Un blog desde la diáspora y para la diáspora

miércoles, 11 de septiembre de 2024

Vascos Colonialistas

En este blog de la diáspora vasca y para la diáspora vasca ya hemos planteado la necesidad de analizar la participación de los vascos en la colonización de América por parte de la corona española.

Si hay un país en el mundo en donde dicha participación es más que obvia ese país es México en donde existe un estado cuyo nombre está en euskera; Durango.

Ya en su momento hablábamos de un vasco que había sido pieza clave en la imposición del catolicismo a los sobrevivientes del holocausto provocado por Cortés y sus huestes; Fray Juan de Zumárraga.

También, en su momento, cuestionamos que Lakua designara el Día de la Diáspora Vasca conmemorando a una persona que si bien navegó por todos los mares del mundo nunca se convirtió per se en un migrante, ergo, en un integrante de la diáspora.

Así que, habiendo dicho lo anterior, les compartimos este interesante ensayo dado a conocer en las páginas de El Salto:


Euskal Herria: ¿colonizadores o colonizados?

Un enfoque nacional-chauvinista de nuestro pasado justifica, no ya solo un pasado colonial, sino el actual neocolonialismo en el que las élites vascas siguen teniendo su papel

Juan Ibarrondo

Afortunadamente cada vez aparecen más estudios, artículos y voces que ponen en evidencia el pasado colonizador del pueblo vasco, a pesar del rechazo instintivo que provoca entre los adeptos a cierta concepción nacional-chauvinista de lo vasco.

Hace unos días asistí a un taller en el museo Artium de Gasteiz que dirigía la artista filipina Anna de Guía-Erikson. En él pudimos ver una cinta de cine doméstico de la familia vasca Inchausti, importantes empresarios vascos en la Filipinas colonial española. La película mostraba escenas cotidianas de la vida de los colonizadores, pero el subtexto supuraba un racismo profundo, disfrazado de paternalismo y superioridad moral.

En el taller posterior, se planteó una pregunta importante: ¿Por qué hay tantas resistencias a asumir el pasado colonizador del pueblo vasco? Las respuestas son diversas y el tema complejo, como se constató en el debate. Hay un chauvinismo vasco de derechas que no tiene empacho en reivindicar a personajes como Elcano, Urdaneta o Manuel Iradier como vascos universales, sin pararse a reflexionar sobre su papel colonialista. En eso no se diferencian demasiado del nacionalismo español y su reivindicación del imperio donde no se ponía el sol, del que además formaron parte muchos vascos.

Desde la izquierda soberanista, la construcción mental justificadora del pasado colonial es diferente y, si me permiten, yo la resumiría en una frase de cómic: “Si somos la aldea gala que resiste ahora y siempre al invasor, cómo vamos a ser los romanos invasores colonialistas”.

En las décadas de los 60, 70 y 80 del siglo pasado una parte de la resistencia vasca, la izquierda abertzale y su brazo militar, se consideró parte de los entonces poderosos movimientos de liberación nacional que sacudieron el mundo de Hanoi a Belfast, como ilustra Fermín Muguruza en su serie de animación Black is beltza. Una amiga peruana, antigua militante e instructora de la guerrilla del MRTA, me contaba que allá donde iba a instruir guerrilleros se topaba con alguna vasca o algún vasco que andaba por allí. Anécdota que forma parte de una historia bastante desconocida de la participación vasca en los movimientos de liberación nacional revolucionarios en América Latina.

Las influencias intelectuales de la izquierda abertzale pasaban, en general, más por Fanon que por Lenin, y hubo incluso la tentación de considerar a Euskal Herria como una colonia española. Muchos veíamos a la policía española, que agredía de forma bastante indiscriminada a la juventud vasca, como una fuerza ocupante, y muchos más entonamos el “que se vayan” en los años del postfranquismo y la llamada transición democrática.

Sin embargo, es imposible sostener la idea de la colonia en su literalidad, pues no hubo nunca en estos pagos colonos extranjeros que robaron las tierras de los nativos, sino más bien al revés, fueron los vascos quienes colonizaron tierras de Al Andalus en época medieval y, más tarde, en épocas modernas y contemporáneas, los vascos (sobre todo los hombres) participaron de forma destacada en el imperio español como conquistadores y colonizadores.

La feminista decolonial vasco-colombiana Gladis Giraldo apunta que nunca se produjo una deshumanización de los y las vascas comparable a la de las personas negras o indias. Su trabajo sobre la poderosa familia Zulueta, enriquecida con el tráfico de esclavos en Cuba, deja cada vez más claro el pasado colonial que, a pesar de las evidencias, a veces nos negamos a asumir como carta de naturaleza de lo vasco.

