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martes, 30 de septiembre de 2025

La Liberación de Kaseda

Las asquerosas artimañas a las que recurre la derecha pseudo navarrista que se parapeta en UPN es descrita en este artículo de Naiz que nos relata la liberación de la localidad de Kaseda del yugo derechista:


La Alcaldía de derechas de Kaseda no era perpetua; la solitaria caída de Jesús Esparza

Jesús Esparza ha perdido este martes la vara de mando de Kaseda, en buena medida asentada en la exclusión social y política de la minoría izquierdista de la localidad. Llevaba 26 años en el poder. UPN gobierna la localidad con marcas blancas desde el año 1983.

Aritz Intxusta

Cuando Sergio Lanas cumplió un año, Jesús Esparza se convirtió en el alcalde de su pueblo, Kaseda, una villa a orillas del río Aragón que ronda el millar de habitantes. Y así ha sido hasta este martes cuando una moción de censura le ha apeado del cargo. Esparza acumulaba 26 años en la alcaldía, más otros 12 como concejal del partido gobernante, Cáseda por la Unión, liderado por Andrés Basterra. 

Los tres concejales de la formación de Esparza, la Agrupación San Zoilo, han quedado en minoría ante los dos ediles de Cáseda Avanza, el partido de Lanas, apoyados por otros dos de Izquierda de Cáseda-Kasedako Langileak. Y, de este modo, Lanas se ha convertido en el nuevo alcalde. 

«Con el alcalde anterior faltaba el diálogo. Podías decir lo que quisieras en el pleno, acordar cualquier cosa, que Jesús hacía lo que le daba la gana. Eso es lo que hemos visto en estos dos años», ha asegurado a NAIZ Lanas.

Esparza ha leído un discurso de despedida apenas rodeado de su propia familia y algunos vecinos que le respaldan. De la primera línea de su partido, UPN, no ha venido nadie. 

Aunque use la marca blanca extraoficial de UPN en los municipios pequeños (una agrupación con el nombre del patrón de la localidad) el veterano alcalde no solo es militante, sino que ha sido parlamentario y forma parte de la Ejecutiva del partido de Cristina Ibarrola.

Basterra, su predecesor en la Alcaldía entre 1983 y1999, fue parlamentario de UPN en todas las legislaturas desde 1979 hasta 1991. De 1995 a 2003, este fundador de la Unión Agricultores y Ganaderos de Navarra regresó al Parlamento, por las siglas de CDN, la escisión que lideró Juan Cruz Alli.

Esparza tomó el testigo y el legado de Basterra. Kaseda no ha visto un ayuntamiento de izquierdas desde 1983, cuando tras haber ganado las primeras elecciones tras promulgarse la Constitución española, la formación Trabajadores de Cáseda perdió la mayoría ante la Unión del Pueblo de Caseda.

La de Trabajadores de Cáseda fue legislatura difícil, de bloqueo tras bloqueo, porque la normativa de entonces impedía cerrar acuerdos con menos de dos tercios del pleno. Y aquellos obreros no la tenían, comenta Mikel Aiape.

Aiape ha sido el líder en los últimos años de Izquierda de Cáseda-Kasedako Langileak, la heredera de esos Trabajadores de Cáseda de la Transición. En las pasadas elecciones iba el segundo de la lista y, por tanto, ha sido uno de los dos concejales que han apoyado a Lanas en la moción de censura. Estaba muy emocionado.

Este concejal confía en que, al caer Esparza, caiga también la marginación que han padecido durante décadas los vecinos abertzales y de izquierdas de la localidad. «Sabemos que Esparza se refería a nosotros en distintos ambientes como 'los 40 apestados' que hay en el pueblo», comenta. 

«Hoy ha vuelto a insistir en la idea, pero más elegante –comenta el edil, en referencia al discurso de salida de Esparza–. Le ha dicho a Sergio [Lanas] que gobernará apoyándose en una minoría, porque para él no somos nada». 

«En Cáseda Avanza no piensan como nosotros. También sabemos eso. Y votarán muchas veces con Esparza y los de San Zoilo, pero aunque solo estemos de acuerdo en un 60% de las cosas, pues ya será algo más», prosigue Aiape. 

Lanas, al ser consultado por NAIZ sobre los motivos que han empujado la moción de censura, comenta que son temas de pura gestión municipal. Calles sucias y «mil pequeñas cosas».

El nuevo alcalde dice que el proceso de destitución ha sido natural y nada tenso. «Era una cosa socialmente demandada», asegura.

En algunas de las sillas han aparecido octavillas muy duras con la gestión y una foto de Esparza con el Felipe VI, con la inscripción que rezaba ‘El bobón a la p. calle y el Borbón pronto’.

Esparza tiene algunos escándalos puntuales, como haber levantado un corral sobre unas ruinas romanas o las irregularidades detectadas durante su mandato en la Mancomunidad de Zangoza. Se había destacado también por su euskarafobia. Este pueblo, según denunció en su día Izquierda de Kaseda, es el único de la mancomunidad que tiene los contenedores con rótulos únicamente en castellano.

«No queremos aplicar en el euskera la política que él ha hecho. El alcalde no ha sido muy integrador, la verdad. Supongo que con este tema hay que tener en cuenta la evolución natural que estamos viendo en el pueblo, aunque sin forzar. Iremos viendo», asegura el nuevo dueño de la vara de mando. 

Al explicar por qué Izquierda de Cáseda-Kasedako Langileak ha decidido apoyar al nuevo alcalde, Itsaso Olleta, la nueva cabeza de lista, ha asegurado que el cambio en la alcaldía «no es el final de nada. Es el principio de una nueva manera de hacer política más humilde, más cercana, más comprometida con el pueblo y con el futuro de Kaseda».

Aunque ha sido correcto en su discurso final, en el que ha asegurado que seguirá desde la oposición, el alcalde destituido y sus más cercanos no han aguantado hasta el final y se han marchado sin que el pleno estuviera formalmente finalizado.

Esparza no era el alcalde con la trayectoria más larga de Nafarroa. Manolo Romero, en el Valle de Aranguren, cumplió este verano 30 años al frente de su municipio por una candidatura independiente de izquierdas. 

Sin embargo, la forma en que el poder se ha ido transmitiendo en Kaseda ha sido particular, propio de otras épocas, pues Basterra y Esparza no han sido los únicos alcaldes semiperpetuos de la villa. Aiape cuenta que, cuando él era niño, también el alcalde franquista era uno y no cambiaba: «Se llamaba Pedro Apestegui y era tío de Jesús Esparza». 

 

 

 

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«Ayuso Entzun, Pim, Pam, Pum»

La tibieza de Imanol Pradales ante el más reciente dislate por parte de Isabel Díaz Ayuso retrata a la perfección el colaboracionismo jeltzale para con el españolismo más cavernícola.

Le acusa de «manipular» cuando es obvio que el tema va más allá.

Pero el desatino no queda ahí, Pradales se victimiza hablando de lo mucho que se sufrió en Euskadi y queda claro de lo que está hablando, o sea, Pradales le reserva su encono a los tirios pero nunca de los nuncas a los troyanos.

Y es que encima no acaba de entender lo que es más que obvio, que Madrid, como Roma... no paga a traidores.

Aquí la cobertura de Naiz al respecto:


Lakua estudiará denunciar a Ayuso por «manipular» las palabras de Pradales en euskara

Lakua estudia si presentará una denuncia contra la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, que acusó al lehendakari Imanol Pradales de amenazarle diciendo «Ayuso, entzun, pim, pam, pum». Pello Otxandiano ha denunciado la «política euskarófoba española».

El lehendakari Imanol Pradales ve «manipulación» de la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, por relacionar con ETA unas declaraciones suyas en euskara dirigidas a la mandataria española. En este sentido, ha dicho que Lakua «analizará» si presentan una denuncia.

Lo ha dicho en una entrevista para la emisora de radio catalana RAC1, recogida por Europa Press, después de que Ayuso asegurara que Pradales había dicho «Ayuso entzun, pim, pam, pum» el pasado domingo durante el Alderdi Eguna.

El lehendakari en realidad había dicho «Ayuso entzun, Euskadi euskaldun» en referencia al momento en el que en la Conferencia de Presidentes la madrileña abandonó la sala cuando Pradales tomó la palabra en euskara.

«Es algo que me indigna profundamente cómo se ha hecho una burda manipulación de mis palabras por parte de la señora Ayuso, cómo se banaliza el uso de la violencia, lo que ha significado ETA en este país, en Euskadi, y cómo incluso se intenta mostrar una amenaza por mi parte. Esto es obviamente lamentable, inaceptable e indignante», ha expresado.

Ha subrayado que lo que le preocupa de las declaraciones de Ayuso no es tanto lo que dice sobre su persona, sino lo que está, a su juicio, detrás: «Es la tercera ocasión en los últimos meses en los que muestra una falta absoluta de respeto al euskara. Un desprecio por la lengua vasca, por la identidad vasca, y además arremete contra la lengua».

Ha apuntado que la banalización de la violencia en el discurso político de miembros del PP «es una constante que aparece y desaparece como el Guadiana en función de intereses», ha defendido «desterrar definitivamente» a ETA de la cuestión del debate político, textualmente, y ha lamentado que nadie del PP le haya llamado para disculparse por las palabras de Ayuso.

«Política euskarófoba española»

Por su parte, después de las declaraciones de Ayuso, el líder de EH Bildu en el Parlamento de Gasteiz, Pello Otxandiano, ha realizado un llamamiento a «activar mayorías» en la Cámara para hacer frente a la política «populista y euskarófoba española» en torno a su proposición de Ley para «modificar la Ley de Empleo Público Vasco» con el objetivo de «blindar» el euskara, que irá a pleno el próximo jueves para su toma en consideración.

«A la política populista y euskarófoba española que no queremos importar a Euskal Herria hay que contraponerle la mayoría democrática del Parlamento Vasco. En lugar de entrar en dialéctica con la dinámica tóxica de Madrid, es mejor aprovechar las condiciones de las que disponemos en esta parte del país y activar las mayorías», ha señalado.

