Les presentamos este excelente reportaje acerca de una estrategia lúdica para retrasar la llegada del Alzheimer, el mismo ha sido publicado en Naiz:
El ábaco
La enfermedad de Alzheimer no se puede curar, pero sí se puede atrasar la aparición de sus síntomas. Como cualquier músculo, un cerebro entrenado, obligado a ejercitarse, es más resistente, aguanta mejor el envejecimiento. Conscientes de ello, veinte personas han iniciado en Bilbo el taller de gimnasia mental ‘Brainfactory’ y NAIZ ha asistido a una de las sesiones para ver in situ cómo usan ábaco y las operaciones con las manos para poner en forma la mente.
Gotzon Aranburu
Igual que en el resto de enfermedades, también en el Alzheimer se viene investigando, desde siempre, una cuestión clave: ¿se puede diagnosticar antes de su aparición, antes de que se manifieste el deterioro mental evidente? Desde hace diez años, la búsqueda se ha afinado: el objetivo es obtener marcadores biológicos que predigan la presencia en el cerebro de depósitos de beta-amiloide y tau. Ahora mismo la identificación de estos biomarcadores está todavía en fase de investigación, pero ya arroja algunos resultados prometedores, según los expertos.
El pasado Día Mundial contra el Alzheimer, el doctor Guillermo García Ribas, que es el coordinador del Grupo de Estudio de la Conducta y Demencia de la Sociedad Española de Neurología y trabaja en el Hospital Ramón y Cajal de Madrid, analizó el momento actual de la lucha contra el Alzheimer. Según García Ribas, el diagnóstico de estas lesiones cerebrales que son características de esta patología solo se puede hacer evaluando grandes partes del cerebro con un microscopio. Eso hace que, en vida de una persona, el diagnóstico no sea más que de probabilidad. Es en la autopsia cuando se comprueba fehacientemente el alcance de las lesiones.
Si una persona mayor empieza a sufrir pérdidas frecuentes de memoria, hasta el punto de necesitar supervisión y ayuda para llevar a cabo sus actividades cotidianas, casi con toda seguridad se hallarán en su cerebro depósitos de proteína beta-amiloide y tau. Como hemos dicho, ya se empiezan a dar resultados esperanzadores, como el descubrimiento de compuestos que son capaces de adherirse al péptido beta-amiloide y emitir una señal radiante, captada y procesada mediante técnicas de imagen utilizadas en la medicina nuclear. En dos de cada tres pacientes, las neuronas más afectadas inicialmente son las que posibilitan los procesos que nos llevan a memorizar las cosas que hacemos cotidianamente, lo que explica que los primeros síntomas que afectan a los pacientes son las dificultades para recordar citas o sucesos recientes.
Intentar retrasar su aparición
El reto al que se enfrentan los investigadores consiste en obtener agentes que sean capaces de fijarse a las citadas proteínas anormales y eliminarlas del cerebro. O, en una fase previa, disponer de fármacos que bloqueen la producción de estos péptidos amiloides. En cualquier caso, las investigaciones para esta fase resolutiva van para largo: según los expertos, no menos de diez años harán falta para disponer de resultados tangibles.
Y mientras tanto ¿qué hacer? Si por ahora el Alzheimer no se puede detectar ni curar, lo lógico parece prevenir, intentar retrasar su aparición, o mejor dicho, sus síntomas. Y en este empeño ha entrado en juego un aparato inventado por el ser humano hace miles de años. Se trata del humilde ábaco. El ábaco es uno de los instrumentos de cálculo más antiguo que se conocen, la versión 1.0 diríamos de la calculadora electrónica. Ya se utilizaba en las civilizaciones mesopotámica, egipcia o griega, y se sigue usando en la actualidad en zonas de África y Asia.
El ábaco es un instrumento, generalmente de madera, que consta de varias filas y columnas de fichas, que según su posición representan un determinado número. Los primeros indican las unidades, los siguientes las decenas, luego se forman las centenas, a continuación los miles… Con el ábaco se pueden realizar las cuatro operaciones básicas: sumar, restar, multiplicar y dividir, pero también otras más complejas, dependiendo del tipo de ábaco empleado.
