Un blog desde la diáspora y para la diáspora

sábado, 31 de mayo de 2025

Desalojan Concierto de Muguruza en CdMx

El músico y cineasta vasco Fermín Muguruza es uno de los personajes más odiados por parte del españolismo carpetovetónico, una y otra vez vio sus conciertos en diferentes localidades del estado español cancelados. Su colega Manu Chao salió en su defensa en alguna de esas ocasiones.

Pues bien, Fermin ha vuelto a vivir ese hostigamiento vascofóbico en suelo mexicano.

Su concierto en el Multiforo Cultural Alicia de la Ciudad de México fue desalojado con un despliegue de fuerzas armadas simplemente desproporcionado pues en el mismo participaron policías, miembros del Ejército y hasta la Guardia Nacional.

De ello nos da cuenta La Jornada:


Desalojan Multiforo Alicia ante presencia policiaca y militar

El dueño considera que es una provocación de la alcaldía Cuauhtémoc

Kevin Ruíz

El Multiforo Cultural Alicia, ubicado en Eligio Ancona, colonia Santa María la Ribera, alcaldía Cuauhtémoc, fue desalojado anoche mientras se realizaba el concierto del cantante vasco Fermín Muguruza, tras un despliegue policiaco y del Ejército por un reporte de sobrecupo, informó la Secretaría de Seguridad Ciudadana (SSC).

Ignacio Padilla, dueño del inmueble que tiene más de 30 años de realizar actividades artísticas independientes, explicó que por la tarde acudió personal de la demarcación a solicitar los documentos que autorizaran la presentación.

“Estábamos preparando el evento, vino un inspector de la alcaldía Cuauhtémoc, preguntó qué era esto. Le dijimos que era un espacio cultural, le enseñé mis documentos de un espacio cultural independiente con licencia numero 1. Lo vio, se le hizo muy raro, no entendía qué era, preguntó ‘qué es este documento’. Habló con su jefe inmediato, y me dijo: ‘quiero que me des todo el programa de este evento, ahora sellado por nosotros’. Le dije: ‘no tengo esto, pero si quieres voy en la semana y me platican qué tengo que hacer por cada evento’”.

El fundador del Multiforo Cultural Alicia refirió que después arribó el jefe del sector policial de la SSC para preguntar qué tipo de concierto se realizaba. “Al rato regresa con la Guardia Nacional, con el Ejército y creo que hasta con la Marina, rodean el espacio y me dicen: ‘nadie entra para tu concierto, detenlo o nos vamos a meter’. Le dije que no se metiera, yo paro el concierto, yo hablo con el público, tranquilo”.

Ante esta situación, junto con Muguruza, solicitó al público que se retirara, lo cual hicieron de forma ordenada un par de cientos de personas que se encontraban dentro sin que se registrara ningún conflicto. Después habló con personal del gobierno capitalino que se presentó en el multiforo.

"Para mí esto es una provocación y quieren que suspendamos y que se genere un caos", aventuró Padilla, quien aseguró que le dijeron que se trataba de una fiesta clandestina como la de la colonia Guerrero, que tuvo lugar hace dos semanas.

"Yo creo que viene un poco de parte de la alcaldía. Estoy impactado todavía, como que no razono bien", en referencia al despliegue policiaco y militar.

Según el reporte de la SSC, el operativo se hizo por la denuncia de una aglomeración de personas afuera del inmueble. En la tarjeta informativa, precisó que al llegar se entrevistaron con el encargado, quien refirió que "no contaba con los permisos para realizar un concierto", el cual ya estaba en curso.

La dependencia agregó que los propios organizadores pidieron a los asistentes que se retiraran del lugar, tras lo cual fue cerrado. Precisó que ningún policía ingresó ni se reportaron personas lesionadas.




°

Egaña | Europa, Per Se

Inspirado en la fundación del asentamiento romano en la ciudad que hoy en día se conoce como Pamplona pero que nosotros denominamos Iruñea - la capital de todos los vascos - nuestro amigo Iñaki Egaña ha redactado el siguiente texto, mismo que ha puesto a disposición en su página de Facebook:


Europa, per se

Iñaki Egaña

Parece que ahora 2.100 años, el cónsul romano Cneo Pompeyo Magno fundó la ciudad de Pompelo sobre la vieja Iruñea, asentamiento vascón. Desde entonces, la configuración del territorio que hoy conocemos como Euskal Herria, pasó numerosas vicisitudes administrativas. Fue colonizado, resistió oleadas de invasiones, generó resistencias y, con los siglos, se convirtió en un crisol de culturas y en una singularidad europea, dando lugar a mitos y narrativas -algunos ciertos, otros fabulados-, que captaron la atención de viajeros y escritores que la convirtieron en la Shangri-La de Occidente. Superada la época romántica, la actualidad y la perspectiva nos permite acuñar los valores que han mantenido más o menos cohesionada a una comunidad que sigue siendo singular en Europa, a pesar de esos códigos culturales y sociales que nos uniformizan y nos convierten en replicantes de modelos prefabricados a lo largo del planeta. Ubicados en el sur de Europa, cada vez somos más europeos, a pesar de la paradoja de esta afirmación.

Durante las últimas décadas nos consideramos, a veces con cierta soberbia, el ombligo del mundo. En 2015, Serge Portelli, magistrado de la Corte de Apelación de Versalles, leyó en público un manifiesto por la paz en Euskal Herria, señalando que se trataba de “el último conflicto armado en Europa”. En esa época, Kiev lanzó una ofensiva contra los territorios de Dombás, tras el golpe de Estado de Ucrania de la élite neoliberal europea, el conocido como Euromaidán, anunciando una nueva brecha. El lema del territorio vasco como el último reducto bélico de baja intensidad, pasó a las anécdotas de la historia. Somos parte de Europa, indudablemente, pero apenas el 0,20% de su territorio, el 0,43% humano. También el 0,49% territorial de la Unión Europea, el 0,71% de su población. Euskal Herria tiene la superficie de Eslovenia, el doble que Líbano o el triple que la Palestina arrasada. Y los mismos habitantes que Puerto Rico, Moldavia o Namibia, tres veces los de Luxemburgo. Añadir que la Unión Europea es el 5.6% de la población mundial, que su edad media es de 44.7 años y que su índice de natalidad es de 1,24 mientras el planetario llega a los 2,27. Una sociedad envejecida, camino de convertirse en un reducto nostálgico de aquello que fue, gracias, sobre todo, a la colonización.

Hoy, en ese reordenamiento mundial, Europa, y con ella quienes la disputamos un espacio de dignidad, se ha convertido en un territorio secundario, en gran parte debido a su papel subordinado a la que fue su colonia estrella, los Estado Unidos. Durante años, fue modelo susceptible de exportación: menores desigualdades que en otros lugares del planeta, calidad de vida, sanidad, educación, alta esperanza de vida, diversidad para el ocio… el eufemístico estado del bienestar. Evitábamos sumergirnos de dónde venían los parabienes. Un pequeño espacio planetario que se había convertido en la pirámide de una organización social aparentemente equilibrada y avanzada.
Las raíces, sin embargo, ensombrecían los logros. Europa se había convertido durante siglos en la primera potencia mundial. Construida sobre los rescoldos de las guerras, fue un producto genuino de ellas. Centenares de conflictos armados internos construyeron la “diversidad” europea. Jamás hubo en el planeta un espacio tan bélico. Guerras dinásticas, de conquista, religiosas, supremacistas. El estado natural de Europa ha sido la guerra, y su extensión al planeta. Que nadie se extrañe de las decisiones de la Unión Europea en elevar su producción armamentística y volcar sus misiles hacia supuestos enemigos. No sabe hacer otra cosa.

Esa permanencia levantisca le dio la superioridad planetaria que acudió de su armamento, del inicio de la industrialización, del control de las vías marítimas, apoyada por una religión monoteísta que se convirtió en azote del diferente, elevando a la máxima categoría el racismo. De esos mimbres surgió la colonización europea del planeta, decenas de genocidios en nombre de un color, de un dios construido a medida, de unas elites extractivas ávidas de multiplicar sus beneficios. Las mayores matanzas mundiales de la historia fueron provocadas, precisamente, por Europa. Y no únicamente por Hitler, más recientemente. Hoy, con un territorio ya esquilmado en siglos anteriores, Europa sigue debiendo su posición al expolio del resto del planeta. Sin embargo, en una crisis de crecimiento, de sobreacumulación, de agotamiento de los recursos, en los límites superiores del neoliberalismo por encontrar nuevos nichos, su alter ego (EEUU) le ha relegado a un papel subsidiario. Es la competencia y la sumisión.

Y esta carrera en la privatización del Estado, las instituciones han dejado de funcionar. Lo hemos percibido con las tendencias de Macron, Merz. Von der Leyen y otros, por cierto, cada uno con su propia agenda. Europa no se ha parado a pensar y recapacitar su posición en el nuevo orden mundial, sino que, por el contrario, ha vuelto a las andadas, a construir un enemigo a su medida, (Rusia, como lo concibieron Napoleón o Hitler) para regocijo de sus elites. La guerra, el armamento, describen que ese ADN está vivo. Lo acaba de demostrar en el apoyo al genocida Netanyahu, como lo hizo entre las negociaciones de Turquía de marzo de 2022 entre Ucrania y la Federación de Rusia, cuando pactado un acuerdo de paz, EEUU y la Unión Europea lo vetaron apostando por la continuidad de la guerra.
El racismo, el colonialismo y el supremacismo nunca abandonaron a Europa. Su pasividad frente a Tel Aviv, incluso tras el tiroteo israelí a la delegación diplomática (incluida Francia y España), nos muestra que comparte esas claves de limpieza étnica. La que propone Von der Layen para expulsar a migrantes a otros países. Renegamos de esta Europa que trata a al pueblo como a un negocio, con el consiguiente excedente humano. Pero para bien y para mal, somos europeos. Nos toca con las fuerzas de esa comunidad que nos hace fuertes, revertir Europa y repensar el planeta en clave de humanidad.

