La constitución del estado español desafía toda lógica, para algunas cosas es monolítica, más sagrada aun que las tablas de Moisés, pero cuando así conviene al grupo en el poder (sí, esos que han estado cómodos en sus poltronas desde 1939), entonces se le cambian hasta las eñes y las tildes.
Al respecto, este texto publicado en Izaro News:
Juan de Etxano
Hace unos días murió otro “padre” de la Constitución. Desde casi todos los ángulos, han puesto en valor su aportación a la transición española, al pensamiento político, etc, etc, etc. Todavía le quedan algunos padres a la constitución que, pese a ser femenina, no tiene ninguna amatxu.
La Constitución es como un chicle. Se estira y se encoge a capricho del gobierno de turno y hasta los jueces hacen de su articulado una argamasa donde todo elemento nuevo entra, aunque sea con calzador. Hasta que llega a Estrasburgo. Allí no están al servicio del partido mayoritario español.
Es lógico que los vascos rechazaran semejante monumento al libre albedrío. Ahora, al gobierno del PP, que puede ver aumentados sus votos, quiere permitir que acudan a las urnas todos aquellos que se fueron del País Vasco. Piensan que pueden aumentar su cuenta en dos a tres escaños. Es igual si se fueron por choriceos o por errores empresariales. Todo cabe en la Constitución, hasta la corrupción.
En España, chorizos, carteristas de guante blanco, tramposos, corruptos y mentirosos patológicos campan a sus anchas gracias a “su” Constitución. Rajoy es un mentiroso recalcitrante y ahí sigue, con mayoría absoluta. Muchos vascos pensamos que ha llegado el momento de hacer nuestra propio reglamento y que bueno sería que tuviera menos padres y alguna amatxu.
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