Se recurrirá para negarlo a la conquista de Navarra, a la caza de brujas, a las guerras carlistas o a la resistencia vasca contra el franquismo. Es decir, se apelará a una memoria de resistencia real y legítima, pero que mal utilizada puede opacar la necesaria revisión decolonial de nuestra historia.

Ciertamente, hubo una persecución contra el euskera, “nuestro territorio colonizado” como explica Joseba Sarrionaindia en su imprescindible Somos como moros en la niebla, y también contra ciertas costumbres igualitaristas y libertarias, que provocaron resistencias esporádicas, pero recurrentes en el tiempo. Hechos que marcaron lo que puede llamarse un espíritu vasco de la resistencia, que tan poéticamente contó Mark Legase en sus Carabinas de Gaztibeltza.

Nada de ello exime a Euskal Herria de su lado oscuro, es decir, la innegable participación vasca, liderada por sus élites, en la colonización del mundo. Primero en la conquista y expolio de las Indias y, luego, en la expansión colonial europea en buena parte del planeta.

Así, que debemos reconocer que, a la luz de una mirada honesta a nuestra historia, hemos sido más bien los romanos que los indómitos galos que recreó el gran Goscinny. Esto no quiere decir que debamos renunciar -sino más bien al contrario, debemos reivindicar- a nuestro pasado resistente y solidario, a nuestra defensa de una lengua minorizada, ni mucho menos a nuestro derecho a la autodeterminación, un derecho que proviene de la voluntad de los habitantes de nuestro país más que del derecho histórico. Pero debemos reconocer la importancia de la historia y la memoria para construir el presente y el futuro.

Lo que no debemos es hacernos trampas al solitario, retorciendo nuestra historia para convertirla en la visión de cómic de una aldea gala adánica y libre de culpa colonizadora, que nunca existió; sino hacer una reflexión crítica de nuestro pasado colonizador y militarista para cambiar nuestro presente y avanzar hacia otro futuro posible, pues lo más problemático de un enfoque nacional-chauvinista de nuestro pasado es que justifica, no ya solo un pasado colonial, sino el actual neocolonialismo, en el que las élites vascas siguen teniendo su papel.

La imagen de la flamante estatua del conquistador Urdaneta en el mismo pueblo donde la empresa CAF fabrica trenes para la colonización de Palestina es significativa en este sentido.

 

 

 

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Egaña | Jon Urzelai

Nosotros tenemos nuestros propios 11 de septiembre.

Lean este ejercicio de memoria que nuestro amigo Iñaki Egaña ha publicado en su perfil de Facebook:


Jon Urzelai | Un relato trampeado

Iñaki Egaña

Un 11 de setiembre de 1974, ahora hace 50 años, Jon Urzelai caía abatido en una emboscada en Zorroza. La muerte del joven fue la venganza por las lesiones de gravedad, horas atrás, de un agente de la Guardia Civil en otro punto de Bilbo, en un tiroteo con un miembro de ETA que logró escapar tras ser herido. La versión moderna imputó a Urzelai la posterior muerte del guardia civil, para justificar su ejecución. Testigos, archivos policiales y judiciales, sin embargo, rechazan esta versión que dio por buena en 2023 Juan Mari Aburto, alcalde de Bilbao, a instancias de Covite.

Cuando Jon Urzelai falleció contaba con 26 años. Había nacido en Arano en 1948 y su familia se trasladó posteriormente a Ataun. Tras estudiar en la escuela nacional y en los sacramentinos de Tolosa, compaginó el futbol -fue portero del Ilintxa de Legazpi- con el trabajo, ya con 17 años, en Seat de Beasain. Más tarde, en Forjas de Bernedo hasta su cierre, lo que le llevó a ganarse la vida en tareas forestales durante medio año, situación que aprovechó para, en clases nocturnas, estudiar electricidad en la Escuela profesional del Goierri. Cuando su familia se trasladó a Beasain entró en Estanda.

Después de realizar el servicio militar en Ceuta, y tras haber tenido algún susto con la Guardia Civil cuando llevaba en la moto propaganda de ETA, Urzelai encontró trabajo en una empresa de Andoain. En marzo de 1973, la Guardia Civil y la Brigada Político Social practicaron decenas de detenciones, la mayoría en Gipuzkoa, donde buscaban a Eustakio Mendizabal, Txikia. Entre los detenidos, varios militantes de comandos de ETA, uno de ellos el que había participado en el secuestro del industrial franquista Felipe Huarte. El propio Txikia logró escapar con suerte en un control en Zumarraga, echándose al monte Irimo. Un mes más tarde falleció en una emboscada en Algorta.

