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jueves, 10 de abril de 2008

Askapena : Aberri Eguna - 2008

Con ustedes el boletín de Askapena referente al Aberri Eguna:

Independentzia eta Sozialismorantz
EUSKAL HERRIA PASO A PASO
Servicio informativo de ASKAPENA Nº216


ABERRI EGUNA - 2008


Con el nombre de Aberri Eguna (Día de la Patria Vasca) se conoce a la emblemática celebración anual de los patriotas vascos. En esa fecha, que siempre coincide con el domingo de pascua de resurrección, reafirmamos nuestra condición de pueblo y de nación aunque esta expresión política no esté todavía reconocida en el concierto de las naciones. Este año el Aberri Eguna se celebró el 23 de Marzo en diferentes lugares de Euskal Herria y con muy distintas connotaciones.

A modo de historia

El primer Aberri Eguna se celebró el año 1932 por iniciativa del Partido Nacionalista Vasco. Fueron varios los factores que impulsaron esta iniciativa: se cumplían 50 años de la oficialización de las tesis nacionalistas, ejercía mucha influencia en nuestro entorno la experiencia de Irlanda, y el Sur de la Isla había dejado de pertenecer a Gran Bretaña poco antes (los irlandeses celebraban su mítica fiesta nacional también el Día de Resurrección). Mientras tanto el contexto en el Estado español era como casi siempre: ante las reivindicaciones nacionales vascas, el Gobierno de Madrid respondía con sistemáticas prohibiciones; en aquel contexto, el PNV quiso plantar un desafío al Gobierno central (¡qué tiempos aquellos!).

La respuesta a la convocatoria sorprendió a los propios organizadores por la gran afluencia y entusiasmo de los participantes. Eso animó a los organizadores a repetirlo el año siguiente, siendo el del año 1933 un acto de marcado contenido internacionalista. Telesforo Monzón dio por finalizado el acto político con una frase histórica: "La libertad no es algo que se pide rogando; es algo que se consigue con la fuerza". El acto adquiría tal importancia que el Gobierno de Madrid, a pesar de ser republicano y de izquierdas, prohibió la edición de 1935. Fue la primera de las incontables represiones centralistas contra el Aberri Eguna.

El golpe militar fascista de 1936 barrió esta práctica, hasta el año 1963, cuando se celebró en Iparralde (el norte del país) a convocatoria de la agrupación nacionalista Enbata y con el apoyo de ETA. A partir de esa fecha, se inicia unas constantes que, casi de forma lineal, se han mantenido hasta este año:

* Una de ellas, la persecución policial: la celebración del Aberri Eguna a lo largo de estos años, dio lugar al cierre de fronteras para impedir el encuentro de los vascos de ambos lados de las mugas, a la ocupación de los pueblos donde esta prevista su celebración, a detenciones masivas, a una gran cantidad de personas heridas de bala, a militantes muertos en acciones de combate (en 1969 murieron dos jóvenes a los que les explotó el artefacto que estaban manipulando; se da la circunstancia de que ambos pertenecían a EGI, la organización juvenil del PNV). En el Aberri Eguna de 1976 era un militante de ETA el que moría en un enfrentamiento armado con la guardia civil).

* La otra constante ha sido la desunión entre las diferentes fuerzas celebrantes; fenómeno que, lamentablemente, se ha hecho presente en la edición de este año.

Entre las curiosidades que aporta la historia del Aberri Eguna está la diversidad de fuerzas políticas que han participado en su celebración. En los años previos a la llamada Reforma del Franquismo, la efervescencia política era intensa y la reclamación de la autodeterminación estaba muy extendida entre las formaciones políticas de izquierda, incluso de obediencia española. En la edición de 1976 participaron formaciones como la Liga Comunista Revolucionaria, el MCE, la Organización Revolucionaria de los Trabajadores (ORT) que hacían prevalecer sus reivindicaciones sociales sobre las nacionales. En la edición de 1979, fue el propio Txiki Benegas, miembro destacado de PSOE quien portaba la pancarta que reclamaba la autodeterminación (¡cómo cambian algunas personas y organizaciones!)

La celebración de este año

La celebración de este año, como no podía ser de otra forma, ha estado marcada por las dos estrategias que pugnan dentro del nacionalismo vasco: la autonomista y la soberanista. Aunque hay muchas siglas, organizaciones y personas que se mueven entre ambas, los polos de referencias de ambas tendencias son claros: El PNV lidera la apuesta por el autonomismo; la izquierda vasca, se reafirma como polo referencial del soberanismo independentista.

Estas tendencias se han agudizado tras el resultado de las últimas elecciones generales. Al PNV, que ha sufrido una escandalosa derrota, le ha invadido el pánico; es mucho lo que ha perdido y más lo que puede perder si el PSOE vuele a superarle en votos en Euskal Herria. Los malos resultados y las negras perspectivas han agudizado las contradicciones en el seno del partido hegemónico; conviven en su seno dos tendencias: la de quienes piensan que tienen que reforzar su tendencia soberanista para no dar definitivamente la espalda a la sociedad vasca (minoritaria) y la de quienes piensan que su legitimidad y fuerza no se la va a dar la sociedad vasca sino el Gobierno de la nación que puede garantizarles más prebendas y mayores recursos de gestión.

El PNV celebró su Aberri Eguna en Bilbo y dejó al descubierto la prevalencia y hegemonía de esta última tendencia. El discurso de su actual presidente dejó al descubierto que el PNV está muy golpeado, que se mueve a la defensiva, que contempla como enemigos a todos los sectores vascos que, de forma más o menos explícita, abogan por la soberanía. Levantó una trinchera frente a todos ellos y, como de costumbre, la arrogancia frente a su pueblo se convirtió en servilismo frente a los poderes del Estado. Reafirmando su pactismo más rastrero declaró con solemnidad "Ni la izquierda, ni ningún agente político o social va a conseguir que no estemos donde tenemos que estar, si tenemos un buen acuerdo para Euskadi, aunque nos acusen de vender Euskadi... A la izquierda, a ELA, a EA o a quien sea, les anuncio que desechamos cualquier tipo de acuerdo (en clave soberanista)".

El polo contrario, fue el Foro de Debate Nacional, organismo que aglutina a distintos sectores sobernatistas, el que convoco a una marcha plural que partiendo de una localidad fronteriza (aún bajo administración española) terminó en otra población fronteriza (aún francesa). A pesar de la climatología muy adversa, la convocatoria congregó a miles de personas de distintas organizaciones que tenían en común la sensibilidad soberanista; el itinerario transfronterizo era un componente altamente pedagógico. El mensaje que se trasladó a la ciudadanía en el acto de clausura estaba cargado de esperanza y de futuro "Somos una nación y tenemos todos los ingredientes necesarios para ejercer nuestra nacionalidad. Las y los aquí reunidos somos la expresión actual de un pueblo con una larga historia, las nuevas voces de una vieja reclamación en defensa de nuestra libertad. A pesar de todos los impedimentos, hemos decidido seguir adelante con el trabajo de la construcción nacional...".

Euskal Herria, 9 de Abril de 2008.

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