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miércoles, 21 de octubre de 2009

Cronopiando: Cárceles de Exterminio

Por correo electrónico nos ha llegado el más reciente Cronopiando de Koldo:

Cronopiando

Cárceles de exterminio

Koldo Campos Sagaseta

Alguien dijo una vez, y hago mía la opinión, que el mejor indicador para medir el desarrollo de un país lo constituye la manera en la que trate a sus presos.

Obviamente, el Estado español no es un país tercermundista porque la categoría todavía le viene grande. En cualquier infierno penitenciario encontraría la población reclusa vasca un trato más humano que en las cárceles españolas. Cualquier sistema judicial, por fallas que registre o recursos de los que carezca, ofrece un trato más digno que el que dispensa el estado español a los presos y presas del País Vasco.

Y ni siquiera estoy hablando de justicia.

La presa vasca Belén González Peñalva, con más de veinte años de prisión repartidos entre la República Dominicana y los estados francés y español, padece una grave patología cancerígena de la que era necesario operarla. Sus allegados solicitaron que la operación se realizara en el hospital Donostia, donde pudiera estar cerca de sus familiares y dispusiera de mejores condiciones de rehabilitación, pero el Juzgado Central de Vigilancia Penitenciaria ha desestimado la medida.

Belén González ha sido operada en Pontevedra, a 780 kilómetros de su familia, condenada junto con ella por el mismo sistema judicial que, sin embargo, hace años tiene libres en la calle a todos los terroristas del Estado que con recursos públicos y el amparo oficial, asesinaron, secuestraron y robaron impunemente. Delincuentes que se valieron del respaldo de un infame Estado a cuyo servicio no dejaron un solo artículo del código penal sin vulnerar, y que fueron condecorados, rehabilitados y puestos en libertad los pocos que tuvieron que pisar algún juzgado.

Siempre he creído que la independencia para el País Vasco es necesaria pero ahora, más que nunca, el estado español me hace saber que además de necesaria es urgente.


Por cierto, nos llega con este comentario:

Y eso que Koldo no conoce las cárceles francesas... mucho peores...


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