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domingo, 29 de agosto de 2021

Entrevista a Itziar Ituño

La actriz vasca Itziar Ituño ha ganado notoriedad internacional gracias a su participación en la serie televisiva 'La Casa de Papel'. En ese deambular por los platós de cine y televisión también se ha ganado una fatwa por parte de los talibanes de la caverna española dada su solidaridad con los presos políticos vascos.

Desde las páginas de Deia traemos a ustedes una entrevista en la que pone de realce la coyuntura en la que se encuentra pues por un lado cierra el ciclo de 'La Casa de Papel' pero por el otro inicia un nuevo proyecto.

Adelante con la lectura:


Itziar Ituño: "La fama siempre tiene un peaje muy gordo y el pago es perder tu libertad en muchos sentidos"

El miércoles volverá con sus compañeros de 'La casa de papel', una serie en la que tiene un personaje protagonista y ha enganchado al mundo

Rosana Lakunza

Además del estreno de la última temporada de La casa de papel, está inmersa en la grabación de Intimidad, una serie en la que da vida a la protagonista, una política que ve como su mundo se hace añicos tras la emisión de un vídeo de contenido sexual. Patricia López Arnaiz, Emma Suárez, Verónica Echegui, Ana Wagener y Yune Nogueiras le acompañan en esta historia creada por Verónica Fernández y Laura Sarmiento.

Vuelve a estar en el candelero, el miércoles se estrena nueva temporada de 'La casa de papel'.

—Tendremos dos días de promoción a tope con el estreno y a partir del miércoles se podrá ver la primera entrega de la quinta parte. Estamos deseando que todos podáis ver este comienzo del final definitivo de una historia como esta.

Quién iba a decir cuando se estrenó la serie en Antena 3 que iba a tener el recorrido y la repercusión que ha tenido a través de Netflix.

—Ninguno de nosotros lo imaginó. Ahora han hecho un vídeo alucinante para India y allí está siendo todo un boom y ahí están ellos promocionando en India La casa de papel por todo lo alto. El otro día vi el spot y me quedé tiesa pensando: Hasta dónde ha llegado todo esto. El mundo con las plataformas está tan globalizado, que la cantidad de personas que puede llegar a ver una serie es imposible de calcular, es brutal.

A usted la conocen en...

—En muchos sitios, en demasiados. Ahora el fenómeno está por La India, por Filipinas, Indochina y en África también. Estamos dando la vuelta al Planeta. Lo de Italia es fuera de serie.

'La casa de papel' termina con los episodios que se emitan en diciembre en la segunda parte de esta quinta temporada. ¿Cree que la serie daba para más?

—Pienso que no y que es importante saber dejar las cosas a tiempo. No sé si con el tiempo se podrá retomar de alguna manera. Mucha gente me preguntaba por la calle: ¿Cuándo va a terminar esto? ¿Cuándo vamos a poder saber el final? Por un lado, muchos están deseando ver cómo se resuelve esta historia. Por otro lado, hay quien siente pena. Yo no alargaría esta serie. Me gusta eso de lo bueno y breve, dos veces bueno. Si alargas innecesariamente todos nos empezamos a cansar y va bajando la emoción.

La echará de menos.

—Sí. Han sido varios años muy intensos. Voy a echar de menos a los compañeros y compañeras. Cuando una serie tiene un tiempo de duración haces familia. Nuestro trabajo es así, es nómada y va saltando de una familia a otra. También es parte de la magia de esta profesión, meterte en las vidas de otras personas. Ahora ya estoy en otra familia.

Hablemos de su nuevo trabajo.

—Estoy haciendo Intimidad, está producida por Txintxua para Netflix. Estamos haciéndola en Bilbao. Vamos a estar hasta octubre rodando. Ojalá funcione la cosa y pueda haber alguna temporada más.

Es usted la protagonista. ¿Cómo es su personaje?