BrainFactory+50 es un programa de entrenamiento cerebral diseñado para ayudar a las personas mayores de 50 años a retrasar el inicio de los síntomas del Alzheimer y otras enfermedades neurodegenerativas. Sus promotores explican que BrainFactory ha sido creado por expertos en los campos de la sicología y la pedagogía, y está dirigido tanto a personas sanas –programa Life–, como a diagnosticadas de Alzheimer, demencia leve u otra enfermedad neurodegenerativa en un estadio inicial –programa Care–. Este último se imparte en grupos más pequeños, con el fin de prestar una atención más constante.
Programa personalizado
Brainfactory se imparte desde el pasado otoño en varias ciudades del Estado español, entre ellas Bilbo. Son veinte personas las que siguen el curso en la capital vizcaina, impartido por Patricia Pascual. Al apuntarse al mismo, el pasado octubre, completaron un test para medir su memoria, capacidad de atención, habilidades cognitivas… Hay quien tiene aún buena memoria, pero poca capacidad de atención o de lenguaje. En función de este diagnóstico inicial Brainfactory diseña un programa personalizado para cada alumno, en el que lógicamente se incidirá más en los aspectos cognitivos en que cada persona presente debilidad.
Además del cálculo con ábaco, las sesiones de BrainFactory+50 comprenden actividades de gimnasia cerebral y ejercicios de relajación para contribuir al bienestar físico y emocional. Los dos apartados principales son el «neuro fitness» –que trabaja la memoria, capacidad resolutiva, lenguaje, orientación espacial, capacidad de cálculo y atención– y el cálculo con ábaco. Existen distintas versiones de este antiquísimo instrumento de cálculo, pero la que se utiliza en este programa es el ábaco japonés, que también recibe el nombre de soroban. Con él se puede contar hasta 99.999.999.999.999.999 y realizar distintas operaciones aritméticas.
Diversas mejoras al usuario
El cálculo con ábaco proporciona diversas mejores al usuario que lo utiliza con fines de agilidad y bienestar físico y mental. Por una parte, mejora la sicomotricidad fina, que es la que se refiere a actividades que se realizan con las manos, como la escritura. Por otra parte, con el ábaco se mejora la atención y la concentración, así como la capacidad de observación y orientación espacial. Además, en el caso de las personas que no conocen el instrumento, como es el caso de la inmensa mayoría de nosotros, trabajar con él supone un aprendizaje totalmente nuevo, lo que lleva a establecer nuevas conexiones neuronales, manteniendo así la llamada reserva cognitiva. Según la Wikipedia, «las investigaciones apuntan a que factores como el nivel de educación, la realización de ciertas actividades recreativas estimulantes, el bilingüismo, están fuertemente ligados a la reserva cognitiva».
El taller de Brainfactory se imparte en forma de sesiones de hora y media de duración, sesiones que pueden ser una por semana, dos… en función de las ganas y disponibilidad del alumno o alumna. El programa no tiene una duración predeterminada, sino que se puede seguir tanto tiempo como se quiera. Periódicamente Patricia evalúa la mejora experimentada por los alumnos, partiendo de aquel test inicial completado al apuntarse al curso, y en función del resultado observado mantiene el programa personalizado inicial o lo readecúa a la nueva situación.
Entre los alumnos bilbainos hay desde personas que han sido profesoras en su vida laboral hasta amas de casa o taxistas. Aunque su recorrido vital y el bagaje con el que llegan a Brainfactory sea distinto, hay un nexo entre todas ellas: quieren envejecer de la mejor manera posible, manteniendo su autonomía personal, y por ello valoran muy alto su salud y agilidad mental. Ciertamente, en varios casos han sido los hijos quienes les han animado a apuntarse al curso, pero una vez comprueban los beneficios que les aporta ya no necesitan estímulo exterior alguno.
El mensaje principal que recibe el usuario de BrainFactory+50 es que el deterioro cognitivo se puede prevenir y retrasar. De hecho, el cerebro –que pesa menos de kilo y medio y contiene diez millones de neuronas interconectadas– es como un músculo, que puede ejercitarse toda la vida para mantenerse en forma.
°
No hay comentarios.:
Publicar un comentario