Un blog desde la diáspora y para la diáspora

martes, 25 de septiembre de 2007

La (Inexistente) Cultura Vasca

Durante los seis años que he publicado este blog muchos han sido los que lo han visitado pero pocos han demostrado el nivel de ignorancia de un tal JB, autor de un blog de reciente creación titulado "Hasta Aquí Hemos Llegado".

Recientemente el señorito dejó este comentario:

¿Cultura vasca? ¿Eso qué es?


El amable lector creería que JB está haciendo una pregunta honesta, que realmente quiere saber que es la cultura vasca y que mejor que recurrir a un blog dedicado enteramente a Euskal Herria, su cultura, su historia, su quehacer político, su vida cotidiana.

Una pena decir que eso no es lo que JB buscaba, no, pero antes de entrar en materia respondamos a su pregunta, ¿qué es la cultura vasca?

Bueno, comencemos por definir cultura:

La cultura es el conjunto de todas las formas de vida y expresiones de una sociedad determinada. Como tal incluye costumbres, prácticas, códigos, normas y reglas de la manera de ser, vestirse, religión, rituales, normas de comportamiento y sistemas de creencias.


Continuemos con la definición de vasco/vasca:

Se usa el adjetivo sustantivizado vasco para designar aquello relacionado con el territorio histórico-cultural conocido como País Vasco.

O sea que cultura vasca puede ser definida como:

Es el conjunto de todas las formas de vida y expresiones del pueblo vasco. Como tal incluye costumbres, prácticas, códigos, normas y reglas de la manera de ser, vestirse, religión, rituales, normas de comportamiento y sistemas de creencias de los siete territorios considerados históricamente como Euskal Herria (País Vasco)

Así, sencillito.

Pues bien, procedamos a leer lo que JB opina acerca de la cultura vasca o más bien, de la inexistencia de la misma en su entrada sarcásticamente titulada "En Defensa de la Cultura Milenaria":

Vamos a ver, ¿qué es esta "cultura" vasca que impone, subvenciona, proclama, preserva y propaga el nacionalismo? Los vascos tienen la lengua más antigua de Europa y en todos los miles de años que han existido como pueblo y cultura, no han sido capaces de escribir una Odisea, un Quijote, un Hamlet, unas Flores del Mal, un Así Habló Zaratrusta... Da un poco de vergüenza ajena si te pones a pensar que los ingleses sólo llevan hablando su idioma, tal y como lo conocemos, unos 500 años, y en ese tiempo, han dado tropecientas cimas de la literatura universal, y los vascos, desde la Edad de Bronce qué aportación literaria han hecho ¿el Obabakoak de Atxaga? Pues vaya puta mierda, la verdad. Y bueno, sí, ahora vendrá un filólogo a decirme que si los versos de Etxepare del siglo XVI o que si Gabriel Aresti y su patológico apego a la casa de su padre (si le vais a leer, leed esto luego como antídoto). Todos ellos no son más que diminutos puntos grises, casi imperceptibles, en una noche oscura, sin luna y sin ninguna perpectiva de amanecer. Con franqueza, en este capítulo cultural no hay nada de lo que hacer bandera, sino más bien hay una milenaria carencia que sería más sabio reconocer con humildad, no sea que nos comparen con el corpus de cualquier tradición literaria europea. Indulto sólo al grandísimo y maldito Jon Mirande, un poeta que escribió en vasco y trascendió lo anecdótico de esta condición, que no estaba ahí beneficiándose de ser un tuerto en el país de los ciegos, que no estaba de manera oportunista "haciendo país" (cómo detesto esa frase) y cumpliendo la misión abertzale de rellenar el vastísimo vacío cultural vasco. Deben de estar jodidos los nacionalistas con Mirande, para un poeta de verdad que les sale, resulta que era un pedazo de impresentable nazi, antisemita, suicida y pederasta... en fin, que no veréis fotos suyas en el batzoki.