 

 

 

° 

viernes, 30 de mayo de 2025

La CAT y Raúl Fuentes

El caso de la víctima de terrorismo de estado Raúl Fuentes a dado un vuelco y Naiz nos provee la información:


La ONU reprende a Madrid por obviar un caso flagrante de torturas: Raúl Fuentes

El Comité contra la Tortura (CAT) de la ONU ha emitido un dictamen favorable a la queja del preso vasco Raúl Fuentes Villota a raíz de las torturas sufridas en 1991 en Bilbo. Manifiesta que «existieron indicios razonables» y recuerda que este es un delito que no prescribe, informa GEBehatokia.

Ramón Sola

El Estado español ha sido reprendido por el Comité contra la Tortura (CAT) de la ONU por su actitud ante la denuncia de torturas de Raúl Fuentes, durante su detención en Bilbo en 1991 por parte de la Policía española. Se trata de un caso que este preso vasco (cumple condena en Martutene) ya llevó en su día hasta el Tribunal Constitucional español. Según ha informado Giza Eskubideen Behatokia, el CAT constata que «existieron indicios razonables» de tortura y «tira de las orejas» al Estado español por no investigarlas ni purgarlas.

Con ello, el CAT emite dictamen favorable a la queja de Fuentes. Según los expertos internacionales que lo forman, esos indicios de tortura «no han sido disipados por el Estado parte» y la falta de investigación resulta incompatible con la obligación de proceder a una pronta investigación prevista en el artículo 112 de la Convención Europea.

Pero este caso tiene además una novedad respecto a otros anteriores, explica GEBehatokia. El Comité censura a Madrid que «las autoridades archivaron la denuncia del autor sobre la tortura y malos tratos» alegando «la prescripción del delito de tortura». Y recuerda que, en base a la legislación internacional, este delito es imprescriptible dados los efectos permanentes que la tortura deja en la persona. Se trata de un extremo en el que insistió el exRelator de la ONU Fabián Salvioli en su reciente visita a Euskal Herria. Y también una cuestión que Fuentes había peleado ante el Constitucional español.

NAIZ informó exhaustivamente de este caso en 2019, precisamente a raíz de esa iniciativa jurídica ante el máximo tribunal español. El caso de Raúl Fuentes es uno de los pocos en que hay reconocimiento forense, y además hasta en cinco ocasiones, de los tormentos aplicados, pese a lo cual la denuncia fue archivada. Recuerda en ello al de Iratxe Sorzabal, también sobradamente acreditado en su momento por los forenses pero no asumido oficialmente hasta la reciente sentencia de la Audiencia Nacional, 24 años después.

Cinco forenses lo constataron

Así, el mismo día del arresto de Fuentes, por la tarde, una forense de Bilbo explicó que el arrestado «se muestra con ansiedad intensa y taquipnea» mientras detalla «haber recibido golpes con mano abierta, así como con pie. Refiere asimismo contusión con puño en abdomen y que le han presionado con lápices en pliegues interdigitales de mano izquierda». Se trata de la famosa «tortura de los lápices» aplicada en la época en la comisaría de Bilbo, según numerosos testimonios, incluido el de otros arrestados en esa misma redada. Se trataba de una práctica aparentemente «blanda», que apenas deja huellas físicas pero provoca tremendos dolores.

Un día después, otro forense explicó que Raúl Fuentes denuncia golpes en la cabeza y certifica, además, «paréstesis» en dos dedos, compatibles con el tormento provocado con los lápices. Una tercera médico confirma después esta lesión; la cuarta (ya en el cuarto día de la incomunicación) eleva su gravedad; y la quinta, ya en la Audiencia Nacional, lo prueba igualmente.

Llevado ya ante Baltasar Garzón, titular del Juzgado de Instrucción número 5 de la AN, Fuentes refirió igualmente que había sido torturado y detalló los golpes, la colocación de una metralleta en la sien y el suplicio con los lápices. Garzón no hizo nada al respecto, ni siquiera cuando quedó en evidencia que otros detenidos en la misma operación (Germán Urizar, Jon Mirena Sampedro y Asier Kintana) presentaban lesiones muy similares a las suyas. Lógicamente, esta inacción fue el desencadenante de la posterior declaración de prescripción.

Pasados ya 23 años de aquello, tras su detención en Inglaterra Raúl Fuentes tuvo que hacer frente a la euroorden presentada por Madrid y que finalmente desembocaría en su extradición y excarcelación. Y en este punto del proceso volvió a aparecer la cuestión irresuelta de aquellas torturas tras la detención.

Al analizar su caso, en una resolución de julio de 2014 el juez del Tribunal Superior de Justicia de la División del Tribunal de la Reina Justice Foskett expuso la siguiente conclusión: «A la vista de esta documentación, queda admitido que [el recurrente] se quejó a los médicos, cuando fue examinado, de que había sufrido maltrato por parte de la Policía durante el primer y segundo día de su detención. Cuando declaró ante el Juzgado el 10 de junio de 1991 se hicieron alegaciones sobre el maltrato recibido por parte de la Policía, había evidencias médicas que apoyaban sus declaraciones, en concreto en relación con ‘tratamiento con el lápiz’, y nadie ha sugerido ninguna explicación inocente que pudiera justificar las heridas».

Siguió señalando el juez Foskett que «considerando los informes del CPT [Comité para la Prevención de la Tortura], las denuncias del recurrente en esa época, la evidencia de las heridas puestas de manifiesto por el médico en su momento y el testimonio del recurrente ante este tribunal, estoy convencido (por las pruebas que he examinado) de que es más probable que no probable que sufriera lo que he denominado el ‘tratamiento con el lápiz’».

Antecedentes y efectos

Volviendo a la decisión actual, GEBehatokia recuerda que el CAT «es el órgano de Naciones Unidas que vela por la aplicación de la Convención contra la tortura y otros tratos o penas crueles, inhumanos o degradantes por los Estados parte. Ya en julio de 2023, en sus Observaciones finales sobre el séptimo informe periódico de España aludió a ‘informaciones recibidas según las cuales no se habrían abierto investigaciones con respecto a 5.379 testimonios documentados de personas que presuntamente fueron sometidas a actos de tortura y malos tratos entre 1960 y 2014 en el País Vasco y Navarra’. Con respecto a ellas, exigió a España ‘velar por que las autoridades inicien de oficio una investigación siempre que existan motivos razonables para creer que se ha cometido un acto de tortura o malos tratos’».

Esta decisión sobre Raúl Fuentes se presenta por tanto como la continuidad natural de este criterio.

En cualquier caso, no es la primera vez que el CAT reprende al Estado español por no investigar torturas en un caso concreto de detención incomunicada. Anteriormente hizo otro tanto con el caso de Encarni Blanco, torturada por la Guardia Civil en 1992, al que siguieron fallos similares por Kepa Urra y Orkatz Gallastegi, en este caso arrestado por la Ertzaintza en 2002, según recuerda GEBehatokia. Otro órgano del sistema de Naciones Unidas, el Comité de Derechos Humanos de Naciones Unidas, dio la razón en 2009 a una denuncia de Mari Cruz Atxabal contra el Estado español, añade.

«En un momento en que un tribunal como la Audiencia Nacional, lejos de ser un activo en la investigación de la tortura, se ve en la obligación de rendirse a la evidencia en el caso Iratxe Sorzabal, esta decisión del CAT conlleva interpretar que casos que la Justicia española considera prescritos deberían ser investigados sin excusas», valora GEBehatokia.

El próximo martes ofrecerá más detalles sobre esta decisión del CAT en una rueda de prensa en Bilbo en la que intervendrá el abogado suizo Olivier Peter, miembro del Consejo Asesor de GEBehatokia que ha llevado el caso. Considera que puede sentar un precedente positivo para otros casos.

 

 

 

° 

Música Clásica a lo Vasco

Desde el portal de Herri Irratia traemos a ustedes este artículo acerca de los grandes compositores vascos.

Ojo, en el caso de Maurice Ravel y otros mencionados, dichos compositores fueron parte de la diáspora vasca.

Así que dicho lo anterior, aquí les dejamos con la información:


Recordando algunos compositores vascos de música clásica

La música clásica vasca ha dado figuras de renombre internacional en el pasado y sigue dándolas en el presente. Maurice Ravel es sin duda uno de los grandes compositores de origen vasco. Ravel representa una de las tendencias comunes a muchos compositores vascos: trabajan fuera del País Vasco, lo hacen en otros idiomas, pero jamás olvidan su identidad vasca.

Con la Ilustración, con la mirada puesta en Europa y sobre todo en Francia, comenzaron los intentos por modernizar la música clásica vasca. La Real Sociedad Bascongada de Amigos del País fue la base de este movimiento y desarrolló, no sin oposición, una intensa actividad musical desvinculada de lo religioso. En aquel ambiente surgió la figura del compositor Juan Crisóstomo Arriaga quien compuso su primera obra a los once años. Su muerte prematura sin cumplir los veinte años privó a la música vasca de una figura excepcional.

En el ambiente musical madrileño de finales del XVIII destacaron dos músicos de origen vasco: Hilarión Eslava y Blas de Laserna. El primero marcó la transición en la música española de los usos religiosos al patronazgo profano. El segundo fue el gran maestro de la tonadilla escénica. A fines del siglo XIX surgen en buena parte de Europa las llamadas escuelas nacionalistas, que buscan integrar las tradiciones musicales de cada pueblo dentro de la música erudita. En el caso vasco, esos elementos serán el zortziko, que se identifica de la mano de José María Iparragirre y, en mucha menor medida, la jota.

A principios del siglo XX hubo el intento de elaborar una ópera nacional en euskera, pero este proyecto se vio eclipsado por el éxito de la zarzuela en castellano. Las zarzuelas de Jesús Guridi y Pablo Sorozabal tuvieron un gran éxito. Mientras, Jose Antonio Zulaika Aita Donostia despuntaba en la investigación de la música vasca.

