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martes, 19 de febrero de 2019

Lo Vasco

Les compartimos este texto dado a conocer en Noticias de Gipuzkoa no sin antes advertir que el autor a obviado Iparralde por completo, insistiendo nosotros en que históricamente, la herrialde conocida como Nafarroa se extiende al norte de los Pirineos y que su ciudad capital Donibane Garazi fue tan capital como Iruñea de la Nabarra medieval:


Borja Irizar Acillona

¿Quiénes son? Sí…, aquellos que se denominan vascos. Invito a que nos hagamos la pregunta, buscando la certeza, explorando dar con la definición donde quepamos todos. ¿Somos los vascos los habitantes de la CAV? Si es así, ¿lo somos todos? ¿Sólo los que hablan euskera? ¿Y los que lo estudian? ¿Son los vascos una tribu o un pueblo? ¿Es una nacionalidad o sentimiento? ¿Un baztanés no es vasco porque es navarro? o sí lo es ¿por qué es vasco de cultura? ¿Un habitante de la CAV con menos cultura vasca que un navarro no es vasco? ¿El Estatuto y Amejoramiento nos hace vascos o los fueros? preguntémonos...

Sé que no hay una respuesta completa si rebuscamos en el pasado, para construir el presente de la definición. Desde luego no somos una tribu, hoy en día casi nada es una tribu, quedan algunas sociedades tribales en África y América, pero no es nuestro caso, la tribu primigenia de los vascos ya no era una tribu en el siglo I d.C.. No se regía por los estándares de poder tribales, ni tenía una simpleza ni un territorio tan pequeño para ser una tribu.

Tampoco podemos ver “lo vasco” como una cualidad o característica contable, ¿es menos vasco quien menos “cosas vascas” hace o conoce? y si es así, quien más “cosas vascas” hace o conoce ¿podría intitularse como vasco único? De hecho, es incontable e incalificable, ¿por qué quien podría demostrar que contra lo que se compara la vasquidad de un individuo, es realmente vasco, y no un ideal forjado en la imaginación colectiva?

Los vascos no son solo los hablantes de euskera, sobre todo porque hoy en día la mayoría social en Vasconia presenta cierta forma de bilingüismo. En las sociedades anteriores al siglo XX no cabía duda de que el idioma era el mínimo común denominador de la pertenencia a una nación determinada. Hoy en día vivimos inmersos en una globalización donde nuestros hijos hablarán 3 o 4 idiomas con diferentes grados de habilidad. ¿Dejarán por tanto de ser vascos, o lo serían menos?

“Lo vasco” no el producto de un estatus político, no hay ley que nos haya hecho vascos y no habrá ley que nos deshaga. En Navarra el navarrismo ha opositado vasco a navarro durante los últimos 100 años, porque teme, no que Navarra sea vasca, sino que deje de ser española. Pero los ciudadanos de Bizkaia, Álava, Gipuzkoa y Navarra por encima de líneas de mapas, reyes y reinas medievales, batallas y pactos, forman una sola sociedad, cohesionada en torno a un poso cultural compartido, que ha sido maltratado por terceros para romper nuestra cohesión social. No es casualidad que la cruzada en contra del euskera en Navarra, en los colegios del siglo XIX y XX, castigo de anillo incluido, se haya reproducido de la misma manera en Bizkaia, Álava y Gipuzkoa. No es casualidad que la cruzada liberal anti-fueros, que dio como fruto las guerras carlistas, tuviese a todos los forales defendiendo juntos, lo que entendían que era, y es, un bien social compartido.

Lo vasco es un “hecho social continuo en el tiempo”, es una idea compartida en nuestra sociedad, heredada y dotada en nuestra sabiduría social del poder de reconocernos entre nosotros y distinguirnos dentro de una excepcional diversidad. Y no podemos construir una definición más acertada. Lo que hoy somos, es la mejor versión posible de nuestra propia sociedad, unida por la determinación individual de mantenerse cohesionada alrededor de valores compartidos y heredados por todos nosotros, valores como nuestra cultura y nuestras libertades forales.

Cada generación de vascos es una forma de “lo vasco” que en su diversidad social funda una nueva definición, la cual, es la mejor versión posible y hereda la ambición de los valores compartidos de autogobierno, identidad y solidaridad entre nosotros. No podemos mirar lo vasco evaluando un pasado que no hemos vivido, ni añorando tiempos pasados que no entenderíamos. Cada vez que “lo vasco” ha cambiado, lo ha hecho su “hecho social” hasta conseguir la mejor versión de sí mismo.

Los vascos somos en sí su sociedad y la construcción social requiere que entendamos que juntos, en Pamplona, en Durango y en Oion, en la cohesión social, está el mejor de nuestros futuros posible y que debe desembocar de forma imperativa en la creación de instituciones comunes entre los cuatro territorios forales con las que recuperar el máximo autogobierno y soberanía. Si nos resignamos a dividirnos por hechos históricos o delimitaciones políticas, muchas veces forzadas por terceros, no podemos defender de la misma manera nuestros bienes sociales compartidos.






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