Como se puede ver en esta primera andanada, JB comete un error muy básico que es el de caer en la trampa del racismo y la intolerancia. JB decide que por supuestamente no haber creado grandes obras universales la cultura vasca o no existe o es muy inferior a todas las demás culturas. A JB se le olvida que una cultura como tal es, sin importar lo que otras sociedades hayan forjado como su propia cultura. Culturas hay muchas en el mundo, presentes y pasadas, cada una tiene su valor propio pues se ha dado en base a las circunstancias propias del pueblo que la ha generado. Caer en la tentación de comparar a unas a otras puede llevar a descalificar a las que no encajan con lo que subjetivamente creemos que es mejor.

Pero no termina allí, JB nos ilumina con más perlas de su suprema sabiduría:

Luego pensemos en las aportaciones musicales propias de esta cultura. Llevan desde la Edad de Bronce en el mundo y qué instrumentos originales vascos han aportado ¿la txalaparta? Es decir, dos tablones golpeados por cuatro trozos de madera... Eso no es un instrumento, esos son deshechos de serrería. Un brasileño manco y con parkinson aportaría más a la música con un cubo de basura y tres dedos. Menuda tomadura de pelo. Luego está el txistu y el tamboril: una flauta con cuatro agujeros (para no liarse mucho con contrapuntos y polifonías) y un tambor que se toca con una sola baqueta (no sea que se nos vaya ir el cuerpo con el ritmo y nos pongamos a rumbear). El resultado es absolutamente desolador e insufrible, y aún no conozco a nadie que sea capaz de soportar a pelo, y sin 7 potes de por medio, más de 15 minutos de zortzikos y similares. Y por supuesto, hay que recordar por si acaso me lee un nacionalista con demasiada fantasía, que ni la flauta ni el tambor se la inventaron los vascos, ésta es sólo su desafortunada versión de ambos instrumentos. Es realmente incomprensible el hecho de que los vascos no se organizaran, unos para tocar la flauta a dos manos y otros para tocar el tambor a dos manos. No, ellos querían hacerlo todo a la vez, y de ahí que salga esa triste banda sonora de fiestas patronales que sólo sobrevive gracias al espírituo nostálgico del nacionalismo. Si no hubiera nostalgia nacionalista, es previsible que se hubiera abandonado para siempre esta atroz mendicidad musical, porque cualquier niño en su sano juicio, de mayor aspira a tocar la guitarra como Hendrix y no el txistu como el desaborido de su abuelo. Fijaos en los alemanes, un pueblo que hace 600 años seguían siendo los garrulos y analfabetos que acabaron con la civilización clásica y nos trajeron la Edad Media, y en un par de siglos dan a Bach, Beethoven, etc... no sigo porque es verdaderamente odiosa la comparación.


Curioso, que JB el iluminado no sepa la diferencia entre cultura y folclore como demuestra mientras denosta a la txalaparta y al txistu. Pero no termina allí, ya encarrerado nos ofrece esto:

Vayamos con otro hito cultural vasco: 2500 años rodeados de pueblos alfabetizados, y no fueron capaces de crear un alfabeto propio ni una ortografía, hasta que llego el iluminado Arana y se le ocurrió cambiar la ch por la tx y la c por la k. ¿Realmente era necesario, o es que Sabino Arana era en el fondo un imbécil? De verdad que me cuesta pensar cómo alguien puede declararse seguidor de una persona que perdía el tiempo con semejantes revoluciones culturales.


Un ejemplo de esta intolerancia hacia las diferencias culturales es la que llevó a los conquistadores españoles a destruir completamente a las culturas (léase civilizaciones) de América. Individuos como Hernán Cortés y Francisco Pizarro aniquilaron no solo a millones de personas en el mayor genocidio registrado en la historia, sino que destruyeron el acervo cultural de todo un continente. Todo por que ellos pensaban que las culturas europea en general y española en particular eran superiores a las culturas americanas, empezando por que compartían el concepto de que los habitantes del continente no eran siquiera humanos.

A párrafo siguiente JB demuestra que es un racista al que le gusta llevarse la contraria a sí mismo, juzguen por ustedes mismos.

Claro que hay elementos de lo que para mí es la cultura vasca que venero con sumo respeto: el mus, el culto al vino, la adoración de la comida sin salsas, especias ni engaños, el amor ciego a la familia, la cultura del honor y la honradez, la lealtad a los amigos de la infancia, la vocación de invitar, de gastar y ser generoso... pero todo ello no tiene absolutamente nada que ver con el nacionalismo vasco, y son valores que ciertamente ni se propagan ni se protegen a través de esta ideología. Si eso fuera el nacionalismo, cuéntenme en sus filas y denme el carné, que me quiero hacer socio.