En este sentido, ha recordado que el próximo jueves se dará «la oportunidad de responder con una amplia mayoría a la ofensiva política, judicial y mediática contra el euskera», ha señalado en referencia al pleno en el que el Parlamento de Gasteiz decidirá si se tramitan sendas proposiciones de leyes de EH Bildu y del PNV para «blindar» la lengua vasca.

«Para defender de verdad el euskera y trabajar a su favor, tenemos la posibilidad de modificar la Ley de Empleo Público Vasco», ha defendido en alusión concreta a la iniciativa de EH Bildu. «No podemos seguir dando vueltas en la rotonda ni perder más tiempo. Aprovechemos las oportunidades», ha afirmado.




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Víctimas y Bloqueo

Este artículo de Naiz nos muestra lo arduo que ha sido mover al elefante reumático cuando de reconocer a las víctimas del terrorismo de estado se ha tratado.

Adelante con la lectura:


La falta de forenses bloquea el reconocimiento de víctimas estatales por Lakua: cinco este año

La Comisión de Valoración de víctimas de violencia estatal presenta este miércoles su informe anual, en el que se confirma el bloqueo en este tortuoso proceso, ahora por falta de forenses de la que ya alertaron. Solo se ha podido admitir a cinco víctimas: las de bahía de Pasaia y Rosa Zarra.

Ramon Sola

La Comisión de Valoración de las solicitudes de víctimas de violencia estatal ya alertó hace un año de que la falta de forenses amenazaba con bloquear sus trabajos y pidió soluciones para ello. Pues bien, el informe de su trabajo este año, que se presentará este miércoles en el Parlamento de Gasteiz, constata este parón. Hasta el punto de que en doce meses solo han podido admitirse cinco casos, puesto que ya habían sido trabajados con anterioridad por los expertos forenses.

Se trata de Rosa Zarra, víctima mortal de un pelotazo de la Ertzaintza en 1995; y de José Mari Izura, Pedro Mari Isart, Rafael Delas y Dionisio Aizpuru, acribillados a tiros por la Policía española en la bahía de Pasaia en 1984. Ambos reconocimientos ya habían sido dados a conocer públicamente el pasado mes de marzo. 

Para que quede claro el grado de colapso producido, en los años anteriores (desde el inicio del proceso en 2021) se produjeron 35, 46, 66 y 93 reconocimientos sucesivamente. Este año, como queda dicho, solo 5.

En su informe de este periodo 2024-25, según ha constatado NAIZ, la Comisión lamenta que «nuestros presagios se han cumplido». Y reproduce lo que manifestó hace ahora un año: «Sin el equipo forense la Comisión se paralizaría, pues sus dictámenes son preceptivos en cada expediente. La enorme carga de trabajo que soportan los médicos y la psicóloga forense no tiene –a estas alturas de forma ya incomprensible– reconocimiento por parte de la Dirección de Administración de Justicia ni por el Instituto Vasco de Medicina Legal más que en las horas presenciales de las reuniones».

Forenses en situación de voluntariado

«Toda la carga de horas que lleva la elaboración -no ya la defensa en plenario- de los mismos no tiene ni reconocimiento a efectos de horario ni tampoco remuneración económica alguna. Los médicos y psicólogos forenses han trabajado ya casi 4 años de forma ejemplar, gratuita, con resultados excepcionales y con una dedicación extraordinaria y generosa de su tiempo no laboral. Pero la situación es insostenible. Desde que se inició el trabajo efectivo ya hace cuatro años se viene advirtiendo de este problema», detalla a la Comisión.

«El tiempo se ha agotado. Es obligación por mandato legal de la Administración proveer los medios y las condiciones laborales justas para esta labor que no puede pretender que se vaya a realizar como si de un voluntariado se tratara: no es serio, ni digno, ni aceptable. De hecho, en este momento hay bajas en el equipo de forenses que no se pueden cubrir», informa. 

¿Cuál es la situación actual? La Comisión de Valoración entiende que «debemos encontrar la forma de ponernos en marcha» y hacerlo además «con la perspectiva de poder desplegar nuestra máxima capacidad de trabajo para recuperar el tiempo perdido y conseguir dar respuesta a todos los expedientes en el plazo de tres años».

Consideran viable todavía acabar su trabajo en el plazo de esta legislatura, siempre que se resuelvan los déficits existentes no solo en dotación de forenses sino también de psicólogos. Demandan junto a ello un «mecanismo ágil» de enlace con la Administración de Justicia.

Escollos anteriores

Este problema de los forenses se suma a otras trabas previas en este proceso de reconocimiento. Primero fue el recurso al Tribunal Constitucional que demoró y condicionó la ley de base, al igual que ocurriría más tarde en Nafarroa. Luego, el intento de fraude impulsado desde organizaciones de la Guardia Civil por víctimas de atentados de ETA que querían ampararse también en esta ley para tratar de sabotearla por dentro, con cientos de solicitudes que lógicamente fueron desestimadas.

 

 

 

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lunes, 29 de septiembre de 2025

Entrevista a Joxe Lacalle

Para entender qué es lo que pretenden ocultar desde el PSOE y desde el PNV cada vez que comparan a Jon Paredes 'Txiki' y Anjel Otaegi con Melitón Manzanas y con Luis Carrero Blanco, basta leer esta entrevista publicada en Noticias de Navarra:


“En el cuartel de la Guardia Civil tuve ganas de tirarme por la ventana, se lo juro”

Joxe Lacalle Huarte | Víctima reconocida de la extrema derecha y de funcionarios públicos | Víctima de violencia reconocida por el Gobierno foral, relata su padecimiento entre 1978 y 1981: una paliza, una bomba y ocho días incomunicado en el cuartel de la avenida de Galicia

Jesús Barcos 

Joxe Lacalle (Etxauri, 1951) es un hombre conocido en el periodismo navarro. Fue fotógrafo en Egin, en Egunkaria y en Argia. Y anteriormente tabernero en la calle Jarauta de Iruña. Todavía se pone nervioso al explicar su periplo como víctima de violencia, condición que ahora reconocida por el Gobierno de Navarra. Este es su testimonio.

Usted padeció tres episodios que han sido reconocidos. El primero, un ataque de los autodenominados Guerrilleros de Cristo Rey, en 1978.

–Era septiembre...

Tras unos Sanfermines reventados...

–Estábamos en el bar, con mi mujer embarazada de ocho meses. Unos días antes habían puesto una bomba a la peña Alegría de Iruña, donde se juntaba la comisión de fiestas por lo de Germán. Y al poco tiempo entraron en mi bar los Guerrilleros de Cristo Rey.  

Pasaron verdadero miedo.

–En el año 77, cuando se puso la ikurriña en el balcón del Ayuntamiento de Pamplona, me dije, yo también voy a poner una en el bar. Yo no andaba en ningún partido político ni nada. Me gustaba la ikurriña, me sentía vasco, como me sigo sintiendo ahora, puse una que me hizo a mano una mujer de la librería Abarzuza, de tres metros por dos, y la coloqué en el bar. Había gente que me preguntó: ¿Pero eso por qué lo pones? Y yo respondía: Al que le guste que entre y al que no, que no entre. A raíz de eso, se empezaron a recibir amenazas por teléfono. Yo tampoco les hacía mucho caso. Un día estábamos cinco o seis personas merendando viendo un partido de fútbol. De repente empezaron a hostias con la puerta con piedras, y entraron con cadenas y botes de humo. En los botes se leía como que eran del Ejército. Nos metieron un montón de hostias y salieron corriendo. Luego siguieron las amenazas telefónicas. 

Y en 1979 de sufrir una paliza a sufrir una bomba.

–Un día entró un tío con un bigote, luego supe que se apellida Castro, me mosqueó mucho su pinta. Me pidió un clarete con gaseosa. Se lo metió de un trago y me pidió otro, y me dejó 25 pesetas en la barra para pagar los dos vasos, que valía cada uno a 8 pesetas. Cuando fui a cobrarle, el tío se metió en el váter. Y de ahí salió corriendo. 

Y dejó el explosivo en el baño.

–Sí, estaba mi mujer con el pequeñito en el piso de arriba en su cuna. Me fijé que no paraba de caer agua de la cisterna del váter y vi una bolsa de plástico. Me subí y había un montón de cables, el explosivo y un reloj. Llamé a la Policía, me aparecieron dos miembros de paisano. Cuando vieron la bomba salieron los dos corriendo, literalmente, y al rato vinieron los artificieros. Cuando explotó la bomba tiró al artificiero contra la pared de enfrente con sus protectores. Hubo gente que me preguntó: ¿No te gustaría que lo hubiera matado? Y dije que no. Y gente que se juntó en auzolan para arreglarme el bar.

¿Alguien reivindicó la autoría?

–Sí, se hicieron llamar Acción Nacionalista Española y dijeron que habían puesto la bomba por tener una bandera que no era la nuestra.

En mayo de 1981 usted fue detenido delante de tres hijos a punta de pistola por la Guardia Civil, y permaneció ocho días incomunicado.

–Vinieron tres tíos de paisano, Los dos hijos pequeños creo que no se enteraron de mucho, pero me acuerdo de la cara que puso el mayor. Después de dejar a los hijos, me metieron en un 127, me hicieron agachar la cabeza, me dieron un par de puñetazos y me llevaron al cuartel de la avenida de Galicia. Nada más llegar, me metieron un hostión y mis gafas salieron volando. Yo no sabía de quién me estaban hablando, una persona detenida por lo visto en Gipuzkoa. Me interrogaban por mi bar, y yo no preguntaba el nombre a toda la gente que entraba. Empezaron a darme hostias, me pusieron una pistola en la cabeza, hacían como me disparaban, perdí casi el sentido. Un día me sacaron de noche encapuchado y me llevaron a un campo para que buscase un zulo. A la vuelta, me colgaron entre dos mesas, con una barra en las piernas y esposado, con los pies para arriba. Venían con unas gomas de butano y me pegaban en la planta de los pies, hostias por todo los lados. Así fueron más o menos los ocho días.

¿Temió por su vida?