Después de la guerra civil el propio Guridi y Francisco Escudero, Karmelo Bernaola y Antton Larrauri fueron los compositores más relevantes.

En la actualidad, Agustín González Acilu es uno de los compositores más relevantes del  panorama contemporáneo vasco. Con todo, la figura más conocida a nivel internacional de la composición musical vasca, no cabe duda, es Luis de Pablo. La continua experimentación es una característica común a ambos. En las generaciones posteriores Zuriñe Fernández Gerenabarrena, discípula de Bernaola, brilla con luz propia. También habría que citar a Ramón Lazkano y a Gabriel Erkoreka, faltaría más.

Igual que Bernaola ha compuesto para el cine. En ese ámbito, el trabajo de Angel Illarramendi y Alberto Iglesias es imprescindible. Y en los últimos tiempos, destaca en el panorama de las bandas sonoras el vizcaíno Fernando Verlázquez.



Y como la música trasciende fronteras les compartimos este video del Bolero de Ravel en la ciudad mexicana de Toluca:

.
.

miércoles, 28 de mayo de 2025

Con Huesos de Ballenas

El tópico de la relación de los vascos con las ballenas ha tomado un nuevo giro según nos informa este artículo en el portal de Mundiario:


Los vascos prehistóricos y las primeras armas de hueso de ballena: un legado olvidado

Un estudio internacional describe unos hallazgos, situados en yacimientos del Golfo de Vizcaya, que reescriben la historia de la relación entre el ser humano y los cetáceos en Europa.

Andrés Tudares

En una época donde Homo sapiens aún buscaba su lugar en un mundo dominado por la naturaleza, en la región que hoy conocemos como el norte de España, nuestros antepasados ya habían encontrado una forma de convertir el mar en un arsenal. No con redes ni arpones, sino con ingenio, oportunidad y una conexión casi espiritual con los gigantes del océano. Gracias a un estudio publicado en Nature Communications, sabemos ahora que hace entre 19.000 y 20.000 años, los ancestros de los vascos fabricaban armas con huesos de ballena. No solo es un dato arqueológico. Es una ventana a una forma de vida sofisticada, resiliente y profundamente conectada con su entorno.

Lo que se ha descubierto en yacimientos como el de la cueva de Tito Bustillo (Asturias), Santa Catalina (Vizcaya) o Isturitz (País Vasco francés) es una historia que va más allá de la tecnología. Revela una interacción ecológica temprana entre el ser humano y los cetáceos. En pleno periodo Magdaleniense, nuestros antepasados ya entendían que los animales marinos varados no eran una tragedia, sino una oportunidad. Aprovechaban su carne, su grasa, sus huesos, y también su simbolismo.

Usar huesos de ballena para fabricar puntas de jabalina no era casualidad ni improvisación. La elección de esta materia prima revela un conocimiento técnico avanzado. El hueso de cetáceo es denso y resistente, pero también manejable. Perfecto para crear armas arrojadizas capaces de abatir ciervos, caballos o cabras montesas. Esto, en un contexto de supervivencia, era oro puro.

Y no solo eso. La selección de huesos de especies concretas —ballena azul, ballena gris, rorcual común, cachalote y ballena boreal— indica que estos humanos paleolíticos sabían distinguir las propiedades de los materiales. No trabajaban a ciegas. Este nivel de especialización habla de una cultura compleja, capaz de acumular conocimiento, transmitirlo y adaptarlo a nuevas necesidades.

Cultura marina

No podemos obviar el simbolismo. En las cuevas donde se han hallado estos restos también aparecen grabados rupestres de cetáceos. En Las Caldas, un diente de cachalote fue grabado con la imagen de una ballena. En Tito Bustillo, otra ballena aparece representada en las paredes. ¿Era solo una referencia al alimento? ¿O estamos ante las primeras señales de una cosmovisión marina?

El mar no solo alimentaba. También inspiraba, guiaba, dotaba de sentido. Las ballenas, en este contexto, eran más que recursos: eran símbolos. Como hoy lo son en muchas culturas indígenas del Pacífico. Es posible que en este vínculo entre humanos y cetáceos residiera una de las primeras expresiones de espiritualidad marina en Europa occidental.
Un legado invisible bajo las aguas

Resulta trágico que muchas de estas historias estén condenadas al olvido. Los yacimientos costeros, frágiles y vulnerables al aumento del nivel del mar, corren el riesgo de desaparecer sin dejar rastro. Y con ellos, una parte esencial de nuestra memoria colectiva. Hace 20.000 años los habitantes del Golfo de Vizcaya ya explotaban inteligentemente a los cetáceos.

Hoy, cuando la caza de ballenas se debate entre la tradición y la sostenibilidad, y cuando la conservación de los océanos se vuelve urgente, estas evidencias prehistóricas cobran un valor simbólico incalculable. Hablan de una relación funcional, pero también respetuosa y equilibrada. Un ejemplo que el mundo moderno haría bien en escuchar.

Redescubrir que las primeras armas hechas con huesos de ballena salieron de manos vascas hace casi 20.000 años no es solo una curiosidad arqueológica. Es una llamada de atención. El ser humano siempre ha vivido del mar. Pero también con el mar.





°

martes, 27 de mayo de 2025

La Placa en Ategorrieta

Hace unos días, durante el acto de memoria llevado a cabo en el Fuerte de Ezkaba, estuvieron presentes abundantes banderas de la Segunda República Española.

Estas también se hacen presentes en Sartaguda y en otros lugares de memoria.

Hay quienes lo ven como algo completamente válido en conmemoraciones en suelo vasco.

Hay quienes no.

Entre estos últimos están quienes tienen muy presente que la Segunda República Española, en nombre del españolismo, llevó a cabo actos represivos en suelo vasco.

Hoy, una placa en Trintxerpe señala el lugar en el que en 1931 se disparó en contra de una multitud que reclamaba derechos para los pescadores, con el resultado de siete personas muertas. En 1931 no gobernaba Franco, gobernaba la República.

Antes españoles que republicanos.

Así nos lo cuenta Naiz:


Pasaia recuerda con una placa a los siete fallecidos en la Masacre de Ategorrieta

La Guardia Civil disparó indiscriminadamente el 27 de mayo de 1931 contra una manifestación de unas 1.500 personas que marchaba de Trintxerpe a Donostia para reclamar mejores condiciones laborales para los trabajadores del mar.

El Ayuntamiento de Pasaia ha inaugurado este martes una placa que se ha colocado a las puertas de la Tenencia de Alcaldía del distrito de Trintxerpe en homenaje a las víctimas de la Masacre de Ategorrieta, cuando se cumple el 94º aniversario de estos hechos.

Al acto han acudido representantes de los partidos que integran la corporación pasaitarra, de la asociación Fato Cultural Galego Daniel Castelao y también algún edil de Donostia. Los presentes han depositado al pie de la placa varios ramos de flores para recordar que tal día como hoy, un 27 de mayo, pero de 1931, la Guardia Civil disparó contra una manifestación de unas 1.500 personas que había partido desde Trintxerpe y se dirigía a Donostia con lemas como ‘Queremos pan para nuestros hijos’ y ‘Libertad para nuestros compañeros’. Hacía mes y medio que se había proclamado la II República.

El origen de la protesta estaba en la huelga que llevaban a cabo los trabajadores del mar de Pasaia para reclamar derecho al descanso y sueldos más dignos. La noche anterior a la movilización, dos integrantes del sindicato Unión Marítima de Pasaia fueron detenidos, acusados de quemar efectos de pesca.

El balance de los disparos fue de seis fallecidos en el momento –José Carnes, Manuel Pérez, José Novo, Antonio Barro, Julián Zurro y Jesús Camposoto–, mientras que un séptimo, Manuel López, falleció unos días más tarde. Al menos treinta y tres personas resultaron heridas, algunas de ellas de bala. Es la peor masacre de trabajadores de la Historia de Euskal Herria, mayor que la producida en Gasteiz en 1976.

 

 

 

°

lunes, 26 de mayo de 2025

Raca Raca la Matraca Pepera

Nosotros, desde este blog de la diáspora vasca y para la diáspora vasca, opinamos que solo por esta burda artimaña esta ley debe ser aplicada al PP ipso facto, tan pronto sea aprobada por el Congreso.

Ya en su momento la infame Ley de Partidos Políticos fue aplicada sin miramientos en contra de Batasuna, ANV, EHAK y numerosas listas electorales, así que, no está de más mencionarlo.

Les dejamos con información acerca de la más reciente marometa franquista del PP vía Naíz:


El PP da la vuelta como un calcetín a una ley antifranquista para intentar hacerla «anti-ETA»

El PP ha hecho gala de «trilerismo» parlamentario para trucar completamente una ley aprobada por el Congreso. Le ha dado la vuelta como si fuera un calcetín para que no penalice a asociaciones franquistas sino a las que considere ligadas a ETA. Para más absurdo, la última palabra es del Congreso.

La ley para disolver asociaciones franquistas que aprobó el Congreso va a ir al Pleno del Senado totalmente transformada tras la aprobación este lunes del dictamen con las enmiendas del PP, que ha planteado en su lugar una reforma del Código Penal para poder ilegalizar asociaciones que considere próximas a ETA.

El PP, que tiene mayoría absoluta en el Senado, ya modificó esta ley por completo la semana pasada con la aprobación del informe de ponencia y este lunes ha ratificado los cambios con la aprobación del dictamen en la Comisión Constitucional de la Cámara Alta.

El siguiente paso es su aprobación en el pleno del Senado, donde saldrá adelante el nuevo texto por la mayoría absoluta del PP, aunque después tendrá que ir de nuevo al pleno del Congreso y allí la mayoría del bloque de investidura revertirá los cambios para volver a la ley original.

Objetivo: la apología del franquismo

La ley propuesta por el PSOE y aprobada ya en primera instancia en el Congreso pretende reformar la ley orgánica reguladora del derecho de asociación para incluir como causa de disolución la apología del franquismo, adaptando así esta normativa a la ley de memoria democrática.

