Estados Unidos arde, Trump está enloquecido y embravecido, Anonymus ha regresado, el SARS CoV-2 se ha cobrado ya la vida de 103 mil habitantes de "la tierra de la libertad y el hogar de los valientes".
Los siglos de esclavitud, segregación, discriminación, racismo, abuso policial y demás violaciones a los derechos humanos y civiles de los afrodescendientes han prendido las chispa en Minneapolis, Nueva York, Atlanta, Los Ángeles... y Washington.
Todo es no podía pasar desapercibido al ojo atento de nuestro amigo Koldo Campos quien dedica este escrito al escenario distópico que se vive en las entrañas mismas del imperio:
Koldo Campos Sagaseta | Cronopiando
Hay dos clases de idiotas: los que tienen cura y los que son idiotas. A Donald Trump lo tengo catalogado en el grupo de canallas (Sección Ilustres, Tomo 12) no obstante esa marcada tendencia a hacer y decir idioteces habitual a muchos presidentes de ese país.
Y no parece que le estén yendo bien las cosas con el nuevo año y a seis meses de elecciones, a pesar de haber hecho realidad recientemente uno de sus más porfiados sueños anulando la reforma sanitaria de Obama. Exultante parecía entonces, y entre exabrupto y exabrupto se entretenía subiendo y bajando los aranceles a China que, como es sabido, tenía la culpa de todo.En perspectiva, precisamente desde China, se anticipaba un virus. Trump le reía la gracia y recomendaba no comer porquerías mientras el virus se cobraba la vida de algunos miles de chinos y provocaba el confinamiento más estricto de algunas pobladas zonas del país asiático. En Estados Unidos todo estaba bajo control. No pasaba nada. Sólo es un virus, tal vez un estornudo, un par de toses.Nueva York se rompe. Cientos de infectados. La ciudad queda confinada. Trump no se alarma. “No vamos a prohibir los coches porque haya accidentes… y en abril, cuando venga el calorcito, milagrosamente el virus desaparecerá.” Dios bendiga a América declaraba Trump en el hoyo 18. Y la culpa la tiene China.En Nueva York se desbordan las urgencias, se congestionan los hospitales, miles de cadáveres. No hay respiradores, no hay equipos, no hay personal sanitario. El virus se extiende por todo el país. Son más de cien mil muertos. Trump pasa de expertos. Lo ha visto en Internet. Cloroquina, con hielo y sin hielo. La culpa la tiene China… bueno, y la OMS.Y ocurre que la habitual violencia policial que sabe a quién asfixia tiene la mala suerte de verse retratada y al Comandante en Jefe se le quema el fuerte. Hasta ha amenazado con llamar a la caballería. Disturbios en todo el país. Refugiado en su búnker de la Casa Blanca, Trump insiste: La culpa la tiene China y la OMS… bueno, y el grupo antifascista Antifa.
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