En una de esas redadas fueron detenidos varios miembros de una cuadrilla, entre ellos Urzelai y Bixente Apalategi. Conducido al cuartel donostiarra de El Antiguo, la Guardia Civil encontró una pistola en su taquilla de la empresa de Andoain. Fue torturado en una sala especial que haría tristemente famosa a la Comandancia 551, conocida como “La carpintería”. Trasladados a Martutene, Bixente Apalategi fue condenado a 24 años de prisión. Jon tenía otros planes antes de llegar a juicio. El primero, en septiembre de ese año, falló. La Policía desbarató un intento de fuga de la prisión de Martutene. El segundo, un año después, se saldó con éxito.

Con una enfermedad nefrítica crónica, Urzelai consiguió que le trasladaran al Hospital de Donostia, un 28 de junio de 1974. Entre tanto, recibió la visita de Josemiel Barandiaran, que le habló de Adur, un personaje mitológico vasco ligado con Amalurra. Desde entonces, Urzelai adoptaría el sobrenombre de Adur entre sus compañeros. Y la fuga fue preparada en pocos días. Custodiado por dos policías armados, uno en su habitación, la número 426, y el otro en la puerta, los miembros del que llamaron “Comando Jon Goikoetxea” (en recuerdo a un militante tiroteado por la Guardia Civil dos años antes en Elizondo), aprovecharon la hora de visitas. Sin embargo, los dos policías estaban en el interior de la habitación, junto a numerosos familiares que visitaban a los cuatro enfermos que albergaba el cuarto. Improvisaron y los cuatro militantes (Josu Apalategi, Mariano Ibarguren, Andoni Campillo y Bixente Gurrutxaga) entraron en la habitación, desarmaron a los policías, rápidamente sacaron al preso y, corriendo por los pasillos, lograron salir al parking sin percances. En el exterior, les esperaba al volante del vehículo para la huida, Félix Egia. Alcanzaron en el mismo Donostia la casa de seguridad, donde Urzelai estuvo varios días escondido, para trasladarse posteriormente a Bilbao. La Guardia Civil, reforzó la muga, esperando que huyese a Ipar Euskal Herria.

La fuga apenas concitó unas líneas en la prensa franquista, entonces centrada en la terrible tragedia de la empresa de Unión de Explosivos Río Tinto de Galdakao, donde un accidente laboral provocado por la deflagración de una fuga de éter originó la muerte de 22 trabajadores y heridas a más de 30. Durante esos días, asimismo, el dictador Franco, que contaba 81 años, era ingresado en un hospital con su mismo nombre, en Madrid, aquejado de flebitis. Así que el habitual currículo mediático se quedó en un sencillo “Juan José Urcelay, militante no liberado de ETA, acusado de tenencia ilícita de armas”.

Urzelai permaneció en Bilbao, uniéndose a sus compañeros de militancia, sin superar su afección nefrítica. Había rechazado la propuesta de la dirección que le había animado a huir a Ipar Euskal Herria para tratarse su enfermedad. En Gipuzkoa, mientras, la Policía hería de gravedad a dos jóvenes que escaparon de un control. Uno de ellos, José Antonio Garmendia, recibiría el tiro de gracia. El 2 de setiembre, un comando de ETA, compuesto por el propio Urzelai, Andoni Campillo, Bixente Gurrutxaga, Xanti Zapirain y Félix Egia, asaltaba la fábrica Tubacex de Laudio, llevándose nueve millones de pesetas. Tres de los componentes del comando habían participado en la fuga del hospital. Días más tarde, en la muga del Bidasoa, Bixente Gurrutxaga fue detenido por la Guardia Civil cuando esperaba, junto a otros compañeros, a una embarcación que llegaba desde Lapurdi. El resto consiguió huir.

