Damos seguimiento al tema de la tortura como herramienta represiva institucional del estado español con este artículo de Naiz en el que se hace un recuento de la participación de la víctima de terrorismo de estado Ixone Fernández en una actividad de Gogora, esa institución de la CAV tan inclinada a hacer suyo el relato de Madrid.
Aquí la información:
El Día de la Memoria da voz, por primera vez, a una víctima de la tortura
Por primera vez, una víctima de la tortura ha tomado la palabra en el acto institucional organizado por Gogora con motivo del Día de la Memoria. Ixone Fernández ha defendido que el dolor de las víctimas es el mismo, y ha advertido de que «no podemos construir una memoria en la que falte una parte».
Ion SalgadoIxone Fernández fue detenida y torturada por la Policía española hace veinte años, en 2005. Su caso, al igual que el de otros muchos ciudadanos y ciudadanas vascas, más de 5.000, ha sido acreditado por el Instituto Vasco de Criminología. Este lunes, se ha dado un paso más, ya que, por primera vez, una víctima de la tortura, ha tomado la palabra en el acto institucional organizado por Gogora con motivo del Día de la Memoria. Ha compartido espacio con Maixabel Lasa, viuda de Juan Mari Jauregi, víctima de ETA, y Amelia Machimbarrena, nieta de Diego Fernández Montes, fallecido también en una acción de ETA. Las tres han narrado sus historias y han llegado a un punto es común, es preciso reconocer el dolor de todas las víctimas, sin excepciones.
«Si queremos avanzar hacia la convivencia todas las verdades deben estar recogidas. No podemos construir una memoria en la que falte una parte», ha manifestado Fernández en el acto celebrado en el Palacio de Congresos Europa de Gasteiz, donde ha remarcado que «se tiene que saber lo que pasó, aunque duela, aunque no nos guste lo que escuchemos. Es la única manera de que no se repita y se aprenda para avanzar en conjunto hacia una Euskal Herria donde podamos convivir todos y todas».
Estas palabras, respondidas por un atronador aplauso, han estado precedidas de un duro relato, que da cuenta del calvario al que han sido sometidas las víctimas de la violencia estatal: «Cuando partes de una vivencia traumática que es negada y ocultada, cuando te dicen que lo que relatas forma parte de un manual de desprestigio, lo acabas interiorizando y te condiciona la vida, por que de lo que no se habla no existe. Y lo que no existe no se puede reparar, no puede sanar, y te bloquea».
«Ves que se sigue dando, y que goza de una impunidad terrible, que incluso se premia a las personas que fueron las ejecutoras, a los torturadores, eso te victimiza y no te deja avanzar o hacer un proceso de reparación», ha explicado, y ha reconocido que dar cuenta de su relato en base al Protocolo de Estambul «no resulta fácil porque es hurgar en la herida, pero cuando te lo explican motiva». «Sacaba a la luz mi infierno personal y me hacía existir, me permitía reconocerme como víctima. Era una manera de salir a la luz».
«El Protocolo de Estambul fue un punto de inflexión. Quedó claro que no eran casos aislados, sino que había habido una impunidad durante décadas. A mí me torturo la Policía, pero no era un abuso policial aislado, era algo de un entramado mucho mayor, porque estaban implicados todos, policías, políticos, forenses, abogados... todo ese entramado, con esa impunidad, había permitido que se diese esa vulneración de derechos permanentemente. Y no hay ninguna razón de estado que pueda justificar que se vulnere los derechos humanos de esa manera», ha apuntado antes de reclamar un cambio legal.
En este sentido, ha recordado que «hay una ley de reconocimiento que en estos momentos a mí me excluye porque no cumplo los requisitos. Esa ley es importante para que las personas que somos víctimas podamos existir, tener derecho a la verdad y a la reparación y por supuesto que haya una garantía que esto no vuelva a pasar nunca más. Por eso pido que se abra ese arco temporal –de 1978 a 1999– que limita a las víctimas, que desaparezca y que todas tengan derecho a acceder».
El relato de Fernández ha sido respondido con empatía. «No me puedo imaginar lo que ha pasado. Es estremecedor», ha reconocido Machimbarrena, que ha indicado que hace décadas el dolor propio impedía ver el dolor ajeno. Sin duda, el trabajo realizado por personas como Maixabel Lasa ha sido importante para dar la vuelta a esa situación, impulsando encuentros reiterativos y logrando que algún dirigente institucional pidiese perdón. Ibarretxe lo hizo ante las víctimas de ETA. «Intentamos que López también hiciese una petición de perdón, pero no lo conseguimos».
