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Hechos que "oportunamente" han olvidado los franceses.
El Batallón Gernika: 60º aniversario
Jean Claude Larrondo
Se va a celebrar dentro de unas semanas el sexagésimo aniversario del final de la segunda guerra mundial. Los vascos -con el Batallón Gernika- fueron presentes en los combates en el suelo francés, que precedieron el término de este conflicto mundial.
Este episodio glorioso debe ser situado en el contexto general de la guerra, desde su estallido inicial.
En septiembre de 1939 -después de la victoria definitiva de las tropas rebeldes del general Franco en la primavera de ese mismo año- el Gobierno vasco se encuentra en el exilio y dispone de una Delegación en París.
El 4 de septiembre de 1939, José Antonio Aguirre, presidente del Gobierno vasco, escribe una carta a Ernest Pezet, vicepresidente de la Comisión de Asuntos Extranjeros de la Cámara de Diputados y secretario general de la Liga Internacional de Amigos de los Vascos:
"Le ruego aceptar la expresión de nuestra total solidaridad con la causa de Francia y de sus aliados. Dadas las causas invocadas y los métodos empleados por Alemania para iniciar la guerra, se trata para nosotros de la guerra entre todo lo que merece nuestro amor y todo lo que merece nuestra condena. Representante de un pueblo enamorado de la libertad, estoy en condiciones de ofrecerle la colaboración entera de los vascos de Euzkadi..."
Inmediatamente, varios miles de vascos se comprometen por escrito a ayudar a Francia y a su Gobierno; muchos participan en el esfuerzo de guerra, especialmente en los arsenales de Tarbes y de Toulouse. La ofensiva victoriosa del ejército alemán en Francia durante los meses de mayo y de junio de 1940, conllevará para los vascos las mismas consecuencias trágicas que para los franceses. La Delegación del Gobierno vasco de París es brutalmente cerrada y miles de vascos son encarcelados en el campo de concentración de siniestra memoria de Gurs.
Manuel de Irujo encabeza en Londres un Consejo Nacional de Euzkadi que se forma en julio de 1940. A partir del otoño de 1940 se iniciaron negociaciones por parte de este Consejo con los representantes de la Francia Libre del General de Gaulle.
En Francia, la acción del Gobierno de Euzkadi en el exilio permanecerá orientada hacia un objetivo esencial: la derrota de la Alemania nazi y la victoria de las democracias occidentales; es el sentido de todo lo que este Gobierno logró coordinar en condiciones a menudo difíciles: redes de información y observación, espionaje al servicio de los aliados, redes de paso de la frontera española, reclutamiento de sus conciudadanos en las tropas aliadas, participación en las operaciones de sabotaje de la Resistencia francesa, ayuda a los "maquis", etc...
La formación del Batallón Gernika va a ser la plasmación más visible de esta política del Gobierno vasco, beligerante al lado de los aliados desde septiembre de 1939. Culmina en cierto sentido toda la política y la acción de este Gobierno durante la Segunda Guerra Mundial.
A partir de 1943, el Gobierno de Euzkadi piensa en reagrupar todos los vascos que luchan con los "maquis" del Sur de Francia en el seno de una unidad militar específica que podría integrar tanto a combatientes veteranos de la guerra civil española, como a otros elementos demasiado jóvenes para haber tomado parte en aquel conflicto. El Gobierno vasco decide encomendar el mando de la unidad militar vasca a Kepa Ordoki, valeroso oficial del ejército vasco durante la guerra civil.
El Batallón Gernika se dirige a la región bordelesa en el mes de enero de 1945 y recibe la orden de dirigirse al frente del Médoc para integrarse en la Brigada Carnot de las Fuerzas Francesas del Interior (FFI) en el seno del Regimiento Mixto Marroquí Extranjero.
El objetivo de la Brigada Carnot, bajo las órdenes del coronel Jean de Milleret (alias Carnot, en la Resistencia), era reconquistar toda la pequeña península de la Pointe-de-Grave, al noroeste de Burdeos, entre el océano y la Gironde. En lo que vino a llamarse la Fortaleza Gironde, "Festung Gironde", estaban atrincherados 4.000 soldados alemanes potentemente armados y protegidos por 110 blokhaus.
En efecto, en abril de 1945, tres semanas antes de la capitulación alemana, el suelo francés no ha sido totalmente liberado; a lo largo de la costa atlántica (en Dunkerque, Lorient, Saint-Nazaire, La Rochelle, la isla de Ré, la isla de Oleron, Royan y La Pointe-de-Grave) bolsas alemanas resisten con la energía más feroz. Como las otras bolsas de resistencia alemana, la de La Pointe-de-Grave obstaculiza el avituallamiento aliado; bloquea el puerto de Burdeos y amenaza la ciudad; de visita en la capital girondina el 17 de septiembre de 1944, el general de Gaulle había apuntado: «Burdeos mezclaba la alegría de encontrarse libre con el temor de dejar de estarlo».
Los combates de La Pointe-de-Grave se iniciaron el sábado 14 de abril de 1945 a las 15 horas y 35 minutos. Antes del inicio de las hostilidades, el comandante Ordoki pide al capitán Martínez, un socialista, que diga algunas palabras a los hombres; este ultimo encuentra las palabras oportunas: «Gudaris, estamos lejos de nuestra tierra, combatiendo por Euzkadi en contra del fascismo. Gora Euzkadi Azkatuta!»
Inmediatamente después, el comandante Kepa Ordoki dio la orden de atacar y los gudaris se lanzaron -como en los montes de Bizkaia ocho años antes- detrás de la ikurriña, gritando "Gora Euzkadi" e cantando su himno de la guerra civil: "Euzko gudariak gera".
Estos combates que duraron del 14 al 20 de abril de 1945 finalizaron con la rendición total de las tropas alemanas.
El coraje de los hombres del Batallón Gernika fue unánimemente reconocido por sus compañeros de armas: fue particularmente evidente durante los combates mortíferos de la primera jornada, en la cota 40, al sur de Montalivet y cuando la conquista el 19 de abril del importante "Blokhaus Y-33", al norte de Soulac. Cinco gudaris murieron y 35 fueron heridos.
El domingo 22 de abril de 1945, el general de Gaulle aterrizaba en el aeródromo de Grayan, acompañado por el comandante de las Fuerzas Francesas del Oeste, el general de Larminat; se trasladó al puesto de mando del coronel de Milleret y pasó revista a las tropas; se detuvo ante la bandera vasca y saludó largamente; declaró poco después a Kepa Ordoki: «Comandante, Francia nunca olvidará los esfuerzos y los sacrificios realizados por los vascos para la liberación de nuestra tierra». Doce cruces de guerra recompensaron los combatientes vascos. El Batallón Gernika fue desmovilizado el 30 de septiembre de 1945.
Gracias a él, el Pueblo Vasco del Sur del Bidasoa agredido por la tiranía nazi desde 1937 había participado en la victoria final sobre el Reich hitleriano, al triunfo de la democracia y de la libertad sobre la barbarie.
Hechos que "oportunamente" han olvidado los franceses.
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