos no comen”, contó otro reo sobre la delicada situación del torturado. En octubre le concedieron un indulto por su estado de salud. Estaba al “límite” cuando se reunió con su familia. El 20 de diciembre de 1950, estando en casa de un hermano en Madrid, falleció. 

Según explican fuentes judiciales, la magistrada de Donostia Silvia Villanueva admitió a trámite la querella -que insiste en la inaplicabilidad de la amnistía de 1977 porque los delitos contra la humanidad no prescriben- y pidió a la Policía Nacional un informe sobre los dos nombres facilitados por la familia. El cuerpo le dijo que uno de ellos no constaba en sus bases de datos y que otro, Escudero, había fallecido ya. Aunque no hace tanto, en 2013. La instructora interpretó que no había responsabilidad penal posible en esas circunstancias y cerró el expediente. Pero, en abril de este año, la Fiscalía solicitó que se pudiera utilizar la posibilidad de realizar esa “declaración de hechos pasados”. Es lo último que se conoce del recorrido judicial de Letamendi, pero al menos es una puerta abierta a su reconocimiento. La ley vasca de víctimas de violencia policial, por ejemplo, no atiende casos de esa época, aunque sí del tardofranquismo y la transición. 




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sábado, 13 de septiembre de 2025

Recuperando la Sede del Exilio

La saga del palacete en París que alguna vez fue sede del gobierno vasco en el exilio ha llegado a su fin. Con ello, también se cierra el capítulo de uno de los muchos despojos por parte del franquismo en contra del pueblo vasco, despojo en el que incluso tomó parte el Instituto Cervantes, utilizado como pica colonizadora.

Como era de esperarse, el PNV está de plácemes.

El Diario nos ofrece esta información al respecto:


El PNV anuncia que tomará posesión de su palacio histórico de París con un acto político para celebrar la recuperación

En el día en que se cumplen 89 años de la compra del edificio de Marceau mediante testaferros y con el Instituto Cervantes ya fuera desde el verano, el partido se felicita por haber recuperado “un pedacito de historia” este 2025

Iker Rioja Andueza

El PNV ha anunciado que, simbólicamente, el próximo sábado 20 de septiembre tomará posesión de su palacio en el 11 de la Avenue Marceau de París. Lo compró mediante testaferros en 1936, se empleó como sede del Gobierno de Euzkadi en el exilio tras la Guerra Civil, fue ocupado por los nazis y cedido al franquismo, recuperado unos años y de nuevo perdido con una sentencia judicial. Así, fue durante años la sede del Instituto Cervantes y de su biblioteca. Si en Navidad el Gobierno de Pedro Sánchez acordó su devolución al partido, en verano el Instituto Cervantes ya había arriado la bandera de España aunque tenía derecho a quedarse unos años como inquilino a cambio de una renta de mercado. 

La secretaria del Euzkadi Buru Batzar, Maitane Ipiñazar, ha explicado que la actual dirección nacional del PNV, con Aitor Esteban al frente, ha organizado un acto allí ya como titular de pleno derecho del edificio de la capital de Francia. Aunque se haga en el exterior, incluirá sí o sí la simbólica entrada en el interior, indican fuentes del partido. En los últimos días ya ha habido allí una delegación revisando el estado del palacio. No lo ha mencionado pero el anuncio se ha hecho exactamente 89 años después de que un 12 de septiembre de 1936 se formalizara la compra mediante testaferros. 

Según ha expuesto Ipiñizar, se ha invitado igualmente a los anteriores responsables del partido, el equipo de Andoni Ortuzar, como guiño por las gestiones que llevaron a cabo durante años. Y también al lehendakari, Imanol Pradales, y a los principales cargos institucionales de la formación nacionalista, indica 'Deia'. Los dirigentes ya están reservando vuelos desde Bilbao o desde Biarritz. Toda la afiliación ha recibido una comunicación de la nueva, según ha explicado la secretaria del EBB.

