Desde su curul en el Senado del estado español, Jon Iñarritu se ha distinguido por cuestionar duramente tanto al régimen representado en la figura de Mariano Rajoy como a los representantes de los partidos políticos estatales.
Hoy, tras darse a conocer el comunicado de ETA con respecto al daño causado durante las décadas más álgidas del conflicto vasco en su etapa contemporánea, les traemos esta entrevista dada a conocer en la página de El Siglo de Europa:
Manuel CapillaEl portavoz de la izquierda abertzale subraya su “sorpresa” por el reciente comunicado de ETA y su satisfacción porque el texto “decía más de lo que la mayoría de gente en el País Vasco esperábamos que ETA dijera”. Y es que para este jurista vizcaíno de 39 años, experto en Derecho Internacional y Europeo, son claves tres elementos del comunicado: “El reconocimiento del daño causado, la autocrítica y el compromiso de no repetición”, con los que ETA llegaría más lejos que el IRA en 2002. Mientras, explica, el Gobierno no está dispuesto a hacer lo mismo con “otro tipo de violencias, que no están al mismo nivel, pero son muy graves también, como la tortura o los excesos de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad”. Sobre la petición de perdón a unas víctimas y a otras no, Iñarritu señala que “no es la declaración que podría hacer una formación política, que tendría que hacer un reconocimiento total de todas las víctimas”.¿Qué fue lo primero que pensó cuando leyó el comunicado de ETA? ¿Tenía conocimiento previo de que se iba a difundir?No, no… Fue una sorpresa, no solamente para la ciudadanía del país vasco, sino también para el gobierno español. Si leemos las declaraciones del Gobierno, de esa mañana, fue positivo. Con el transcurso de las horas, fue cambiando el mensaje, forzado, supongo, por algunos grupos de presión. Y vimos como el Partido Popular y el Gobierno al final dijeron que era vergonzoso e injustificable. Desde mi punto de vista, el comunicado decía más de lo que la mayoría de gente en el País Vasco esperábamos que ETA dijera. Es un comunicado de reconocimiento del daño causado, con un nivel de autocrítica importante, diciendo que ojalá no hubiera ocurrido nunca y que de veras lo sentían. En un segundo aspecto, es cierto que hace una declaración de perdón que ETA considera, sin especificar cuáles, que no están dentro de los que denomina el “conflicto”…¿Cómo valora esa distinción entre víctimas?No es la declaración que podría hacer una formación política, que tendría que hacer un reconocimiento total de todas las víctimas. Pero yo me centraría en tres puntos, más allá del perdón: el reconocimiento del daño causado, la autocrítica y el compromiso de no repetición. Y eso es importantísimo, es lo esencial. El añadido, es el debate –que es lógico que se produzca- sobre la petición de perdón a unas víctimas y a otras. Analizando lo que han hecho organizaciones armadas en la historia, ETA llega mucho más lejos de lo que llegó el IRA en 2002. La petición de perdón es positiva, obviamente. Pero no se debe denostar algo importante como el reconocimiento del daño causado, la autocrítica y la no repetición. Y cuando hablamos del perdón, que va más a lo ético que a lo político, vemos como el Gobierno –sin equiparar, pero sin excluir- no está dispuesto ni a reconocer, ni a hacer autocrítica ni a comprometerse con la no repetición. Y menos con el pedir perdón a las víctimas del terrorismo de Estado y con las víctimas de otro tipo de violencias, que no están al mismo nivel, pero son muy graves también, como la tortura o los excesos de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad en la llamada lucha contra ETA, vulnerando la legislación. Hay cientos de casos sin esclarecer, muy oscuros, y el Gobierno podría reconocer que esto ha ocurrido y comprometerse a tomar medidas para que no vuelva a ocurrir. No es un tema de pedir reciprocidad, porque este ha sido un proceso unilateral. Pero curiosamente, muchos que exigen a los demás no están dispuestos a hacer este ejercicio. Sin equiparar, pero sin excluir. Porque en el País Vasco hay un intento de construir un relato que dice que solamente hay unas víctimas, las de ETA.