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sábado, 27 de marzo de 2021

Javier Batarrita Elexpuru

El pueblo vasco sabe su historia, por eso es que al régimen español le urge imponer su relato.

Desde Facebook traemos a ustedes este ejercicio en memoria colectiva:


Javier Batarrita Elexpuru

Toni Alvaro

Hace 60 años, 27 de marzo de 1961, Lunes Santo. Javier Batarrita Elexpuru, industrial de 33 años, representante de Lube, marca de motocicletas de Lutxana, conduce su Peugeot 403. Le acompañan dos compañeros de la empresa, el abogado José Antonio Martín Ballesteros y el jefe administrativo Fernando Larizgoitia. Faltan pocos minutos para las diez de la noche y están de regreso a Bilbao desde Gasteiz. Cuestiones de trabajo. Charlan animadamente. Batarrita es un tipo feliz, tiene un niño de 9 meses y como apasionado del ciclismo está como unas castañuelas ante la proximidad de la Vuelta a España. Ha organizado el final de etapa en Bilbao.

El vehículo enfila ya la cuesta de Miraflores, en Bolueta, cuando aparece un guardia civil con metralleta y les da el alto. El guardia civil no está solo, inspectores del Cuerpo General de Policía, números de la Policía Armada y más agentes de la Benemérita están apostados con sus armas. Por lo visto alguien les ha informado que el conductor del vehículo es Julen Madariaga, uno de los fundadores de ETA, organización que anda haciendo pintadas y reivindicaciones y aún no ha matado a nadie. Una información poco contrastada, Madariaga está en Cambridge.

Javier Batarrita detiene el vehículo y sale asustado, pidiendo tranquilidad con una mano y preguntando qué está pasando. Lo que pasa es que los agentes del orden estatal disparan a mansalva. Javier Batarrita cae con 49 balas en el cuerpo, 9 en la cabeza. José Antonio Martín Ballesteros se debatirá unos días entra la vida y la muerte antes de quedar paralítico. Fernando Larizgoitia sobrevive agazapado y aterrorizado en los asientos de atrás.

Los agentes se largan de allí sin perder la calma, convencidos de haber cazado a Julen Madariaga. Alguien les debe comunicar que han metido la pata, porque al rato vuelven a limpiar un poco el desaguisado, no vayan a quedar huellas. Serán los vecinos los que acaben llevando al muerto y los heridos al hospital.

La esposa de Javier Batarrita, María Antonia Gaztelu, está en la procesión del Borriquito, en la calle San Francisco, cuando una vecina le comunica que su marido está ingresado en el Hospital de Basurto, que ha pasado algo en la carretera.

El hospital está tomado por policías y nadie informa a María Antonia de lo que ha pasado, mareándola con vaguedades, hasta que alguien le suelta que ha muerto por un disparo accidental en la nuca y que sintiéndolo mucho no va a poder ver el cadáver. María Antonia entre en crisis nerviosa y empieza a gritarles '¡asesinos!'. Acaba detenida en la comisaría de Indautxu.

El gobernador civil, Antonio Ibáñez Freire, emite nota oficial: 'Por error de vehículo, se ha escapado un disparo y hay que lamentar un muerto y un herido grave'. Ah, y promete una investigación a fondo. Ibáñez Freire, militar, voluntario en la División Azul, que luego será gobernador civil de Barcelona y culmina su carrera con el grado de capitán general, será nombrado ministro de Interior por Adolfo Suárez en 1979. Así que ya pueden imaginar la investigación que se llevó a cabo.

En la esquela de la familia se obliga a poner que ha fallecido en un accidente y la noticia de la muerte aparece en una nota breve en la sección de deportes, por su vinculación con el ciclismo. El obispo de Bilbao, Pablo Gúrpide, envía una nota de condolencia a la viuda pidiéndole saber perdonar y resignación cristiana.

Al final habrá juicio contra los policías en la Audiencia de Bilbao. Todos absueltos. Los trasladan fuera de Bilbao, con aumento de sueldo y escala. La obediencia siempre se pagó bien. Al poco tiempo el sumario y toda la documentación del procedimiento desaparecen misteriosamente para siempre. Alguien obediente, seguro.

 

 

 

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