Esta entrevista a Ibarretxe ha sido publicada en El Clarín:
Una corrección al entrevistador, la sociedad vasca lleva más de mil años sufriendo la violencia que primero los castellanos y después los españoles han desatado en su obsesión por conquistar a Euskal Herria. Pero de esa violencia nunca se habla, a conveniencia del régimen fascista que gobierna desde Madrid.
De lo que dijo Ibarretxe, para que decir nada, se los dejamos para su análisis.
Juan José Ibarretxe, Presidente del Gobierno Vasco
"Los vascos tenemos derecho a decidir sobre nuestro futuro"
Con el mayor nivel de vida de toda su historia y en defensa permanente de la autodeterminación de su pueblo, el País Vasco tiene por primera vez ante sí la posibilidad cierta de alcanzar la paz con ETA.
Juan Carlos Algañaraz | Gasteiz, Enviado especial
Los vascos están cada vez más convencidos de que, después de tantos años de violencia, la paz es posible. En el edificio de la Lehendakaritza, la presidencia del gobierno vasco, su titular, Juan José Ibarretxe, derrocha optimismo cuando habla del tema con Clarín. "La clave de la negociación política sobre el conflicto vasco es la autodeterminación de nuestro pueblo y el respeto a sus decisiones. Los vascos tenemos derecho a decidir sobre nuestro futuro", sostiene.
Para entender la realidad que vive hoy el País Vasco, hay que tener en cuenta que el gobierno español se propone negociar con ETA el fin de la violencia. A su vez, los partidos vascos tienen la responsabilidad de encontrar una solución definitiva a un contencioso entre Euskadi (País Vasco) y Madrid que ha prodigado cruentos enfrentamientos en distintos siglos.
"El derecho de autodeterminación no existe", ha contrapuesto en distintas declaraciones el presidente del gobierno español, José Luis Rodríguez Zapatero, quien no quiere dejar las decisiones sólo a los vascos. "Juntos vivimos, juntos tenemos que decidir", ha repetido, dejando en claro que también los españoles deben votar sobre el conflicto vasco. Ibarretxe suele refutarlo: "Los vascos queremos poder decidir el vivir juntos".
A continuación, el diálogo mantenido con Clarín.
¿La autodeterminación es una condición previa al comienzo de la negociación política?
—Para sentarse a hablar nadie pone condiciones previas. Eso lo saben los socialistas porque han hablado con nosotros. El eje de ese diálogo son los acuerdos políticos y de qué manera la sociedad vasca tomará sus decisiones sobre ellos.
Si al final de este proceso los socialistas no acceden, como ahora, al derecho a la autodeterminación y rechazan un referéndum vasco, ¿estaría usted dispuesto a llamar a un referéndum para que los vascos expresen su voluntad si no lo hace el Ejecutivo español?
—Por supuesto. No se le puede negar al gobierno vasco que pueda consultar a su propia ciudadanía mediante un referéndum.
En la última entrevista con Clarín nos dijo: "Queremos arrancar a ETA de nuestras vidas". ¿Este es el camino?
—¿Fue premonitorio, verdad? Estoy convencido de que tenemos una oportunidad histórica y que la vamos a aprovechar. Este es un camino de paz sin vuelta atrás.
Los vascos han tenido que pasar por muchos sufrimientos a causa de la violencia. Ahora, el 91% de los vascos quiere que se negocie la paz y están convencidos de que la paz está, por fin, al alcance de la mano. ¿Cómo se siente ahora el pueblo vasco en esta nueva situación, tan anhelada?
—Se lo diré recordando a Argentina, tierra de acogida de un pueblo vasco en el momento más duro que hayamos vivido. Argentina es la segunda patria de los vascos. Cuando voy a Argentina me dicen: Lehendakari, no te olvides de que hay más vascos aquí que en Euskal Herría. Por eso, tenemos un gran agradecimiento hacia Argentina y también a Uruguay y Chile. ¿Cómo nos sentimos los vascos de Euskadi y Argentina? Pues como una oportunidad que no podemos perder.
Llega la paz, ojalá, a un País Vasco muy próspero y moderno.
—Así es. Tenemos el mayor nivel de vida de que hemos disfrutado a lo largo de nuestra historia. En el año 2000 alcanzamos la renta media europea. Teníamos diez países por delante nuestro. Hoy hemos alcanzado el 121% de la renta europea y tenemos cuatro países adelante, somos el quinto país de Europa en renta. Pero nos falta la paz. Todos los vascos del mundo a veces nos ponemos a pensar: ¿Qué sería del pueblo vasco sin violencia y con acuerdos políticos entre Euskadi y España para convivir en el siglo XXI? Ahora tenemos esa oportunidad histórica.
¿Permitiría la sociedad vasca que, al final, ETA se echara para atrás como ha hecho otras veces?
—¡La sociedad vasca tiene una decisión irrevocable: nunca más la violencia! La paz para siempre. Esto es irreversible. La inmensa mayoría de la sociedad vasca, y también una gran mayoría del mundo de Batasuna ya no acepta más la violencia.
En este difícil proceso se plantean dos negociaciones. Una, entre el gobierno español y ETA sobre el específico tema del final de la violencia. La segunda, de enorme importancia, un diálogo político entre los partidos vascos para encontrar una fórmula de solución para evitar contenciosos en el futuro. Es la llamada Mesa de Normalización Política. ¿Cómo se producen estas tratativas paralelas?
