Como siempre, acertado, nuestro amigo Koldo Campos expone en toda su miseria la balandronada llevada a cabo por Madrid que consistiese en la destrucción de los arsenales de ETA y los GRAPO utilizando para ello una aplanadora.
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Brillante iniciativa
Koldo Campos Sagaseta | CronopiandoSugería Ramón Sola ayer en un muy atinado artículo publicado en Gara/Naiz, que en ese espectáculo ofrecido por el gobierno español y la guardia civil en un cuartel de la benemérita en el que una apisonadora convirtió en chatarra armas de ETA y del GRAPO, faltaron armas por entregarse y destruirse. Echaba en falta Sola en recuerdo de los miles de vascos torturados “unas bolsas de plástico, a ser posible transparentes, como recomendaba «El Alemán» de Intxaurrondo. Rasgar unos listines de teléfono, de aquellos de los 80 y 90. Cortar con unas tijeras unos electrodos. Hacer jirones una manta. Desmontar una bañera como la de Mikel Zabalza...”.
Aplaudo y suscribo su idea y la necesidad de que la apisonadora, ya que no entonces, vuelva a hacer su trabajo y a hacerlo bien, aunque no sea en un cuartel y con el presidente español al lado. Mejor en la calle, en la plaza del pueblo. Y aunque sé que el catálogo es muy amplio, me permito sugerir algunas otras armas para que la apisonadora las pulverice: unas cuantas docenas de togas y birretes y puñetas supremas y nacionales; otras tantas cajas registradoras, chequeras, tarjetas, bolsas y, sobre todo, que la apisonadora no se olvide de unos cuantos televisores, radios y periódicos que casi vienen a ser casi todos porque casi todos son el mismo.
(Preso politikoak aske)
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