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jueves, 9 de octubre de 2025

‘H’ de Hilketa

Desde las páginas de Naiz traemos a ustedes el resultado de una investigación que arroja luz sobre lo ocurrido a Montxo Antia allá en 1975 en Madrid.

Adelante con la información:


Montxo Antia: una investigación descarta el suicidio y señala a la Policía franquista

GEBehatokia ha dado a conocer una exhaustiva investigación que desmiente la tesis oficial del suicidio del militante de ETA Montxo Antia en 1975 en Madrid. Ha incluido exhumación del cuerpo y prueba pericial de armas, y se acompaña de un documental. En consecuencia, pide a Lakua reevaluar el caso.

Ramon Sola

El militante de ETA natural de Donostia José Ramon ‘Montxo’ Martínez Antia no se suicidó el 18 de setiembre de 1975 en una vivienda sitiada policialmente de Madrid, como sostuvo la versión oficial, sino que fue tiroteado mortalmente por los agentes policiales. Así lo afirma GEBehatokia tras una completa revisión de todos los elementos disponibles, que ha incluido hasta la exhumación del cadáver, si bien no pudieron obtenerse pruebas del mismo debido al estado de deterioro.

Esta investigación fue emprendida el año pasado a petición de la familia, después de que en 2015 el Gobierno de Lakua denegara el reconocimiento de su muerte, indicando que no había pruebas que contrarrestaran la versión oficial franquista del suicidio.

GEBehatokia sí las aporta. La principal es la prueba pericial, encargada a un perito independiente graduado en Criminología por EHU. Junto al cadáver de Antia había dos armas: una pistola y una metralleta. El perito constata que la pistola Browning GP-35 «no fue utilizada después de que se introdujera el cargador municionado». Y en cuanto a la metralleta Sten, dispararse a sí mismo con ella era «inviable» dado que «las medidas y disposición de la bañera en donde se ubica el presunto suicidio (con una pared al lado derecho) imposibilita la extensión de brazo necesaria para efectuar un disparo a cañón tocante en la sien derecha y que el proyectil salga por la sien izquierda con una trayectoria ligeramente descendente».

En la investigación se han recabado también testimonios de familiares directos y compañeros de la organización (Francisco Javier Ruiz de Apodaka e Iñaki Mujika Arregi), que «descartan la tesis del suicidio en base a la personalidad de Martínez Antia, los objetivos de la operación que pretendían realizar en Madrid y el contexto político y social de la muerte», con el dictador Franco ya agonizante.

Otro elemento que señala al crimen de Estado es la constatación de que la operación fue facilitada por Mikel Lejarza ‘El Lobo’. El infiltrado en ETA había convivido con Montxo Antia anteriormente y la Policía entró en la casa con llave. «El propio Lejarza asume su participación en los hechos en el libro ‘Yo confieso, 45 años de espía’», explica GEBehatokia, que añade además que en Radio Euskadi se jactó de que «lo volvería a hacer». La infiltración de ‘El Lobo’ provocó cinco muertes en ETA y 158 personas detenidas, «la mayoría de ellas torturadas».

Esta indagación ha llegado incluso a la exhumación de los restos de Montxo Antia en el cementerio donostiarra de Polloe, que se practicó el 28 de febrero de este año, con el experto Paco Etxeberria al frente y con presencia de familiares y compañeros de militancia. Sin embargo, el estado de conservación de los restos no permitió extraer las conclusiones forenses que veía factibles Etxeberria, por ejemplo, verificar la trayectoria del disparo.

Los hechos

La muerte de este joven vecino del barrio donostiarra de Egia se produjo en Madrid, apenas nueve días antes de los fusilamientos franquistas. Y hay relación entre ambos episodios, puesto que ETA había desplazado comandos a Madrid y Barcelona para tratar de secuestrar a alguna persona relevante del Régimen y promover así el intercambio con los condenados a muerte. 

Ocurrió, sin embargo, que la Policía franquista ya tenía infiltrado a ‘El Lobo’ y disponía de información, con lo que de modo simultáneo se produjeron esta irrupción de Madrid y otra en Barcelona.