–Tuve ganas de tirarme un día por la ventana, se lo juro. Pero pensando en los hijos y en la mujer aguanté. En los ocho días que pasé allí no hubo un día que probase un bocado ni a la mañana ni a la tarde, ni un café. Nada. Perdí el sentido del tiempo. Todos los días palizas. El último me hicieron firmar un papel que empecé a leer y no leí más que mi nombre. Lo de abajo ya no me dejaron leerlo, por huevos tienes que firmar, me metieron un montón de hostias otra vez y no sé ni lo que firmé. Estaba perdido por todos los lados.

Después fue trasladado a Madrid.

–Me llevaron a la Audiencia Nacional y pasé a la cárcel. Al juez le conté que me habían torturado. Me pidió que se lo demostrase, le enseñé todos los moratones de las piernas y me dijo: Eso podía haber sido un accidente de coche. Casi me tiro a su cuello. Cuando me mandó a la cárcel pensé en descansar. Estuve un mes, se puso una fianza. Mi mujer entonces no tenía mucho acceso a las cuentas de los bancos y no podía sacar dinero. Y un comerciante y amigo de la calle Jarauta, le prestó las 200.000 pesetas para sacarme. Luego me devolvieron la fianza.

Ahí no terminó el asunto...

–Al volver las amenazas telefónicas eran continuas. Los que me detuvieron iban muchas tardes a verme al bar, a cachondearse y reírse de mí. Qué pronto te han soltado, me decían. Iban a primera hora de la tarde entre semana. Nada más verlos me ponía encendido.

Dice que es muy duro recordar esto, aunque hayan pasado muchos años, pero anima a otras personas que estén dudando, a que reclamen su reconocimiento.

–Estuve supernervioso en la toma de declaración en el Parlamento de Navarra. En la Red de Personas Torturadas de Navarra me dijeron que me lo apuntase todo, y empecé a escribir y no podía. En la declaración paré un rato para descansar. Después tuve que ir a terapia de grupo, me costó muchísimo volver a eso. Ahora casi me está costando menos. Hablarlo y que se sepa me viene bien. Hay mucha gente que no sé si tiene miedo a presentarse y revivirlo. Les entiendo, hay ratos que se pasa muy mal recordando, pero creo que es bueno soltarlo.

¿De los tres episodios el más amargo es el de la detención?

–Sí, por supuesto, el más duro. Muchas veces cuando veo el cuartel de la Guardia Civil se me ponen los nervios casi a cien. Se te queda muy adentro todo eso metido.

Recuerda el día que salió de prisión.

–Mi hijo mayor intentó no sé cuántas veces que le llevasen a la cárcel para verme. Yo preferí que no fuese. Cuando salí fue un hermano mío a buscarme y llegué a la noche. En la calle Jarauta había montón de gente esperándome. Cuando me vio mi hijo mayor vino corriendo a abrazarme y me dijo: ahora sí me voy a la cama.

¿Todo esto lo contó a su mujer?

–He intentado olvidar muchas cosas que me hicieron. A un chico que detuvieron más tarde le oía chillar en otra sala... A mi mujer no se las conté. No me apetece contarle demasiado. Ella debía ir todos los días a llevarme bocadillos. Alguno se los habría comido bien a gusto, porque yo no probé ni uno. Trabajando en Egin un día tenía que ir al cuartel a hacer fotos y no pude entrar, no me atrevía a subir solo. 

¿Cómo valora estos reconocimientos que se están produciendo?

–Creo que es interesante y muy bueno que se reconozcan estas torturas y atentados no contemplados. El que me puso la bomba se llama Leoncio Castro. Vi su foto en internet. ¿Ha oído hablar del restaurante Hartza? Dos vascas que pusieron un restaurante en la calle Labrit. A una de ellas le pegó dos tiros. Luego le intentaron juzgar por crear el GAL en Navarra, y no lo consiguieron. Debía ser jefe de la policía. No se me olvida su cara. No se me olvidará nunca. 

 

 

 

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Dos Siluetas

Les compartimos este excelente editorial que Naiz ha publicado en memoria de las víctimas del terrorismo español Jon Paredes 'Txiki' y Ánjel Otaegi:


Txiki y Otaegi, dos siluetas que revelan los senderos de la lucha colectiva por la libertad 

Hay momentos en la historia de las naciones en los que sobre los hombros de unas pocas personas recae todo el peso de las ambiciones colectivas. En contextos de opresión, tanto por lo que hicieron ellos y ellas como por lo que les hicieron, esas personas se convierten en símbolos que concentran valores, deseos y tragedias muy por encima de los que una persona puede sobrellevar. 

En ese sentido, Txiki y Otaegi condensan el signo de los tiempos que les tocó vivir. En 1975 confluyen, por un lado, la decadencia adaptativa del régimen franquista y, por otro, la efervescente lucha por la independencia y el socialismo de Euskal Herria. Los militantes vascos son hijos e hijas de esa confrontación, igual que los gudaris del 36 lo fueron del bombardeo de Gernika. Negar ese legado común y reescribir la historia en pedazos adaptados a relatos de parte o a intereses partidistas es un error histórico y político. Y una terrible injusticia para con aquellos jóvenes. 

El testamento de Txiki, que GARA ha recuperado estos días, refleja una serenidad, una convicción y una madurez impresionantes para alguien de su edad, y para cualquier persona condenada a muerte. Ese testimonio lo vincula con los militantes de las luchas por la liberación nacional de la época, desde los rebeldes del Moncada hasta Patrice Lumumba. También con la recientemente fallecida Assata Shakur.

Por sus orígenes extremeños y por su militancia en ETA, Jon Paredes Manot encarnaba como nadie la definición de pueblo trabajador y de ciudadanía vasca que sintetizó José Miguel Beñarán Argala. Dinamitaba el dogma sobre el racismo intrínseco del proyecto nacional vasco. Eso, junto a la épica desplegada cuando él y Anjel Otaegi fueron fusilados, en medio de una fuerte represión y de grandes protestas en todo el mundo, los convirtió en el símbolo que son. 

Siguiendo con el testamento, no se puede saber qué pensarían aquellos jóvenes de la situación política actual, pero no hay duda sobre lo que demandaban entonces: Estado vasco y socialismo. Los que estaban contra ese pensamiento entonces, también los que renegaron de él después, menosprecian el compromiso de aquellos jóvenes contra la dictadura. Renunciar a esa genealogía de lucha tiene un coste, lo asuman o no. Lo que no pueden pretender es que el resto del país le dé la espalda a quienes más hicieron contra la opresión y en la defensa de Euskal Herria. 

El colmo de la desfachatez es comparar a los militantes de ETA con Melitón Manzanas y Carrero Blanco. En la sociedad vasca, nadie que no tenga un interés particular, una herida personal o que no sea un fascista y un cínico, compra semejante patraña.

Perderán la batalla del relato; su guerra es otra

El intento por imponer ese relato falaz se ha topado con una respuesta popular implacable. Se han reactivado con éxito los mecanismos de autodefensa intelectual y política de la nación vasca. Se ha impulsado la transmisión, el legado de aquella lucha y el orgullo comunitario. Ayer se comprobó en Iruñea.

Ahora bien, esta estrategia tiene otro efecto: se utiliza para bloquear las opciones de cambio político. Por eso representantes de PSOE y PNV se empecinan en distorsionar y negar la legitimidad de la lucha antifranquista, para justificar su interés en que los herederos políticos de aquella lucha, el independentismo de izquierdas, no alcance democráticamente el poder. Claro que ni PNV ni PSOE han tenido empacho en pactar con los herederos de Franco. 

Pueden retrasar ese cambio, pero solo a costa de hipotecar el país. La memoria justa y rigurosa no solo sirve para entender el pasado, sino para proyectar un futuro mejor. En Euskal Herria ese cambio sigue el sendero que marcaron Txiki, Otaegi y el resto de luchadores y luchadoras por la libertad y la justicia.

 

 

 

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sábado, 27 de septiembre de 2025

Entrevista a Roger Mateos

Les invitamos a leer esta entrevista que arroja luz sobre los tres integrantes de el FRAP que fueron fusilados en la misma fecha que Anjel Otaegi y Jon Paredes 'Txiki'.

La traemos a ustedes desde Naiz:


«Los fusilamientos contra el FRAP pueden verse como castigo a su fuerza en el franquismo»

El periodista Roger Mateos investiga el caso de Xosé Baena. Asegura no solo que pudo comprobar su inocencia sin la presencia «de una cuarta persona» sin identificar en el atentado que se le imputó. También recalca la potencia, «ninguneada» por los historiadores, del FRAP en los 70.

Daniel Galvalizi 

«Siento la necesidad de darle un brochazo más personal a una historia que me ha obsesionado de manera enfermiza», deja claro Roger Mateos en la introducción a ‘El verano de los inocente’s (Ed Anagrama, 2025). «Este proyecto interminable me ha abducido», añade.

El politólogo y periodista catalán lleva dos décadas estudiando el proceso del PCE marxista-leninista (m-l) y de su creación posterior, el FRAP, del cual tres de sus militantes fueron los últimos fusilados junto a Txiki y Otaegi tras consejos de guerra en la dictadura, hace ya medio siglo. Uno de ellos (el último, precisamente), el vigués Xosé Baena, asegura Mateos que no cometió el crimen que se le adjudica y que el perpetrador fue una cuarta persona que por un pacto de silencio nunca se descubrió.

En entrevista con NAIZ, también señala cómo «la historiografía tradicional de la Transición» se ocupó de soslayar el «papel importante del FRAP» en el fin del franquismo.

¿Es cierto que lleva 20 años investigando el PCE (m-l)?

Sí, empecé a interesarme por ellos cuando empezaba mi carrera profesional, me llamaban mucho la atención los temas de memoria y en especial el PCE (m-l). Era un partido que estaba hermanado con la Albania comunista, que era su gran patrocinador internacional, lo cual era una excentricidad porque era el régimen más aislacionista del este. Y mi interés fue creciendo porque entendí que su posterior invento, que fue el FRAP, tuvo un papel mucho mas relevante de lo que la historiografía oficial antifranquista admite y ha admitido tradicionalmente. El FRAP en la primer mitad de los 70 tuvo mucha visibilidad, mucha hiperactividad en la calle contra la dictadura y los libros de historia no acostumbran a hacerle suficiente caso. En concreto el año 75 es el mejor ejemplo de esto que estoy diciendo. 