¿Ese es el relato que considera que está imponiéndose?Sí… No lo van a conseguir. Si no hay un relato único sobre la conquista de América o sobre el golpe del 36, la Guerra Civil, el franquismo y la Transición, ¿cómo va a haber un relato único sobre lo sucedido en el País Vasco en las últimas décadas? Si parten desde un principio del reconocimiento a todas las víctimas, de todas las violencias, es lógico que cada partido, que cada organización vean de manera diferente lo ocurrido. Intentar imponer un relato único, además de un ejercicio baldío. Más que en la batalla del relato, habría que hacer esfuerzos en esos principios de verdad, justicia y reparación. El 60% de los casos de terrorismo de Estado están sin aclarar, y los que fueron condenados fueron indultados rápidamente. Sigue habiendo informes reservados, como el del Bar Aldana, un atentado hace más de 40 años. El PNV pedía hace poco que se desclasificara y el Gobierno se niega a hacerlo. Algún ejercicio tipo comisión de la verdad ayudaría al reconocimiento de todas y cada una de las víctimas de las violencias. Al PP no le gusta cuando hablamos de “violencias”, pero es que han existido. Es obvio que ha habido víctimas de ETA, que son las más numerosas. Pero también han existido las del terrorismo de Estado y las de aquellas que fuera de la legalidad perdieron la vida o fueron heridas de gravedad.La noticia del comunicado de ETA no abría los telediarios ni las portadas, como habría pasado hace diez años. ¿Es una señal de que el comunicado llega tarde?Obviamente llega tarde, la propia ETA lo decía. Desde 2011, con el fin definitivo de la violencia, que es la verdadera noticia importante, hemos visto los obstáculos continuos del Partido Popular. Es el único caso en la historia en el que un Estado ha podido participar en el fin de una organización armada y no solamente no ha hecho algo para conseguirlo, sino que lo ha obstaculizado. Ante esto, hemos visto cómo han surgido iniciativas ciudadanas, como la de los ‘Artesanos de la paz’, en las que las autoridades políticas del País Vasco Norte se han involucrado en una red ciudadana, asociativa, que ha ayudado al desarme efectivo de ETA y que ahora a la desaparición total. Ya sabemos que desde algunos sectores políticos de Madrid se le quita importancia y luego se dice que es mentira. Ya lo vimos en 2011. Extrañamente, parece que algunos tienen la necesidad del ‘todo es ETA’ para tener un enemigo interior.Mencionaba antes los gestos que, a su juicio debería hacer el Gobierno, ¿y en política penitenciaria?Habría que humanizarla. Es un sinsentido que el Estado siga aplicando las políticas de excepción y de venganza cuando ETA estaba en activo. Y más cuando hay mucha hemeroteca con el Partido Popular comprometiéndose a flexibilizar acabar con la política de alejamiento y dispersión de presos de ETA, que afecta a las personas encarceladas, aplicándoles una doble condena, y a sus familiares, que siguen teniendo que desplazarse a cientos de kilómetros de sus hogares.¿Ese enemigo interior que al que aludía y que antes era ETA para algunos sectores de la derecha, ahora es el independentismo catalán?En cierta medida, sí… Sí, sí. Leía el otro día que ahora hay cuatro veces más condenas por apología del terrorismo que cuando ETA estaba en activo. Es un sinsentido tal que debería ser corregido. Pero no sólo es por el monstruo que creó algún magistrado del ‘todo es ETA’. Hay una regresión global en derechos y libertades civiles en todo el Estado, más allá de lo que ha pasado en el País Vasco o de lo que está pasando en Cataluña, que no se producía hace 30 años. Ahora vemos tuiteros, escritores, artistas o periodistas están viéndose reprimidos o criminalizados por realizar manifestaciones que entrarían dentro de la libertad de expresión. Hay mensajes que son feos, que éticamente no son de recibo, pero que no tienen por qué ser delito.Respecto a lo que mencionabas de Cataluña, yo creo que sí, y es evidente. No ha habido una violencia como ha existido, lamentablemente, en Euskal Herria. Ha habido desórdenes públicos, que es un delito bien tipificado. Intentar adjudicar violencia a los responsables políticos catalanes, cuando han sido un ejemplo de civismo y pacifismo, no es de recibo. Y por eso le están viniendo sopapos a España desde la justicia europea. No porque haya un apoyo a la causa catalana, sino porque hoy vivimos en un mundo global y se sabe que no ha habido violencia política. Esto es un sinsentido tal, que banaliza la verdadera violencia. Así lo han reconocido víctimas como Gorka Landaburu o Eduardo Madina.