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lunes, 24 de agosto de 2015

Retos Septembrinos

Traemos a ustedes esta editorial de Gara en la cual se nos recuerdan tareas por resolver y retos hasta hoy pendientes:


Con la llegada ayer de Marijaia se cierra el ciclo festivo de las capitales vascas y para esta semana se anuncian los primeros actos de la rentrée política. Un periódico diario como este es un atalaya inmejorable para constatar, muchas veces lamentar, hasta qué punto llega la desconexión veraniega en las sociedades modernas. Más allá de la inevitable sucesión de fiestas y sucesos, del cada vez más insoportable goteo de agresiones machistas o de los primeros pasos de las nuevas instituciones navarras, pocas más noticias sustanciales ha generado la actualidad vasca debido a la incomparecencia general, que no se plasma ya en ausencias lógicas y comprensibles de personas, sino en la dimisión de funciones enteras. La tendencia merece una reflexión más sosegada, toda vez que no parece que tenga mucho futuro un país que cierra dos o tres meses al año. Y es que los problemas no se cogen vacaciones; siguen ahí, donde estaban en junio. Y por tanto setiembre será el mes de las obligadas recuperaciones.

Esperan problemas políticos, económicos y sociales, de todo tipo, muchos de ellos urgentes de abordar, lo que no quiere decir posibles de resolver a corto plazo. Por eso sería muy conveniente que los días de asueto generalizado que quedan se aprovecharan al menos para reflexionar sobre qué es más prioritario, qué cabe hacer ya, dónde, cómo y con quién, y cómo lograr, sin renunciar a objetivos últimos, que en el horizonte del próximo «cerrado por vacaciones» (un curso entero por medio) Euskal Herria sea un país algo mejor.

Una reflexión, colectiva e individual, que solo dará frutos si las instituciones miran al interés general más allá incluso de sus fronteras, si los partidos otean más allá de elecciones y peleas externas e internas, si los sindicatos actúan más allá de sus afiliados y sus agendas, si los colectivos, agentes y movimientos sociales piensan más allá del «qué hay de lo mío», y si cada ciudadano o ciudadano se pregunta qué puede hacer por ese país mejor, y no al revés, generando así nuevos liderazgos y nuevas ideas imprescindibles como el comer.

Violencia machista, prioritaria y sin postureos

De entre todos esos asuntos urgentes, sin duda sobresale por su gravedad el de la violencia machista, que lamentablemente sí ha estado omnipresente en la actualidad de este verano. Es bastante probable que los casos de agresiones no hayan aumentado, pero sí han adquirido más eco, lo que deja una única noticia positiva en este ámbito: la sensibilización social crece. El resto de parámetros ofrecen un balance desolador, hasta llegar al espeluznante caso de Leire Rodríguez, la joven de Arrigorriaga presuntamente muerta a manos de su marido tras una separación.

A falta del esclarecimiento absoluto del caso, por lo que se conoce hasta el momento uno de los elementos más inquietantes es la incapacidad de la sociedad vasca (desde el entorno más cercano a la víctima a las instituciones que tienen la responsabilidad de proteger a la ciudadanía) para detectar una situación de riesgo tan evidente y letal. Nadie ni nada sigue impidiendo que haya hombres que consideran propiedad suya a mujeres, hasta el punto de arrancarles la vida cuando se produce una emancipación. No lo han evitado ni seguramente lo evitarán, por ejemplo, las concentraciones de repulsa posteriores, que en su día tuvieron un claro sentido de sensibilización social sobre esta lacra pero que cada vez más quedan reducidas a un mero ritual de duelo cargado de postureo político y por tanto bastante intrascendente. A medio y largo plazo hay que resolver la evidente discriminación de la mujer como caldo de cultivo de todo esto, pero a corto plazo hay que intentar que no haya más Leires y eso pasa por medidas prácticas, aquí y ahora. Medidas políticas.

En esta y otras problemáticas, a modo de calendario escolar Euskal Herria requiere un plan de curso definido. Un plan con sus asignaturas bien marcadas (prioridades), su currículum concreto (iniciativas prácticas) y sus evaluaciones (balance periódico de resultados y asunción consiguiente de responsabilidades). Tan fácil de decir y tan difícil de hacer, sí, como todo gran cambio cultural. Pero no hacerlo solo llevará a nuevos suspensos allá por junio y obligadas recuperaciones en setiembre.

¿Manos a la obra?






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