Por fín, ¿existe o no existe la cultura vasca? ¿quién es JB para decidir lo que sí es cultura vasca y lo que no?

Él mismo nos aclara que no ha terminado, en este párrafo nos advierte que aún más de donde sacó lo publicado:

En fin, ya seguiré con el tema, pues realmente no alcanzo a entender cómo alguien puede elegir defender a muerte, incluso a bombazos, la persistencia de la "cultura" vasca. Yo realmente haría lo posible por cambiar de referentes, tirar por el mestizaje y mirar hacia delante. Realmente me causaría un gravísimo complejo de inferioridad el sentir que esta es la cultura que me define como persona en este mundo y de la cual derivo mi sentimiento de pertenencia e identidad.


Que alivio tener a una persona tan inteligente y preparada para mostrarnos el camino correcto a los vascos, ya veremos que otras perlas nos puede regalar este tal JB a nosotros los neandertales.

Por cierto, ¿alguien tiene idea de quién es Maurice Ravel?

~ ~ ~

1 comentario:

  1. Maurice Ravel, a pesar de su madre, era francés. Y a pesar de su aitite txistulari, su obra entronca con la alta cultura europea (si se me permite terminología de Mathew Arnold, a ver si la vamos a armar con lo alto y lo bajo). Arriaga sería un ejemplo más afortunado. Lo que quiero decir es que los vascos no produjeron una alta cultura propia y en euskera, sino que eligieron el latín, el castellano o el francés como vehículos culturales y se insertaron en dichas tradiciones. Y no fue porque les pusieron una pistola en la cabeza, lo eligieron así. Desde Huarte de San Juan hasta Unamuno. Aunque hoy en día, gracias a las subvenciones y empeños nacionalistas, se teje de manera artificial una pseudo alta cultura vasca articulada a través del paneuskera 2.0 que os habéis montado para estos menesteres de construcción nacional. Un empeño que desplaza inmensos caudales de los fondos públicos, celebra la mediocridad acrítica y crea todo un sistema clientelista del que habría mucho que hablar. Ejemplo de ello son las insufribles óperas en euskera que van saliendo estos años, y que no tendrían razón de ser si sólo se atendiera a méritos artísticos. Habrá quien diga que no se creó una alta cultura vasca porque los españoles eran muy malos y mataban a los indios americanos (por cierto Ercilla y no pocos marineros del genocidio postcolombino eran bien vascos, así que si vamos a ser rigurosos, y no repartamos las culpas de este presunto genocidio de Pancorbo para abajo).

    Efectivamente, una cosa es alta cultura y otra cosa es el folclore, que también vive en estos tiempos del nacionalismo vasco una inmensa falsificación: como ejemplo paradigmático, observemos la expansión del mito del Olentzero a todo el territorio vasco, alentada a través de los medios públicos (ETB, ikastolas, ayuntamientos, etc) para suplantar a los Reyes Magos (que son españoles), la imposición del euskera en escuelas e instituciones de Álava, Encartaciones, etc, etc... donde resulta un absurdo cultural como imponer el árabe en Granada. En fin...

    La discusión puede ser larga, sólo pretendía darle vidilla a mi reciente blog con un poco de humor y atrayendo la polémica. Pero si nos ponemos serios, la cosa va a ser muy aburrida.

    Otra cosa, no soy racista contra los vascos por dos razones: la primera es que los vascos, pese a su rollito purista de no tener la sangre contaminada, no son aún una raza distinta del resto de los españoles por mucho que Arzalluz lo sueñe. La otra es que soy hijo y nieto de vascos, o sea que en lo genético voy bien servido, no soy racista contra mi familia. Y en el sentimiento, pues no me voy a poner a competir a ver quién es más vasco (aunque sería divertido para un sketch de Vaya Semanita)... pero sí pienso que amar de verdad es querer las cosas por lo que son, y no por lo que nos interesan que sean.

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