El “interrogatorio” del detenido desencadenó una intensa operación policial en Bilbao contra la infraestructura de ETA en Bizkaia. El día 11, por la mañana, comenzaron a instalar controles en los accesos a Bilbao y en los barrios periféricos y la Guardia Civil registró varias viviendas. La primera, a las doce del mediodía, fue la sexta planta del número 59 de la calle Areilza. Allí fue detenida una joven estudiante, Isabel González Katarain. Mientras, la Guardia Civil se quedó esperando en el interior de la casa. Hacia la una y media llegaron a la casa dos jóvenes. Uno de ellos, José Antonio Insausti, fue detenido en el lugar, mientras que el segundo huyó escaleras abajo. Perseguido por guardias civiles, aunque resultó herido de bala en el bíceps, giró y disparó escaleras arriba. Un agente cayó herido, muriendo cuatro días después. Al mediodía, en dos lugares diferentes, las fuerzas policiales detuvieron a la pareja Ester Aizpuru y Javi Etxebarria.

El resto de militantes desplazados a Bilbao tenían una casa habitual en la que se refugiaban los liberados. Vivían en ella los cinco de Tubacex, junto a Dolores González Katarain, Yoyes, en la calle Astillero (Untziola) de Zorroza, a nombre de la recién detenida Ester. Por la mañana, Jon, acompañado de Yoyes, había estado en el médico para tratarse de su enfermedad. Tras la comida, Egia y Yoyes marcharon hacia la calle Areilza. Yoyes conocía la presencia de su hermana en el lugar. Al salir, notaron presencia extraña en las inmediaciones, hecho que también captaron Urzelai y Campillo. Zapirain y Gurrutxaga lo habían abandonado días atrás, siendo detenido este último, como ha sido relatado, en el cruce del Bidasoa. Cuando Yoyes y Egia retornaron al piso de Zorroza, después de que comprobaran efectivamente la operación policial en Areilza, distinguieron que la vivienda estaba rodeada por la Guardia Civil. Y huyeron.

Los agentes habían ejecutado a Jon en el descansillo del piso, mientras Andoni Campillo logró huir. Todos los indicios apuntan que ambos salieron al exterior para comprobar si la casa estaba rodeada y al no sentir nada especial, retornaron, y les estaban esperando. Los registros de ambos pisos se habían producido con agentes de paisano, incluido la emboscada de Astillero. Dolores González y Félix Egia se refugiaron en un piso de Algorta durante diez días, hasta que se unieron a otros huidos en Donostia. Poco más tarde, un grupo más numeroso, entre ellos Andoni Campillo, cruzó la muga hacia Ipar Euskal Herria. Un año después, en una emboscada similar, Andoni fue muerto por la policía en Barcelona. Unas semanas después, los presos vascos en Segovia enviaban una carta a la familia de Jon: “Nos hemos sentido orgullosos de ser compañeros suyos”. Años más tarde, amigos de Jon, pusieron el nombre de Adur a sus hijos en recuerdo.

Las dos primeras versiones oficiales fueron levemente contradictorias (Urzelai y Campillo estaban en el interior de la casa o volvían del exterior), pero coincidían en que no situaron a Jon Urzelai en los dos escenarios de Bilbao: al mediodía en la calle Areilza y por la tarde en la vivienda de Zorroza. Años más tarde, en cambio, el relato fue transformado. Sin embargo, Jon Urzelai nunca estuvo en el piso de Areilza y únicamente había pasado por el de Zorroza. En marzo de 1975, el juzgado militar de Bilbao, con el apoyo de testimonios policiales e informes balísticos, procesó a otro miembro de ETA como autor de los disparos que acabaron con la vida del guardia civil. La pistola incautada a Jon Urzelai no coincidía con la de los hechos de la mañana de aquel día. El relato de Covite y otros de parte, sirvieron, sin embargo, para mantener una versión que ni siquiera hoy en día sustentan los archivos policiales, ni entonces las diligencias judiciales. En los retaros municipales del Gobierno vasco, Jon Urzelai aparece brevemente citado en el caso del agente muerto, tanto en el trabajo de Portugalete como en el de Bilbao: “En el operativo policial muere también un miembro de ETA, Juan José Urzelai Imaz”. Ni siquiera como “pendiente de investigación”, expresión habitual en otros casos. Aburto dio por buena una falsedad.

 

 

 

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martes, 10 de septiembre de 2024

Reformulando lo Vasco

Euskal Herria.

Nabarra Osoa.

Una identidad histórica dividida en dos estados y en tres unidades político-administrativas.

Tan navarros como vascos.

Tan vascos como navarros.

Los mismo los de Araba que los de Zuberoa, los de Lapurdi que los de Bizkaia... y ni que decir de los de la Nafarroa Behera y los de la Nafarroa Garaia.