Un redactor de la revista ‘Cambio 16’ que estuvo en el escenario de la muerte de Antia un día después escribió que el piso estaba «carbonizado». Ello lo asemeja a lo que ocurrió el mismo 18 de setiembre y a la misma hora en la capital catalana, donde se produjo un asalto policial con granadas lacrimógenas e incendiarias.

Por otro lado, la parte del sumario a la que ha podido acceder la familia no incluye elementos habituales como fotografías del cadáver y el escenario, croquis, informes forenses o pruebas químicas para determinar el uso de armas de fuego. Ello apunta a «la ocultación de un homicidio deliberado», concluye GEBehatokia.

Apelación a Lakua

Con todo esto en la mano, este organismo ha solicitado a la consejera de Justicia del Gobierno de Lakua, María Jesús San José, una nueva valoración del caso, «para su reconocimiento como víctima del Estado y consiguiente reparación».

Se trata de la primera vez en que familiares de una víctima no aceptada recurren la decisión solicitando una nueva evaluación, por lo que GEBehatokia espera que sea atendida y pueda sentar precedente.

El resultado de la investigación, documental incluido, ha sido presentado este mismo jueves tarde en Egia, el barrio de Montxo Antia, con presencia de sus familiares. Axun Lasa ha reivindicado el papel de «fiscalía social» de GEBehatokia, aplicando los estándares internacionales para estos casos, antes de dar paso a la proyección.

También desde GEBehatokia, Joxean Agirre ha explicado al auditorio con la ayuda de dos armas simuladas cómo es imposible que se hubiera producido el suicidio. Primero se ha fijado en la pistola, en el que es obvio, «categóricamente», que no hubo disparo. Luego ha reparado en la metralleta: «La mecánica del suicidio es inviable. Es un arma que pesa muchísimo, unos tres kilos y medio. Y por la ubicación del cadáver, es imposible», puesto que en la bañera pegada a la pared no había sido material para extender tanto el brazo.

Ruiz de Apodaka, compañero de ETA aunque en aquel momento no de comando de Antia, participa en el documental y ha estado también en Donostia. Él fue herido aquel mismo 18 de setiembre de 1975 en el asalto de Barcelona paralelo al de Madrid. Allá la Policía mató a Andoni Campillo, lo que presentó también como un suicidio.

Se ha mostrado seguro de que también en Madrid «tiraron la puerta, lanzaron las granadas y tenían previsto matar a quienes estuvieran dentro. A Montxo lo cogieron y lo mataron. Luego intentaron adecentar la escena para que sus versiones prevaleciera».

En el documental Ruiz de Apodaka destaca que se haya llegado a estas conclusiones actuales usando «sus propias pruebas», los escasos elementos que el franquismo dejó por escrito en un informe militar contradictorio.

La madre, después encarcelada

En el documental ha conmovido sobre todo el testimonio de Carmen Antia, madre de Montxo. Su calvario no culminó en setiembre de 1975, puesto que medio año después fue detenida y encarcelada en Yeserías acusada de colaborar en un intento de fuga de la cárcel de Segovia. Antia no oculta la dureza de aquellos meses, en los que su compañera de celda Eva Forest la mantuvo en pie, pero se siente orgullosa de haber mantenido las ideas de su hijo fallecido.

¿Quién era, por último, Montxo Antia? Un joven de apenas 22 años, muy cariñoso con su familia según recuerda su madre, «entusiasta» y «alegre» para sus compañeros de militancia, un militante que en la huelga de hambre desarrollada en la catedral de Baiona había sido definido por Telesforo Monzon como «oro molido».

Su hermana Elena descarta por completo que hubiera podido suicidarse, y menos en ese momento en que Franco ya estaba en las últimas. También lo refuta Ruiz de Apodaka: «Montxo quería cambiar la sociedad, en ningún caso se iba a suicidar, eso no tiene ningún sentido, es como ir a por uvas y a coger manzanas. Ya habíamos tenido otras situaciones límite y no se nos había pasado por la cabeza. Si te mataban, te mataban, pero suicidarte, ¿a santo de qué?».

Como resumen, Agirre ha recogido la terminología que, en acrónimo, categoriza los tipos de fallecimiento: NASH. «La muerte de Montxo no fue N, no fue natural; tampoco fue A, un accidente; acabamos de demostrar que no fue S, un suicidio; solo queda la ‘H’, la ‘H’ de homicido, la ‘H’ de hilketa».




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