Sin ser yo marxista leninista, el tema me ha apasionado siempre. El caso de Albania es una pasión periodística para mi y ademas como está tan poco explorado y estudiado que sentía que pisaba nieve virgen todo el rato. Nadie se ha ocupado de estudiarlo en profundidad.

Comenta que todos los fusilamientos de 1975 fueron hechos horribles pero el caso de Baena fue particular. ¿Por qué?

Más que particular, me llamó la atención lo que me explicó la hermana de Baena, Flor, que contó las ultimas palabras que su hermano le dijo a su padre antes de ser fusilado. Su padre viajó de Vigo a Madrid la última madrugada antes de que lo fusilaran. Llegó a primerísima hora a la cárcel de Carabanchel antes de que se llevaran a su hijo a fusilarlo, acompañado del hijo mayor, Fernando. El padre de Baena le pregunta a Xosé: «Para mi no hay nada peor que maten a mi propio hijo, pero sería mas doloroso si tú no mataste al policía porque eso significaría que además están matando a un inocente». Baena le contestó: «Lo siento papá, pero no puedo darte este consuelo, no lo maté yo».

Estas palabras me impactaron mucho, porque aunque esto no demuestra nada para mí como periodista, sí me espoleó a intentar confirmar la inocencia que Baena le había asegurado a su padre. Y este ha sido mi trabajo, volcarme en acumular pruebas y evidencias de la inocencia de Baena para demostrar que no fue quien dicen que fue, o sea el autor material del primer atentado mortal del FRAP.

Sobre el contexto histórico, hay muchos jóvenes que no conocen nada del FRAP. ¿Qué fue y qué significó en el franquismo?

El FRAP es una de las fuerzas antifranquistas más infravaloradas a nivel historiográfico. Si bien es verdad que después de los fusilamientos la organización estaba hecha trizas a nivel organizativo, quedó mermada por las detenciones en cadena y la desarticulación y pasó a ser una fuerza irrelevante durante la Transición, no fue así en la primera mitad de los 70, cuando llegó a ser una fuerza muy visible en la calle, hiperactiva. Atrajo a muchos jóvenes republicanos, a la oposición más combativa, y llegó a tener un volumen de militancia muy considerable sobre todo en Madrid, València y Catalunya. Quiero matizar: lejos del volumen de militantes del PCE de Santiago Carrillo, pero mucho más relevante de lo que la historiografía suele recoger. El pico de militancia fue en 1973, y aunque es difícil hablar de números, se contaban por miles, entre 3.000 y 4.000 es una estimación posible. Eran organizaciones en la órbita del PCE (m-l), que creó el FRAP como marca política republicana para aglutinar a mas sectores populares antifranquistas mas allá del propio partido.

Se dice con frecuencia que el FRAP era una banda terrorista, pero las siglas nacen en 1971 y no como rama militar, nace como un frente político, conglomerado de organizaciones sectoriales, como un sindicato, una organización de estudiantes, otra de artistas, otra de campesinos, y el PCE (m-l) su matriz política. Nace como frente para desarrollar actividades políticas, como manifestaciones relámpago contra la dictadura, ataques con bombas molotov contra intereses del régimen, pintadas, etc, pero sin la consigna de matar. Eso cambia en 1975 y entonces sí cambia la estrategia y se conforman grupos armados. Hacen tres atentados mortales, dos en Madrid y uno en Barcelona, entre julio y septiembre del 75.

¿Se podría decir que fueron clave en el parto democrático y por ello se explica el escarmiento con los fusilamientos en juicios-farsa?

Sí, fueron clave justo antes de ese parto. Los actos armados los llevó a cabo con muchísima precipitación, sin la infraestructura necesaria para aguantar un choque de trenes con la dictadura. La organización acabó siendo vapuleada por la represión de Franco. Esa represión redujo drásticamente la capacidad política del frente. Y sí, los fusilamientos pueden ser interpretados como un castigo al crecimiento del FRAP porque el régimen temía que si triunfaban en su desafío podía ser una fuerza realmente temible, porque era de alcance estatal y con aspiración no de independencia de un territorio sino que quería barrer a las elites españolas e instaurar una república española comunista.

Era un grupo que quería cambiar el sistema por completo y la dictadura quiso cortar de raíz esa amenaza para su existencia y se empleó con muchísima dureza contra el FRAP y contra ETA, que ya estaba golpeando al régimen muy fuerte. La dictadura hizo sonar el escarmiento más severo para intentar frenar la campaña de atentados que estaba desestabilizando.

¿Temían que el FRAP contagiara de radicalidad al PCE quizás?

Bueno, mas que nada es que el FRAP empezó a matar a policías y guardias civiles, era un nivel superior de lucha que a la dictadura le generó miedo. El FRAP se convirtió en una fuerza temible porque estaba matando y alarmó sobre todo a los estamentos policiales y militares. El gobierno de Arias Navarro tenía la sensación de que podía perder el control de la calle y eso enervó a los sectores mas ultras del régimen, que ya llevaban tiempo tachando a Arias Navarro de blando, de pusilánime. Quiso Arias demostrar ante estos sectores que no era un presidente débil y posiblemente por eso optó por acelerar los procesos judiciales y dictar las penas muerte.

Por lo que ha documentado, ¿cómo fue el rol de un Franco ya agonizante? ¿Se sabe si le preocupaba especialmente el FRAP?

En el verano del 74 Franco había sufrido una enfermedad por la que había tenido que ser hospitalizado y por primera vez había tenido que ceder las riendas del poder al príncipe Juan Carlos. Eso llevó a la sociedad española a pensar que a Franco le quedaban cuatro días. Finalmente superó aquella crisis de salud pero quedó mermado físicamente y su salud se aguantaba con pinzas. Cuando llega el verano del 75, Franco está viviendo sus últimos meses, se está apagando y tiene a un gobierno que se sentía débil ante la presión de la calle. Dictan las penas de muerte y la reacción internacional es fulminante, las condenas internacionales a esos juicios esperpénticos que condenaron a muerte a varios militantes del FRAP y ETA. Esa condena internacional hizo mella, sobre todo la del papa Pablo VI, que el domingo previo a los fusilamientos pidió clemencia. Esa presión del Vaticano a un régimen nacional-católico debió ser difícil de soportar. Aun así, decidió seguir adelante con tres de las condenas a muerte del FRAP mas las dos de ETA y conmutaron al resto.

¿Cree que ha sido ninguneado el FRAP entre los historiadores después de la Transición?

Sí, creo que se debe al estigma del terrorismo. A una parte del antifranquismo le incomoda reivindicar la lucha del FRAP porque implicó muertes. Y solo se circunscribieron a esos meses del verano pero esa actividad armada para una parte del antifranquismo desautoriza al FRAP. Incluso Carrillo en ese verano se manifestó públicamente en contra del “terrorismo individual” del FRAP, e incluso insinuó que detrás de la estrategia terrorista podía haber alguien de las cloacas del estado franquista dirigiéndola, porque esos atentados interpretaba que favorecían a los sectores mas ultras y torpedeaban los intentos de la oposición moderada. Pero mi tesis es que en la cúpula del PCE (m-l) y del FRAP no había infiltrados, lo que sí hubo una toma de decisiones errónea que acabó en catástrofe porque la organización no estaba preparada para aguantar un pulso con la dictadura.

El libro menciona la lectura sesgada de la realidad que tenia la cupula del FRAP, incluso le pronosticaba un pronto cese a ETA, que acabó existiendo muchos años más.

El FRAP intentó colaborar con ETA, porque interpretaban que era una organización que estaba luchando de tú a tú contra la dictadura y le tenían cierto respeto, por jugarse la piel en el campo de batalla. Pero desaprobaban su estrategia terrorista, consideraban que llevaba a cabo atentados indiscriminados y el FRAP no era partidario de colocaciones de bombas. Aun así, intentó colaborar y buscó puentes, se llegaron a celebrar reuniones discretas en el exilio. La propia cúpula de ETA desconfiaba del FRAP por ser una fuerza española. 

Sobre ese desenfoque, esa lectura errónea de que ETA iba a durar poco, se debe a que sus análisis eran muy endogámicos, herméticos, muy poco autocríticos, y entraron en una espiral de autocomplacencia que les llevó a creer sus propios mensajes de que estaban verdaderamente liderando al pueblo español hacia la victoria. Tomaron decisiones en las que sobredimensioan sus fuerzas. Asi como digo que la historiografia los infravalora, también digo que la dirección del FRAP sobredimensionó sus propias fuerzas.

Yendo al caso de Baena. Tras su investigación, usted asegura que hubo una cuarta persona en el atentado por el que lo condenan...

Sí. Es una conclusión a la que he llegado a partir de mi investigación: Baena no fue el autor del atentado por el cual fue fusilado y hubo un cuarto individuo en aquel comando. Y ese cuarto individuo fue el autor material y consiguió escapar a Francia. Ha sido una tarea muy ardua porque los implicados en aquellos acontecimientos son todavía muy reticentes a dar detalles, no es fácil.

¿Ha sido difícil que le cuenten las cosas los que vivieron ese proceso?

Para mí como periodista hablar de estos temas de memoria, de hace ni mas ni menos que 50 años, es algo normal, está todo prescrito y amnistiado además, no entraña excesivos problemas, pero también entiendo que quienes fueron acusados de participar en esos hechos sigan siendo reticentes porque son temas delicados, porque sufrieron muchísimo, sufrieron torturas salvajes en comisarías, detenciones y prisión, condenas a muerte en juicios-farsa, y sufrieron traumas que son difíciles de imaginar. Son reticentes y no puedo hacer otra cosa que respetarlos, aunque considero que tiene todo el sentido reconstruir estos hechos que son muy importantes; fueron los primeros ataques del FRAP, que luego vinieron unos terribles consejos de guerra, con fusilamientos atroces en un año que fue clave para la historia de España.

Otro elemento cotidiano de la dictadura era la tortura y usted deja entrever en el libro que un camarada de Baena lo señaló bajo tormentos policiales.

