Un blog desde la diáspora y para la diáspora

lunes, 23 de septiembre de 2002

La Solidaridad de Margarita Franco

El mexicano Leonardo García Tsao viaja con frecuencia a Euskal Herria, en específico, a Donostia, por motivo del Zinemaldia, siendo él "experto en cine". Todos esos viajes le han servido a García para asumir como suyo el manejo que Madrid hace del conflicto vasco. Se refiere a los vascos como españoles y se persigna ante el terror de "la ETA".

En las antípodas se sitúa la mexicana Margarita Franco. No sabemos con que frecuencia viaja a Euskal Herria pero los azares del destino quisieron que estuviera presente en Bilbo el día que la Ertzaintza, por órdenes de Baltasar Garzón, procediese a machacar al pueblo vasco presente en la avenida Autonomía demandando respeto a sus libertades y a sus derechos civiles y políticos.

Margarita vivió la brutal represión contra el Movimiento Estudiantil del '68, por lo tanto, supo inmediatamente quién era quién y tal cual lo reflejó en esta misiva que ha hecho llegar a La Jornada:


Insta a los pueblos a luchar por sus derechos

Señora directora: Fui testigo en Bilbao. No cabe la menor duda que el Partido Nacionalista Vasco (PNV) se ha echado un alacrán a la mano. La acción represiva que tomó la Policía Autónoma Vasca en contra de miles de personas, entre ellas niñas, mujeres y ancianas el sábado pasado en Bilbao no se puede expresar con palabras.

A pesar de lo impactantes y aparatosos que son estos cuerpos represivos, perfectamente armados, con los rostros ocultos, no fueron lo suficientemente poderosos para desintegrar a ese pueblo de valientes que resistió el tiroteo y lluvia de ácido procedente de uno de los tanques ubicados frente a la multitud.

Mi reacción ante lo desconocido fue resguardarme en un local aprovechando que metían a un herido y esperar. De pronto me transporté al 68..., el tiroteo no cesaba, los golpes de las pelotas asesinas no dejaban de pegar en la reja, una mujer ensangrentada logró introducirse en el mismo lugar donde yo estaba; pensé en mis compañeros, a quienes perdí una vez empezado el ataque. Llegó la calma, salí y me reincorporé al lugar; lo que encontré fue esa misma multitud, esas miles de personas en sus mismos puestos; se me puso la piel de gallina y llegué a la conclusión: ¡a fuerza, sí se puede!

Con esto amigas, hermanas, querido EZLN y demás organismos que estamos en constante lucha por nuestra dignidad y derechos como pueblo (porque eso sí, los poderosos nunca serán pueblo) les digo que sí se puede, que nos organicemos más, que no les tengamos miedo, que resistamos frente a ellos, porque ellos tendrán las armas, pero nosotros los corazones.

Atentamente

Margarita Franco 




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