Para ser sinceros a Guillermo 'Willy' Toledo no lo teníamos ubicado en el catálogo de estrellas de cine a pesar de haberlo visto en largometrajes como "La lengua de las mariposas", "El misterio Galindez" y "Aupa Etxebeste!". Pero desde 48 horas el correo electrónico se nos ha llenado de mensajes acerca de él y su nombre ha aparecido repetidamente en medios informativos independientes. Y es que, según nos cuentan en Rebelión, el buen Toledo ha hecho enfurecer a los sicarios mediáticos de la casta divina española por haberse atrevido a describir a Orlando Zapata como lo que realmente fue, un "delincuente común".
Así que en solidaridad con él aquí reproducimos este texto de Carlo Frabetti publicado en inSurGente:
Así que en solidaridad con él aquí reproducimos este texto de Carlo Frabetti publicado en inSurGente:
Carta abierta a Willy Toledo
Carlo Frabetti
Querido Willy:
Pero hombre, ¿cómo se te ocurre...? ¿No tienes bastante con defender los derechos del pueblo saharaui? Es una causa nobilísima y de trascendental importancia, cuya defensa te permite quedar como un progre y tranquilizar tu conciencia sin correr ningún riesgo, ya que hasta algunos sectores del poder la apoyan. ¿No tuviste bastante con la que liaste en la ceremonia de los Goya con el “No a la guerra”? Otra causa nobilísima y trascendental, pero que además favorecía electoralmente a una de los dos mafias políticas que se reparten el pastel, por lo que incluso podía reportar algún beneficio a sus defensores. Pero Cuba... ¿Cómo se te ocurre defender a la bestia negra del imperialismo, es decir, del capitalismo, es decir, del fascismo vestido de lagarterana, es decir, de la seudodemocracia borbónica?
A ver si te enteras de una vez: los conspiradores y los sicarios cubanos pagados por Washington (que alardea sin pudor de los millones de dólares que anualmente dedica a financiarlos) son “disidentes”, y si están en la cárcel son “presos políticos”; mientras que en el Estado español, los más de setecientos presos políticos anticonstitucionalmente dispersos, con frecuencia torturados y de vez en cuando suicidados, no son verdaderos presos políticos, pues, aunque solo una pequeña parte de ellos haya usado las armas, el que no ha quemado una papelera tiene un amigo o un cuñado que sí lo ha hecho: son violentos, o están cerca de los violentos, o no condenan a gritos el tipo de violencia que el poder quiere que se condene, o denuncian otros tipos de violencia que al poder no le interesa que se denuncien, y por lo tanto son “terroristas”, y su lucha por la autodeterminación, aunque persiga objetivos obviamente políticos, no es una lucha política, sino diabólica. Y además podrían estar subvencionados directamente por Hugo Chávez. ¿Es que no ves la televisión, Willy?
A ver si entras en Libertad Digital y te enteras de una vez: en Cuba se tortura a troche y moche, aunque nadie haya podido probar un solo caso; mientras que en el Estado español la tortura, al igual que los presos políticos, no existe, por más que digan lo contrario los relatores de la ONU, Amnistía Internacional o las más de cuarenta organizaciones agrupadas en la Coordinadora para la Prevención de la Tortura. No tienes más que entrar en un buscador y teclear las palabras “tortura” y “España”, y verás que solo hay un par de millones de entradas sobre el tema: pura anécdota.
¿Cómo se te ocurre, siendo actor, indisponerte con los grandes medios de comunicación, con academias y ministerios, con la mediocracia cultural española y olé? ¿Creías que esa esperpéntica corte de los milagros iba a dejar impune tu osadía? ¿Pensabas que esa pandilla de chapuceros, oportunistas y vientres agradecidos se iban a dejar poner en evidencia por un insensato como tú? ¿No te has enterado de quiénes están en la Academia de Cine y en el Ministerio de Cultura, de quiénes parten y reparten las subvenciones, de quiénes deciden lo que se dice y lo que no se dice en la prensa, en la radio, en la televisión, en los escenarios...? ¿En qué mundo vives, Willy?
Yo te lo diré: vives en el incómodo y sitiado mundo de las personas decentes, y eso, que en los tiempos que corren es muy peligroso para cualquiera, para un actor lo es mucho más. No lo vas a tener fácil, a pesar de tu indiscutible valía y de tus numerosos éxitos profesionales. Los mediocres encumbrados, los lacayos, los sumisos, los lameculos, además de envidiosos, son cobardes e inseguros, no se acercan a aquellos cuyas rodillas no conocen el suelo, como diría Alfonso Sastre. Te harán el vacío, te lo están haciendo ya.
Pero en ese vacío institucional generado por la vileza y el resentimiento, en ese limbo de los indóciles -que a menudo se convierte en un purgatorio y algunas veces en un infierno- no estás solo, querido Willy, ya lo sabes. Por no mencionar más que a los de la profesión, y solo a algunos y algunas especialmente cercanos, estás con Alicia Hermida y Jaime Losada, con Vicente Cuesta y Juan Margallo, con Gloria Berrocal y Javier Maqua, y, por supuesto, con tus compañeras y compañeros de Animalario, y con nuestro padre y maestro mágico, Alfonso Sastre. Después de todo, no eres tan insensato, Willy: estás con los mejores.
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