Sin embargo, el PP argumenta que esta ley es inconstitucional, como señalaron los letrados del Senado en un informe, y el dictamen aprobado este lunes plantea no tocar la ley de asociaciones y reformar en su lugar el Código Penal, con el objetivo de introducir un nuevo supuesto de asociación ilícita.

En concreto, el nuevo texto elimina la apología del franquismo como causa de disolución de una asociación y pide poder declarar ilegales aquellas asociaciones que mediante el uso de la violencia, la amenaza o la incitación a la violencia promuevan cualquier régimen totalitario, independientemente de su ideología.

Además, el dictamen, tras una enmienda pactada entre UPN y el PP, incluye la posibilidad de declarar ilegales las asociaciones cuyas actividades supongan enaltecimiento o justificación de los delitos de «organizaciones terroristas» o de quienes hayan participado en su ejecución, así como las que menosprecien o humillen a las víctimas.

El nuevo preámbulo de la ley alude expresamente a ETA al defender ilegalizar aquellas asociaciones que por medios violentos promuevan valores incompatibles con la democracia, sin olvidar las situadas «en la órbita de grupos terroristas o que actúan como sus herederos políticos».

«Nada de trilerismo»

El dictamen ha sido aprobado con los votos a favor del PP y UPN y los votos en contra del resto de grupos presentes en la Comisión Constitucional, donde no hay ningún representante de Vox, partido que había presentado un veto (enmienda a la totalidad), que ha sido rechazado.

Durante el debate, el senador navarro del PSOE Toni Magdaleno ha acusado al PP de «trilerismo parlamentario» al hacer en el Senado un «cambiazo de leyes» con el que, en su opinión, «quieren ocultar que no apoyan disolver» las asociaciones franquistas.

«El PP sigue blanqueando tanto la dictadura franquista como a sus aliados, sucesores de extrema derecha, sucesores de la misma», ha añadido.

Por su parte, el senador del PP Antonio Silván ha denunciado que la ley del PSOE llegada del Congreso es una «chapuza jurídica» y ha asegurado que las enmiendas introducidas logran corregirla para no «vulnerar» derechos fundamentales, como el derecho a la asociación o a la libertad de expresión. «Trilerismo, no. Cumplir la Constitución y la legalidad, sí y siempre», ha dicho.

No es la primera vez que el PP maniobra usando su mayoría en el Senado contra leyes del Congreso que tienen que ver con Euskal Herria. Así lo hizo hace medio año para tratar de torpedear, sin ningún resultado, la reforma legal que erradicó el doble cómputo de condenas aplicado a presos vascos.



°

Solidarios Antifascistas Polacos en el '36

En Deía se ha publicado este reportaje acerca de los solidarios internacionalistas que acudieron al llamado para luchar codo a codo con los gudaris allá por 1936:

De Polonia al compromiso antifascista con Euskadi

Los sanitarios Estera Zibelberg ‘Estoucha’ y Abram Gostynski fueron dos del alrededor de cien internacionalistas que se sumaron a la lucha vasca durante los primeros compases de la guerra de 1936

Iban Gorriti

Más de un centenar de comprometidos internacionalistas luchó desde el primer compás de guerra en tierras vascas a favor de la democracia puesta en jaque tras el golpe de Estado protagonizado por generales españoles en julio de 1936. Hasta la fecha, los investigadores han acreditado la presencia de una mujer. “Solo hay una documentada, Estera Zibelberg, Estoucha, pero todo hace prever que hubo más y estamos intentando localizarlas”, justiprecia a DEIA el periodista donostiarra Aitor Azurki, quien ha batallado junto con el historiador hondarribiarra Aitzol Arroyo la publicación de un necesario libro sobre estas personas llegadas de la otra ribera del río Bidasoa y que la Diputación Foral del Gipuzkoa materializará con tinta sobre papel en 2026.

La enfermera Estoucha –algo así como Estercita en castellano- arribó al denominado Puente Internacional que une Hendaia e Irun junto a un joven. Ambos polacos. Ambos judíos. Ambos antifascistas. Ambos sabían castellano. Diferentes voces no han podido ratificar hasta la fecha que fueran pareja sentimental. Sobre ella y su tan rico como ejemplar bagaje memorialista, Azurki trabaja arduamente en un documental que ultima con la productora gasteiztarra Área Audiovisual. Al mismo tiempo, en estos días, se afanan en traducir el libro que su hijo, Georges Waysand, escribió sobre ella basado en extractos de las memorias de la antifascista. La editorial Alberdania hará posible el sueño que pudiera ser también una realidad en euskara. Residente en París, el descendiente de la internacionalista ha visitado agradecido Euskadi en los últimos tiempos. Con todo, en próximas fechas la ciudadanía irá descubriendo todos los detalles de una figura histórica más de las desconocidas de la guerra de 1936.

Si bien sobre Estoucha, quien acabaría siendo superviviente del campo de concentración de Mauthaussen, se ha escrito en más ocasiones, sí hay, entre otros, un dato inédito en las hemerotecas. La polaca natural de Kalisz estuvo presente en la villa de Durango tras la suelta de algunas bombas por parte de un piloto español que mató a milicianos en el frontón de la villa el 25 de septiembre de 1936. Ese ataque aéreo es anterior al planificado por tres potencias europeas del 31 de marzo de 1937 y ejecutado por la aviación fascista italiana. La judía dio testimonio de que presenció el fusilamiento que el bando republicano hizo como vendetta en el cementerio del municipio contra derechistas que había sacado del calabozo.

 De quien casi no se conocía dato alguno –salvo su presencia en un recomendable libro del escritor Miguel Usabiaga titulado Flores de la República– es de su camarada, Abram Gostynski. Aitzol Arroyo ilustra que el polaco fue estudiante de medicina en Bruselas –donde conoció a Estoucha– y que se afilió al partido comunista en 1935. “He venido a España, porque he comprendido que no es suficiente con ayudar al pueblo español recogiendo fondos, haciendo la propaganda, porque hace falta venir para vivir la guerra”. Este es un párrafo escrito en una carta que el combatiente remitió a la gallartarra Dolores Ibarruri Pasionaria en junio de 1940, cuando el franquismo ya cumplía un año de desgobierno en el Estado.

Gostynski pisó Irun el 8 de agosto de 1936 y automáticamente fue movilizado al frente, junto con Estoucha (ambos como ayudantes de sanidad) y ocho milicianos belgas, provistos de una ametralladora –muy popular en adelante–, que traían desmontada en una maleta. A mediados de aquel mes estival, fueron destinados a las cercanías de Andoain, lugar en que el periódico republicano Frente Popular se hizo eco de la arribada de internacionalistas y les dedicó una noticia que se publicó el día 16. Un día antes, casualmente, “sabemos, de su puño y letra, que fue herido en Ventas de Astigarraga. Con la caída del frente en Gipuzkoa y la creación del Ejército Vasco, Gostynski pasó al batallón comunista Perezagua, con el que estuvo en los frentes de Otxandio y Ubide, junto a los camaradas Juan Texeira y Manuel Eguidazu. En ese momento, se alistó al Partido Comunista vasco hasta finales de 1938”, apostilla Arroyo. También fue testigo de la Ofensiva de Villarreal a finales de 1936, donde “el Euzko Gudarostea sufrió una carnicería en batalla”, valora el investigador.

A inicios de 1937, el batallón comunista fue destinado a Asturias y participó en la toma del monte Pando. Con el inicio de la ofensiva golpista en Bizkaia, de nuevo fue movilizado al frente vasco y combatió tres meses en los frentes de Baratzar, Santo Domingo y Artxanda, siendo en este último herido por segunda vez. De allí, fue trasladado al Hospital de sangre de Santander en el que trabajó hasta los últimos días de la ocupación de la ciudad, donde con permiso del partido, salió en barco rumbo a París. Llegó a la capital gala el 25 de agosto de 1937 y “trabajó desde el primer día activamente en el Comité de Ayuda al Pueblo Español, situado en Cite Paradis”, agrega Arroyo.

El 15 de noviembre de 1937 fue arrestado por las autoridades francesas bajo el delito de presencia ilegal, siendo condenado a tres meses de cárcel. En mayo del siguiente año fue nuevamente detenido, estando esta vez cuatro meses bajo arresto. Al recuperar la libertad en septiembre, el Comité de Ayuda le recomendó huir del país y le ofreció la posibilidad de dirigirse a Suiza, donde se alojó en Lausana. Allí terminó sus estudios de medicina y se quedó hasta el 25 de septiembre de 1939. Ya había comenzado la Segunda Guerra Mundial. Viajó a Polonia de forma clandestina a visitar a sus padres. Posteriormente, se trasladó a Leópolis, en Ucrania, “al país de los obreros y campesinos”.

Arroyo concluye asegurando que se perdió su pista a partir de que el antifascista llegó a suelo soviético. “Conocemos toda su información y el nombre de combate que usó en la Guerra de 1936, Pierre Martel, ya que en 1940 escribió desde Leópolis dos cartas a Dolores Ibarruri, Pasionaria, en las que da cuenta de su periplo bélico y busca apoyo dentro de su partido, ya que según Gostynski, el partido le reconoció el estatus de emigrado político –derecho a obtener un pasaporte– y no tenía cómo demostrarlo”.

Azurki, por su parte, también tiene palabras de colofón para Estoucha, Abram y resto de internacionalistas que quisieron detener el avance faccioso español. “Ellos son dos ejemplos muy significativos, pero fueron más personas las llegadas. Todas ellas forman parte de esa iniciativa que tiene como objeto recuperar su historia y de valorizar ese sacrificio que hicieron viniendo a Euskadi. Es sumamente importante traerlos ahora hasta nuestros días”. 




°

domingo, 25 de mayo de 2025

La Cádiz Vasca

Desde el portal de Diario de Cádiz traemos este artículo que retrata la complejidad de la diáspora vasca. 

