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miércoles, 22 de abril de 2020

Cronopiando | Dando Ideas

La foto de la rueda de prensa por parte de las autoridades sanitarias del estado español dirigiéndose a la ciudadanía en relación a la contigencia generada por la pandemia del SARS CoV-2 resalta por la cantidad de personas uniformadas que aparecen en la misma.

Pues bien, con ese contexto y con las imágenes de las fuerzas militares sanitizando valles navarros en donde no se ha presentado ni un solo caso de transmisión del virus, les presentamos este Cronopiando:


Koldo Campos Sagaseta | Cronopiando

Dice un colega de confinamiento en la residencia que “a grandes males grandes remedios” y dado el desastre económico que se avecina y solo por dar ideas...¿no sería buena idea disolver el ejército? 

Estamos hablando de un presupuesto de 11.000 millones de euros sin contar los cazas, bombarderos, portaaviones, dragaminas, torpederas, submarinos, fragatas, tanques, misiles y toda suerte de violentos artilugios que solo sirven para matar, además de uniformes, cascos y demás útiles de guerra que cada dos o tres años hay que ir renovando porque ha salido al mercado un modelo más mortífero de lanzacohetes o una nueva bomba de racimo más efectiva o, simplemente, para que no se echen a perder o se oxiden por falta de uso. 

Hasta podrían venderse todos esos infernales aparatos a otros países aunque, es de desear, que con mejor acierto que las ventas que en el 2014 hizo el Estado español al reino magrebí de 6 torpedos y 8 lanzabombas de demolición al precio de un euro (1) con la venia del Congreso español “para fortalecer la especial relación de hermandad existente entre las Fuerzas Armadas de España y de Marruecos”.

Por otra parte... ¿para qué sirve el ejército? En los últimos cien años la única guerra que ha sostenido el ejército español ha sido contra su propio pueblo y gobierno en un golpe de Estado que provocó cientos de miles de muertos, muchos de los cuales aún siguen tirados, 80 años después,  en las  cunetas del país, así como otros tantos miles de exiliados.

A reseñar, también, la histórica batalla del Perejil en la que tropas españolas recuperaron en cuestión  de horas el peñón del mismo nombre liberando dos cabras que habían sido retenidas por otros tantos marroquíes y que solo es comparable a la reciente detención por la Guardia Civil, en pleno confinamiento, de fuerzas hostiles que se habían apoderado ilegalmente de 30 kilos de naranja.

Los alrededor de 140 mil efectivos de todos los ejércitos bien podrían reemplazar la mano de obra agrícola que falta en los campos para la recogida de toda clase de frutas, espárragos y demás tubérculos, o cursar (podrían ser becados) carreras de medicina y educación que sí parecen profesiones con futuro garantizado y que hacen verdadera necesidad en hospitales y escuelas.

Los cuarteles, cuartelillos y demás dependencias castrenses, incluyendo bases militares, podrían habilitarse, precisamente,  como centros sanitarios, educativos, residencias de mayores o granjas. Los vehículos militares también podrían reconvertirse en bibliotecas y ambulatorios médicos ambulantes, o dedicarse al acarreo de productos agrícolas.

Y junto al desmantelamiento del Ejército que, al fin y al cabo, ya hay más de una treintena de países que no tienen ejército, como Panamá, Costa Rica, Mónaco, Islandia, o las Islas Feroe y no han desaparecido, ni han sido invadidos ni ocupados, a diferencia de otros que sí los tenían y han sido, incluso, destruidos, otra medida que agregaría más recursos es suprimir la monarquía y toda la amplia nómina real y bienes o, es otra posibilidad, cedérsela a  Marruecos, a Arabia Saudí o Botsuana (donde todavía quedan elefantes) y hasta podría ser sin costo alguno.

(Preso politikoak aske)






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