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domingo, 26 de mayo de 2019

Derrota en Nafarroa

En la densa atmósfera electoral de Nafarroa se percibía el peligro. Es por ello que se escribieron tantos artículos y textos en los últimos días. 

El anacrónico conservadurismo de los navarros siempre supuso una amenaza para los avances democráticos de los últimos cuatro años. Vértigo se le llama.

Por medio de las urnas, han devuelto el poder a quienes odian la auténtica esencia navarra en particular y detestan las libertades democráticas en general.

La consecuencias se materializarán en recortes en contra de lo legislado durante la corta primavera. El euskera y otros componentes del ADN cultural navarro volverán a ser perseguidos sin piedad.

Ojo, los pensionistas repitieron su "hazaña" del 28 de abril, le han dado sus votos al PSOE y a UPN. No son la fuerza que dijeron ser, nunca fueron serios acerca de sus exigencias, solo medraron para venderse al mejor postor. Pronto serán olvidadas las promesas y cuando quieran salir a protestar, sin importar su edad, se tendrán que enfrentar a la dura represión de quienes solo conocen el lenguaje de la violencia.

Chivite va a cerrar filas con el españolismo representado en Esparza, de eso no cabe la menor duda. Será una travesía en el desierto para EH Bildu y Podemos, no así para Geroa Bai, que sabrá acomodarse.

Aquí lo que nos reporta Naiz:


El PSN vuelve a ser determinante en la gobernabilidad de Nafarroa. Con los 11 parlamentarios obtenidos, María Chivite ha conseguido que su fuerza se haya aupado al segundo puesto, por detrás de una Navarra Suma que ha alcanzado los 19 escaños. El cuatripartito no ha conseguido reeditar su mayoría principalmente a causa de la debacle de Podemos, que ha perdido cinco parlamentarios.

Pello Guerra

Tras una legislatura de gobierno del Cambio, los tiempos en los que el PSN marca el ritmo de la gobernabilidad en Nafarroa han regresado. La formación de María Chivite ha mejorado notablemente sus resultados al pasar de los 7 parlamentarios logrados en 2015 a los 11 de estos comicios. Esos cuatro nuevos escaños le han aupado a la segunda posición en la Cámara, convirtiéndola de nuevo en la formación que inclina la balanza.

Entre los que apelarán a Chivite para intentar formar gobierno estará Navarra Suma. La coalición cuya plancha lideraba Javier Esparza ha conseguido 19 parlamentarios, logrando mejorar los resultados de UPN y PP juntos en los comicios de 2015, cuando lograron 15 y dos parlamentarios, respectivamente.

Pero ese ascenso no le servirá de nada si no consigue el apoyo del PSN, una opción a no descartar teniendo en cuenta que esta formación siempre se ha decantado por la derecha cada vez que esta le ha necesitado para gobernar.

De todos modos, María Chivite ha insistido una y otra vez que quiere liderar un gobierno «progresista» en el que quedaría fuera el PP. En ese caso, no pactaría con Navarra Suma, coalición en la que figura el partido de Casado, aunque tampoco sería la primera vez que el PSN cambia de opinión haciendo bueno aquello de «Donde dije digo, digo Diego».

Si por una vez cumple con su palabra, el PSN miraría hacia Podemos e Izquierda-Ezkerra, pero quedarían muy lejos de la mayoría. Mikel Buil solo ha conseguido dos parlamentarios, frente a los siete de hace cuatro años, en lo que constituye el gran fracaso de estas elecciones. Por su parte, I-E se ha quedado en un escaño, perdiendo el segundo que tenía.

Esto obligaría a Chivite a contar también con Geroa Bai, que ha mantenido sus nueve escaños, una suma que no se puede descartar, pero ni por esas saldría la mayoría.

La opción sería recurrir de alguna forma a EH Bildu, que ha mantenido sus ocho escaños y que incluso es posible que no viera con malos ojos la posibilidad de que Chivite gobierne siempre y cuando no lo haga Navarra Suma.

Una serie de combinaciones y dudas que se despejarán en las próximas semanas.






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