El mismo, nos detalla las andanzas de vascos que salieron de su tierra natal para asentarse en Andalucía.

Lean acerca de sus aportes a las calles, plazas y edificios gaditanos:


Huellas de los vascos en Cádiz: un recorrido por la ciudad

Gaditano y descendiente de vizcaínos, el autor plantea un recorrido por la impronta de este pueblo en la capital gaditana desde Alfonso X El Sabio hasta nuestros días 

Antonio Anasagasti Valderrama 

Si quisiéramos hacer un recorrido por el pasado de Cádiz y su relación con el País Vasco, yo recomendaría empezar por la Plaza San Juan de Dios y dirigirnos hacia la calle Pelota. El nombre de esta vía se debe a que antiguamente en ese lugar existían murallas que eran aprovechadas para practicar el juego de la pelota y sus muros se utilizaban a modo de frontón. Hoy en día ese deporte ha desaparecido en Cádiz. Los últimos frontones que se usaban en la ciudad fueron los edificados en el colegio San Felipe Neri de Puerta Tierra hasta la remodelación de su patio original.

No obstante, el rótulo de esa arteria de la ciudad no fue el mismo. De 1640 a 1855 sí fue así, pero en ese último año cambió su denominación por la de Alfonso X el Sabio hasta que, en 1980, con el primer ayuntamiento democrático tras la transición, recobró su nombre original. Sin embargo, ese monarca fue muy importante para la ciudad ya que la reconquistó en 1262 para integrarla en el reino de Castilla y, además, concedió a la villa seo (catedral) y alfoz (organización castellana con funciones fiscales, judiciales y militares), por su situación estratégica. Ahora bien, ese rey expulsó a los musulmanes que vivían en ella y quiso repoblar la ciudad con trescientos colonos cristianos. Atendieron a ese llamamiento pobladores mayoritariamente de origen cántabro, pero también vascos (un diez por ciento del total). Así arribaron colonos de Bermeo, Valmaseda, Ondárroa, Guetaria, Gorraiz y Orrio. Asimismo, llegó uno de Bayona. 

Si torcemos por el arco del Pópulo nos adentraremos en el barrio medieval del Pópulo y seguiremos hasta la iglesia de la Santa Cruz o Catedral Vieja. En ella se encuentra próximos al altar, en la parte superior derecha, el escudo Vizcaya y, en la izquierda, los antiguos blasones de Guipúzcoa. Ambos emblemas formaban parte de la desaparecida capilla de los Vizcaínos que fue construida en 1583 bajo la advocación de la Virgen de las Angustias. En ese oratorio se agrupaban los vascos en cofradía, de la misma manera que proliferaban en la población distintos adoratorios o capillas donde se reunían diversas comunidades, como, por ejemplo, la de los genoveses que permanece aún en la Catedral Vieja o la de los franceses en la iglesia de San Francisco. La comunidad vasca prosperó en Cádiz al amparo del mar. Así, el antecedente de las escuelas náuticas fue el Colegio de Pilotos Vizcaínos, sito en Cádiz, en la que era necesario ser de origen vascongado para ser miembro. La fecha exacta de la instauración de este colegio gremial no se sabe con exactitud, pero fue anterior al 1500, pues la primera referencia documental que lo aludía es una cédula de los Reyes Católicos de 18 de marzo de ese año. La Escuela de Náutica de Cádiz como institución educativa nacería más tarde en 1804, dentro de la Academia de Matemáticas y Comercio del consulado de Cádiz.

Además, hay constancia de que en 1693 el italiano Gaetano Pietro Patalano realizó trabajos en Cádiz para la capilla de los Vizcaínos de la Catedral Vieja, pero su iconografía ha sido dispersada, en concreto:

– Cuatro esculturas figuran en la actual catedral. Las de san Fermín y san Martín de Aguirre, en la Capilla de la Asunción, y las de san Francisco Javier y san Ignacio de Loyola, en la Capilla del Corazón de Jesús.

–El altorrelieve la Coronación de la Virgen en la propia a Catedral Vieja, junto al altar de la Virgen Santísima de la Trinidad (perteneciente a la cofradía del Medinaceli). 

Seguidamente nos acercaremos al arco de los Blanco y veremos la zona en donde estuvo el antiguo castillo de la villa y en donde se instaló la Academia de la Real Compañía de Guardiamarinas, que es un antecedente de la actual Escuela Naval Militar. Su fundación data de 1717 por orden previa del cardenal Giulio Alberoni, máximo responsable del gobierno de la Corona, regentada por Felipe V. Este religioso conmina al almirante Andrés de Pez, gobernador del Consejo de Indias, natural de Cádiz, pero de descendencia vizcaína, a poner en marcha el proyecto. A finales de 1716 se envían delegados a las distintas provincias marítimas para elegir a los cadetes. El núcleo inicial de los guardiamarinas fue esencialmente guipuzcoano, en concreto 28 llegaron de esa zona, además de 4 gallegos, 3 navarros, 3 italianos, 3 vizcaínos, un catalán, un castellano y un francés cuyo padre servía el rey de España (en total 44 cadetes). Y el motivo de ese éxito fue la gran movilización obtenida por el capitán general de Guipúzcoa, el príncipe Campoflorido, que incluso reclutó a su propio hijo Stefano Reggio Gravina Branciforte, para la causa. Esa escuela permaneció en la ciudad más de 50 años hasta que el 15 de septiembre de1769 se traslada a San Fernando.

Nos encaminaremos hacia el arco de Garaycoechea junto al mercado de abastos de Cádiz. Su nombre se debe al propietario que efectuó la demolición en 1765 y nueva construcción de una casa en ese paraje. En concreto hablamos de Pedro Garaycoechea Ursúa, que la adquiere de su padre en 1675. Su progenitor, Pedro Garaycoechea, era natural de Lesaka, Navarra, ostentó el cargo de almirante de la Flota de la ruta Manila a Acapulco y se casó con Feliciana de la Pasión y Ursúa, natural de valle del Baztán, Navarra. Al efectuar la obra le obligaron a respetar la servidumbre de paso y por tanto tuvo que efectuar una abertura en la planta baja y comunicarla mediante un arco. El edificio ha permanecido casi intacto hasta hoy.

De aquí nos marcharemos hacia la iglesia del Rosario, en donde encontramos un escudo de Navarra. Ya en 1785 el navarro Juan Bautista Ustáriz, conde de Reparaz, se reúne con varios paisanos suyos y solicitan al obispo una capilla en esa iglesia en honor a san Fermín para una asociación piadosa que habían constituido. Esa comunidad no se consolidó y como consecuencia de ello las obras del retablo del oratorio tardaron más de la cuenta y no concluyeron hasta 1797, gracias a la donación resolutiva del Marqués de Valde-Iñigo, sin la cual no hubiesen acabado. El retablo del adoratorio, de mármol, es obra de Torcuato Benjumeda y en el centro, dentro de una hornacina, preside una escultura de san Fermín. Esta talla se le atribuye al escultor Cosme Velázquez junto con las esculturas laterales de los santos navarros: san Ignacio de Loyola y san Francisco Javier.

De allí nos trasladamos a la plaza San Agustín para visitar la iglesia San Agustín. Destaca la portada principal de mármol que data de 1647, con la imagen de su titular, San Agustín, dentro de una hornacina con perfil de concha o avenerada. Este templo fue financiado por el legado de Sancho de Urdanibia, que nació en Irún en 1585. Ejerció como marino y estuvo durante 35 años destinado en la Flota de Indias, siendo nombrado almirante de la Armada en1542 por Felipe IV. Su apellido procede de la madre. Este hombre y perteneció al grupo de marinos, cargadores a Indias (mayoristas que embarcaban materias primas y productos a gran escala) y mercaderes (en pequeña escala) vascos y residentes en Cádiz que impulsaron la cofradía de la Humildad y Paciencia junto con Diego de Aguirre, guipuzcoano de Lezo, el donostiarra Manuel de Irisarri, y el también donostiarra Antonio de Layust (dueño del galeón Trinidad), en 1642. Antiguamente a esta cofradía se le denominaba vulgarmente como la Cofradía de los Vizcaínos.

Debido a esa financiación del templo con fondos de vascos podemos apreciar junto al altar mayor a la izquierda, adosados en las pechinas de la bóveda que forma la cúpula, en concreto en cada una de las cuatro esquinas, los respectivos escudos de Vizcaya, Guipúzcoa, Álava y Navarra, en agradecimiento a esos mecenas. El altar mayor fue realizado por Pedro Ángel Albisu, arquitecto de Zumárraga, Guipúzcoa, nacido en 1753. Este hombre llega a Cádiz en 1779, y fue nombrado el 16 de octubre de 1783 arquitecto mayor de la ciudad en sustitución de Torcuato Cayón. En Cádiz actúa también en el matadero municipal de 1803, la escuela de comercio del consulado gaditano y en el actual edificio de la UNED en la plaza San Antonio. 

Aunque no pasaremos por allí, hay que mencionar que el origen y antecedente del Hospital de Mujeres de Cádiz lo situamos en 1634, cuando dos de los albaceas del testamento de Diego de Aguirre (Manuel de Iriberri y Antonio de Layust) destinaron parte de la herencia a comprar varias casas en la calle de la Carnicería del Rey para atender a las mujeres enfermas.

Después nos acercaremos a la verja del muelle y miraremos hacia los astilleros cercanos para recordar a los tres hermanos Vea Murguía, Juan, Miguel y José, originarios de Álava, más concretamente de la localidad de Murguía. Esta familia consiguió levantar un astillero el 23 de junio de 1891 en el barrio de San Severiano. A decir verdad, este no fue el primer astillero en Cádiz capital, pues antes estuvo en marcha, en Puntales, otro del inglés Thomas Haynes, en 1840. El proyecto final de los hermanos Vea Murguía era bastante más ambicioso y no terminaron el dique seco y ni un varadero previsto por el ingeniero de Marina Cayo Puga. Debido a problemas técnicos y económicos se incorporó un nuevo accionista mayoritario, Ignacio Noriega, y pasó a llamarse Vea Murguía Hermanos, Noriega y Cía.

