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martes, 2 de octubre de 2018

De Danza y "Política"

Una vez más la caverna propagandística borbónico franquista aprovecha la ocasión para atacar a Cuba. Al centro del debate, una película de la directora vasca Icíar Bollaín.

Aquí lo que se denuncia desde Cubainformación:


José Manzaneda | Coordinador de Cubainformación

Yuli”, la película de Icíar Bollaín presentada recientemente en el Festival Internacional de Cine de San Sebastián, retrata la vida de Carlos Acosta.

Nos acerca a la infancia de un niño cubano que, sin vocación inicial alguna, llega a ser una de las principales figuras del ballet internacional, en compañías como el Ballet Nacional de Cuba, el Ballet de Houston, el de la Opera de París o el Royal Ballet de Londres.

Pero “Yuli” cuenta una historia, no es un film político. Algo que parece no ha sido del agrado de medios como el diario español ABC, que protestaba por sus “pocas referencias, y poco claras, a la situación política y social de Cuba”. Lo hacía en un texto que analizaba también el film “Alpha, the right to kill”, ambientado en el narco y la marginalidad de Filipinas. Pero en este caso -¡qué curioso!- no exigía a la película referencias a la “situación política y social” del país asiático.

En su afán por denostar a Cuba, el periodista de ABC llegaba al ridículo. Decía que “Yuli” fue “rodada en una Habana hermosa, antes de que el tiempo y la revolución hicieran mella en la carrocería de edificios y coches”. Algo alucinante: porque la película no fue rodada “antes de la Revolución”, sino el año pasado, y está ambientada en La Habana de los años 80 y 90.

Para este y otros diarios españoles, lo relevante de la historia es la “infancia de miseria y pobreza” que vivió el bailarín Carlos Acosta, como leemos en “El Mundo”. Pasó –nos dice- “de la miseria más absoluta al reconocimiento mundial”. “Su destino –leemos en otro medio, “El Español”- era acabar muerto de hambre en la isla, pero su talento natural (…) le reservaba un hueco en la historia de la danza”.

Ya. ¿Y en qué otro país de América Latina y del Tercer Mundo –donde la “miseria” y el “hambre” no son exageraciones de un periodista- ocurre que un niño negro, de un barrio humilde, tras ser formado gratuitamente en la escuela de arte del Estado, se convierte en estrella del ballet internacional y, ya en su madurez, decide regresar a su tierra para crear, en colaboración con el Estado que lo formó, una compañía y una escuela de danza?

Y es que Cuba, en palabras del propio Carlos Acosta, es “el país del arte, de la danza”. Y lo es porque –nos explica- “cuenta con un sistema que forma constantemente bailarines formidables, de clase mundial”.

Acosta Danza, la compañía que instaló en La Habana en 2016, con el apoyo del Ministerio de Cultura de Cuba y del Teatro Sadler’s Well de Londres, integra y forma a numerosos jóvenes, y se suma a la obra de otras compañías cubanas de gran trayectoria, como el Ballet Nacional de Cuba o Danza Contemporánea de Cuba.

Pero recordemos, “Yuli” es solo una excelente película. Un bello relato que nos habla de talento, sacrificio, nostalgia, amistad y superación. Por ello, críticos de cine: ¿les parece si no hablamos de política?


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