Con esta nota publicada por Noticias de Navarra se rememora una de las acciones solidarias más icónicas en favor de los presos políticos vascos.
La mente maestra detrás de aquel acto en Sevilla en 1999 sigue bregando y de esos nos hablan en la nota:
El regreso de la 'giraldilla'
El viaje personal de Alejandro Urrusolo, del Mundial de Atletismo de Sevilla a la presentación de 'el activista' en Durango
Ruth Pérez de Anucita
Del Mundial de Atletismo que se celebró en 1999 en Sevilla, el último acontecimiento deportivo del siglo XX, nos ha quedado como imagen más reconocible no las victorias de Maurice Green, ni las de Marion Jones, ni siquiera el papel de Hicham el Guerruj, sino la irrupción durante la ceremonia de apertura de dos jóvenes disfrazados de giraldillas, la mascota del evento, que desplegaron pancartas en favor del acercamiento de presos de ETA.
El incidente, que provocó peticiones de dimisión y encendidas protestas contra la organización, supuso el germen de algo entonces impensable. Alejandro Urrusolo, una de las giraldillas que alcanzó el escenario, dio la mano al periodista Carlos Herrera y bailó junto al grupo andaluz Siempre Así, empezó entonces a dar forma a un proyecto que ayer presentó en la Azoka de Durango.
"Fue un momento emocionalmente muy fuerte y sentí que había que comunicarlo, que había que contar eso. Un mes antes todo el mundo nos decía que lo que planeábamos -colarse en la inauguración de un mundial y desplegar pancartas sorteando todas las medidas de seguridad- era imposible. Tenía la necesidad de compartir esa victoria y esa fue la semilla para empezar a pensar en un pequeño documental", rememoraba ayer Urrusolo en Durango.
"Hace seis años, mi mujer estaba embarazada de nuestro segundo hijo y yo trabajaba para ETB, pensando siempre en esta película, y decidí dejarlo todo para dedicarme a desarrollar este proyecto", evoca. "Me pasé dos años fuera porque quería hacer algo no estándar, una propuesta que fuera más allá de lo convencional". Con las ideas más claras, hace tres años se configuró la empresa.
Este camino ha desembocado en una película, titulada El activista, que recurre a la realidad y a la ficción para contar una historia con principio y final predeterminados: el punto de partida es "la acción pacífica más espectacular del siglo XX" y el destino es la consecución de un acuerdo de paz duradero en el País Vasco.
"Pensar en esto hace diez años era una locura, hace seis años era un sueño, pero ahora está pasando", recuerda el director de El activista, hermano del exmilitante de ETA Joseba Urrusolo Sistiaga, uno de los portavoces del Colectivo de Presos comprometido con el irreversible proceso de paz.
La película, producida por Donostia Films, ha buscado complicidades en Brasil, Francia, Alemania o Egipto, se ha aproximado al movimiento 15-M y ha intentado estrechar la mano del presidente del PP vasco, Antonio Basagoiti, aunque este acercamiento se anote en su lista de fracasos. "Basagoiti no nos dio la mano pero vamos a seguir trabajando para que nos la dé. El proyecto habla de acabar con las peleas, y ese día llegará, el de dar las manos y hablar, que tenemos mucho que decir y escuchar. Aunque nos zurren, seguiremos", promete Urrusolo.
'Crowfunding' | "Lo más duro"
Hace dos años, ETB mostró interés en el proyecto y en breve se celebrará una reunión con la televisión pública vasca, por lo que Urrusolo estos días -"noches y días" habría que decir, según su testimonio-, da los últimos retoques a un guión que, no obstante, es muy abierto. "Cuando estamos fuera (de Euskadi), explicamos la cultura de los bertsolaris y también la del jazz: hay una partitura de base pero luego se improvisa sobre la marcha", explica el director.
El activista se financia a través del crowfunding, un mecanismo de financiación colectiva en el que cualquiera puede participar. El presupuesto de la película asciende a 660.000 euros y, de momento, han recaudado más de 300.000. El récord de financiación popular pertenece al filme La era de la estupidez, que recaudó 490.000 libras (520.000 euros).
La filosofía de la cooperativa también impregna la red de activistas que impulsa la productora y que en Durango ha pasado de 500 a más de 1.100. "Músicos, escritores y muchas personas anónimas se han unido para apoyar un acuerdo de paz duradero en el País Vasco", señala.
El proyecto tractor es la película, pero también se desarrolla la historia en otras plataformas y formatos: un cómic, libro, una aplicación para el móvil o el periódico El Activista, que se presentó ayer en Irudienea, el escaparate audiovisual vasco que ha inaugurado este año la Azoka. La intención del equipo es estrenar la película en el próximo Zinemaldia.
"Cuando vivimos la experiencia de las giraldillas, suponía desafiar a la ley, pero esto es mucho más duro -confiesa Urrusolo-. Los vascos no estamos acostumbrados a hablar de nosotros mismos, de sentimientos, de la vida, de lo que hemos sufrido y de lo que hemos hecho sufrir".
°
No hay comentarios.:
Publicar un comentario