En 1917 estos astilleros fueron comprados por la naviera Echevarrieta y Larrinaga que funda los astilleros Echevarrieta y Larrinaga, propiedad de Horacio Echevarrieta y Larrinaga. Este empresario nace en Bilbao en 1870 y fue un industrial que se introdujo en muchos sectores económicos, desde la posesión de minas hasta el mundo periodístico, como también en la aerolínea Iberia, o en los saltos del Duero que se convertirían en la empresa Iberdrola. 

Destacan entre sus construcciones el buque escuela Juan Sebastián de Elcano que sigue surcando los mares, y el submarino E-1. Este sumergible se realizó con la participación y asesoramiento de Wilhelm Canaris, que llegó a ser almirante y jefe de inteligencia de la Wehrmatch alemana durante el nazismo. Este submarino fue el más moderno de su época y sirvió de modelo para el desarrollo de los posteriores y famosos submarinos nazis U-Boot de la segunda guerra mundial. En principio iba a ser destinado a la Armada española dentro de una serie de 6, tras un acuerdo verbal entre el industrial y el rey Alfonso XIII. La previsión era postergar la firma para cuando se comprobase que el prototipo funcionara perfectamente, pero dado que llegó en medio la República ese acuerdo no fue ratificado y el submarino construido fue a parar a la marina turca.

El 18 de agosto de 1947 el astillero sufre los efectos la explosión de Cádiz como consecuencia de la deflagración de minas y cargas submarinas de la Armada depositadas en un almacén de la fábrica de Torpedos, cercano al lugar. Consecuencia de lo cual, el Consejo de Ministros interviene los astilleros el 14 de enero de 1951 para garantizar los puestos de trabajo.

Finalmente, como fuera de la visita, habría que reseñar la Banca Aramburu que dio origen al Banco de Cádiz, que, aunque fue creado por un gaditano de nacimiento, José Antonio Aramburu y Fernández, su ancestro, Juan Antonio Aramburu Echezarreta, procedía de Zumárraga. Del paso de esa familia queda el magnífico edificio de la Plaza San Antonio número 1, de estilo ecléctico-historicista.

La visita terminaría aquí, recordando que ha habido y hay otros vínculos en la ciudad con los vascos, como son las peñas del Athletic de Bilbao. Hubo una en la calle Villalobos. Hoy pervive la peña Bilbaína Gaditana en la calle Compañía. De hecho, yo me aficioné al Cádiz después de un partido de copa de entre el Cádiz, que estaba en ese tiempo en Segunda, y el Athletic, celebrado el 3 de mayo de 1970, que acabó 1 a 1. Mi padre, aita, cerró el restaurante Achuri, de cocina vasca, que regentaba en la calle Plocia, y fundado por él en 1947, para verlo. El mítico Iribar fue el portero titular de ese encuentro. 

 

 

 

° 

Entrevista a Jexus Arancegi

Desde el portal de Izquierda Revolucionaria traemos a ustedes esta entrevista a Jexus Arancegi en la que se pone contexto a la lucha popular en contra de la central nuclear de Lemoiz.

Adelante con la lectura:


"Lemoiz: la fuerza del pueblo que frenó una central nuclear"

Paramos Lemoiz, también pararemos lo que venga | Jexus Arancegi | Militante de Ezquer Iraultzailea.

Este 2025 se cumplen 50 años del inicio del movimiento contra las nucleares en Euskal Herria. Durante la segunda mitad de la década de los 70 del siglo XX, el movimiento adquirió una fuerza impresionante, movilizando a cientos de miles de personas en las calles y poniendo en jaque a los sucesivos gobiernos de UCD y el PSOE. Dichos gobiernos pretendían llevar adelante un plan salvaje de nuclearización de Euskal Herria. La lucha contra la central de Lemoiz, en Bizkaia, se convirtió en un punto de referencia de la lucha ecologista y anti nuclear a nivel global. Finalmente, en 1984 se renunciaba al plan de poner en marcha los reactores en Lemoiz, lo que supuso un gran victoria del movimiento. Charlamos de todo ello con Jexus Arancegi, militante de Ezker Iraultzailea y participante en primera línea del movimiento anti nucleares.

Euskal Herria Sozialista: ¿Cómo y cuándo empezaste a participar en las protestas contra la central nuclear de Lemoiz?

Jexus: La conciencia ecológica y social en Euskal Herria empezó a despertar con fuerza en los últimos años del franquismo. A principios de los años 70, supimos que Iberduero (ahora Iberdrola) y el Estado español querían construir cuatro centrales nucleares en Hego Euskal Herria: una en Lemoiz (Bizkaia), otra en Ispaster (con un proyecto monstruoso de seis reactores), y dos más en Deba y Tudela. En total, planeaban 12 reactores, cada uno de más de 1.000 megavatios. Aquello fue el punto de partida.

En 1974 comenzaron las obras de Lemoiz, y pronto se convirtió en epicentro de la lucha. Los grupos universitarios empezaron a hablar sobre los peligros de la central, y con mi grupo de amigos comenzamos a organizarnos junto a colectivos jurídicos y técnicos. Empezamos a informar al pueblo: los riesgos, los impactos ecológicos y sociales, y las estructuras de poder capitalista que había detrás. No era sólo una cuestión técnica, sino un ataque directo contra la autodeterminación del pueblo.

El accidente de Three Mile Island en EE.UU. ocurrió en 1979, pero para entonces ya sabíamos perfectamente lo que nos jugábamos. En toda Europa se multiplicaban las protestas antinucleares, el espíritu del Mayo del 68 seguía vivo, y en Euskal Herria la lucha por la libertad y la autodeterminación estaba en plena ebullición.

EHS: ¿Qué clima social y político se vivía en aquella época, y cómo era la actitud del pueblo frente a la central?

Jexus: La segunda mitad de los 70 y principios de los 80 fue una época de lucha en Euskal Herria. El movimiento obrero estaba muy vivo: huelgas generales, movilizaciones sectoriales, luchas por convenios colectivos… La inflación era altísima y la precariedad laboral generalizada. En mi caso, empecé a trabajar con 14 años. En 1977 hacía 55 horas semanales y cobraba 173 euros (en valor actual). Éramos una familia numerosa, todos los hermanos trabajábamos y todo lo que ganábamos lo aportábamos en casa, y nuestra madre nos daba una paga pequeña.

En el pueblo había rabia, pero también esperanza y confianza en que las cosas podían cambiar. No éramos la generación de nuestros padres, habíamos perdido el miedo, y eso nos hizo estar dispuestos a luchar. Incluso la Iglesia —su sector más progresista, vinculado a la Teología de la Liberación— se posicionó a favor de la lucha en muchos pueblos. Se hacían encierros en iglesias, acampadas en ayuntamientos, y todos los domingos había manifestaciones con asambleas.

El movimiento popular se estructuró de forma horizontal, desde abajo, sin depender de los partidos políticos. En cada pueblo nacieron comités antinucleares, y el lema era claro: "Nucleares no, gracias". Esa resistencia fue la verdadera muralla contra la central.

EHS:¿En qué acciones participaste tú, y qué recuerdos guardas con más fuerza?

Jexus: Nos organizábamos en cuadrilla, y nos reuníamos en la iglesia como parte de las Comunidades de Base. Participábamos en asambleas abiertas, y las decisiones se tomaban entre todas y todos. Era una nueva forma de hacer política: horizontal, participativa y transparente.

Uno de los momentos más potentes que recuerdo fue el 14 de julio de 1977: 200.000 personas nos manifestamos contra Lemoiz en Bilbao. Por primera vez, el movimiento popular mostró que se podía parar una central nuclear. La presencia de la Guardia Civil era abrumadora; la zona de la central estaba armada hasta los dientes, y pasar de ahí habría supuesto una masacre. Aun así, no dimos un paso atrás.

EHS: La actividad de ETA y la violencia estuvieron presentes. ¿Cómo viviste esa situación dentro del movimiento?

Jexus: No se puede negar: hubo muchos sabotajes armados. ETA colocó varias bombas en las instalaciones de la central, y en 1981 secuestró y asesinó a José María Ryan, ingeniero jefe de Lemoiz. ETA exigía la paralización de las obras para su liberación. El gobierno se negó.

En aquella época, ETA contaba con un apoyo popular importante, y los sabotajes eran entendidos como parte de la estrategia de lucha. El Estado español se negaba a convocar un referéndum, y nosotros estábamos en la calle por miles. Toda presión era poca.

Es cierto que el movimiento popular defendía la acción directa y no violenta. Pero no se puede entender la lucha de Lemoiz, ni en general la situación en Euskal Herria durante los 70 y 80, sin tener en cuenta la presencia de ETA. Eso es memoria histórica: no justificar, sino comprender el contexto.

EHS: ¿Qué opinión tienes hoy sobre el eco de aquella lucha? ¿Crees que las generaciones posteriores la conocen bien?

Jexus: Sinceramente, la victoria de Lemoiz ha sido silenciada. No aparece en los libros escolares, ni en documentales, ni en los medios. El pueblo logró frenar una central nuclear con lucha popular —y eso no interesa ni a Iberduero ni a las estructuras del sistema capitalista.

Las nuevas generaciones tienen una conciencia ecológica alta, como se ha demostrado en las masivas movilizaciones y huelgas estudiantiles contra el cambio climático, pero hay que dotar a esa lucha de un programa anticapitalista. Hoy en día, si un proyecto como Lemoiz se intentara de nuevo, no tengo duda de que la juventud y el pueblo volverían a hacerle frente. Lo vimos con el movimiento contra el vertedero de Zubieta.

EHS: ¿Qué puede aprender hoy el movimiento ecologista de la lucha contra la central nuclear de Lemoiz?

Jexus: Lemoiz nos enseñó que organizando y luchando se puede ganar. Hoy, el sistema capitalista es la mayor amenaza para nuestra salud y el medio ambiente. Lo que llaman "energía limpia" está en manos de intereses privados. Los medios son suyos, el relato también.

