Este texto ha sido publicado en Rebelión:
Hablar en euskera
José Antonio Gonzalez Garcia
Leo en Gara, 2005.04.20, que el preso Karlos Apeztegia ha sido castigado con siete fines de semana de aislamiento por dirigirle, telefónicamente, unas palabras en euskera a su hija de 3 años.
El preso se encuentra en la cárcel de Huelva y su hija en Iruñea. La conversación telefónica seguramente habrá sido grabada y seguramente con la correspondiente orden judicial.
En Euskal Herria la juventud debe ser vigilada muy de cerca, mucho mas si habla euskera o va a una de sus ikastolas. El euskera en Nabarra no es idioma oficial y eso deben saberlo en Huelva. Seguramente las palabras no habrán ido mas allá del "kaixo maitia" "zer moduz" o "eman muxu" pero son parte de la semilla que más tarde dará, sin lugar a dudas, al nacimiento de esa juventud que se asocia, se forma en la kale borroka y más tarde desde ETA poner en peligro la democracia española.
Es posible, también es posible, que Karlos, perdón Carlos, recurra este castigo y que el juez de instituciones penitenciarias compruebe que la llamada no tenia el permiso pertinente para ser grabada, que las palabras no eran constitutivas de delito y que la sentencia ha sido desorbitada en proporción a la falta cometida.
Seguro que estas aclaraciones del juez único llegan fuera de tiempo, no quiero decir con esto que el preso Karlos Apeztegia para entonces estará con los suyos en libertad, simplemente que habrán pasado esos siete fines de semana de aislamiento y que los habrá cumplido.
Qué más podría añadir. Que seguramente si la conversación se hubiese desarrollado en ingles o francés, por ejemplo, no hubiese dado motivos para esta sanción. Esto es solo conjeturas. Que si en Nabarra el euskera, lingua navarrorum lengua de los navarros, fuese oficial, como mejor de los males, igual en Huelva se enteraban que cada cual puede hablar en el idioma que quiera. Incluso en el suyo propio.
Que si los presos, o mejor aun los familiares, no estuviesen castigados con la dispersión igual en Euskal Herria hablar con su hija, incluso por teléfono, en euskera no sonaba tal mal. No se consideraba como falta grave.
La noticia, también esto es verdad, habla por si sola sin necesidad de mi prosa para desnudarla.
La pueden encontrar en la edición de hoy o en Internet. Tal vez alguien podría enviar un hiztegi a la cárcel de Huelva para que frases como las anteriormente anotadas, supuestas en la conversación penalizada, no sean constitutivas de delito.
Karlos ordura arte Euskal Herriatik basarkada goxo bat.
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