Así que, establecido lo anterior, les compartimos este texto publicado en Noticias de Gipuzkoa:


Euskadi y Navarra: la necesaria reformulación del nacionalismo vasco

José Antonio Beloqui | Autor del libro ‘Navarra, ¿por qué no es un Estado?’

¿Cuántas personas creen ustedes que usan los términos Euskadi y Navarra de manera normalizada? De las anteriores, ¿cuántas personas usan el término Euskadi para referirse al conjunto del país de los vascos? Interioricen las preguntas y respóndanse a sí mismos con sinceridad.

Son dos preguntas duras, pero pertinentes, que nos debemos hacer quienes queremos solventar una de las derivadas anómalas que trajo la recuperación de la democracia en 1978: la invisible fosa que se ha creado entre la Comunidad Autónoma del País Vasco (CAPV) y la Comunidad Foral de Navarra (CFN).

 No pretendo con este artículo indagar en el motivo de dicha separación –ni buscar sus responsables que son muchos y variados–, sino analizar cómo estamos con respecto a dicho asunto y abrir una reflexión que juzgo imprescindible.

Tras no conseguir la articulación de una autonomía entre los cuatro territorios forales durante la Transición, es perfectamente comprensible el camino que se siguió en la CAPV: se echó a funcionar Euskadi y luego si la ciudadanía de la CFN quería sumarse, que lo hiciera. Y un buen argumento –cultural o nacional aparte– era la confianza en que la potente maquinaria política constituida sirviera de polo de atracción. No obstante, con el paso del tiempo, la CAPV no solo no ha servido como atractivo, sino que la derivada de identificar esa parte con el todo, es decir, el nombre de Euskadi a solo una parte del país, ha tenido unas consecuencias muy negativas para el conjunto de este. Cuatro décadas después, la realidad que se encuentra ante nosotros toma forma de elefante en la habitación o de traje invisible del emperador: Euskadi, el término ideado por Sabino Arana para definir un proyecto político confederal y a ambos lados del Pirineo, se ha ligado de una forma irreversible a la CAPV, empequeñeciendo con ello su concepción original.

Y esto es cierto, lo diga Agamenón o su porquero, porque, por ejemplo, cuando tú escuchas en los diferentes discursos políticos los datos estadísticos de empleo, crecimiento económico, etcétera, de la CAPV, asumiendo que son los del país, resulta evidente que existe un problema importante sobre la propia concepción de este.

Ahondo más sobre esta cuestión desde la realidad de la CFN, que conozco bien. Aquí, el término Euskadi suena lejano hasta a los propios porque, entre otras cosas, no tiene impacto alguno en nuestra vida diaria. Dos ejemplos: Osakidetza no nos cuida, lo hace Osasunbidea, y la Ertzaintza no es la policía autonómica, lo es Policía Foral. Así que, si esta lejanía se siente así en los que estamos más cercanos, no digo ya en el común de los mortales –que es la inmensa mayoría de la población–, a los que Euskadi lo único que les genera es la más absoluta indiferencia. Ni siquiera rechazo, indiferencia, que es mucho peor.

Se hace realidad ahora –con la consolidación de la Constitución de 1978– esa predicción que Manuel de Irujo hizo durante la II República, ante el fracaso del Estatuto a cuatro: “El PNV (…) se ha convertido en actor principal del Estatuto vascongado (…) que será la piedra angular que garantizará la separación perpetua de Euzkadi, en Vascongados y Navarros; o lo que sería aún peor, en vascos y navarros”.

¿Ha habido hitos positivos, en términos de autogobierno, desde 1978? Por supuesto que los ha habido. Muchos, siendo el principal de ellos la reconstrucción de las instituciones forales, abolidas desde el siglo XIX y recuperadas, parcialmente en sus atribuciones, durante la Transición. Este hercúleo trabajo ha tenido un impacto muy positivo en el bienestar de la ciudadanía y, aunque aún queda mucho por hacer, no podemos caer en la tentación de que lo construido no sirve para nada y que hay que hacer tabula rasa.

En 1978 no existía nada y hoy disfrutamos de un autogobierno al que, por cierto, se suben ahora quienes despreciaron este camino hace 40 años y pusieron todos los palos en la rueda que pudieron. Lo dicho, en ese sentido ni un paso atrás; los cimientos son buenos para seguir construyendo. Sin embargo, no podemos seguir ignorando la aceptación desigual y crónica del nombre tradicional del nacionalismo vasco, que lastra sin remedio al proyecto jeltzale en su conjunto. Un proyecto en el que lo más sustancial de este no es el nombre o símbolos que inventó Sabino para identificar al país, sino lo que significan sus siglas: el JEL.

