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sábado, 3 de septiembre de 2022

París se Condena

Les compartimos la editorial que Naiz a dedicado a la condena que París le ha impuesto a Nathalie Chasseriaux, y Enrique Lopez por haber participado en el desarme de ETA.

Adelante con la lectura:


El desarme fue un éxito y al juzgarlo lo engrandecen

En 2015, una operación de la Policía francesa y la Guardia Civil encontró armas y explosivos en la casa Cambarre de Biarritz. Siete años más tarde, con ETA disuelta y el desarme concluido, el Tribunal Correccional de París ha juzgado a la propietaria de la vivienda, Nathalie Chasseriaux, y al refugiado Enrique López, detenidos en aquella operación. El fiscal les acusaba de un delito de depósito de armas con objetivos asimilables al «terrorismo». Los acusados no han negado su participación en los hechos, aunque sí que persiguieran los fines que la Fiscalía les imputaba. Finalmente, Chasseriaux y López han sido condenados, pero no deberán volver a prisión. Es la forma infantil que tienen los poderes franceses de sostener un relato tramposo pero, en este caso, sin sumar crueldad a las injusticias que provocaron.

Hay que recordar que aquella operación policial, como las posteriores en Ortzaize y en Luhuso, estaban dirigidas a boicotear el proceso de inventariado, sellado y destrucción de los arsenales que ETA puso en marcha bajo la supervisión de la Comisión Internacional de Verificación liderada por Ram Manikkalingam. La conclusión del proceso de desarme impulsado por la sociedad vasca y liderado por los Artesanos de la Paz, y la disolución de ETA un año más tarde, da la razón a Chasseriaux y López y deja meridianamente claro que se les ha juzgado por su compromiso con el desarme y la paz. Se trata, por tanto, de una querella contra dos ciudadanos que ejemplifican el compromiso de la mayoría de la sociedad vasca con el proceso de paz.

En el fondo, al continuar con este tipo de juicios, los estados español y francés tratan de disimular su enorme responsabilidad, primero, al negarse a participar en el desarme y lo que es más grave, en el posterior intento de boicotearlo. No escatimaron esfuerzos, desde las mencionadas operaciones policiales hasta la persecución contra los observadores internacionales, algo inaudito en un proceso de estas características. Ahora, siguen mintiendo, pero la historia y la ciudadanía vasca ya han absuelto a los y las activistas que apostaron por hacer lo que estaba en sus manos para avanzar hacia la paz.




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