Sí, lo que hay en el sumario es una declaración policial del primer detenido por el atentado en la calle Alenza, Mayoral, en la cual se señala a Baena. Él dice ‘Daniel’, que era su nombre de guerra en Madrid. Esa declaración policial lo señala como autor pero la tenemos que poner en duda completamente porque lo firmó después de tres días de torturas bárbaras. No sabemos por qué se señala a Baena y después de firmarlo incluso, aunque que Mayoral hubiera señalado lo considero justificable porque en ese momento Baena estaba libre, no había sido detenido, con lo cual quizás tenia esa intención de señalar a quien no podía sufrir consecuencias. Baena, de hecho, también firma declaración autoinculpatoria como autor material, sufrió un infierno de torturas y pudo sacar un escrito de manera clandestina de la cárcel en la DGS de Puerta del Sol en que las denunciaba.

¿Qué pasó con los integrantes del FRAP después de 1975? 

El FRAP estaba noqueado y muchos de ellos en el exilio. Entendieron que no podían continuar con la lucha armada. Aun así, crearon grupos armados pero no para matar sino para cometer atracos, para financiar a la organización, que iba destinado a las arcas del partido. En 1978 uno de esos grupos de atraco fue detenido y ahí toda la estructura quedó desmantelada. Hubo encarcelamientos y torturas. En paralelo el PCE (m-l) ya empezaba a prepararse para su legalización y eso finalmente sucedió y se convirtió en una fuerza que operaba legalmente.

 

 

 

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Egaña | Las Otras, los Otros

Les compartimos el texto que nuestro amigo Iñaki Egaña dedica al 50 Aniversario del fusilamiento de los cinco militantes antifranquistas, hecho que en Euskal Herria dio pie al Gudari Eguna.

Adelante con la lectura:


Las otras, los otros

Iñaki Egaña

El cincuenta aniversario de los fusilamientos de Txiki y Otaegi, así como de los tres militantes del FRAP (Xosé Humberto Baena, José Luis Sánchez y Ramón García), ha permitido visualizar la época para los que no la vivieron, interpretar con la perspectiva el tiempo político y sus derivadas y también desnudar las miserias de negacionistas, nostálgicos y reconstructores del pasado a su medida. Que ha dado lugar, asimismo, a situaciones dolorosas para quienes vivieron de cerca la época, el estado de excepción consiguiente, las torturas, detenciones, exilio o apaleamientos masivos. Han dejado de existir y su contribución ha sido borrada de la historia. La simplificación en el presente de la mayoría de las cuestiones políticas y la polarización conducen a una pelea que parece producirse exclusivamente en la victoria de relatos y en la expansión de simbolismos. Txiki y Otaegi fueron terroristas que lucharon por una causa antinatural: la independencia y el socialismo para Euskal Herria, según buena parte de los constitucionalistas hispanos actuales. Para nosotros, en cambio, fueron el símbolo de un recorrido aún inacabado de una generación soportada en las anteriores y soporte de las posteriores.

Los juicios de aquel verano de 1975 descubrieron el valor de la solidaridad humana y, con una lectura medio siglo después, de que el símbolo esconde las ramas de un árbol frondoso completado con la savia que nutre a las hojas. Hubo dos fusilados, Txiki y Otaegi, pero en esa crónica del proceso (detenciones, torturas, juicios-farsa y fusilamientos) miles de hombres y mujeres mostraron su solidaridad con los encausados. Y otros dieron su vida para evitar, sin lograrlo, las ejecuciones. Fueron los otros, cuyo reconocimiento debemos.

Entre ellos a Montxo Martínez Antia (Donostia), Josu Mujika (Legazpi) y Andoni Campillo (Gernika), militantes Polimilis que se habían trasladado a Madrid y Barcelona para presionar al Estado y, como sucediera durante el Proceso de Burgos, un secuestro sirviera para el canje: la vida del secuestrado (dos en el caso de 1975) por la conmutación de las penas a los condenados a muerte. La lectura era sencilla. El secuestro del cónsul alemán Behil fue determinante en la conmutación de los de Burgos, las movilizaciones ayudaron. El proyecto dispuesto para evitar las muertes de Garmendia y Otaegi fracasó y las penas capitales se ejecutaron. Cinco vascos muertos. De aquel intento, aún dos militantes que pudieron escapar de Madrid de las razias policiales, permanecen en el exilio. Uno de África y el otro en América, lejos de su patria.

Las huelgas generales convocadas para salvar la vida de los condenados (por cierto rechazadas expresamente por la elite jeltzale, no así por muchos de sus militantes que las secundaron) dejaron un reguero de tragedias. Centenares de trabajadores fueron expulsados de sus empresas y tuvieron que comenzar de cero en el mundo laboral. Los grupos parapoliciales actuaron con total impunidad, destrozando comercios, negocios y atentando contra personas solidarias que sufrieron de por vida los efectos que hoy se llaman colaterales, sin recibir asistencia de tipo alguno, entonces y ahora. Incluso María Manotas, madre de Txiki, y su hija Isabel, fueron agredidas en su vivienda de Zarautz semanas después del fusilamiento de Jon en Cerdanyola. Los detenidos en comisarías y cuarteles fueron torturados, sufrieron malos tratos y su trayectoria quedó ensombrecida por un relato que se olvidó de ellos. Sus familias recibieron amenazas. Alguno de ellos, incluso, no pudo soportar la carga del recuerdo del tormento y se suicidó.

Y contra esa sociedad que se refugiaba en las iglesias, la España católica también fue implacable. El sacerdote que ofició el responso en Zarautz fue detenido. En Donostia Gasteiz e Iruñea, quienes asistieron a los funerales, fueron apaleados con porras y fuego real. Afortunadamente no sucedió una matanza como el Tres de Marzo, meses después, la que ocurrió en Gasteiz. Entre las decenas de heridos de bala, un niño de 8 años.

La solidaridad también llegó del exterior. Figuras hoy encumbradas por la historiografía oficial, tales como Costa Gravas, Yves Montand o Michel Foucault, fueron detenidos, esposados y expulsados del Estado español, cuando se disponían a dar una rueda de prensa en Madrid. Organismos nada sospechosos de revolucionarios como El Vaticano, la Comunidad Europea o Naciones Unidas, que pidieron clemencia para los condenados a través de sus líderes el papa Pablo VI, François Ortolí y Kurt Walheim, fueron ninguneados, tal y como sucedió en la Declaración de Aiete de 2011 cuando Esteban González Pons, vicesecretario de Comunicación del PP, les dijo a Tony Blair, Jimmy Carter, Bill Clinton, Kofi Annan o Gro Harlem Brundtland: "Los extranjeros que vienen a una supuesta conferencia de paz en el País Vasco pensando que están en Irlanda o en Sudáfrica, realmente no tienen ni puñetera idea del país en el que se encuentran”.

¿Qué fue de aquellos solidarios que, en Lisboa, Copenhague, Estocolmo, Hendaia, La Haya, Bruselas, Roma, Ginebra, París y Atenas asaltaron consulados españoles y fueron apaleados y detenidos? ¿Cuáles eran los nombres de los jugadores de las selecciones de Italia y Finlandia que en un partido de fútbol guardaron un minuto de silencio tras conocerse las ejecuciones? Los del Athletic saltaron en Granada al campo con brazaletes negros. Ante la amenaza policial, dijeron que los llevaban por la muerte de un directivo. Y coló. Pero en Santander, Aitor Agirre y Sergio Manzanera también lucieron brazaletes negros. Un numeroso sector del público los abucheó cada vez que tocaban el balón. En el descanso, la Policía entró en los vestuarios para despojarles de los brazaletes. Días más tarde, fueron multados con 100.000 pesetas cada uno. Y recibieron amenazas durante su carrera deportiva.

Fusilaron a Txiki y a Otaegi. Nuestro recuerdo. Pero también evocaremos el protagonismo de miles más, dignos y honrados hombres y mujeres que han sido engullidos por la historia. Los otros.

 

 

 

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viernes, 26 de septiembre de 2025

El Testamento de Txiki

Les compartimos esto que Naiz ha publicado con respecto al testamento elaborado por Jon Paredes Manot en las horas previas a ser asesinado por el españolismo en su vertiente franquista:


«Un Estado vasco, una sociedad sin explotación»; el testamento de Txiki

Son apenas seis folios en papel timbrado notarial, un testamento al uso. Pero no se limita a repartir bienes, sino que contiene un alegato político completo. Lo escribió Jon Paredes ‘Txiki’ en Barcelona, en capilla, horas antes de ser ejecutado. NAIZ ha accedido a él y lo reproduce íntegro.

Estos seis folios rezuman historia, compromiso, también tragedia. Los dictó horas antes de morir, a tenor del texto nada más cruzada su última medianoche, Jon Paredes Manot ‘Txiki’, estando «en capilla» a la espera del pelotón de fusilamiento. Y fue sellado notarialmente tres días después, ya sin vida.

No es el testamento corriente, es un legado histórico. La motivación habitual de un documento de este tipo, el reparto de las propiedades del difunto, se despacha en cuatro líneas: deja toda su ropa y efectos personales a su hermano Mikel e instituye como heredera a su madre, Antonia María Manot. Su aita había fallecido para entonces.

El resto es un alegato político, que según quienes le acompañaban en aquel momento fue expresado por Txiki con entereza absoluta, la de un joven de solo 21 años y medio pero con las ideas muy claras. Entre ellas, que su muerte no sería en vano.

En la mañana de ese día 26, Jon Paredes había trasladado este mensaje también a su abogado Miguel Castells, según ha detallado este mismo en una carta estos días. Habla Txiki:

«Quiere que en este testamento consten las siguientes manifestaciones:

Al Pueblo Vasco:

Una vez más va a derramarse la sangre del pueblo vasco. Probablemente cuando llegue este comunicado al pueblo, yo ya habré caído bajo el pelotón de ejecución.

Mi intención al escribir este comunicado es poner una vez más de relieve el sufrimiento del pueblo vasco y de todos los pueblos de España.

No debemos olvidar nuestros objetivos: la creación de un Estado socialista vasco, objetivo por el cual han dado la vida muchos revolucionarios.

Sois vosotros, la clase trabajadora y el pueblo en general, quienes lleven a cabo la lucha hasta derrocar al régimen franquista. Entonces se habrá cumplido nuestro objetivo y podréis construir una sociedad nueva, sin clases, donde no exista la explotación del hombre por el hombre.

