Un blog desde la diáspora y para la diáspora

jueves, 5 de abril de 2018

El Destino de los Hititas

Y desde nuestra sección 'Es el capitalismo, estúpido...' ponemos sobre la mesa el tema de la debacle medioambiental que se avecina y con tal intención en mente traemos a ustedes este artículo publicado por The New York Times:


Livia Albeck-Ripka

Hace más de tres mil años, la reina de los hititas, quienes vivieron en lo que ahora se conoce como Turquía, envió una tabla de barro a Ramsés II, el faraón egipcio, con un mensaje de auxilio: “No hay un solo grano en mis tierras”.

Anteriormente, los dos reinos habían estado en guerra. En ese momento, la fuerte sequía estaba causando destrucción a lo largo del antiguo Levante, matando cultivos, rebaños de ganado y a las personas.

Sin embargo, los egipcios, a diferencia de los hititas, habían previsto una crisis y se habían preparado para la escasez de alimentos, según dicen los investigadores de la Universidad de Tel Aviv. En un intento por estabilizar sus fronteras, parece que los faraones organizaron medidas de auxilio, ya que enviaron granos a los que fueron sus enemigos.

En un estudio publicado en Egypt and the Levant, la revista especializada en arqueología y otras disciplinas, los investigadores armaron un rompecabezas de evidencias antiguas —que incluyeron registros de pedernales y huesos de la ciudad desaparecida de Megido, datos de polen fosilizado del mar de Galilea y ADN de ganado antiguo— para entender cómo fue que los egipcios de la Edad de Bronce recurrieron a la planeación cuidadosa para adaptarse a una sequía que duró desde aproximadamente 1250 a. C. hasta 1100 a. C., mientras otros pueblos antiguos no estuvieron tan bien preparados.

Sin embargo, a pesar de la planificación, el imperio egipcio también colapsó. La investigación muestra que reconocer y prepararse para el desastre puede hacer que las sociedades sean más resilientes.

“Cuando ponemos todos estos elementos juntos, estamos ante la imagen de una crisis y la reacción de un imperio para tratar de estabilizar la situación”, comentó Israel Finkelstein, catedrático de arqueología en la Universidad de Tel Aviv y autor principal del ensayo. “Durante un tiempo se las arreglaron, y después ya fue demasiado tarde”.

Desde hace alrededor de una década, los arqueólogos han dicho que la sequía generalizada en el Mediterráneo causó la caída de las grandes civilizaciones hacia el final de la Edad de Bronce.

Sin embargo, únicamente en este estudio hay evidencias del surgimiento de la premonición de los faraones: anticipándose a una crisis en las zonas áridas del sureste del imperio, los antiguos líderes ordenaron una mayor producción de granos en las zonas más fértiles y la cruza de ganado local con cebúes, o ganado jorobado, para crear un animal de arado más resistente al calor.

En las antiguas ruinas de Megido, en el norte de Israel, Finkelstein y sus colegas también descubrieron hojas de hoces que se usaban para cosechar el grano y una frecuencia inusualmente elevada de huesos de ganado.

La edad de esas osamentas indica que los animales se usaron para arar la tierra, más que para comerse, explicó Lidar Sapir-Hen, zooarqueóloga del Museo de Historia Natural Steinhardt de la Universidad de Tel Aviv y una de las autoras del estudio.

Según los arqueólogos, estas hazañas agrícolas lograron extender la vida del imperio egipcio al menos medio siglo más. La lección para nuestra propia civilización —que probablemente enfrente sequías cada vez más severas a medida que los humanos seguimos cambiando el clima— es planear con anticipación, dijo Finkelstein.

“Ese colapso de la Edad de Bronce tardía no solo es una cuestión de historia antigua que no tiene ninguna relevancia en nuestros días”, comentó Eric H. Cline, profesor de antropología de la Universidad George Washington que trabajó en Megido durante dos décadas, pero que no participó en este último estudio.

Al igual que la sequía fue uno de los “factores de estrés” que ocasionaron hambrunas y guerras durante la Edad de Bronce, comentó Cline, las sequías actuales podrían amplificar los problemas existentes.

“Es una tormenta perfecta: no solo hubo sequía y hambruna, sino además terremotos e invasores y eso es lo que provocó el colapso”, explicó refiriéndose a la confluencia de acontecimientos que, según algunos expertos, causaron el final de la Edad de Bronce, los cuales incluyeron fuertes terremotos en la región y la invasión del Levante por un grupo conocido como los pueblos del mar. El mundo antiguo, como el nuestro, era interdependiente y sufrió una caída de “efecto dominó”, agregó Cline.

Gavin A. Schmidt, director del Instituto Goddard para Estudios Espaciales de la NASA, comentó que hasta cierto punto la civilización moderna no ha avanzado mucho en cuanto a sus mecanismos para lidiar con las crisis climáticas. “Si el mar está aumentando, o te quitas de su paso o te inundas; si hay una sequía, o plantas cultivos más resistentes o te mueres”, comentó.

Sin embargo, añadió, los humanos modernos poseemos mejores facultades de predicción y por lo tanto somos “la primera generación que puede tomarse en serio la mitigación” de los efectos del cambio climático.

No obstante, muchos países todavía están atrasados en las metas que se establecieron como parte del Acuerdo Climático de París en 2015. “Es una tragedia”, manifestó John F. Haldon, historiador de la Universidad de Princeton que analiza cómo las civilizaciones antiguas enfrentaron los trastornos climáticos. “Todos somos conscientes del problema, pero hay una inmovilidad masiva en el sistema”.

Si el liderazgo de una civilización “tiene defectos y no está dispuesto a asumir el reto de manera innovadora”, agregó Haldon, “suele suceder que el reto lo supera”.

La humanidad quizá cuente con los recursos y herramientas para enfrentar el cambio climático, explica Haldon, pero ese impulso suele ser reprimido por quienes tienen intereses personales en negar la realidad del cambio climático.

“Parece que tenemos la idea de que las personas en los tiempos antiguos —o en el pasado, de manera general— no eran tan listas como nosotros, pero un Homo sapiens es un Homo sapiens”, continuó.

“Si es algo que estamos ocasionando —y vemos lo que ocurrió la vez anterior—, me parece que seríamos unos tontos si no tomamos medidas para detenerlo”, concluyó Cline. “El problema es cuando tenemos gente que lo niega”, agregó. “Entonces no estamos en mejores circunstancias que los hititas”.



Pregunta, si le fue tan mal a los poderosos egipcios y a los igualmente poderosos hititas ¿qué fue de los israelitas?






°

No hay comentarios.:

Publicar un comentario