 “Hemos recuperado un pedacito de nuestra historia. No solamente de la historia del PNV, sino también de la historia de Euskadi. Porque ese edificio fue símbolo de libertad y cobijo del pueblo vasco en los peores momentos”, ha señalado Ipiñazar. Ha hecho el anuncio haciéndose acompañar de un cuadro de Ricardo Arrue con un mapa de Álava, Bizkaia, Gipuzkoa y Navarra y que el primer lehendakari, José Antonio de Aguirre, tuvo en aquel palacio, presidiendo su despacho. Pradales también tiene en la Presidencia vasca un reloj de Aguirre.

En agosto, este periódico pudo confirmar que el Instituto Cervantes, organismo encargado de la promoción de la lengua castellana y de la cultura española en el mundo dependiente de Asuntos Exteriores, había arriado ya la bandera rojigualda y retirado sus rótulos corporativos del palacio ubicado en pleno centro de París, muy cerca de la torre Eiffel. El Gobierno incluyó la restitución de este patrimonio del PNV en un decreto ómnibus aprobado a finales de 2024. Semanas después no fue convalidado en el Congreso pero, durante su estado de vigencia, se formalizó el cambio de titularidad. Se preveía un margen hasta 2030 de continuidad de los inquilinos a cambio de una renta que cobraría el PNV pero, en apenas unos meses, el Instituto Cervantes ha centralizado en su otro sede parisina todas sus depedencias. El PNV ha recibido duras críticas, particularmente de PP y Vox, que han entendido que el Estado ha regalado patrimonio público a un particular. Han pedido una auditoría del Tribunal de Cuentas. 

Salvo ahora, en 2025, el palacio del 11 de Marceau nunca estuvo a nombre del PNV como tal. Pero eso no implica que quienes lo adquirieron realmente no lo hicieran por iniciativa del partido. Es conocido que, desde la dictadura de Miguel Primo de Rivera, la formación nacionalista empleaba “testaferros” o intermediarios para preservar su patrimonio. En este caso, el cambio de titularidad se fundamentó en un dictamen historiográfico del secretario de Estado de Memoria Democrática, Fernando Martínez López, que se basa, a su vez, en el análisis del profesor Óscar Álvarez Gila y de Xabier Hualde Amunárriz, ambos de la UPV/EHU. El documento lo adelantó este periódico en enero.

Se indica que, en efecto, la sede de París fue empleada como base de operaciones principal del Gobierno de Euzkadi en el exilio, así como de otros organismos auxiliares. Aquel Ejecutivo se constituyó en octubre de 1936, cuando los sublevados ya habían conquistado Vitoria y Pamplona el mismo día del golpe de Estado y Donostia, en septiembre. Bilbao cayó en junio del año siguiente, semanas después del bombardeo nazi que inspiró a Picasso.

Así, los nuevos organismos autonómicos se ubicaron en el extranjero. El informe recalca que “el uso” o el “significado” del edificio no ha de confundirse con su propiedad. Y añade que “es capital” entender que “el uso de testaferros o sociedades pantalla” por razones políticas y de seguridad en un contexto de guerra dota de “complejidad” al estudio de la historia concreta de este inmueble.

Más en detalle, “se identifica como donante de los fondos que pagaron el inmueble a Francisco Belausteguigoitia Landaluce, emigrante vasco residente en México, con unos fuertes vínculos personales con el PNV”. La “orden telegráfica” con las instrucciones al dirigente del PNV Heliodoro de la Torre para el envío de 65.000 dólares estadounidenses se dio el 12 de septiembre de 1936. La fecha es muy relevante, porque entonces aún no estaba aprobado el Estatuto ni creado el Gobierno de Euzkadi. “De la Torre, receptor de los fondos, es el tesorero del PNV, por tanto, es el gestor económico de dicho partido, en el momento de recibir los 65.000 dólares y no de un Gobierno que aún no existía”, se puede leer en el informe historiográfico.

El edificio se pagó en francos franceses, en concreto 1.460.000 abonados al contado. La devaluación del franco era tal que aún sobraba con los 64.982,30 dólares disponibles, ya que por el camino los bancos se quedaron con algunas comisiones. Y “a finales de 1938 se inició el levantamiento de un entramado societario de nuevo cuño que se usaría como nuevo propietario oficial del edificio, siendo así transferida la propiedad del edificio a la sociedad mercantil Finances et Entreprises S.A. en 1939”. “Las siete personas que se reparten las 600 acciones por un valor total de 3 millones de francos franceses son, todas ellas, de nacionalidad británica o francesa, residentes en el Reino Unido (5) y Francia (2), con el nexo común de estar, casi todos ellos, vinculados al negocio del tráfico marítimo”, se explica sobre los que estaban detrás de esa tapadera. “El capital fundacional no fue aportado por sus socios accionistas, sino que llegó en su totalidad de manos del tesorero del PNV, siendo, por lo tanto, los accionistas meros testaferros”, se apostilla. De hecho, el cambio de titularidad se hizo sin entrega de dinero. Fue una compraventa “enmascarada”.

