Un blog desde la diáspora y para la diáspora

miércoles, 4 de septiembre de 2019

Apaguen la Luz

Una vez más el autor del blog Societat Anònima hace cera y pabilo de un ultraespañolista usuario de redes.

Vean:


Àlex Ribes

Estimado, o no:

Oye, que tienes razón. Yo no sé qué manía tiene la gente en hablar en su lengua. Bueno, mejor dicho: yo no sé qué manía tiene la gente en hablar en una lengua que no sea el castellano después de lo que costó convencer a los indígenas americanos que se olvidaran de la suya para pasarse a la siempre cosmopolita lengua del imperio. Se tuvieron que abrir un montón de academias de castellano con oferta de bienvenida y horarios a convenir para que esos indios se civilizaran y te lo agradecen cantando reggeaton. Malamente. También se debió emplear un poco de pólvora pero ese es otro tema.

Además, la gente tiene la manía de escribir novelas, obras de teatro, poesía y hasta tratados científicos en lenguas que no son el castellano. Inaudito. Todo el mundo sabe que Newton era de la misma Sevilla y Einstein nació en Badajoz. ¿Qué les costaba expresarse en castellano? Por no hablar de William Shakespeare, Leon Tolstoi o Jane Austen. Si te pones a escribir novelas clásicas, hazlo en castellano, que así te entendemos todos.

El año pasado se publicaron 13.848 traducciones al castellano y el anterior, 18.968. Pero claro, no se tradujeron justo los libros que querías y eso te causa ansiedad lingüística. Te comprendo. Ves materiales culturales de los que podrías disfrutar y, como no se encuentran en castellano, tienes que renunciar a ellos. ¡Qué dura es la vida de quien tiene inquietudes culturales! Siempre tienes una opción: renunciar a lo que dicen o escriben 6.500 millones de personas que no hablan castellano y centrarte en la cultura hecha en esta preciosa pero sobrevalorada lengua. Vivir en una burbuja es una opción tan válida como esnifar Cola Cao y tener mocos dulces.

Para que te sientas mejor, puedo proponer que a todos los españoles os pongan una alfombra roja allá donde pisen vuestros delicados pies en señal de empatía con esa ansiedad lingüística que os crea la existencia de otras lenguas. Especialmente si esas lenguas son el catalán. Según tú, emplear el catalán es un acto de masturbación lingüística (lo que sería sexo oral, supongo). Dices que una vez asegurados idiomas como el catalán o el bable lo demás es hacerse pajitas. Me imagino con esto que te refieres a que se hablen en la intimidad de los hogares pero que no hagan uso del espacio público. Oye, pues gracias por tu bonhomía. Hablas incluso de respeto y de que como musicólogo debes renunciar a publicaciones interesantísimas por estar en catalán (otro día nos explicas por qué te resultan interesantes si no entiendes el catalán. Debe ser por los dibujitos).

Lo dicho, que cada vez que vuestro cerebro sufra la tensión psicológica de estar en contacto con otras lenguas, os pondremos una alfombra roja, haremos castillos de fuegos artificiales, contrataremos a una banda de música y abriremos un crowdfunding para que podáis hacer vacaciones en cualquier isla desierta donde no haya un solo catalán que os diga “bon dia” sin el peligro que comporta que sufráis un ictus.






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