Por eso, necesitamos memoria histórica. Un pueblo que no recuerda su historia está condenado a repetirla. Lemoiz fue una victoria histórica, y demuestra que se puede hacer frente al proyecto del Estado y del capital. Y no solo resistiendo: también construyendo alternativas, poniendo la vida en el centro, reforzando el camino de la autogestión.

Luchamos contra Lemoiz, y ganamos. Esa es nuestra historia. Y ese debe ser también nuestro futuro.




°

Los 21 Siglos de Iruñea

Iruñea, la capital de todos los vascos, celebra sus 21 siglos de existencia.

Aquí el relato entre los histórico y lo literario que ha publicado Naiz:



Hace 2.100 años, el general romano Pompeyo fundó la ciudad de Pompelo en el espacio ocupado por un asentamiento vascón y que fue escenario de un particular sueño que tuvo el escritor de literatura de terror Howard Phillips Lovecraft. Esta es la historia de esa Iruñea romana.

Como está recordando el Ayuntamiento con una amplia programación, hace 2.100 años era fundada Pompelo, la Iruñea romana que fue escenario hace un siglo de un particular sueño del escritor Lovecraft, el maestro de la literatura de terror.

Lo experimentó la noche de Todos Los Santos del año 1927 y ese sueño lo recogió en una carta que, en el verano de 1940, fue publicada de manera póstuma en la revista ‘Scienti-Snaps’ con el título ‘La antigua raza’.

Esa particular pesadilla la sufrió después de haber leído libros sobre la Antigua Roma y «la fiesta de Difuntos con sus ceremonias brujeriles», y aunque no era la primera vez que soñaba que era un tribuno militar a las órdenes de Julio César en las Galias, «este sueño me ha impresionado mucho».

Se desarrollaba «en la ciudad provinciana de Pompelo, a los pies de los Pirineos», y al final de la República, «ya que la provincia aún no estaba gobernada por un procónsul senatorial». Incluso la describe señalando que es «pequeña» y que se ven «las piedras recién colocadas de los edificios enormes del foro y las paredes de madera del circo».

A ese lugar llega procedente de Calagurris con el objetivo de acabar con una antigua raza que puebla las colinas que rodean la ciudad y que al comenzar noviembre realizan rituales malignos y secuestran a algunos habitantes del lugar, que desaparecen para siempre.

Vascones «de negras barbas»

Sobre la población de Pompelo, Lovecraft señala que en su sueño ve «colonos de Roma y nativos romanizados de negros cabellos, junto con gentes mestizas por las uniones entre ellos, vestidos con suaves túnicas, y legionarios armados y hombres de negras barbas llegados de las cercanas tribus de los vascones».

La antigua raza es diferente, ya que tiene «un cortante lenguaje que los vascones no podían entender» y los mensajeros que llegaban a enviar tenían los ojos «pequeños y amarillentos».

Para acabar con la amenaza que representa, el tribuno del sueño que es Lovecraft decide lanzar un ataque, aunque piense que eso podría provocar una rebelión por parte de unos vascones temerosos de la respuesta de esos misteriosos seres.

Sin embargo, el romano insiste en su idea, ya que «los salvajes vascones eran como poco turbulentos e inciertos, de tal forma que un encuentro armado con ellos era inevitable más pronto o más tarde, fuesen cuales fuesen los cuidados que dispusiéramos». Pero añade que «en el pasado no habían demostrado ser serios adversarios para las legiones romanas».

Aboga por atacar porque considera que «podría ser peligroso que los mandos de la Roma imperial no tomasen medidas para proteger a sus ciudadanos» y que «el éxito de la administración de una provincia dependía en primer lugar de la seguridad de los elementos civilizados en cuyas manos descansaban los resortes del comercio y la prosperidad, y por cuyas venas circulaba la sangre del pueblo romano».

Tras convencer a las autoridades, se pone al mando de una cohorte, que se adentra de noche por tupidos bosques en medio de un «horrible batir de tambores» de sus enemigos. Hasta que, en un momento dado, el terror se adueña de los legionarios, que se dispersan «gritando en la oscuridad».

En ese momento, Lovercraft despertó e impresionado, decidió comprobar qué podía haber ocurrido. Entonces descubrió que «no existe ninguna crónica del destino de aquella cohorte, pero la ciudad, al menos, fue salvada. Las enciclopedias hablan de la existencia de Pompelo en nuestros días, cuyo nombre contemporáneo es Pompelona».

El poblado vascón convertido en ciudad romana

El maestro de la literatura de terror no escribió bien el nombre castellano de la ciudad actual, pero ¿hasta qué punto la Pompelo que aparecía en su sueño se ajustaba a la histórica? La ciudad romana se fundó en el emplazamiento de un asentamiento vascón de cierta relevancia por su denominación, Iruñea, y que constaba de dos espacios, uno situado en el lugar que ahora ocupa la zona del Archivo General de Nafarroa y otro en el espacio del complejo de la catedral, que sería el que se romanizó más intensamente.

Su creación se produjo durante la presencia de Pompeyo en suelo vascón para combatir a Sertorio, dentro de una guerra civil romana en la que tuvo lugar la destrucción del poblado de Irulegi.

El general romano pasó el invierno del 75 al 74 antes de Cristo con los vascones y entonces habría fundado la ciudad, dándole su nombre en una «representación de su triunfo» sobre Sertorio y con el objetivo de «acrecentar su clientela en la región», según señala el historiador Luis Amela Valverde.

La relación entre Pompeyo y Pompelo proviene de una cita del geógrafo Estrabón, quien la califica de «la ciudad más importante de los vascones» y añade que el nombre vendría a significar Pompeiopolis, es decir, la ciudad de Pompeyo.

El líder militar se habría decantado por ese lugar por su ubicación estratégica en un altozano situado entre los pasos pirenaicos y el valle del Ebro, y donde podía recibir fácilmente provisiones y refuerzos desde el norte de la cordillera.

Ese fue el germen de una nueva urbe romana, aunque, «étnicamente, la ciudad seguirá siendo una población vascona», según señala el historiador José María Jimeno Jurío en su libro ‘Historia de Pamplona y de sus lenguas’.

Sus habitantes no disfrutaban de la ciudadanía romana y tenían que pagar un tributo. Esa condición de ciudad estipendiaria sería consecuencia de sus vínculos con el gran rival de Julio César y que terminó siendo derrotado por este en la guerra civil en la que se enfrentaron por el dominio de la República romana.

A pesar de su conexión con el vencido Pompeyo, la ciudad fue prosperando y tiempo después se empezaron a levantar edificios notables, alguno decorado con elegantes pavimentos. En esos inmuebles se alternaría la tradición indígena con el estilo romano y fueron decorados al gusto de Italia.

La urbanización de la ciudad siguió las concepciones romanas, con el kardo maximus (calle de norte a sur) en dirección a Dormitalería y que se cruzaría con el decumanus perpendicular, la actual calle Curia. En lo alto del cerro estarían el foro y el macellum o mercado público. Este último fue edificado siguiendo el modelo romano, con patio porticado rectangular flanqueado por columnas, y las tabernas, tiendas donde los hortelanos y otros venderían productos de la tierra e importados.

La población fue aumentando y empezó a importar vasijas de cerámica desde la Toscana, pero sobre todo desde la cercana Galia, que estaba más industrializada.  

En un primer momento, vivió una época de transición en la que circularon monedas de caracteres ibéricos acuñadas en las cecas vasconas, como la de Bascunes, y las piezas romanas.

Época de esplendor

Durante el cuarto final del siglo I comenzó «la fase más esplendorosa» de Pompelo, según señala Jimeno Jurío a partir de las excavaciones realizadas durante décadas por María Ángeles Mezquíriz y su equipo. Se renovaron las losas y calzadas de las calles, y se levantaron nuevas mansiones señoriales y edificios públicos. Se implantó el refinamiento y se instalaron dependencias termales en los sótanos.

Muestra de ese esplendor son los mosaicos del siglo II localizados en la actual Nabarreria. Fueron encontrados a mediados del siglo XIX y representan un recinto amurallado dibujado con teselas negras y blancas, los mismos colores de otro que representa un hipocampo, y un tercero hecho con piezas polícromas está decorado con la lucha de Teseo y del Minotauro. También se encontraron diferentes restos de estatuas, monedas, cerámica y el llamado togado de Pompelo, que, según la última interpretación, representaría a una niña.

A principios del siglo II, la ciudad era un municipio, ya que se sabe por una inscripción hallada en Arre que contaba con duunviri. Estos se encargaban de la funciones rectoras municipales junto a ediles y cuestores. Eran dos magistrados elegidos anualmente con poderes judiciales y coercitivos, mientras que los ediles se encargaban de la inspección de mercados, calles y caminos, y los cuestores administraban el erario público.

Además, los duunviri tenían unas competencias militares que se extenderían por Iruñerria, donde se conserva el término Zendea, que procede de la palabra centenna y que hace referencia a la subdivisión administrativa de un municipio en la que se podía reclutar un centenar de hombres para la guerra.

Jimeno Jurío considera que el estatus de municipio sería consecuencia del edicto de Vespasiano que concedió el Ius Latii, que eximía a los pueblos indígenas del pago del stipendium, los federaba al Estado y abría a los vecinos la posibilidad de obtener la ciudadanía romana.
Pompelo estaba enclavada en la vía de Tarragona a Oiasso, pero sobre todo formaba parte de la ruta que unía Burdeos y Astorga. A través de esas vías se realizaban los intercambios comerciales, una actividad que tuvo su importancia en la Pompelo romana.

Una muestra de ese pujante comercio fue encontrada durante unas excavaciones arqueológicas en la calle Aldapa, donde fue hallado el anillo-sello del comerciante Lucius Cornelius Celsus, con su nombre grabado en relieve, como se recoge en ‘Historia ilustrada de Euskal Herria’. Serviría para marcar los precintos de cera con los que se sellaban y certificaban sus documentos, así como para precintar los productos con los que comerciaba y que podían exportarse.