Hoy voy a morir por el simple hecho de luchar por mi pueblo, lo que no es un crimen. Mañana seréis vosotros quienes nos haréis justicia. Confiamos en vosotros.

Por último, quiero hacer saber a mis compañeros y a nuestro pueblo que mientras he estado libre he cumplido como hijo del pueblo.

He pedido como última y única petición que sea fusilado ante un pelotón de fusilamiento como un gudari más, recordando a todos los que han muerto por Euskadi, llevando en la mente nuestra ikurriña, puesto que voy a morir lejos de ella.

Viva la solidaridad de los pueblos.

Gora Euskadi askatuta

Aberria ala hil»











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Sola | Grandes Miserias y Pequeñas Epopeyas

Les compartimos este reportaje de Naiz en el que se nos narran los actos de coherencia, dignidad y de valentía que rodearon la muerte por fusilamiento de Jon Paredes 'Txiki' y Angel Otaegi.

Adelante con la lectura:


Grandes miserias y pequeñas epopeyas

Los fusilamientos hicieron aflorar todo tipo de respuestas en el ámbito vasco e internacional, en una explosión de rechazo que replicó a la generada por el proceso de Burgos. Y reveló, en la Plaza de Oriente, la decadencia del régimen franquista.

Ramon Sola

Pese a que la censura desdibujase o eliminase directamente los rastros en las hemerotecas, 50 años después hay testimonios y señales que prueban la dimensión de la respuesta popular a los fusilamientos. Y también el modo en que se enrocaron los poderes del régimen.

Esto último sí queda acreditado, para su vergüenza y la del heredero monárquico que acompañaba a Franco, en grabaciones como el No-Do relativo al ‘Acto de afirmación patriótica’ del 1 de octubre, cuatro días después de las ejecuciones. Una manifestación «serena y viril», resumió el noticiario franquista. 

La decrepitud del dictador se palpa tanto en su aspecto físico (sería su última comparecencia pública) como en su discurso delirante, de respuesta a la repulsa internacional: «Es una conspiración masónica izquierdista en la clase política en contubernio con la subversión comunista-terrorista en lo social, que si a nosotros nos honra, a ellos les envilece. El pueblo español no es un pueblo muerto, al que se le engaña. Está despierto y vela sus razones. El ser español ha vuelto a ser hoy algo en el mundo».

Bajo la balconada del palacio, la misma decadencia, reflejada en las pancartas que llenaban la plaza y que recogió Iñaki Egaña en este artículo reciente en GARA: «Más ejecuciones», «Los extranjeros son unos hijos de puta y unos cornudos», «Después de Franco, Juan Carlos, franquismo siempre», «No somos muchos, pero somos machos», «De una puta y un gitano nace un guipuzcoano»... 

El «malditos criminales» de Palme, Portugal y México

Aquella tarde de furia en Madrid concluyó con un «grupo de exaltados» acudiendo a pasar factura a la sede de la Embajada portuguesa en España. Y es que el país vecino se había destacado en la denuncia de los fusilamientos; el día de las ejecuciones se prendió fuego a la sede consular española en Lisboa. También fue atacada la de La Haya, en los Países Bajos.

La denuncia tuvo impacto en diversos continentes, con especial intensidad en Suecia o México. El primer ministro sueco, socialdemócrata, Olof Palme, se refirió al régimen franquista como un grupo de «malditos criminales», y en lo que hoy sería una imagen muy viral salió a la calle con una hucha que recaudaba dinero para la resistencia antifascista.

Su homólogo mexicano, de apellido vasco, Luis Echeverría, pidió a la ONU la expulsión del Estado español: «Es el momento en que deben cambiar su actitud todos los países que, en una u otra forma, han mantenido relaciones o han apoyado a la dictadura española, impuesta por el nazi-fascismo, para que hagan una honrada rectificación a su conducta», pidió al Consejo de Seguridad.

Cargas policiales hasta en la playa

La conmoción en Euskal Herria sacó a la calle a unas 200.000 personas en movilizaciones, según recoge el historiador Javier Buces en el recientemente publicado ‘Al alba’ (Ed. Txalaparta). La convocatoria de huelga general los días 29 y 30 de setiembre paralizó Hego Euskal Herria con manifestaciones en cada pueblo: «Los puertos permanecieron cerrados, ya que los arrantzales no salieron a faenar, y los comercios, fábricas y negocios cerraron sus puertas como forma de protesta», explica. Se trataba de la tercera huelga general en apenas un mes, enfrentándose a cargas policiales y a castigos laborales en forma de sanciones o despidos.

En Zarautz aún se recuerda la represión a la protesta, puesto que la Policía cargó en la playa frente a unas 2.000 personas que escaparon como pudieron de los golpes, incluso a nado por el mar. Lo relata María Jesús Zumeta en el documental ‘Haizea eta sustraiak’, donde remarca que aquellos días «todo el pueblo salió a la calle, gente de todas las capas».

«Sois viento de libertad» fue el lema presente en muchas movilizaciones, recogiendo las palabras-testamento de Txiki. En el kiosko de la Plaza del Castillo de Iruñea apareció una pancarta con ese mensaje.

De Zinemaldia a la música

El ámbito cultural también dejó algunas señales de repulsa más allá de Euskal Herria. Resulta imposible adivinar qué impacto hubieran tenido los fusilamientos en Zinemaldia de Donostia, puesto que las proyecciones concluyeron el 24 de setiembre y el «enterado» del Consejo de Ministros se produjo el 26 antes de las ejecuciones del 27. Pero sí es sabido que varios invitados al certamen enviaron telegramas de protesta por los juicios ya realizados.

El más claro fue el remitido por Harry Schein, fundador y director del Instituto de Cinematografía de Suecia, que dio a conocer la retirada de todas las películas suecas programadas en protesta por las condenas ya dictadas entonces contra ‘Tupa’ Garmendia y Anjel Otaegi.

El director de Zinemaldia, Miguel de Echarri, se lo tomó a mal, acusando a Schein de «intolerable injerencia en asuntos internos». El festival había sido inaugurado por el ministro franquista León Herrera.

En el terreno musical, la denuncia más conocida fue la creada por Luis Eduardo Aute, un madrileño con intensa relación con Euskal Herria. ‘Al alba’ fue presentada oficialmente como una canción de amor, aunque la letra era más que elocuente en algunos pasajes: «Miles de buitres callados van extendiendo sus alas/ no te destroza, amor mío, esta silenciosa danza/ maldito baile de muertos, pólvora de la mañana». Por si quedaran dudas, Rosa León, que la cantó a menudo, lo desveló dedicándola a los cinco fusilados del 27 de setiembre de 1975.

El gesto de dos futbolistas... y del Athletic

La conmoción llegó hasta la liga de fútbol, también en los lindes de Euskal Herria. El episodio tuvo importante eco hace unos años, cuando lo recogió el programa de Movistar+ ‘Informe Robinson’ reuniendo a sus dos protagonistas: el vizcaino Aitor Agirre y el valenciano Sergio Manzanera.

Ambos habían trabado amistad y afinidad política al coincidir en el Racing de Santander. Explicaron que en las concentraciones se informaban vía ‘Radio Pirenaica’. Aquel sábado, víspera de partido, escucharon la noticia de los fusilamientos y les hirvió la sangre, tenían que hacer algo. Optaron por improvisar dos brazaletes negros con cordones y saltar así al campo de El Sardinero en el partido de Primera contra el Elche. Serían multados y llevados a comisaría, donde empezó un proceso judicial que les amenazaba con cinco años de cárcel. La muerte de Franco poco después les salvó de ello.

Pero también el Athletic tuvo su gesto, según reveló hace unos años José Angel Iribar en una entrevista a ‘Jot Down’: «Nosotros jugamos en Granada y sacamos crespones negros, pero no se publicitó. Es más, nos llamaron la atención y la directiva dijo que era por el fallecimiento de un exjugador. Pero los que sí le echaron bemoles fueron Aitor Agirre y Sergio, que sacaron ellos dos el brazalete negro y les pusieron una multa importante», evocaba el zarauztarra, convecino de Jon Paredes Manot. 


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miércoles, 24 de septiembre de 2025

Rechazo Donostiarra al Sionismo

Donostia, capital de Gipuzkoa, ha procedido a hacer lo que muchos no se atreven; romper todo tipo de relación institucional con el ente sionista en respuesta a la campaña de limpieza étnica que libra en contra del pueblo palestino.

Aquí lo que informa Naiz:


Donostia rompe toda relación institucional «presente o futura» con Israel por el genocidio

El Ayuntamiento de Donostia ha acordado romper «toda relación institucional, presente o futura», con el Gobierno de Israel y con «cualquier institución pública o privada que apoye o legitime el genocidio o las políticas que lo posibilitan, en todos los ámbitos». Solo el PP se ha desmarcado.

Toda relación institucional «presente o futura» con Israel ha sido suprimida por el Ayuntamiento de Donostia, que ha acordado romper todo contacto con el Gobierno hebreo.

En concreto, la Junta de Portavoces del Consistorio donostiarra ha aprobado este martes una declaración institucional de cinco puntos en este sentido a instancias del grupo municipal de Podemos y con el apoyo del resto de partidos, salvo el PP.

El texto recoge que el Ayuntamiento «acuerda romper toda relación institucional, presente o futura, con el Gobierno de Israel y con cualquier institución pública o privada que apoye o legitime el genocidio o las políticas que lo posibilitan, en todos los ámbitos (deportivo, económico, académico, cultural o de otra índole)».

Justifica esta decisión en la aplicación de los principios del Derecho Internacional y «atendiendo a las recientes conclusiones de la Comisión Internacional Independiente de Investigación de la ONU, que ha determinado que Israel ha cometido actos constitutivos de genocidio en la Franja de Gaza».

Por esta razón, el Ayuntamiento «reconoce oficialmente que las autoridades y fuerzas israelíes han cometido genocidio contra el pueblo palestino en Gaza, en los términos establecidos por la Convención para la Prevención y Sanción del Delito de Genocidio de 1948, de la cual Israel fue Estado firmante».