Debajo de esa acepción decimonónica de Jaungoikoa eta Lege Zaharra (Dios y Leyes Viejas) se encuentra una filosofía política con una extraordinaria adaptabilidad, que le permite ser avanzada y moderna en el desarrollo socioeconómico de la comunidad a la que sirve. Dios representa ese humanismo cristiano que busca la Justicia Social. Una Justicia Social donde la persona es titular de una serie de derechos inalienables como individuo, pero con una dimensión social, sin la cual no puede comprenderse a sí mismo. El auzolan es una de las expresiones que mejor definen esta característica tan singular de nuestro pueblo. Las Leyes Viejas, o sea, el Fuero, son el derecho a la libertad de un pueblo para regirse como estime oportuno. Un pueblo construido desde el individuo hacia la colectividad y que, como consecuencia, el corpus político resultante solo pueda ser de carácter confederal, y a las cuatro Haciendas Forales me remito, como único caso en el mundo.

En resumen: JEL como sinónimo de Justicia Social y Libertad, construyendo sociedad desde el individuo y el consenso. No se me ocurren conceptos de mayor actualidad que legar a las nuevas generaciones y que engarzan, perfectamente, con el cauce central de todo el país. Nuestros antepasados transmitieron este patrimonio político cuando el mundo evolucionó y ahora toca hacer lo propio en el cambio que ya está aquí. Ese es el mayor reto y no es nada fácil ante los pujantes marcos existentes como el sempiterno reñidero de la España binaria o la izquierda revolucionaria vasca vestida, ahora, de madura socialdemocracia sueca.

Volviendo al evidente problema nacional de nomenclatura común, la izquierda revolucionaria vasca ya ha encontrado una propuesta y la defienden abiertamente: quieren recuperar el nombre de la más alta institución que hemos tenido los vascos en términos de territorialidad, Navarra, como nombre del futuro Estado independiente y mantener la ikurriña como símbolo de la nación vasca. Independientemente de que la Historia lo avale –Navarra ha firmado, de igual a igual, tratados internacionales con naciones que hoy tienen su Estado propio y su existencia como reino perduró hasta 1841– o de que el pueblo lo acepte –cuestión mucho más importante–, en el fondo del asunto está la sustitución del modelo jeltzale por la citada Revolución socialista vasca, bajo el paraguas histórico de las sucesivas conquistas que ha sufrido Navarra a manos de españoles y franceses. No obstante, a pesar de mi discrepancia con dicho planteamiento –para mí la Historia debe ser aprendizaje del pasado, no enfrentamiento en el presente–, creo que no se puede seguir soslayando una realidad que está ahí, aunque no queramos. Una realidad que debe abordarse antes de que te supere, porque con el nombre, como he dicho, va lo demás, que es lo capital.

¿Qué hacer, entonces, para salir del evidente estancamiento del nacionalismo vasco en su formulación original? Sin duda alguna, adaptarnos. Ser darwinistas y no sacralizar los símbolos, porque entonces correrían el riesgo de convertirse en dogmas de fe, perdiendo el sentido con el que nacieron. Sé que, para muchos, esto que voy a proponer puede resultar totalmente disruptivo, pero considero que, en primer lugar, se debe dejar de construir el país como si solo fuera la CAPV y, a continuación, Navarra debe convertirse en el catalizador del país, siendo su eje confederal. El nombre común, entonces, caerá por pura gravedad.

Concluyo con unas palabras de mi amigo y referente en Derecho Foral, Iñigo Lizari: “El primer paso para querer cambiar una realidad es asumirla” o, dicho al revés, no asumir dicha realidad es el primer paso para que te sustituyan.

Porque no es solo una cuestión de nombre, es algo más. Mucho más. Es justicia social y libertad.





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lunes, 9 de septiembre de 2024

La Pistola y la Paloma

El españolismo cutre de los militantes de UPN ha quedado retratado en un tuit que han subido a la plataforma de Elon Musk en el que se ha creado un fotomontaje del líder de la izquierda abertzale Arnaldo Otegi sosteniendo una pistola en la mano.

Javier Esparza, siempre tan lleno de ira, ha decidido emprender la huida hacia adelante mientras que Cristina Ibarrola opta por decir que hablar del tema es alimentar una cortina de humo.

Vivir para ver y ver para creer.