Más grande de lo que se pensaba

Sobre las dimensiones de Pompelo, los hallazgos arqueológicos han obligado a introducir cambios en la visión comúnmente aceptada de que no sería más extensa que la Nabarrería medieval. Las obras para realizar el aparcamiento de la plaza del Castillo sacaron a la luz un gran complejo termal, lo que indicaría que la superficie de la ciudad era notablemente más amplia.

Que fuera bastante más grande vendría a confirmar la descripción de la ciudad que aparece recogida en el texto ‘Laude Pampilona epistola’ y que habría sido escrita en el siglo V. En la misma se detalla cómo eran las murallas de la ciudad, que contarían con 67 torres de 16,38 metros de anchura por 21,84 metros de altura, y con unos lienzos entre ellas de 4 metros de ancho por 10 de alto.

A partir de esos datos, el historiador Tomás Urzainqui concluye que el perímetro amurallado de Pompelo, que tendría siete puertas, sería de alrededor de 3.000 metros, por lo que ocuparía una superficie de más de 30 hectáreas, tres veces superior a la establecida tradicionalmente.

De hecho, ya existía una tradición que situaba un templo dedicado a Diana en el lugar donde se encuentra actualmente la iglesia de San Saturnino y cuya presunta presencia es recordada actualmente por un mural situado en un edifico cercano.

En esa ciudad cohabitaban el latín y el euskara hablado por la población originaria del lugar, aunque la lengua foránea era la utilizada de manera oficial. Esa vida en común dejó una huella en el euskara, que cuenta con una serie de palabras que tienen su origen en la lengua del Lacio, como son diru (denarium), tipula (cepullam), ahate (anatem), gaztelu (castellu), gerezi (cereseam), lore (florem), zartagin (sartaginam), marrubi (marrubium) o kaiku (caucus).

Dos ataques de los bárbaros

Pompelo fue atacada en dos ocasiones durante las invasiones bárbaras. La primera tuvo lugar en el año 276 y la arrasó, ya que una gruesa capa de tierra quemada cubrió los empedrados de las calles. Ese ataque hizo que quedara desierta durante unos años.

Tras esa destrucción se levantó de nuevo la ciudad, aunque hasta variando el trazado de las calles. Para construir las viviendas se aprovecharon materiales de los inmuebles arrasados.

Con el objetivo de protegerla, se levantó una muralla que discurría en uno de sus tramos por la zona que ocupa actualmente el claustro de la catedral. De hecho, en esa zona e integrada en los edificios del complejo catedralicio, se conservaría una puerta de esas murallas.
Cerca de ese lugar se descubrió durante unas excavaciones una plaza pública con dos fuentes que debían de tener un carácter sagrado, ya que en su interior se localizaron miles de monedas lanzadas a modo de ofrenda.

El segundo gran ataque de los bárbaros tuvo lugar en el siglo V y no pudo ser evitado a pesar de que se habían tomado algunas medidas al respecto. Así se recoge en una carta del emperador Flavio Honorio dirigida a Pompelo en el año 408 en la que se alaba la organización de la defensa contra esos invasores por parte de las milicias de la ciudad, que debían tener la misma retribución que las de las Galias.

Esa nueva oleada bárbara supuso el final de la Pompelo romana y el comienzo de una transición que terminaría convirtiendo a la ciudad en la capital del reino que fundaron los vascones en el siglo IX.

 

 

 

°

sábado, 24 de mayo de 2025

Egaña | Mayo de Flores sin Flores

Les invitamos a leer y a reflexionar sobre este texto que Iñaki Egaña ha compartido en su cuenta de Facebook:


Querido José Luis:

Supe que tenías 13 años cuando fuiste evacuado en el Habana hacia la URSS. Los bombardeos sobre Bizkaia eran intensos, la apatía internacional ante la agresión nazi extendida. Los lloros de tu madre eran por partida doble. Tu padre combatía en el frente, bajo la lluvia a la espera de la derrota, mientras tú marchabas a un exilio agrietado por la incertidumbre. Tus hogares fueron Kiev y Moscú. Supongo que seguiste por la radio -ya chapurreabas el ruso con cierta soltura- la invasión de aquellos casi cuatro millones de soldados del Ejército alemán. Removiste los despachos hasta que te aceptaron en la escuela de pilotos de Borisoglebsk. Llegaste a sargento de dos divisiones de caza e incluso abatiste a cinco aviones enemigos. En tu Eibar natal se sintieron orgullosos de ello, aunque con retraso, nada menos que medio siglo de espera. Porque como ya sabes, el nazismo triunfó en la Península. No lograste derribar un sexto avión nazi, como los que habían bombardeado Gernika, porque un maldito 2 de mayo, una ráfaga arruinó tu vida. Joder, José Luis. Que sólo tenías 19 años. Entonces supe quién eras: José Luis Larrañaga Muniategi.

Aquel mayo de 1943 fue imposible olvidar. Como tantos otros. Ya cantaba un paisano tuyo, muchos años después, una canción que… iba a escribir “triste”, pero prefiero rectificar. Una canción llena de rabia: “mayo de flores sin flores, mayo cornudo y castrado. Para qué coño sin vida queremos un mes de mayo”. Y es cierto, José Luis. Con esa visión periférica que tenéis aquellos que nos precedisteis, ya habrás observado que ganasteis la guerra al nazismo pero décadas más tarde, estamos en 2025, su ideología se expande como la niebla que acogota en el Serantes de la melodía del mayo castrado, como la escarcha del monte Urko que acuna a tu Eibar soñada.

Esta primavera ha sido extraña, mayo irreconocible, aunque podía usar otros sinónimos para adornar la frase. Los tilos aún no han florecido con sus hojas olorosas, en las cimas los abedules se muestran desganados y aunque en la costa el verde nos abruma, apenas han acudido los vencejos, precursores de las golondrinas que remolonean desde África antes de cruzar el estrecho hacia Europa. Ni rastro aún de las bandadas de grullas que se dirigirán a las estepas del norte aunque he de confesarte que los txantxangorris ya nos marcan su territorio en parques y bosques con su canto. Al parecer, las mariposas de esta época aún siguen invernando, perezosas más que nunca. Yo al menos no he visto ni siquiera aquella de color azufre, que suele ser la primera en despertar.

Entre estas anomalías, una de ellas absurda. Se han celebrado, con la pompa y suntuosidad que se esperaba, el 80 aniversario del fin de aquella guerra que no viste concluir. Tus colegas entraron en Berlín a los tres años exactos de tu muerte, dando por concluida la contienda más mortífera de la historia de la humanidad. En esta ocasión, una parte de los vencedores, aquella que dice representar “los valores de Occidente”, organizó su propia fiesta, excluyendo a los que enfrentasteis al nazismo con un coste que jamás podremos agradecer siquiera una micra. Porque en estas décadas, la narrativa ha desfigurado los hechos tal y como fueron. Os han desplazado al basurero de la historia y os han convertido de héroes a parias. Aquel cine que veías en el teatro Buenos Aires o en Coliseo Albia, durante los primeros meses de la guerra en Bilbao, se ha transformado en un negocio. Crearon una macro empresa, Hollywood, que cambió las letras y los rostros de la historia, para que sintiéramos otras bombas ajenas a las vuestras. Tu Ejército Rojo ha sido borrado del futuro y en su lugar nos han instalado apuestos galanes que desembarcaron en Normandía, cuando todo el pescado estaba vendido. Aquel ejército de Hitler que les enfrentó en las costas atlánticas estaba compuesto de ancianos y niños porque su grueso, esos casi cuatro millones de soldados alemanes a los que os enfrentasteis y derrotasteis en los campos rusos, yacían en sembrados embarrados, en Leningrado, en Stalingrado, en Kursk.

En este 80 aniversario del Día de la Victoria, los medios occidentales nos atiborraron con imágenes de las celebraciones en París, Londres, Bruselas… y obviaron, cuando no ridiculizaron, las de Moscú. Apenas nos han contado que en la URSS perdieron la vida más de 30 millones de personas (23 millones civiles) y que China sufrió la muerte de 17 millones de sus ciudadanos (14 millones civiles). Y esos 170.000 civiles de Francia, Gran Bretaña y EEUU que murieron en la contienda, han tenido la visibilidad que necesitaban. Los nuevos Hollywood se las han dado y quitado a la vuestra.

Y ¿sabes por qué, José Luis? Porque aquellos de Normandía se aliaron poco después con otras víctimas del Holocausto para echar de su tierra a los palestinos y crear un estado religioso. Un genocidio moderno, complaciente, como ya habían ejecutado antes de esa Segunda Guerra Mundial en Argelia, en Namibia, en India, en Sudáfrica, en Indonesia… Genocidios como el actual, no sólo humano, sino culturales, étnicos, lingüísticos. Una gran hipocresía recorre Europa y su ex colonia dominante, EEUU. Describen a las víctimas por el color de su piel, por la ficha de su nacimiento, por su posición económica. Y, José Luis, bien lo sabrás a pesar de tu extremada juventud, que llamarse Imad Saleh Maher Farwaneh, Mohamed Nishat Mohamed Al Mashoun, Noor Al-Din Sobhi Misgah Saqr, Remi Wasim Rabi Bakir, Helana Masad Awad Al Araishi o José Luis Larrañaga para ellos, para los halcones de acero que reescriben la historia, es apellidarse Nadie. Únicamente resuenan los nombres de Ana Frank, el soldado Ryan o Agustín Muñoz Grandes mientras los vuestros son sepultados en cal viva. ¡Qué indecencia, José Luis! Aquí estamos, sin embargo, aquellos que no enterraron, las hijas y los nietos de los que sobrevivieron dando puntadas con hilo, esperando el regreso de las grullas y golondrinas que, como todos los precedentes, nos socorrerán para que el próximo mayo sea más florido que este.

 

 

 

°