Responsable de «actos genocidas»

En esta línea, condena al actual Gobierno de Israel «como responsable de la comisión de actos genocidas», al tiempo que señala «la responsabilidad directa de sus principales dirigentes en esta estrategia de destrucción sistemática contra la población palestina».

Asimismo, se alinea con las conclusiones y denuncias de organismos internacionales y humanitarios como la ONU, la Asociación Internacional de Estudios sobre el Genocidio, B’Tselem, Physicians for Human Rights-Israel, Amnistía Internacional, Médicos Sin Fronteras, Human Rights Watch, la Federación Internacional por los Derechos Humanos, y el Lemkin Institute for Genocide Prevention, «entre otras que han señalado el carácter genocida de las actuaciones de Israel en Gaza».

En esta línea, el Ayuntamiento donostiarra incide en el «carácter genocida de las actuaciones de Israel en Gaza» e insta a todas las instituciones públicas de la CAV, del Estado español y de la Unión Europea «a cumplir con sus obligaciones legales internacionales para detener el genocidio», lo que incluye «el cese inmediato de cualquier tipo de cooperación con el Gobierno de Israel y la suspensión de transferencias de armas, fondos o recursos que puedan contribuir a la comisión de este crimen».

El PP ha presentado un texto alternativo que no ha prosperado y ha contado con el voto en contra de EH Bildu y Elkarrekin Donostia. Además, el PNV ha votado en contra de uno de los puntos del texto, en el que se instaba al presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez, a «desmarcarse de las manifestaciones de apoyo recibidas de Hamas». El PSE también ha rechazado este punto.

Valoración de Elkarrekin y EH Bildu

Tras la votación de este texto, el grupo municipal de Elkarrekin Podemos ha valorado la aprobación de esta iniciativa, que «rompe toda relación con el Gobierno de Israel y con las instituciones que apoyan o legitiman sus políticas».

«Donostia se sitúa así a la vanguardia europea de las ciudades que, desde la ética y la justicia, dicen alto y claro que no se puede mantener ningún vínculo institucional con quienes vulneran el derecho internacional y los derechos humanos más básicos», ha recalcado su portavoz, Víctor Lasa.

Desde EH Bildu también han valorado que, al romper relaciones con Israel, el Ayuntamiento ha dado «un gran paso, con un gran consenso, en el reconocimiento de Palestina y la defensa de los derechos humanos».

 

 

 

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martes, 23 de septiembre de 2025

Cine y Denuncia

Este año el festival de cine donostiarra ha sabido estar a la altura de la situación, convirtiéndose en el escenario idóneo para denunciar el genocidio que Israel perpetra en contra del pueblo gazatí. Así nos lo informa Naiz:


El mundo del cine se suma en Donostia a la denuncia del genocidio de Gaza

El mundo del cine se ha sumado al llamamiento realizado por los Comités de Solidaridad Palestina-Euskal Herria para acudir a la manifestación que han convocado en Donostia para este miércoles con el objetivo de denunciar el genocidio de Gaza.

El mundo del cine se ha sumado a la convocatoria que han hecho los Comités de Solidaridad Palestina-Euskal Herria para lanzar un grito contra el genocidio en Gaza y ha llamado «al pueblo vasco y a todas las personas libres» de cara a la manifestación que partirá el próximo miércoles a las 18.30 horas desde la plaza Okendo de Donostia.

Esta movilización ha sido convocada a través de una rueda de prensa por diversos colectivos englobados en los citados Comités de Solidaridad Palestina-Euskal Herria. En concreto, son Artistas con Palestina, Campaña Final Comercio de Armas con Israel, Donostia Palestina, EAB Euskal Aktoreen Batasuna, EPE-thaia, Gernika Palestina Herri Ekimena, Gure Haurrak Ere Badira, BDZ, BDS; Kulturatik, creadorks culturales con Palestina; Rescop y Trabajadors del Cine x Palestina.

Del ámbito del séptimo arte, han estado presentes en la comparecencia ante los medios celebrada en la puerta del teatro Victoria Eugenia, los actores y actrices Aitziber Garmendia, Aitzole Araneta, Alizia Otxoa, Antton Telleria, Eneko Sagardoy, Gorka Merchan, Igor Otxoa, Iker Ganuza, Iñake Irastorza, Iñaki Ardanaz, Iñaki Balboa, Itziar Atienza, Itziar Ituño, Jessica Alonso, Joxean Bengoetxea y Jon Olivares.

Asimismo, han acudido Julen Telleria, Kimetz Etxabe, Klara Badiola, Loreto Mauleon, Lur Olaizola, Markel Coco, Mikel Laskurain, Mikel Tello, Mikel Losada, Miren Gojenola, Montxo Armendariz, Olaia Aguayo, Patxi Santamaria Murua, Paul Urkijo, Pello Gutierrez, Puy Oria, Urko Olazabal, Yune Nogueiras y Zorion Egileor. También se ha acercado el director de Zinemaldia, José Luis Rebordinos.

La herida abierta de «los niños asesinados»

Según han explicado los convocantes con las intervenciones de Rahaf Shamali, integrante de la banda Sol Band y de Mohamed Farajallah, miembro de la comunidad palestina en Euskal Herria, la protesta comenzará en Okendo una vez finalizada la proyección de la película ‘The Voice of Hind Rajad’ en el Victoria Eugenia, desde donde saldrán miembros del reparto para sumarse a la marcha, que cruzará el puente del Kursaal, recorrerá la Zurriola y terminará en el Boulevard, donde actuará Sol Band y habrá varias intervenciones.

La organización ha animado a la ciudadanía a que «se sume a nuestro grito y apoye nuestro derecho a resistir y a seguir exigiendo como pueblo».

Ha explicado que «nosotras y nosotros, la comunidad palestina en Euskal Herria, organizados en Comités de Solidaridad Palestina Euskal Herria, decimos que la sangre de Hind y de todos los niños y niñas asesinadas es una herida abierta en nuestro corazón».

Sobre el caso de Rajid, han detallado que «en Gaza se cometió un crimen que nos quedará grabado para siempre», ya que esa niña de 6 años perdió a toda su familia excepto a su madre a manos de la ocupación israelí. Sus gritos de auxilio no lograron salvarla y los equipos de ambulancia que intentaron rescatarla fueron también asesinados».

Pese a su crudeza, «esta no es una historia aislada, es el día a día en Palestina. Familias exterminadas, niños ejecutados, hogares e instituciones culturales reducidos a escombros. Y en estos momentos, una ofensiva final de la ocupación genocida de Israel para borrar toda la presencia palestina en Gaza»

Ha recordado que «la ocupación pretende borrar a Palestina del mapa y respondemos: Palestina vive, Palestina resiste, Palestina jamás será vencida».

Y ha animado a que las calles de Donostia «se llenen de dignidad en memoria de Hind, de su familia, de los niños, cineastas, sanitarios y periodistas asesinados, y de todo un pueblo que lucha por su libertad. ¡Basta de asesinar niños! ¡Basta de genocidio en Gaza! ¡Basta de silencio cómplice!».

Exponente de «un salvajismo extremo»

Por parte de la plataforma Cinema with Palestine, los actores Itziar Atienza, en euskara, y Antonio de la Torre, en castellano, han señalado que «el asesinato de Hind Rajad nos ha quedado grabado para siempre. Es un claro exponente de una crueldad y un salvajismo extremo cometido sobre los seres más frágiles de nuestras sociedades, en este caso sobre una niña de 6 años».

Y, al mismo tiempo, han recalcado que «es exponente de lo que está haciendo el Gobierno de Netanyahu, no el pueblo judío, y que está cometiendo un genocidio, unos crímenes de guerra y de lesa humanidad. Lo dijo la Organización de Naciones Unidas, que ante ello, lo que se necesitan son hechos y es lo que reclamamos: hechos concretos, que no pasen otros dos años para que se actúe y se tomen decisiones. Porque a Gaza y Palestina no les queda tiempo, porque mientras hablo, hay niños palestinos inocentes muriendo, siendo asesinados por el Gobierno genocida de Netanyahu».

Por todo ello, «desde el mundo del cine, nos sumamos a esta manifestación y convocamos a la ciudadanía a que grite con nosotros para parar este genocidio. Que no caiga en el olvido, que recordemos cada día, cada minuto, cada segundo a todas las niñas y niños que por culpa de la ocupación israelí están siendo asesinados en Gaza. Mas de 25.000 a día de hoy».

Han anunciado que además de los colectivos integrados en la plataforma Cinema with Palestina, «son ya más de 350 las actrices, actores, directoras, directores, productoras, productores que se han adherido a esta manifestación, muestra de la solidaridad con Palestina, muestra de un mínimo de orgullo laboral y de humanidad y de rechazo al genocidio». Un rechazo que se está haciendo presente en Zinemaldia, lo que le han agradecido al festival.

 

 

 

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lunes, 22 de septiembre de 2025

El Obispo Marcelino Olaechea

Desde las páginas de Naiz traemos a ustedes esta reseña de los andares del obispo de Iruñea durante el levantamiento fascista y posterior dictadura.

Adelante con la lectura: 


Marcelino Olaechea: la ambivalencia del obispo de Iruñea ante la represión franquista del 36

Contradictoria y ambivalente. Así fue la actitud del obispo de Iruñea Marcelino Olaechea ante la represión fascista desatada en 1936 en Nafarroa, según se recoge en un informe sobre su figura que ha publicado la UPNA a partir de la documentación que no destruyó el mismo prelado.

Pello Guerra

A partir de la documentación que no fue destruida por el propio prelado, la UPNA ha elaborado un informe sobre la actitud del obispo de Iruñea Marcelino Olaechea ante la represión fascista desatada en 1936 en Nafarroa y en el que se concluye que el aspirante a santo fue contradictorio y ambivalente.

El estudio, firmado por el profesor emérito y anterior director del Fondo Documental de la Memoria Histórica en Nafarroa (FDMHN), Emilio Majuelo, ha sido publicado dentro de la serie Memoriapaper(ak) y está disponible “online”.

Con su elaboración, se buscaba «recabar información sobre la actitud de la jerarquía católica ante la represión y completar las fichas de las personas represaliadas en Navarra desde julio de 1936 que figuran en la base de datos del FDMHN de la UPNA».