En el folleto editado por el Instituto Cervantes sobre la Biblioteca Española, se indica que el de Marceau es un “edificio singular”. Su historia, en verdad, no arranca con la Guerra Civil española, sino el siglo anterior. “Fue construido en 1883 por el arquitecto Paul Déchard como residencia familiar de Narcisse Fillot, un directivo de Au Bon Marché, por entonces el mayor de los grandes almacenes europeos. El edificio se compone de tres cuerpos de obra en U en torno a un patio interior al que se accede por un paso de carruajes. El cuerpo principal, con fachada a la avenida Marceau, consta de cuatro plantas. El segundo, perpendicular al principal, está formado por el salón de baile o salón de los espejos. Un tercer elemento estaba en su origen reservado a la caballeriza y al servicio. En 2012 se aprueba la inscripción de varios elementos del inmueble en la lista de monumentos históricos de París”, se explica. El Gobierno de España ha acometido muy recientemente importantes reformas en Marceau.

Fue en 1937 cuando el Gobierno de Euzkadi, con el lehendakari José Antonio de Aguirre al frente, se instaló en el edificio del PNV precisamente porque era de su partido. Pero en 1940 París quedó ocupada por las fuerzas nazis y la Gestapo entregó el inmueble a sus aliados franquistas. Entre los moradores, la Falange -el partido único y parafascista de la dictadura-, la Agregaduría Militar y la Comisión de Recuperación de Bienes y los Servicios de Seguridad. “Desde aquí se coordina la represión del exilio republicano español”, explica el Instituto Cervantes.

Con la liberación de París, en 1944, el Ejecutivo autonómico en el exilio recuperó el palacio. De aquella época es la fundación Consejo Federal Español del Movimiento Europeo, realizada allí mismo. Pero no fue una estancia larga. Se iniciaron una serie de procedimientos judiciales que hicieron que, en 1951, el 11 de Marceau pasara a manos del Estado, que ha mantenido hasta ahora esa propiedad. Los historiadores que elaboraron el dictamen para el traspaso remarcaban que era muy importante tener en cuenta que esas resoluciones que dieron la titularidad al Gobierno español se fundamentaban en dos legalidades ilegítimas, la de la Francia colaboracionista primero y la de España franquista después.

La Biblioteca Española fue inaugurada en noviembre de 1952. Antes, se había organizado allí la denominada 'Exposition du livre espagnol contemporain et des tapisseries de Goya ('Exposición del libro español contemporáneo y de tapices de Goya“'). Fue promovida por el franquismo para ir saliendo de su aislamiento internacional y blanquear su imagen. Entre los asistentes, participó quien luego sería pontífice de la Iglesia católica como Juan XXIII. La mayor joya expuesta fue el único manuscrito conservado del 'Cantar del Mío Cid'. 

“De los 3.603 libros de la exposición de 1952 que dio origen a la Biblioteca Española, publicados entre 1940 y 1951, han llegado a nuestros días unos 2.000 documentos. [...] A lo largo de sus más de 70 años de historia, la biblioteca ha reunido un fondo bibliográfico integrado por unos 50.000 documentos. La colección patrimonial incluye obras de valor histórico y cultural (libros antiguos, primeras ediciones, libros únicos, raros o valiosos, con dedicatoria autógrafa), muchas de ellas testigo de la historia de la biblioteca y del paso de autores hispanos por París”, cuenta el Instituto Cervantes. La lujosa sala de lectura estaba “presidida por un retrato de Manuel de Falla pintado por Ignacio Zuloaga, con estanterías de roble y un fresco en el techo del pintor Jean-Alfred Marioton”, se destaca. 

 

 


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