Víctimas del alejamiento
El encuentro de las tres víctimas ha sido el punto álgido de una jornada marcada por el desmarque de la derecha española, ausente en el acto celebrado en el Parlamento de Gasteiz; la negación de ESAN, que rechaza que ha exigido retirar la placa en recuerdo de Rosa Zarra, víctima de la Ertzaintza; y la reivindicación de Etxerat, que se ha concentrado ante la Cámara autonómica para recordar a las 16 personas que pedieron la vida a consecuencia del alejamiento impuesto durante décadas a los presos y presas vascas. 16 personas que «siguen sin recibir reconocimiento oficial por parte de las instituciones».
«Bajo la excusa de que la actual ley de víctimas carece de base jurídica suficiente, el dolor y el sufrimiento de estas víctimas no hace sino prolongarse», han censurado los integrantes de Etxerat, que han pedido «voluntad tanto a los responsables políticos como a los partidos para poder seguir dando pasos en la lógica de la memoria colectiva y de la construcción de escenarios de convivencia. Pedimos voluntad para que utilicen todas las herramientas que tienen entre manos para ahondar en el reconocimiento institucional de estas 16 víctimas que sigue causando sufrimiento».
«Es el momento de llegar a una resolución definitiva, de reconocer el daño causado por los responsables políticos que durante tres décadas utilizaron la política de dispersión y alejamiento para causar sufrimiento y, de paso, es momento de profundizar en el camino a casa de nuestros familiares que aún hoy siguen tanto en prisión como en el exilio», han añadido los familiares, que han recibido el apoyo de EH Bildu.
El portavoz de la formación soberanista en la Cámara de Gasteiz, Pello Otxandiano, ha defendido una «memoria inclusiva, que reconozca y respete todos los sufrimientos y a todas las víctimas, porque creemos firmemente que ese es el camino para construir una convivencia verdaderamente democrática».
«Para nosotras y nosotros, el ámbito de la convivencia y la memoria no debe convertirse en un terreno de disputa política, y mucho menos en un espacio para el enfrentamiento estéril», ha apuntado, incidiendo en que «este año, además, el Día de la Memoria llega marcado por una efeméride y un contexto especiales: se cumplen 50 años de la muerte de Franco, de la coronación de Juan Carlos de Borbón y de los últimos fusilamientos del franquismo, entre otros, los de Txiki y Otaegi».
«El lehendakari advirtió de que pueden llegar tiempos oscuros y de que existen sectores fascistas y autoritarios que pretenden hacernos retroceder. Por eso, consideramos que la memoria debe servir para extraer lecciones y unirnos como pueblo frente al fascismo», ha sentenciado en un mensaje publicado en X.
Mensaje de Pradales a los jóvenes
Por su parte, Imanol Pradales ha abogado por «construir una memoria de país, inclusiva, que supere la miopía del ‘nosotros’ frente al ‘ellos’», para evitar «la instrumentalización del sufrimiento». Ha subrayado que «aunque quisiéramos pensar lo contrario, siguen vivos el sufrimiento y el dolor. Sigue viva la larga huella que dejó la guerra, la dictadura, el terrorismo, la persecución o la tortura».
«Cada día tenemos que seguir alimentando la memoria. Una memoria honesta y constructiva que nos ayude a avanzar. Memoria crítica que reconozca, sin tibieza, que el dolor causado por todas las formas de violencia es injusto. Y una memoria terapéutica que busque la empatía con todas las víctimas», ha destacado, para concluir con un mensaje a los jóvenes «que no conocieron los tiempos oscuros de nuestro país. Que la violencia no tiene cabida en nuestra sociedad y que solo aporta un sufrimiento infinito. Que la democracia y los derechos humanos no están asegurados y que debemos aprender del pasado para no repetir errores».
Ausencia del PP
Muy diferente ha sido la postura del presidente del PP en la CAV, Javier de Andrés, que no parece estar dispuesto a reconocer a todas las víctimas. «La exigencia ética hacia aquellos que causaron tanto daño se tiene que mantener, tiene que estar presente, y no tiene que diluirse con otras violencias, otras circunstancias que son completamente distintas», ha señalado en alusión a ETA.
«Nosotros vamos a seguir, firmes y convencidos de que es imprescindible mantener un suelo ético, una exigencia ética integral», frente a la «laxitud con la que otros partidos se conforman y diluyen responsabilidades», ha concluido, sin reparar en que cargos de su partido sí que han estado presentes en el acto organizado por el Ayuntamiento de Donostia.
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