—Es una política que proviene del mundo del Derecho. Ella fue abogada y trabajó en un bufete con su padre. Decidió meterse al mundo de la política. Se ve envuelta en un escándalo por la difusión de un vídeo sexual. El vídeo se mete en todas las redes, en todas las televisiones. Sufre un ataque brutal en el ámbito de su intimidad. Es un hecho que repercute con fuerza en su vida privada y en su carrera política.

Una historia que no es ajena a la realidad.

—Es mucha la gente que está sufriendo estos ataques a la intimidad. No es una fantasía de ficción. Lo referente a mi personaje es una parte de la historia. Hay otra en la que una chica que trabaja en una fábrica sufre lo mismo por unas fotos comprometidas. El papel lo hace Verónica Echegui. Son dos líneas paralelas que critican esa exposición que sufrimos y que posibilita que se saque cualquier cosa en las redes sociales y que pueda verse destruida tu intimidad y toda tu vida.

Esta serie tiene un reparto en el que las protagonistas son mujeres y quienes la han creado también.

—Es lo más chulo. Parece que nos estamos empoderando y ganando terreno. Antes era bastante difícil que ocurriera esto. También antes era bastante difícil protagonizar una serie a determinada edad si eras mujer. Todavía queda mucho camino por andar, pero para mí es muy positivo que surjan historias como Intimidad en la que las protagonistas sean mujeres y lo sean de una historia creada por mujeres.

¿Qué más proyectos tiene?

—Tengo una propuesta de teatro y estoy en la película de Paul Urkijo, ahora está en preproducción, Irati. También tengo alguna propuesta que me ha llegado del otro lado del charco, estoy valorándola, sería para este año y estoy muy interesada.

¿No piensa parar?

—Sí, creo que sí. El año que viene me lo voy a tomar con un poco más de calma. Este está siendo una locura, estoy trabajando demasiado.

Es muy raro que una actriz o un actor diga que está trabajando demasiado cuando la incertidumbre y la inestabilidad son ingredientes presentes en la profesión.

—Lo son, lo son. Este año estoy trabajando demasiado y quiero descansar, pero eso no quiere decir que en el futuro no vengan mal dadas. No me quejo de trabajo. Si es cierto que un poco de descanso para es imprescindible para el cuerpo. Tengo que descansar, viajar y estar con los míos.

¿Se acuerda cuando terminó 'Goenkale' y se vio dentro del vacío laboral?

—Sí que lo recuerdo. Cuando terminas un trabajo en el que has estado mucho tiempo siempre te queda la incertidumbre. Llegó Loreak, pero después me llegó un parón de un año sin trabajar. Tratas de buscarte la vida como puedes. Yo estuve contando cuentos. Cuando te empiezan a llegar cosas, te llegan de sopetón, todas a la vez. Hay que saberse dosificar y cuando no hay, no queda otra, reiventarse y buscar debajo de las piedras. Pero hoy en día en qué trabajo no hay dificultades y la gente está en la cuerda floja.

¿Qué tal lleva la fama? Sigue viviendo en Basauri y supongo que la conoce todo el mundo.

—La fama siempre tiene un peaje muy gordo, el pago es perder tu libertad en muchos sentidos. Hace ilusión que venga la gente a decirte lo que les ha gustado tu trabajo. Eso es bonito. Pero cuando estás en una playa y ves que te hacen fotos de lejos o que te vienen en tropel a querer hacerse selfies y que da lo mismo estés donde estés, llega a ser agobiante, ahoga.

Pues ahora que estrenan la quinta y última temporada...

—Estamos todos temblando. Tendremos que hacer terapia después. Ja, ja, ja... Pasará, estamos en una sociedad en lo que todo es efímero, todo es como la espuma, todo tiene su tiempo. Lo llevo con toda la tranquilidad que puedo, aunque a veces no puedo evitar perder los nervios. El fenómeno fan fanático es muy interesante sociológicamente.

¿Ha sido alguna vez fan fanática?

—Nunca he tenido ídolos. He admirado a artistas, pero no he sido una fanática de nadie. Como socióloga que no ejerce, tengo que decir que es alucinante y que intento descifrar todos los entresijos, pero sin dejar que esto me modifique la vida. 




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