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miércoles, 13 de enero de 2021

Capitolios Aquí y Allá

El equipo de Cubainformación ha puesto la reciente toma del Capitolio en Washington por parte de las huestes más retrógradas de Donald Trump bajo la lupa de la campaña mediática en contra de Cuba.

Este es el resultado:


Asalto al Capitolio… ¿de La Habana?

José Manzaneda | Coordinador de Cubainformación

Hace un mes, desde Miami, convocaban a “la primera protesta masiva” en La Habana, frente al Capitolio, sede del parlamento. Allí “estará toda la prensa extranjera, no nos harán nada”, decían en redes sociales. Quizá hubo prensa, sí, pero desde luego… ninguna protesta. Pero ¿se imaginan que un grupo de personas lograra entrar, por la fuerza, en el Capitolio cubano, y que se produjeran cinco muertes, como en Washington?

¿Verdad que no nos dirían, como tanto repiten ahora, que es un “ataque a la democracia”? ¿Se imaginan también que en Cuba, como en EEUU hace unos días, los periodistas fueran golpeados y destruidas sus cámaras?

Han sido indultados cuatro mercenarios de la firma estadounidense Blackwater que, en 2007, asesinaron a 14 civiles en Irak. Pero el periodista que informó al mundo de masacres como aquella, Julian Assange, lleva casi nueve años encerrado. Sin ningún escándalo político ni mediático.

En la Organización Mundial del Comercio, los países ricos impiden la propuesta, apoyada por más de 100 gobiernos –entre ellos los de China y Cuba-, de suspender, de manera temporal, las patentes sobre medicamentos contra la Covid-19. No solo eso: con apenas un 14 % de la población mundial, esos países ricos ya han acaparado la mitad de las vacunas existentes o por producir. La Unión Europea, por ejemplo, ha comprado dosis para inmunizar al doble de su población, Canadá a seis veces. Para que luego nos hablen de cooperación y solidaridad.

En noviembre se realizó la mayor huelga general de la historia: 250 millones de personas protestaron, en la India, contra las políticas neoliberales del gobierno de Narendra Modi. ¿Han visto alguna imagen en los noticieros?

Gustavo Tarre Briceño es el representante de Juan Guaidó en la Organización de Estados Americanos, que lo reconoce como supuesto “embajador” de Venezuela. Decía esto en un programa de Miami: “El mecanismo de la invasión (a Venezuela) desgraciadamente no tiene la aceptación que debería tener. (…) El trabajo nuestro es intensificar esa presión y si, en algún momento, algún país piensa que el uso de la fuerza puede tener un resultado y están dispuestos a correr con el costo de esta intervención, pues magnífico”. Pero la prensa internacional nos dice que criminales y terroristas de semejante pelaje son “el gobierno legítimo” de Venezuela. ¿Hasta cuándo?

Dawn Scalici es la directora de negocios y gobierno global de la agencia de noticias británica Reuters, ahora perteneciente al grupo de comunicación estadounidense The Thomson Corporation. Por eso su “responsabilidad”, leemos en su web, es “satisfacer las necesidades dispares del gobierno… de los EEUU”. Como lo oyen. De hecho, Dawn Scalici trabajó durante 33 años en la CIA, donde fue Gerente de Inteligencia Nacional para el Hemisferio Occidental. Pero las agencias de noticias occidentales –al contrario que las rusas, chinas o cubanas- son “independientes”, ¿verdad que sí?

El gobierno de Colombia ha excluido de la vacunación contra la Covid-19 a cerca de un millón de migrantes procedentes de Venezuela. Mientras, Caracas ha anunciado que vacunará a toda la población, incluyendo a varios millones de colombianas y colombianos. Cuba, por su lado, mediante sus brigadas médicas solidarias, ha atendido ya a 900 mil pacientes de Covid en 39 países. Pero ¿qué gobiernos siguen demonizados en la prensa internacional? Adivinen.

Según la Misión de Verificación de Naciones Unidas, el pasado año, en Colombia, fueron asesinados 73 ex miembros de las FARC que habían dejado las armas, así como 310 líderes y lideresas sociales. En total, 1.350 desde la firma del Acuerdo de Paz en 2016. Sin reportajes, ni noticias, ni protestas diplomáticas internacionales.

Pero regresemos a Washington. El propietario de Facebook, Mark Zuckerberg, justificaba, hace unos días, la suspensión de la cuenta de Donald Trump, por “incitar a una insurrección violenta contra un gobierno elegido democráticamente”. Pero ¿cuántos años llevan Facebook y otras plataformas sirviendo de altavoz para la insurrección, el magnicidio y el golpe de estado en países como Venezuela? No les cabe… mayor cinismo.

Edición: Jon Ojanguren. Presentación: Lázaro Oramas. Edición gráfica: Esther Jávega.



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