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miércoles, 26 de junio de 2019

Egaña | Begoña Urroz: El Triunfo de la Verdad

Damos continuidad al tema de la gran mentira perpetrada por el estado español en contra de la verdad histórica, una que tiene como protagonista a la bebé Begoña Urroz y como personaje secundario al terrorista de estado español y colaborador de la Gestapo de nombre Melitón Manzanas.

Aquí lo más reciente de este controversial caso desde el muro de Iñaki Egaña:


Iñaki Egaña

Hace ya casi diez años, escribí en Gara un par de artículos explicando el proceso de cómo se había construido una mentira que había llegado hasta Naciones Unidas y había quedado reflejada incluso en Wikipedia (en castellano, no en euskara). Se trataba de una manipulación escandalosa, la muerte de la bebé Begoña Urroz en junio de 1960, achacada desde el año 2000 a ETA cuando sus autores habían sido unos miembros del DRIL infiltrados por la Policía española.

La investigación que hice para aquellos artículos fue la misma, en general, que ha realizado el Centro Memorial de Victimas del Terrorismo. Con algunas excepciones. Me impidieron consultar en el Archivo Histórico Nacional las fuentes policiales, que notificaban la autoría del DRIL. En el Archivo de la Emigración Gallega encontré detalles del operativo y los informes sobre la infiltración policial.

En Venezuela descubrí las reivindicaciones, en Bélgica la pista de los que huyeron tras cometer los atentados y en Cuba me entrevisté con Eloy Gutiérrez Menoyo, 22 años en las prisiones cubanas, y excarcelado en las negociaciones entre Fidel Castro y Felipe González. El DRIL había sido una copia exacta del Directorio Revolucionario que creó Gutiérrez Menoyo cuando la Revolución, antes de conspirar contra el régimen comunista.

Aquella investigación fue seria y profunda. Lo de la autoría del DRIL no era ni una teoría ni un descubrimiento. Era una verdad confirmada. Sin embargo, la información fue ninguneada en España. Incluso criminalizada porque fue difundida en un medio como Gara. Aún pueden consultarse en internet los ataques contra el medio y el autor: “nula credibilidad del diario pro-etarra”, “falta de rigor histórico”… Todavía en el Informe actual del Memorial se me cita como “propagandista” y “conspirador”.

La maquinaria del ministerio de Interior y del CNI se puso en marcha con la colaboración especial de varios medios, entre ellos y destacando “El País” y “El Diario Vasco”. Begoña Urroz era la primera víctima de ETA, según había “investigado” Ernest Lluch, ocho años antes de la muerte de José Pardines y Melitón Manzanas, guardia civil y comisario franquistas, hasta entonces considerados los primeros muertos de aquella espiral acción-represión-acción.

Se dijeron cosas tremendas, incongruencias, manipulaciones. Hemos escuchado en temas similares también palabras gruesas que no tenían sentido. Otra manipulación histórica como la de achacar la autoría del 11M a ETA llegó también Naciones Unidas, en este caso a su consejo de seguridad que emitió aquella delirante Resolución 1530. En el caso de Begoña Urroz se llegó a apuntar la posibilidad de que Baleren Bakaikoa, uno de los heridos en el atentado que causó la muerte de la niña, catedrático ya jubilado en Economía Aplicada en la UPV y militante independentista, estuviera implicado en el ataque. Aunque entonces tuviera 15 años.

El soporte final de la mentira sobre la autoría lo puso el propio Florencio Domínguez, hoy director del Centro del Memorial de Victimas del Terrorismo y coautor del trabajo “Vidas Rotas”. En el libro, vademécum de las asociaciones de víctimas del terrorismo, el mismo que sus representantes entregaron a Kofi Annan en la Conferencia de Aiete de 2011, Domínguez señalaba que Begoña Urroz era “la primera víctima de la organización Terrorista ETA”. ¿Sus fuentes? Meras especulaciones.

Durante años, la mentira sobre la autoría, a pesar de que algunos medios continuaron sosteniéndola, fue decayendo. Trabajos posteriores fueron confirmando lo apuntado en Gara en 2010. Tanto el ministerio del Interior del Gobierno español como la consejería de Interior del Ejecutivo de Gasteiz mantuvieron a Begoña Urroz como “víctima del terrorismo” pero trasladado la autoría de ETA al DRIL. En el cuaderno del ministerio de Educación español sobre “terrorismo” que se reparte en la ESO, Begoña Urroz es víctima del DRIL.

El Informe número 6 del Memorial de Gasteiz titulado “Muerte en Amara. La violencia del DRIL a la luz de Begoña Urroz”, llega veinte años tarde. El ministerio del Interior ha venido a cerrar un caso de manipulación que ya había perdido y que había restado credibilidad a su Memorial. Las palabras de Denis Itxaso señalando que se cierra una “época de polémica” sobre el caso son de una elevada hipocresía. Su partido fue el que difundió la manipulación, ahora convertida en polémica, a sabiendas que la investigación que ya hizo y publicó el PSOE en 1960 no dejaba lugar a la duda.

La posición de Florencio Domínguez, que en la presentación del informe no ha tenido la nobleza de señalar que él mismo había sido uno de los instigadores principales de la mentira, no va a peligrar. No habrá dimisión porque tampoco ha habido rectificación. Los prodigios españoles son precisamente capaces de afirmar una noticia y acto seguido negarla sin mover siquiera las cejas. Es su trabajo.