Aquí lo que nos relata Naiz:


UPN rectificó pero Esparza insiste: «A Otegi le pega más una pistola que una paloma de la paz»

UPN tuvo que retirar la pasada semana el tuit con un vídeo que incluía un fotomontaje de Arnaldo Otegi con una pistola, alegando que no se había fijado en la imagen. Sin embargo, su portavoz parlamentario, Javier Esparza, insiste en el mensaje de fondo contra el líder de EH Bildu.

Tras el esperpéntico episodio del vídeo con una imagen fake publicado y luego retirado, este lunes el portavoz parlamentario de UPN, Javier Esparza, ha argumentado que «no era necesario que saliera una pistola» en la mano del coordinador general de EH Bildu, Arnaldo Otegi, pero que «a Otegi le pega más una pistola que una paloma de la paz».

Así lo ha afirmado Esparza en declaraciones a los medios tras la Junta de Portavoces del Parlamento de Nafarroa, donde ha criticado que «se quiere victimizar a Otegi».

«Se puso un vídeo en el que yo creo que es evidente que no hacía falta que saliera el señor Otegi con una pistola porque el vídeo relataba, a nuestro juicio, lo que era una realidad. Se advirtió, pero como no era necesario, se retiró», ha intentado explicar.

«Otegi es un terrorista de ETA que estuvo en la cárcel y que sigue defendiendo a sus compañeros que siguen en la cárcel y que quiere sacarlos sin haber pedido perdón», ha añadido.

«Cortina de humo» para Ibarrola

Por su parte, la presidenta de UPN, Cristina Ibarrola, al ser preguntada al respecto en una rueda de prensa, se ha remitido a la explicación dada en su momento por su partido, tras lo que ha cuestionado que se insista en «debates de cortina de humo para no hablar de lo importante».

«Mientras hagamos debates de anécdotas no abordamos lo importante», se ha quejado de la polémica generada por la propia UPN con su tuit.




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sábado, 7 de septiembre de 2024

Alonso | Dividir para Romper

Gara ha publicado este reportaje en donde el autor expone todas las miserias del españolismo en su obsesión por retener el control colonialista sobre Euskal Herria.

Recordemos, mientras leemos, que los personajes mencionados, especialmente José Luis Rodríguez y Alfredo Pérez se autodenominan socialistas y por ende, eso los convierte en la izquierda de espectro político del estado español.

El problema radica en que un nacionalismo tardoimperialista como el español no permite expresiones auténticas de izquierda.

Lean ustedes:


Dividir para romper

Cuando en la primavera de 2006 José Luis Rodríguez Zapatero lo nombró ministro del Interior, Alfredo Pérez Rubalcaba ya tenía un recorrido en la lucha contra el independentismo vasco y andaba moviendo los hilos de las conversaciones entre la izquierda abertzale y el Gobierno español.

Fernando Alonso

A juzgar por sus declaraciones, su intención no era ir a la raíz del contencioso político de soberanía entre Euskal Herria y España, sino acabar con ETA y con el independentismo. Sobre ese eje enfocó su estrategia en las conversaciones con la izquierda abertzale y el diálogo entre el Gobierno y la organización armada, lo que había abocado a la crisis del proceso a finales del año 2006.

A pesar del atentado contra la T4 de Barajas, las conversaciones se reanudaron en mayo en un hotel de Ginebra. En esta ocasión se reunieron de manera simultánea, aunque en estancias diferentes, los delegados del Gobierno y ETA, por una parte, y los de Batasuna y PSOE, por otra.

Pero para entonces estaba ya fijada la estrategia del Gobierno de no afrontar las raíces políticas del conflicto y generar fricciones en el conjunto de la izquierda abertzale que la reventaran desde dentro.

Para gestionar esa maniobra de ruptura contaban con material proporcionado por los Servicios de Información e Inteligencia del Estado, que llevaban tiempo sobre el terreno recogiendo y tratando información sobre el estado interno del conjunto del movimiento independentista.

Batasuna fue incluso espiada en Bruselas, y en Euskal Herria fueron varios los aparatos de escucha y seguimiento que se descubrieron. Como señaló Rubalcaba: «Si sale bien, logramos el fin del terrorismo sin concesiones políticas. Y si sale mal y aguantamos, ETA tendrá problemas con Batasuna, que quiere un final dialogado».

Así, mientras se intentaba recuperar las conversaciones con contenido entre ETA y Gobierno y la izquierda abertzale seguía haciendo propuestas y se movía a todos los niveles para abrir espacios de diálogo, las maquinaciones para fomentar disensiones se incrementaban y la represión se mantenía en todos los frentes.

