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miércoles, 5 de junio de 2019

La Vida por una Incineradora

El caso de la incineradora de Zubieta ha tomado un vuelco bastante particular y de eso nos habla Argia con este artículo:


Con esta frase empieza la carta Soy la primera víctima mortal, firmada por A.P., vecino de Lasarte-Oria. La escribió antes de intentar suicidarse el 15 de mayo. Afortunadamente, Emergencias llegó a tiempo para reanimarle. Argia recibió la carta el 31 de mayo y abajo está el texto completo.

Lander Arbelaitz

A.P. vive a pocos kilómetros de la incineradora que están construyendo en Zubieta, en Lasarte-Oria. Y también hace su vida entre Andoain y Usurbil, todos ellos municipios que están a un radio de diez kilómetros de la incineradora. A A.P. le preocupaba la contaminación que causaría la incineradora en los pueblos de alrededor, por lo que durante años acudió a las movilizaciones del movimiento contra la incineradora. El 15 de mayo decidió quitarse la vida con un cúter, realizándose varios cortes y heridas de gravedad.

El intento de suicidio no terminó en muerte gracias a la pronta respuesta de un amiga, que leyó su carta de despedida en su mail y llamó a Emergencias. Cuando los médicos y bomberos llegaron a casa, le encontraron sin pulso y desangrándose. Consiguieron reanimarle y en el hospital le practicaron varias operaciones de urgencia. Hoy sigue recuperándose en la unidad de psiquiatría del Hospital de Donostia.

Tras recibir la carta, Argia ha estado con A.P. en el hospital para contrastar la información e intentar entender lo ocurrido. “La vida es lo más grande y que nadie tome esta acción como ejemplo”, ha querido subrayar el vecino de Lasarte-Oria, pero para mí “esa zona es mi paraíso”. “Durante toda mi vida, he ido a esos montes a pasear y disfrutar de la naturaleza, pero ahora están haciendo ese monstruo y pensé que era un buen momento para hacer una acción política. No ha sido un acto de desesperación, sino una acción política”, insiste.

A. P. tiene antecedentes psiquiátricos y hace años también intentó acabar con su vida. "Hemos tenido una vida difícil y eso fue otra cosa. Este caso es diferente, no lo he hecho por acto de desesperación. Lo he hecho por acción política", añade. También explica que al hospital ha acudido el juez de guardia para “preguntarme y buscar culpables, pero le he dicho muchas veces que el movimiento contra la incineradora no sabía nada. Nadie me ha empujado. Ha sido mi decisión”.

En su carta indica: “Me quito la vida porque no quiero asistir a este crimen ejecutado con premeditación y alevosía. En 2050, se verán las consecuencias de envenenar esta tierra, pero ellos quizá también estén muertos y no se les podrán pedir cuentas”, dice en la carta. A continuación, la puedes leer entera:

Soy la primera víctima mortal de la incineradora de Donostia

He decidido quitarme la vida, causando un gran dolor y vacío a mis seres queridos, porque no encuentro forma mejor para denunciar la irresponsabilidad criminal de algunos políticos que obtienen mayorías en esta sociedad que se está suicidando entre comilonas de carne, coches particulares, series de dragones, comunicación virtual y vuelos a reacción al otro lado del mundo.

No soporto más la hipocresía, la injusticia, la imposición de su santa voluntad y la manipulación a que someten estos “magníficos gestores”, con todos los medios de comunicación y desinformación a su alcance, a la población que será condenada a un envenenamiento lento y agónico.

No les bastan los numerosos estudios epidemiológicos y económicos que prueban lo nefasto y patógeno de quemar basura. No les basta la resistencia pacífica e imaginativa de miles de personas. No les basta que haya alternativas más baratas y generadoras de empleo. Solo piensan en su lucro sectario y partidista. Aún a sabiendas de que condenan pueblos y ciudades enteras.

Me quito la vida porque no quiero asistir a este crimen ejecutado con premeditación y alevosía. En 2050, se verán las consecuencias de envenenar esta tierra, pero ellos quizá también estén muertos y no se les podrán pedir cuentas. Son las generaciones futuras las que recibirán esta herencia negra. Confío, no obstante, en que se unirán para lograr una vida digna de llamarse así.

Me voy con la satisfacción de haberlo intentado todo pacíficamente para que estos irresponsables, adoradores del crecimiento infinito-imposible y de las grandes empresas que financian sus jubilaciones y partidos entren en razón. Pero, viendo que no escuchan y se entregan a una práctica del poder autoritaria e inhumana, sin pensar en el bienestar de las personas, decido irme aún a sabiendas del daño irreparable, el sufrimiento, el dolor y el vacío que dejaré en mis seres más queridos. Les pido perdón por ello.

Muxu bat. Ondo izan.

P.d.: Quizá os digan que soy un loco con mala fama, pero eso no anula las múltiples razones que desaconsejan la incineración de residuos.






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