Para realizar esta investigación sobre Olaechea, se ha intentado consultar la documentación oficial conservada de su pontificado en Iruñea, pero los investigadores se han encontrado con el problema de la destrucción de la parte de su archivo relacionada con la represión en caliente en Nafarroa.

Según se trasladó a los investigadores desde el Archivo Diocesano de Iruñea, en ese lugar no se conserva ningún documento oficial referido al periodo del obispado de Olaechea.

La explicación a esa anomalía es que, antes de partir hacia su nuevo destino en Valencia, «casi toda la documentación que va desde septiembre de 1935 hasta mayo de 1938 fue destruida en 1946 por el propio Marcelino Olaechea, ayudado por su secretario Cornelio Urtasun, en el patio del palacio episcopal pamplonés». Tras revisar «uno por uno todos los papeles», los que decidió el obispo «fueron quemados» con la idea de que «no quedase en su archivo ningún papel que fuera comprometedor para nadie».

Proceso de beatificación

Así que, tras ese expurgo de su propia mano, solo se conserva la documentación más personal, que se custodia en el Archivo Metropolitano de la catedral de Valencia y cuya consulta ha resultado «engorrosa», a pesar de que ha sido analizada por otros estudiosos para «servir de soporte histórico al proceso de beatificación de Marcelino Olaechea, promovido en el año 2013». Es decir, desde ese año, está en marcha una iniciativa para intentar elevarlo a los altares como santo.

A partir del estudio de estos últimos documentos, con el informe de la UPNA se ha querido «mostrar las pautas de la actitud establecida entre la máxima autoridad eclesiástica católica en Navarra y la actividad represiva llevada a cabo por los insurrectos contra el cosmos asociativo y político republicano».

Olaechea, nacido en Barakaldo en el seno de la humilde familia de un mecánico de Altos Hornos, fue designado obispo de la diócesis de Iruñea el 23 de agosto de 1935 y residió en la capital navarra hasta 1946, cuando fue nombrado arzobispo de Valencia. Ostentó este último cargo hasta su jubilación en 1966 y en esa ciudad falleció en 1972.

Estos son sus datos biográficos más generales, pero ¿cómo era su pensamiento político? Aquí empieza a aflorar ese Olaechea más ambivalente, ya que, según se recoge en el informe, «hubo quien lo consideró un obispo falangista», quien lo tachó de «ser afín al nacionalismo vasco del PNV» e incluso de ser leal al tradicionalismo por «su buen entender con el conde de Rodezno».

Sí que fue defensor de un régimen monárquico en la figura de Juan de Borbón, aunque «colaboró personalmente con el régimen franquista aceptando ocupar un puesto de procurador en las Cortes del régimen desde 1955 hasta 1967».

Así que, siendo «un hombre de formación y pensamiento conservador», Olaechea estuvo «políticamente donde más convenía a su pensamiento y práctica social, lo que muestra su desapego a una identificación partidaria e ideológica exclusiva», según su biógrafo, Alberto Marín Pastrana.

Apoyo a los sublevados de diferentes maneras

Por lo tanto, ante el aplastante éxito de la sublevación en Nafarroa, no dudó en apoyar al régimen franquista de diferentes maneras. A nivel económico, en agosto de 1936 llamó a realizar «una suscripción nacional» para apoyar económicamente a los sublevados y que generó en su diócesis una aportación de 142.000 pesetas. Pero fue más allá, ya que por esas mismas fechas, el obispo de Iruñea hizo entrega de 5.000 pesetas a los fascistas y el 10 de septiembre hizo una tercera aportación de 15.395 pesetas.

Además de ese respaldo económico, Olaechea permitió que las instalaciones del nuevo Seminario conciliar, todavía sin inaugurar, fueran utilizadas por los sublevados como Hospital de sangre.

Y tampoco fue menor el aporte humano de la diócesis a los golpistas. Como se recoge en el informe de Majuelo, «muchos seminaristas y miembros del clero rural marcharon, sin aviso previo a las autoridades eclesiásticas, al frente con los vecinos voluntarios de sus pueblos tras la llamada de la movilización». Ante esa situación, el obispo «en modo alguno actuó para atajar esa decisión», sino que se limitó a intentar poner orden a esa marcha de sacerdotes y religiosos a la guerra.

Pero, según se recoge en el informe, «la mayor aportación de la Iglesia y de Olaechea a los militares y organizaciones insurrectas se dio en el orden ideológico» mediante «la legitimación de la violencia contra el régimen republicano bendecida bajo el manto de una lucha en defensa de la religión y la patria».

Una formulación en la que «Marcelino Olaechea tuvo un protagonismo indudable», ya que fue quien utilizó por primera vez «el término de cruzada para referirse a la guerra civil». En concreto, señaló que «no es una guerra lo que se está librando, es una Cruzada y la Iglesia, mientras pide a Dios la paz y el ahorro de sangre de todos sus hijos -de los que la aman y luchan por defenderla y de los que la ultrajan y quieren su ruina- no puede menos que poner cuanto tiene en favor de sus cruzados».

Especialmente recordado es el uso de ese término por parte de Olaechea en la procesión en honor a Santa María la Real, celebrada en Iruñea el 23 de agosto de 1936 mientras 52 presos republicanos eran fusilados en el corral de Valcardera, en Cadreita, en una de las matanzas más atroces cometidas por requetés y falangistas tras el golpe del 36.

Ese posicionamiento de Olaechea encaja en «la relación cambiante» que mantuvo con los sublevados y que pasó de «una inicial actitud contenida», por ejemplo ausentándose de la misa de campaña celebrada en Iruñea el 25 de julio o defendiendo a religiosos perseguidos, a otra «más colaboracionista», llegando a firmar junto al obispo de Gasteiz una declaración contra el PNV por «colaborar con el comunismo».

Sin embargo, pocos meses después, su ambivalencia volvía a hacerse presente en una disertación que realizó el 15 de noviembre de 1936. En un discurso pronunciado en la parroquia de San Agustín ante 300 mujeres que tomaban la insignia de la Acción Católica, exclamó varias veces «¡No más sangre, no más sangre!».

Aunque en su intervención, consideraba como aceptable la «decretada por los Tribunales de Justicia, serena, largamente pensada, escrupulosamente discutida, clara, sin dudas, que jamás será amarga fuente de remordimientos». Y que fue la mínima, ya que «el 98,6% de los asesinados carecieron incluso del formalismo jurídico de la justicia militar insurgente al ser asesinatos ‘extrajudiciales’».

Esta alocución se ha convertido «en la piedra angular con la que se ha reconstruido la actividad e imagen de Olaechea en la historiografía» para elogiar su postura reticente ante la represión de los sublevados.

Un «sonoro silencio»

Pero en el informe se recuerda que «fusilamientos y asesinatos se venían produciendo a diario en Navarra desde el mismo 18 de julio» y hasta ese día de noviembre, Olaechea no había hecho «una referencia a la represión generalizada desde el minuto uno que se produjo». Es más, «las víctimas mortales producidas desde el verano hasta finales de 1936 (2.255) supusieron casi el 93,8% del total de las producidas durante todo el periodo bélico». Y, sin embargo, durante todo ese tiempo, «Olaechea guardó un sonoro silencio ante lo que presenció».

De hecho, Cornelio Urtasun, uno de sus secretarios en Iruñea, reconoció a Majuelo en 1996 que las «hileras de personas que tras el golpe de Estado y el comienzo de la guerra civil acudían al palacio episcopal fueron impresionantes con la intención de hacer llegar al obispo sus súplicas en favor de sus familiares represaliados».

El propio Olaechea era consciente de esa realidad y justificó su silencio inicial por el temor a que se actuara contra su vida. Incluso llegó a asegurar que «el general Mola me hubiese fusilado y hubiese hecho mucho daño a la diócesis» si hubiera denunciado públicamente la represión.

Majuelo desmonta esa excusa señalando que Mola «no se hubiera atrevido a llevar a cabo esa acción, pues hubiera conllevado perder el inicialmente fundamental apoyo militar y político de la Comunión Tradicionalista y del conservadurismo católico».

En cualquier caso, se pone en valor que el obispo de Iruñea «fue uno de los escasos eclesiásticos que reconoció la represión en el bando sublevado, en contra de la tendencia general en el episcopado español a situarse en el disimulo o la negación». Y su alocución de noviembre fue «un aldabonazo para intentar acabar con las arbitrariedades y las venganzas».

Sin embargo, el impacto de esa pastoral «fuera de los medios religiosos fue nula e incluso entre estos, no tuvo difusión fuera de su diócesis». En consecuencia, «no hubo un apaciguamiento represivo causado por esa declaración del obispo».

Preocupación por los presos de Ezkaba

Dentro de esta nueva actitud de Olaechea, tras la fuga del fuerte de Ezkaba del 22 de mayo de 1938, el obispo de Iruñea se preocupó por la suerte de los presos encerrados en el improvisado penal. En septiembre de ese año, lo visitó de incógnito, comenzó a brindar ayuda a los prisioneros recluidos y puso el foco en ese lugar.

Además, nombró capellán de la instalación al sacerdote José Manuel Pascual, que sirvió para conseguir una mejora de la vida en prisión de los fugados apresados y del resto de reclusos. Es más, «Olaechea tuvo una actividad encomiable para tratar de aliviar las penas judiciales que pesaban sobre algunos de ellos y, en algunos casos particulares, para evitar su fusilamiento».

Pero ese modo de proceder ha servido para ocultar «la falta de sensibilidad hacia la situación lamentable de aquellos que sufrieron prisión en dicho centro penitenciario desde julio de 1936 hasta finales de mayo de 1938, algo que Olaechea comprobaría después tras su visita al penal, queriendo dar la impresión que aquella le era increíblemente desconocida hasta entonces», se recuerda en el estudio.

En este sentido, se destaca que «conservó cuidadosamente todas las solicitudes de ayuda generadas a partir de finales de 1938», pero «destruyó la documentación del primer periodo relacionada con los presos».

Una forma de proceder que encaja con las luces y las sombras que marcan la actuación del ambivalente Marcelino Olaechea ante la represión fascista durante su trascendental época como obispo de Iruñea.





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