¿Qué salida le ve al conflicto político catalán?Hay dos opciones. Una es la salida occidental. Hoy mismo, hay un referéndum en las Islas Feroe, que pertenecen a Dinamarca, y votan su futuro institucional, contemplando la independencia. El marco constitucional de Dinamarca no tiene prevista la independencia para ninguno de sus territorios. Pero como ya hizo con Groenlandia, como hay una mayoría, sostenida en el tiempo, que solicita decidir su futuro institucional, busca vías para buscar una salida en términos políticos. Y de igual forma ha actuado el Reino Unido, Canadá y, sería de sentido común que España actuara así. No sé si en algunas ocasiones se busca una chispa de violencia para que surja la rueda de la acción-represión. Creo que no, porque la sociedad catalana es madura, adulta, pacífica, cívica… Pero no sé si el Estado tiene tentación de cambiar ese paradigma. Pero España está actuando en este momento como Turquía, intentando reprimir un asunto político acusando de barbaridades como la rebelión. Recordemos que la rebelión es el delito que tiene una pena más alta, más que el asesinato incluso. Tenemos un gobierno entero, votado y legítimo, o perseguido o en la cárcel. En la Europa del siglo XXI. Y esto debería hacer reflexionar a la izquierda española. Igual que la izquierda alemana ha estado en la calle pidiendo la libertad del señor Puigdemont, la izquierda española debería estar en la calle también, independientemente de lo que piense del procés. Porque esto que ha ocurrido en Cataluña, mañana va a ocurrir aquí. Debería, por responsabilidad, salir a la calle a denunciar lo que está ocurriendo en Cataluña.¿El independentismo catalán ha cometido algún error?Siempre digo que voy a Cataluña a tomar apuntes porque han sabido hacer un proceso cívico y democrático de manera inteligente. Pero, obviamente, todos cometemos errores. Desde mi punto de vista, valoraron mal al Estado español. Ellos creían, al igual que lo creyó el señor Pasqual Maragall en su día, que iban a ser capaces de hacer reaccionar a las instituciones españolas en términos democráticos. Que lo iban a sentar en una mesa, con el apoyo mayoritario de la sociedad catalana en la voluntad de decidir su futuro. Y se ha mostrado que no, que el Estado español, el Gobierno en este caso y su poder judicial en otro, no han sabido actuar con esa madurez.¿El proceso de reforma el estatuto vasco que está abierto en el Parlamento de Vitoria puede dar lugar a un proceso soberanista parecido en Euskadi?En la Comunidad Autónoma Vasca, tres de cada cuatro ciudadanos exige poder decidir su futuro institucional, sea cual sea. El Parlamento vasco refleja esa mayoría con el PNV, Euskal Herria Bildu y Podemos. No hay un proceso independentista en marcha, pero hay una mayoría clara que dice que seamos los vascos y las vascas los que digamos cuál debe ser nuestra relación con el Estado, partiendo de la bilateralidad, de un tú a tú con el Estado. Pero sin vetos, sin que el Estado pueda vetar las decisiones de la ciudadanía. Yo soy independentista, pero que sea la sociedad vasca la que decida, y hablemos con el Estado sin imposiciones. Si el Gobierno y el PP creen que el problema territorial está resuelto en Euskadi, está muy confundido. Puede posponer, reprimir, obstaculizar… Pero el problema político sigue estando encima de la mesa. Y esto ocurre en el País Vasco, en Cataluña y en otros lugares del Estado. ¿Va a haber algún estadista que se atreva a solucionar el problema territorial en términos democráticos?¿Y lo hay en el panorama político actual?Actualmente, no. Pero además, gente que pudiera tener esa visión no tiene ningún protagonismo –ni lo va a tener- en los dos grandes partidos. En Unidos Podemos hay gente que tiene esta vocación, sí. Pero viendo cuál es la sociología del Estado en este momento, a corto plazo me extraña.¿Cómo valora el acuerdo suscrito entre el PNV y el Gobierno para dar luz verde a los Presupuestos?El Partido Nacionalista vasco tendría que aclarar por qué ha mentido durante estos meses en tantas ocasiones, repitiendo por activa y por pasiva que mientras estuviera en vigor el 155 no emprenderían negociaciones ni llegarían a ningún acuerdo. Tendrán que explica por qué no han cumplido su palabra. Se intenta explicar con una noticia positiva, que es la subida de las pensiones respecto al IPC, pero recordemos que estos es un parche. La inmensa mayoría de la sociedad vasca exige unas pensiones dignas. Y ese mínimo de pensión digna está establecido en un 60% del salario medio. Una cuantía que en el País Vasco se corresponde con 1.080 euros. Recordemos que el 155 sigue en vigor y todas las medidas de excepción que lo han acompañado, como que haya todo un gobierno en prisión o perseguido.
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