¿Por qué ahora? El Memorial está tan escorado y sus trabajos tan matizados por el “hooliganismo” que en algún despacho le han aconsejado un ejercicio de equidistancia. Mucho tienen que cambiar. Si en verdad buscan la verdad, la lista para desentrañar desapariciones, acciones de falsa bandera, ejecuciones extrajudiciales, torturas… es extensísima. A la espera.






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4 comentarios:

  1. Lo tienes delante de las narices, Egaña: uno de los activistas del DRIL que tomó parte en los atentados de finales de junio de 1960 se llamaba Arturo GONZÁLEZ-MATA LLEDÓ, nacido en Sama de Langreo, residente en Valencia. Mismo apellidos, mismo lugar de nacimiento y misma localidad de residencia que Luis M. González-Mata Lledó "Cisne", el pícaro del libro "Cisne: yo fui espía de Franco" (1977). No me creo el dato para nada -el tío era un jeta-, pero "Cisne" afirmaba haber sido escolta de Carrero Blanco hasta 1972.

    No significa nada -personalmente no estoy muy convencido de que Abderramán Muley Moré fuera un agente franquista-, pero si uno revisa la lista de candidatos de Vox por la provincia de Cáceres en las elecciones autonómicas extremeñas de 2015: uno de los suplentes se llama Abderrahman César Jesús Muley Mateos. Hijo de Abderramán Muley. Lo repito: Vox. El tal César Muley, que salía este domingo en "El Mundo" defendiendo la figura de su padre (bien) y diciendo una serie de majaderías sobre Carrillo, puede haber tenido problemas con la justicia a causa del narcotráfico, aunque ese tema no lo he seguido salvo datos puntuales aquí y allá en Internet.

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    1. Soy Enrique Muley Mateos, también hijo de Abderraman Muley More (Manuel Rojas).

      Quiero aclarar las cosas sobre mi hermano César Muley.

      Mi hermano César nunca ha tenido ideas políticas definidas, ni nunca ha sido un activista político. Tuvo vocación de delincuente desde casi la adolescencia, y ha sido adicto a la cocaína desde muy joven, pues desde que llegó a Bolivia cuando tenía alrededor de 18 años de edad o menos, y se casó con una boliviana de Santa Cruz de la Sierra.
      Mi hermano César siempre o casi siempre anduvo metido en problemas con la justicia por delitos de narcotráfico, usurpación de identidad, robos bancarios, fraudes, estafas, etc. Y siempre detrás de ese historial delictivo de toda una vida, repito estaba muy presente su condición de cocainómano.

      Cuando en 2015, lo metieron en unas listas de VOX, fue por simple oportunismo, porque en ese momento en Extremadura tenía una novieta, prima lejana suya, a la que iba a visitar con frecuencia, incluso pasaba semanas enteras en la pequeña finca de su novia, y a través de su novia, se echó algunos amiguetes por la zona, y como siempre ha tenido mucha lavia, pues acabo en esa lista de VOX, pero sin mayor trascendencia y sin ninguna continuidad de actividad política en esa organización.

      Así que todo intento de utilizar el historial de un pobre desgraciado como mi hermano César Muley para intentar incidir que mi padre Abderraman Muley fuera un agente de Franco, es totalmente estúpido y fuera de lugar.

      Mi padre nunca fue agente de Franco, ni tampoco era comunista. Mi padre era ANARQUISTA, y de hecho fue perseguido y buscado por la policía franquista durante muchos años después de 1960, en territorio sudamericano. Tampoco fue lugarteniente del Che Guevara como han escrito algunos periodistas imbéciles.

      Es verdad que mi padre simpatizó con la revolución cubana en su inicio, y recordemos que él vivía ya en La Habana, antes de la revolución. Lo cierto es que la revolución cubana no era en un principio comunista ni pretendía serlo. Ese giro se dió después. El líder carismático de la revolución era Camilo Cienfuegos quien había definido a la revolución cubana como "una revolución humanista".

      Mientras que mi padre estuvo en Europa en el año 60, las cosas se pudrieron en Cuba. Fidel y el Che tomaron todo el control, y asesinaron a Camilo, a Morgan y a muchos otros. Cuando mi padre volvió a La Habana desde Lieja, y empezá descubrir la barbarie que estaban cometiendo el Che y Fidel, y el giro de absoluta suscripción al comunismo soviético, obviamente no tardó en enemistarse con el Che y con Fidel, lo que le obligó a huir de forma intempestiva a JAMAICA, no a Brasil. Y no huyó en avión, sino en una lancha, que le consiguieron sus amigos, esa misma noche en la que le avisaron que el Che estaba pronto a tomarlo preso y fusilarlo.

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    2. Y ya aprovecho para decir que este Iñaki Egaña, que lleva años acusando a mi padre de haber sido un agente franquista, es otro pobre imbécil y mentiroso, que de investigador veraz no tiene absolutamente nada. Todavía no pierdo la esperanza, y lo digo públicamente, de ponerle las manos encima y dejarle todos los huesos rotos, por canalla y desgraciado.

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  2. En cuanto a lo que dijo mi hermano César sobre Carrillo, no es ninguna majadería. Es simplemente la pura verdad. Santiago Carrillo era un mentiroso calumniador y encima un chivato. Si hubo un colaborador del franquismo, ese fue pero sin lugar a dudas Santiago Carrillo.

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