Ni las embestidas legaloides de Baltasar Garzón mismas que han llevado a la tortura de decenas de ciudadanos vascos en las últimas semanas, ni las amenazas de Balcanización por parte de José María Aznar van a amedrentar a un pueblo digno e insumiso, mismo que ha vuelto a tomar las calles de Donostia en defensa de sus libertades así como de sus derechos civiles y políticos.
Les invitamos a leer este artículo de La Jornada en el que, incidentalmente, se habla del rechazo en Catalunya al festejo del Día de la Hispanidad con el que los españoles celebran sus andanzas colonialistas:
Miles protestan en San Sebastián contra la prohibición de Batasuna
Armando G. Tejeda | Corresponsal
Varios miles de personas se manifestaron hoy en San Sebastián contra la ilegalización de la coalición de izquierda nacionalista vasca Batasuna, cuyas actividades fueron suspendidas por el juez Baltasar Garzón, de la Audiencia Nacional de España, por su presunta vinculación con ETA, y acusarla de ser su brazo político.
Mientras, el cuartel de la Guardia Civil en la localidad navarra de Urdax fue blanco de un ataque con granadas por un supuesto comando de la organización armada vasca, con saldo de agentes con heridas leves y daños materiales menores.
El Ministerio español del Interior atribuyó este nuevo ataque a ETA, mientras que José Carlos Iribas, delegado del gobierno en Navarra, donde se ubica Urdax, localidad de apenas 400 habitantes, informó de la posibilidad de que los autores de la acción sea un comando itinerante de ETA, que se habría trasladado de madrugada desde Francia, cuya frontera con España está a sólo un kilómetro.
La marcha en San Sebastián transcurrió en un clima de tensión y entre las consignas destacaron gritos contra la policía autonómica, la Ertzaintza, que fue la responsable de custodiar el curso de la protesta.
Los cinco furgones policiales que encabezaban la marcha incluso amagaron en dos ocasiones con disolver la protesta, como ocurrió en la marcha de Bilbao del pasado 14 de septiembre, pero al final se permitió finalizar la manifestación.
Al hablar en el acto, el alcalde de Oiartzun, Xabier Iragorri, denunció, en nombre de los convocantes a la movilización, la política de los estados español y francés, "que han apostado por la represión" para intentar solucionar el conflicto político que se vive en Euskal Herria.
Iragorri citó como ejemplo de esta política las ilegalizaciones de Batasuna y otras organizaciones, la prohibición de manifestaciones y "el acoso que sufren los jóvenes vascos", informó el diario vasco Gara.
Recordó que en Euskal Herria hay 6 mil 500 guardias civiles, 3 mil policías españoles y 4 mil soldados españoles, así como 2 mil 500 militares y policías franceses.
Destacó que si a estas cifras se suman los 7 mil 500 ertzaintzas, hay más de 23 mil personas armadas, "lo que convierte a Euskal Herria en el país de Europa con más agentes en proporción con sus habitantes".
También criticó la práctica de la tortura y aseguró que el año pasado fueron torturados cien ciudadanos vascos, y que este año ya lo han sido otros 50.
En este contexto, el líder de la suspendida Batasuna, Arnaldo Otegi, acusó al Partido Nacionalista Vasco (en el gobierno regional) de pretender "destruir, debilitar y dejar fuera del juego electoral" a la izquierda nacionalista, para posteriormente "hacer un nuevo pacto con el Estado español".
El dirigente vasco aseguró que los comicios de 2003 serán "un reto para este pueblo", y reclamó abandonar las tentaciones electoralistas.
El edificio de la Guardia Civil en Urdax fue alcanzado esta mañana por al menos dos artefactos explosivos disparados me-diante un temporizador desde un lanzagranadas de fabricación casera, el cual fue co-locado en una colina cercana, informó la subdelegación del gobierno.
Otra granada cayó en un río cercano y otra más se quedó en el propio lanzagranadas, lo que provocó un intenso operativo policial en la zona para desactivar el artefacto explosivo.
En Barcelona, por otro lado, 28 personas fueron detenidas durante incidentes de violencia que se produjeron cuando la policía trató de dispersar una manifestación antifascista, no comunicada, informó la jefatura de la policía de esa ciudad.
Ante la iniciativa de la policía, los participantes en la concentración, muchos de ellos encapuchados, erigieron barricadas, destrozaron mobiliario urbano, causaron daño a las fachadas de los edificios públicos y lanzaron objetos contra las fuerzas del orden.
La protesta pretendía contrarrestar un acto de homenaje a la bandera celebrado este sábado con motivo de la fiesta nacional de España.
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