El estado español no se va a dejar amedrentar por pequeños detalles como el supuesto bipartidismo constitucionalista para destrabar el quehacer político en Nabarra, específicamente en Nafarroa. Este escrito al respecto ha sido publicado en Gara:
Al final, parió la burra
Floren Aoiz | Escritor
Finalmente, y salvo sorpresas de última hora, Miguel Sanz será de nuevo presidente del Gobierno de Nafarroa. Lo ha logrado gracias a un gigantesco pucherazo que comenzó con la anulación de los derechos civiles de miles de navarras y navarros y siguió con una estafa monumental, practicada a espaldas del pueblo por una camarilla de políticos obedientes a las órdenes de Madrid. No queda ni rastro del cambio político por el que apostó la mayoría de la sociedad, y hemos visto a Blanco y a Rodríguez Zapatero ejercer sin complejos de máximos líderes del PSN. ¡Y Puras encabezó una campaña que tenía como lema «En Navarra tú decides»!
Hace mucho que las decisiones importantes sobre Nafarroa se toman en Madrid. Desde 1512. Porque nos conquistaron por la fuerza y no hemos sido capaces de sacudirnos sus zarpas. Esto es lo que hay, y más nos vale pisar tierra: somos cuestión de estado y lo vamos a seguir siendo porque fuimos estado y sienten horror ante la posibilidad de que volvamos a serlo.
Si algo ha quedado claro estas últimas semanas es que no es posible el cambio político sin desmantelar el entramado construido desde el franquismo para imponer el modelo de Navarra foral y española. Arrastrarse por el fango de la lealtad constitucional y renunciar a toda reivindicació n política democrática, como ha hecho Nafarroa Bai, es inútil, además de patético.
Es curioso que el desenlace del vodevil postelectoral haya coincidido con el verdadero aniversario del Amejoramiento del Fuero, que apareció en el BOE español ahora hace 25 años. Y es que aunque las instituciones cipayas se sacaran de la manga una conmemoración en marzo, las leyes importantes que afectan a Nafarroa entran en vigor cuando las firma el rey español.
Se impuso la LORAFNA y nadie preguntó a la ciudadanía navarra si quería constituir una comunidad uniprovincial o unirse al resto de territorios vascos. Llevamos todo ese tiempo oyendo hablar de la voluntad de los navarros, eterna coletilla usada para oponerse al proyecto abertzale, pero es el españolismo el que siempre ha evitado que la gente decida libremente.
Y ha vuelto a ocurrir. Como en 1512, como en 1841, como en 1982: con la excusa de que Navarra es clave para España nos han dado gato por liebre. Y, como siempre, dicen que es por nuestro bien.
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