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sábado, 13 de octubre de 2007

Agur

Increíblemente el diario español El País ha publicado un artículo de opinión que delinea los errores de Ibarretxe y el PNV al tiempo que muestra el camino hacia la independencia del pueblo vasco basada en hechos históricos.

Y digo increíblemente por que El País se caracteriza por su estilo editorial españolista y fascista. A menos claro que el autor Zabaltza les haya metido gol haciéndoles pensar que era un articulo vascófobo.

Ustedes decidan, aquí está:

Agur, Nafarroa!

Considera el autor que, con la última propuesta de Ibarretxe, el PNV ha optado finalmente por la soberanía frente a la territorialidad

XABIER ZABALTZA

En la vorágine de reacciones que ha levantado el reciente anuncio de la consulta popular auspiciada por el lehendakari Ibarretxe he echado en falta un comentario sobre una cuestión capital, que merece más atención que la que se le ha dispensado. Me refiero, claro está, a Navarra.

Aparte de la ausencia de los representantes de casi la mitad de la población, el aspecto más cuestionable del Pacto de Lizarra era que consideraba como titular de derechos políticos a la Vasconia de los siete territorios (Euskal Herria, en vascuence, que, dicho sea de paso, no es un invento ni de Sabino Arana ni de ETA). Lo cual resultaba un modo rimbombante de justificar la anexión de Navarra y las provincias vascofrancesas a un proyecto nacionalista, contra la voluntad mayoritaria de sus ciudadanos. Como he escrito en más de una ocasión, la autodeterminación vasca entendida así significa heterodeterminación navarra.

Desprendida del lastre militarista e imperialista de ETA, la gran novedad de la propuesta de Ibarretxe es que el sujeto político no es Vasconia en su conjunto, sino tan sólo la Comunidad Autónoma del País Vasco (Euskadi, en vascuence). El plan del lehendakari Ibarretxe podrá ser criticable por otros motivos, pero desde luego no se le puede achacar que no respete la voluntad de los navarros. Tal vez los que suelen acusar a las instituciones de la CAPV de injerencia en Navarra deberían dejar de injerirse en este asunto. Tras varias décadas de indefinición, el nacionalismo vasco institucional se ha decidido por fin a concretar cuál es el sujeto que debería autodeterminarse. Por un lado se renuncia a Navarra, el único territorio que fue en efecto independiente, y por otro se niega a Álava su capacidad de decisión, a pesar de que es ella, y no la comunidad autónoma, la que es reconocida por la propia Constitución como "territorio foral" titular de "derechos históricos", en los que dice basarse el lehendakari Ibarretxe. Pese a la jerga historicista que suele acompañar a todo debate en nuestro país, la Euskadi autodeterminada corre el riesgo de convertirse en un ente desestructurado y amorfo, privado de la historia por partida doble.

A la vista de los datos electorales, el nacionalismo vasco democrático se ha visto forzado, como en 1932 y en 1979, a reconocer una vez más que Navarra constituye por sí sola un sujeto político y que todo avance hacia la soberanía se hará sin ella. Ante la eterna disyuntiva soberanía o territorialidad, se ha decantado, por fin, por la primera. A pesar de que muchos acusan a Ibarretxe de cesión ante ETA y Batasuna, lo cierto es que la izquierda abertzale se va a encontrar ahora en una aporía. Por una parte, no va a querer ser impedimento para la llamada construcción nacional. Por otro, no puede abandonar a su suerte a los miles de navarros que le siguen votando a pesar de los impedimentos legales y policiales, ni renunciar al maximalismo que tan altos réditos electorales le ha otorgado.

Resulta llamativo que la nueva renuncia formal a Navarra por parte del nacionalismo vasco coincida en el tiempo con el éxito, tal vez sólo coyuntural, del vasquismo posibilista de la plataforma Nafarroa Bai, en la que participan elementos que no se identifican como nacionalistas. La posibilidad de un acercamiento entre Navarra y Euskadi desde el respeto mutuo se va a ver truncada una vez más por la entente de hecho entre el navarrismo antivasco y la miopía abertzale.

La normalización de las relaciones entre Euskadi y Navarra debería ser un objetivo básico de todos los partidos que dicen defender los intereses de la nación vasca. Difícilmente se avanzará hacia ese objetivo con una propuesta como la que se nos presenta, sin entrar a juzgar su legalidad ni su legitimidad, que son cosas distintas. La cooperación entre las dos comunidades forales precisa de un vuelco total en su concepción y sobre todo de una actitud realista, equidistante tanto del quijotismo de las instituciones de Vitoria como del victimismo lleno de complejos de las de Pamplona, que aquél alimenta.

Mucho me temo que el año largo que nos queda hasta el 25 de octubre de 2008 va a ser pródigo en lo uno y en lo otro.

Xabier Zabaltza es historiador, autor de Mater Vasconia. Lenguas, fueros y discursos nacionales en los países vascos (editorial Hiria, San Sebastián, 2005).


Como comentó el buen Txabi, ¿es un agur de bienvenida o un agur de despedida?

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