—El conflicto vasco tiene dos problemas diferentes con interlocutores distintos que no deben mezclarse. El problema político es muy anterior. Muchos de los vascos que fueron a Argentina, o a Uruguay y Chile, que buscaron allí sus nuevos hogares, acudieron como consecuencia del exilio político que se produce en el siglo XIX (1839-1876), cuando España retira por la fuerza los derechos históricos del pueblo vasco. La violencia de ETA nace en el siglo XX. Es decir que hay dos problemas que no deben mezclarse en el conflicto vasco. El tema de la violencia tiene como interlocutores al gobierno español y ETA. Los partidos vascos somos agentes activos porque tenemos que empujar para ayudar a que ese diálogo tenga éxito. En segundo lugar, la cuestión política, que tiene como protagonista principal al pueblo vasco, el que al final tendrá que adoptar la decisión correspondiente que todos deberemos respetar. Los interlocutores de estas negociaciones son los partidos políticos vascos.
¿Cuál es la fase actual en que se encuentra este proceso?
—Estamos en la etapa previa para llegar a las conversaciones formales de la Mesa de Normalización Política o sea los plazos, contenidos del diálogo, la metodología, la toma de decisiones. La etapa siguiente es el diálogo político de los partidos vascos, después alcanzar acuerdos y, al final, la realización de una consulta democrática a la sociedad vasca.
¿Por qué la clave de todo este proceso es el reconocimiento del derecho de autodeterminación del pueblo vasco?
—Es el derecho a decidir como se considera ahora, con instrumentos jurídicos y políticos modernos, del siglo XXI. El derecho que está permitiendo solventar problemas políticos como en el caso de Québec, Canadá, Irlanda del Norte, los países bálticos, Montenegro. Si otros pueblos del mundo tienen el derecho a decidir, ¿por qué no lo puede tener el pueblo vasco? Creo que la clave para llegar a un acuerdo político será el derecho a decidir y el respeto a esas decisiones del pueblo vasco. Esto fue incorporado en el Estatuto de autonomía aprobado por el Parlamento español que permitía respetar las decisiones de la sociedad vasca pactando e incorporando esas decisiones.
Pero ni socialistas ni populares aceptan la autodeterminación.
—Se me hace imposible pensar que en el siglo XXI Euskadi vaya a ser algo que no queramos ser. No es verdad, como a veces dicen los populares o los socialistas, que el derecho a decidir no está en vigor en Europa sino sólo para las colonias. Ni Irlanda, ni Montenegro ni las repúblicas bálticas, ni Québec, son colonias.
¿Podría otorgarse a Euskadi la potestad de llamar a un referéndum por la autodeterminación?
—Más sencillo. La Constitución española dice en su disposición adicional que respeta y ampara los derechos históricos del pueblo vasco. Y en su disposición derogatoria segunda dice que las leyes abolitorias de los derechos históricos del pueblo vasco de 1839 y 1876 quedan derogados. Esto es, la Constitución española reconoce que el pueblo vasco existe y que tenía derechos históricos que fueron abolidos por la fuerza por España. Si estos derechos históricos son reconocidos y amparados, son los que dan cobertura democrática y jurídica al desarrollo y ejercicio del derecho a decidir por parte de la propia sociedad vasca. En definitiva, los derechos históricos son la Constitución del pueblo vasco y de su actualización y desarrollo deviene también el reconocimiento del principio de poder decidir su propio destino.
Cuarenta años de violencia
Hay un fenómeno extraordinario que ocurre en el País Vasco y en toda España. La organización terrorista independentista ETA (Euskadi Ta Askatasuna = Patria Vasca y libertad) anunció semanas atrás una tregua definitiva, lo que habilitó la chance de una negociación —al estilo del IRA irlandés— para finalizar una violencia que se extiende desde hace más de cuatro décadas y causó 850 muertos.
El mundo político español se dividió tras esa iniciativa. El gobernante PSOE del presidente José Luis Rodríguez Zapatero impulsó las negociaciones. El conservador Partido Popular del ex mandatario José María Aznar las rechazó en tono furibundo.
Este avance se produjo en gran medida por las iniciativas de una ampliación de la autonomía impulsadas por el presidente vasco Juan José Ibarretxe que vaciaron de contenido político a la violencia etarra desacreditada per se, pero aún más a partir del horror que produjo el ataque terrorista ultraislámico en Atocha en marzo de 2004.
Los miembros más duros del gabinete vasco, como el ministro de Justicia, Joseba Askárraga, traducen esas propuestas autonómicas como el umbral a una nación independiente que incluya a Vizcaya, Guipúzcoa y Alava, más la región de Navarra en España. Y Lapurdi, Nafarroa Behera (Baja Navarra) y Zuberoa en Francia. Socialistas y populares sí se unen para frenar ese ímpetu independentista.
Lo cierto es que sin el cencerro de la violencia, la discusión alcanzará jerarquías más complejas. La reivindicación nacionalista vasca, que apoya una mayoría contraria al terror, estaba antes de ETA y seguirá después de ETA. Ese es el desafío profundo que encierra este conflicto.
Señas particulares
~Vasco, 49 años. Nació en Laudio, Alava.
~Presidente del País Vasco desde 1998, pertenece al Partido Nacionalista Vasco.
~Es el tercer lehendakari (presidente) vasco de la democracia y el quinto de la historia de Euskadi.
~Es licenciado en Ciencias Económicas por la Universidad del País Vasco.
Una corrección al entrevistador, la sociedad vasca lleva más de mil años sufriendo la violencia que primero los castellanos y después los españoles han desatado en su obsesión por conquistar a Euskal Herria. Pero de esa violencia nunca se habla, a conveniencia del régimen fascista que gobierna desde Madrid.
De lo que dijo Ibarretxe, para que decir nada, se los dejamos para su análisis.
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