Justo en el blanco este dardo que Maite Soroa ha lanzado desde las páginas de Gara:
Maite SoroaEl palabro que da título a esta lupa de hoy es un término inventado por Manuel Montero, quien ayer en «El Correo» se mostraba de muy malas pulgas por lo que califica como «uno de los fenómenos más preocupantes de los últimos años». Se preguntarán las lectoras, y los lectores, claro, si se refiere a la crisis, al desmantelamiento de los derechos sociales... pues no, lo que le trae de cabeza es «el resurgimiento del 'antifranquismo'» Vaya, a servidora le preocuparía el resurgimiento del franquismo si este realmente se hubiera ido, pero no, al exrector de la UPV le molesta que haya quien sigue denunciando la dictadura. Según Montero, «este antifranquismo sobrevenido es capaz de puerilizarnos políticamente y de hundirnos en una ciénaga ideológica pleistocénica». Ah, ¿pero se puede puerilizar más el debate político? Y lo de la ciénaga ideológica mejor lo dejamos, que la cosa es seria. Para el catedrático, «el neoantifranquismo no se opone al franquismo, que desapareció hace tiempo, sino que cuestiona las bases consensuadas de la democracia nacida en la Transición». Esa Transición que nombró Jefe de Estado al delfín de Franco, ese que juró hacer respetar los principios del movimiento y tal. Bases consensuadas dice, a ver si el que fuera rector va a tener que volver a clase a la Uni...Montero opina luego que «Las alusiones al franquismo fueron desapareciendo de la vida pública española durante los años ochenta, resultaron muy escasas en los noventa (...) y surgieron en la siguiente década con creciente firmeza. Lamentablemente, ahora es uno de los hilos conductores de nuestro debate público. Dicho de otra forma: hace más de veinte años la democracia creyó que había cosas más importantes que pensar en el pasado». Ahora va a resultar que la democracia piensa... ¿No serían quienes sostuvieron a Franco y quienes hicieron manitas con ellos los que pensaron que era mejor no tocar el pasado? Porque quienes todavía tienen a familiares enterrados en cunetas seguro que no pensaban lo mismo. Total, que para el columnista de Vocento «el neoantifranquismo destaca por su simpleza doctrinal, la pretensión de autenticidad histórica y la concepción instrumental de la democracia, así como la apología de los grandes colectivos imaginarios a los que llama pueblo». Este acabará como Pío Moa. Al tiempo, ya verán.
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