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viernes, 24 de abril de 2020

La Piedra que Baila

Desde la página Prehistoria de Vasconia traemos a ustedes este artículo acerca de una piedra que se ha ganado a pulso estar catalogada con la etiqueta Kurlansky.

Vean si no:


Aitor Ventureria San Miguel

Una enigmática piedra de tamaño descomunal, se levanta al abrigo de la cima del pico Argibel, en las alturas de la divisoria de los valles de Baztán y de Alduides Una piedra que, misteriosamente, casi de forma surrealista, mantiene el equilibrio sobre otra de menor tamaño. Este monolito, llamó la atención de nuestros antepasados, como no podía ser de otra forma, que le dieron una pátina un tanto mágica, misteriosa, mitológica. La ciencia nos cuenta que su extraña forma, es fruto de la erosión, sin embargo nuestros viejos mitos la achacan a seres mitológicos, que la colocaron allí, en la más lejana antigüedad, quien sabe.

La Arrikulunka, la piedra que baila, así la llamaron, puesto que, a decir de las viejas leyendas de nuestra arcaica mitología, el pedrusco se balancea, con el sólo empuje de la brisa. Desde la seguridad de sus mágicas cimas, vigila los valles, barrancas, bosques, regatos, gentes, que, ha su abrigo, se agazapan, como un telúrico guardián venido de otros tiempos. En sus laderas, los profundos bosques de Quinto Real esconden su magia entre la bruma, que se abraza dulcemente en las ramas de las hayas, valles de nombres de armoniosa sonoridad, Alduides, Urepel, Baztán, traen a nuestra mente belleza, armonía, paz,… Valles que nos hablan de una forma muy concreta de vivir y de entender la vida, de una forma muy concreta de ser, de posicionarse en el mundo, de una forma muy concreta de mantener viva una vieja cultura, asomándose, sin complejos, a los nuevos usos. Una tierra bella, imponente, donde la vieja mitología de los vascos nos dejo interesantísimas huellas que hoy podemos, disfrutar, tocar con nuestras manos, vivirlas, sentirlas.

Nuestra misteriosa piedra, pertenece a un ciclo mítico común en gran parte de la vieja Europa, desde sus costas bañadas por la magia oceánica, hasta el magnifico Mediterráneo. Vinculadas a los cultos antiquísimos que nuestros ancestros dedicaron a las piedras, en las que veían deidades, son muchos los ritos que se practicaron en ellas, pero también son muchos los enigmas que esconden, los porqués primigenios, que seguramente nunca lleguemos a descifrar. Piedras como la Arrikulunka en nuestras alturas pirenaicas; A Pedra de Abalar, en el antiguo santuario celta de la Virgen de la Barca de Muxía, en Galicia; la asturiana Penedo Aballón, en Boal; la Piedra Andadera, en Salduero, Soria; Pedralta, en Sant Feliu de Guíxols, Cataluña; La piedra de Land´s End en Cornualles; La Roche Temblante en la localidad bretona de Huelgoat, son tan solo algunos de los múltiples ejemplos de estas piedras oscilantes. Nuestros antepasados vieron en ellas algo mágico, especial, quizás su misterioso equilibrio que las mantiene sobre otras rocas, o sobre el propio suelo, despertara en ellos, ese interés, ese respeto. Suelen ser de origen natural, fruto de la erosión, si bien, algunas pueden considerarse megalitos donde ha mediado la mano del hombre. Múltiples ritos se realizaron a su sombra, vinculados con la fertilidad, con pasos iniciáticos, con adivinaciones, y con muchas otras creencias que se pierden en los tiempos.

Pero centrémonos en la preciosa piedra que nos ocupa, la Arrikulunka, se trata de un bloque de piedra de grandes dimensiones, (4m de largo, 3,65m de ancho y 1.40 m. de alto), pesa nada más y nada menos que 50 toneladas. La piedra está montada en equilibrio sobre otra más pequeña y ejerce un efecto basculante. Ubicada en la divisoria de los valles de Baztán y Alduides, en estos altos cordales, aparecen muchos monumentos megalitos, que nos atestiguan la presencia del hombre en estos lares desde tiempos remotos.

La vieja mitología de los vascos, no fue ajena a la presencia de la Arrikulunka, tal vez su descomunal tamaño, unido a su esencia especial, a la consideración de la misma como sagrada por los ancestros, la llevó a ser ubicada en ese ciclo mítico de gigantes de fuerza descomunal. Una leyenda que recogiera Barandiarán de boca de la vecina de un caserío cercano a la piedra, María Istilart, nos cuenta que, había sido el gigante Roldán, quien la arrojó desde el monte Auza, hasta su feudo bajo la cima de Argibel, donde hoy podemos verla. Roldán es una, mezcla entre mito e historia, es un personaje real, sobrino del general Carlomagno, y vinculado con la batalla de Roncesvalles donde fue derrotado por los vascones. Su historia, posiblemente viajaría por el Camino de Santiago, llegando a nuestra tierra, donde la mitología autóctona, lo ubicó como gigante, pues sus hazañas hablan de su descomunal fuerza.

Acudamos en cuanto sea posible, a disfrutar de su magia atávica, de sus misterios arcaicos, de la belleza de sus parajes, de su paz,… Corramos a sentir el viento de los abiertos collados, acariciándonos dulcemente, corramos a sentir el abrazo atávico de la tradición.






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