El "divide y vencerás" ha sido la piedra angular de la estrategia en contra la autodeterminación del pueblo vasco por parte de los estados español y francés, especialmente del primero. Durante mucho tiempo se ha insistido en que los vascos y los navarros son pueblos bien distintos. Fruto envenenado de esta estrategia es el tema del que nos habla este texto publicado en Rebelión:
El camino de Nabarra a la recuperación de su soberanía pasa por el entendimiento de nuestra historia como pueblo, y ese entendimiento sólo puede ser adquirido a través del pleno conocimiento, del saber distinguir las verdades entre la maraña de mentiras que se ha tejido alrededor de el derecho a nuestra autodeterminación.
A propósito de la polémica sobre el "vasquismo"
¿Arturo Campión o Batzarre?
Sergio Labayen
Leo en un manifiesto que NaBai es “el mejor instrumento que ha tenido el vasquismo y la izquierda en Nafarroa”. Y la izquierda no sé, pero el vasquismo seguro, porque el concepto ni existía antes de la coalición. La aportación se la debemos a Batzarre, donde en algún momento comenzaron a sentirse de tal modo y terminaron arrastrando a todo NaBai.
Hasta entonces nos sentíamos navarros y vascos de una manera completamente natural, como siempre fue en esta tierra desde Axular hasta Xalbador, pasando por Arturo Campión y llegando hasta nuestros días. Pero tras aquella innovación empezamos a darle vueltas a la cabeza. ¿Seremos vascos o vasquistas? ¿Habrá alguna diferencia entre ambos términos? Y vaya si la había...
Para ustedes, ¿un habitante de Gaza es palestino o palestinista? ¿Y las gentes de Temuco son mapuches o mapuchistas? En Tinduf, ¿son saharauis o saharauistas? ¿Y en Roma? ¿Italianos o italianistas? Efectivamente, los términos que aparecen en primer lugar se refieren al pueblo al que pertenece una persona, a la nacionalidad, y son los que se utilizan normalmente para nombrar colectivamente a los habitantes de un territorio. En cambio, el sufijo “-istas” suele referirse a una afición, o a una profesión, a algo que no somos “in se” pero que adoptamos en algún momento de la vida. Por ejemplo, ser osasunista o escayolista.
De esta forma, a mí lo de vasquista me suena a hinchada, a etiqueta, no a identidad. Es como si ser vascos en Nafarroa nos pareciera hoy políticamente incorrecto y necesitáramos de un eufemismo. Me suena también a científicos que vienen a estudiarnos, a ONG solidaria, no a alguien que viva contigo en la reducción y comparta el sueño de la reconstrucción del país.
De hecho, vasquista es un adjetivo que, en todo caso, debiera acompañar a alguno de los sustantivos que trata de ocultar: vasco o español. Así, sería correcto decir español vasquista, o al revés vasco españolista, porque denotaría una afición o simpatía por algo que no se es “in se”. En cambio, vasco vasquista o español españolista se descartan por redundantes, ya que el sustantivo y el adjetivo indican la misma cosa.
En NaBai, ¿vasquista es adjetivo de qué? De navarros, dirán, somos navarros vasquistas. Y así el término es más pernicioso todavía, porque la disputa tramposa entre navarristas y vasquistas convierte a la sede de UPN en una réplica grotesca del Castillo de Amaiur, en falso baluarte de los Fueros, mientras que a los abertzales nos relega a simpatizantes de otro territorio.
La Navarra vasquista, ¡qué distinta a la Navarra marítima! La nueva parece renunciar a sí misma al optar por algo ajeno: ser vasquista, aranista, vizcaína que diría el Diario de Navarra. Y esto, a las puertas del quinto centenario de la conquista, parece un flaco favor para quienes trabajan por dejar al descubierto que la dominación española de nuestra tierra se produjo y se mantiene mediante el uso de la violencia y de espaldas a la voluntad popular.
Ahora que todo el espectro político navarro se resitúa, y en aras a la claridad de las propuestas, sería positivo que NaBai aclare si su identidad es la vasca o la vasquista. Y siempre que hablo de ser, de identidad, no me refiero a apellidos, sangre o partida de nacimiento, eso me da lo mismo, me refiero al sentimiento, a los colores de tu camiseta, a lo que le palpita a uno en el corazón, a lo que le indigna y le apasiona, a la casa que defiende. Lo que me preocupa es si se siente Navarra o se empieza a sentir España, si la memoria histórica llega más allá de 1936 y si hay voluntad de reconstrucción o de asimilación. En definitiva, ¿Arturo Campión o Batzarre?
El camino de Nabarra a la recuperación de su soberanía pasa por el entendimiento de nuestra historia como pueblo, y ese entendimiento sólo puede ser adquirido a través del pleno conocimiento, del saber distinguir las verdades entre la maraña de mentiras que se ha tejido alrededor de el derecho a nuestra autodeterminación.
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