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miércoles, 12 de junio de 2013

Los «Microacuerdos»

Jonan Fernández ha entregado su carta a los Tres Reyes Magos en pleno junio.

Y es que si alguien sabe que peperos, sociatas y demás fauna españolista no va a cumplir con esos «microacuerdos», ese es Jonan Fernández... y eso es simplemente porque al PNV le urge darle una preponderancia a los partidos políticos "constitucionalistas" que los mismos no han obtenido en las urnas.

Pero bueno, aquí los dejamos con esto publicado por Gara:


El secretario general de Paz y Convivencia, Jonan Fernández, entregó ayer oficialmente a la presidenta del Parlamento, Bakartxo Tejería, copia del nuevo plan del Gobierno de Urkullu y, con ello, consideró depositados en la Cámara los textos de tres «microacuerdos» que entiende que pueden ser una base para futuros consensos de mínimos entre partidos.

I. Iriondo

Además de las 18 iniciativas que pretende poner y mantener en marcha el Gobierno, el Plan de Paz y Convivencia también tiene como objetivo establecer las bases para la búsqueda de consensos de mínimos entre los partidos en torno al pasado, al presente y al futuro en relación al conflicto político. Son lo que la metodología del plan define como «microacuerdos».

El documento establece que la parte más delicada es la gestión del pasado, porque encierra el diagnóstico de responsabilidades y culpas. La regla básica que ayuda a avanzar es distinguir entre los hechos objetivos, que debieran ser neutros; las interpretaciones subjetivas, sobre las que nunca habrá un acuerdo y, por lo tanto, hay que aceptar las lecturas diferentes; y la valoración compartida, que puede resumirse en un «nunca más».

El plan recoge como un primer «microacuerdo» una propuesta de compromiso ético para una valoración compartida del pasado, que se recoge en esta página y parte de un acuerdo ya alcanzado en la Cámara.

Este primer «microacuerdo» ya fue expuesto por Jonan Fernández a los componentes de la Ponencia de Paz y Convivencia y, por lo que conoce este diario, no debiera haber grandes impedimentos para que fuera recogido como un texto de compromiso por todos los participantes en la misma.

Otro tanto ocurre con el «segundo microacuerdo», relativo al compromiso político para un marco de confianza en el presente». En este caso, al contemplar un número mayor de compromisos puede haber más posibilidades de que cada grupo quiera introducir algún que otro matiz, pero en líneas generales también podría ser objeto de consenso en el marco de la Ponencia parlamentaria. Ocurre, sin embargo, que ni PP ni UPyD forman parte de este órgano parlamentario.

El Gobierno, en todo caso, al depositar sus propuestas en el Parlamento no prejuzga en qué ámbito del mismo pueden debatirse estas propuestas. Deja en manos de los propios grupos que estas se lleven a la Ponencia, a la Comisión de Derechos Humanos o a cualquier otro órgano parlamentario.

Tampoco hay por parte de los impulsores del Plan un emplazamiento temporal, más allá del horizonte de la propia legislatura que finaliza en 2016.

Hay un tercer «microacuerdo», que es un compromiso socio-educativo y que de modo metafórico pretende aplicar las cuatro reglas matemáticas básicas -restar, sumar, dividir y multiplicar- a la convivencia. Se trata de propuestas que pretenden prevenir el surgimiento de «conflictos destructivos» y tienen un componente más filosófico que de praxis política.

Microacuerdo sobre el pasado

· La paz y la convivencia requieren el reconocimiento de la injusticia de la violencia, el reconocimiento del daño causado, y la dignidad de las víctimas, todas ellas merecedoras del derecho a la verdad, la justicia y la reparación». [Acuerdo parlamentario de 14 de marzo de 2013]

Lo sucedido ¯el terrorismo, la violencia y las vulneraciones de derechos humanos¯ fue posible porque en el razonamiento de grupos y personas se antepusieron al valor de la dignidad humana, otros valores como la defensa de una causa, un objetivo, una razón de estado, una visión ideológica u otras certezas o convicciones.

En el futuro, nunca más, ni una causa política o razón partidaria, ni ninguna otra convicción o certeza deben situarse, como si fueran un valor absoluto, por encima del valor de los derechos humanos, la persona y la vida.

Microacuerdo para un marco de confianza en el presente

· Nos comprometemos a que el fin de la violencia de ETA no suponga pasar página, sin clarificación, reconocimiento, ni crítica explícita sobre lo sucedido.

Nos comprometemos a que la memoria y el honor de las víctimas no queden relegadas por una mirada al futuro que se olvida del pasado.

Nos comprometemos a no re-escribir una historia justificadora de la violencia o las vulneraciones de derechos humanos, así como a oponernos a ella y rechazar su uso.

Nos comprometemos a que, sin equiparaciones, todas las víctimas, también las producidas por los contraterrorismos ilícitos, reciban el reconocimiento y la reparación que merecen.

Nos comprometemos a que el fin de la violencia no se transforme en revanchismo contra ningún sector, sino en integración y vertebración social de la convivencia.

Nos comprometemos a que, dentro del marco de posibilidades legales, la normalización social aborde la cuestión de los presos y la política penitenciaria de un modo acorde a la nueva realidad social.

Nos comprometemos a que el fin de la violencia suponga la paz, la normalización de la convivencia y haga posible un proyecto, un proceso y un programa de encuentro social.






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