Apartheid Político

A esos frentes se unió el electoral con la convocatoria de comicios municipales para el 27 de mayo. La cuestión era evitar que la izquierda abertzale estuviera presente, para lo que los tribunales se aplicaron con esmero.

Tras explorar varias fórmulas y presentar candidaturas como Abertzale Sozialisten Batasuna (ASB), finalmente la izquierda abertzale decidió pedir el voto para EAE-ANV.

Y es que en cuanto entró en escena ASB, que reunió 85.000 avales en tiempo récord, Gobierno y Fiscalía se pusieron a impugnar candidaturas y más de 250 fueron ilegalizadas por el TS. Otro tanto ocurrió cuando EAE-ANV anunció su intención de presentarse a las elecciones. Entre las de ASB y las de ANV, cerca de 400 listas fueron vetadas. Para los vetos hubo una auténtica competición por ver quién impugnaba más, si el PSOE, el PP, Fiscalía, los lobbys de víctimas…

Mientras el PSOE se ponía la medalla de la persecución política, Josu Jon Imaz, como presidente del EBB del PNV, llamaba «parásitos» a quienes se oponían a las ilegalizaciones. En aquel tiempo Imaz era ya una figura crepuscular y, tal vez por eso, iba perdiendo la vergüenza. En abril se reunió en Madrid con Mariano Rajoy y, unos días más tarde, también en la capital española, pidió un pacto para facilitar la vía policial y aseguró que no tendría problema alguno en apoyar a Rajoy, si acaso llegaba a La Moncloa.

Felipe González no ocultó su agradecimiento: «Lo mejor que le ha pasado al País Vasco se llama Josu Jon Imaz». Un mes después del beso del padrino, Imaz anunció que abandonaba la política. El 30 de septiembre se despidió insultando a la izquierda abertzale desde el atril del Alderdi Eguna. Rubalcaba se sinceró, confesando que sin Imaz iba a sentirse solo.

Pero antes de irse aún tuvo tiempo para aconsejar que la prioridad del PNV debía ser deslegitimar a la izquierda abertzale. Luego se fue unos meses a los EEUU y regresó en julio de 2008 para hacerse cargo de la presidencia ejecutiva de Petronor.

En las elecciones del 27 de mayo las candidaturas de ANV que superaron el apartheid lograron cerca de 100.000 votos, a los que habría que sumar otros tantos de las invalidadas. Así pues, teniendo en consideración todas las papeletas depositadas en las urnas, EAE-ANV habría obtenido 187.000 sufragios, convirtiéndose en la segunda fuerza municipalista, con mayoría absoluta en 55 municipios.

PNV y Eusko Alkartasuna se presentaron por separado. Los jelkides perdieron votos y concejales y EA quedó lejos de sus expectativas.

La constitución de los ayuntamientos fue conflictiva en las localidades en las que no se respetó la voluntad de los vecinos, y lo mismo PNV que PSE que PP se aplicaron al apartheid para privar a ANV de alcaldías y de lo que le correspondiera por votos logrados. Los concejales que no siguieron las órdenes fueron represaliados e incluso suspendidos de militancia.

El «Agostazo»

El apartheid político se aplicó también en las elecciones al Parlamento de Nafarroa, donde la candidatura de ASB fue ilegalizada. Con la tercera fuerza fuera de la contienda electoral, la suma de UPN y CDN daba 24 parlamentarios frente a los 26 de NaBai, PSN e IUN. Desde la sociedad navarra se apostaba por el cambio político y la formación de un Ejecutivo entre esas tres fuerzas. Pero se impuso la voluntad del PSOE desde Madrid y entregaron el Gobierno a la derecha.

Volvía a quedar claro que Nafarroa es cuestión de Estado. El llamado «agostazo» llegó dos meses después de que fracasaran las conversaciones políticas y ETA anunciara el 4 de junio el fin del alto el fuego.

Entonces Pérez Rubalcaba amenazó con hacerlo pagar y con detenciones. La primera fue inmediata, el 8 junio, cuando fue arrestado y encarcelado Arnaldo Otegi, precisamente interlocutor de la izquierda independentista.

Poco después se reunieron, por un lado, Zapatero y Rajoy para mostrar unidad en el objetivo de «derrotar a ETA» y, por otro, Rubalcaba y el consejero de Interior Javier Balza para acordar el trabajo policial.

Las detenciones de condenados en el 18/98 empezaron antes incluso de que la sentencia fuera pública. El 30 de noviembre ordenaron el arresto de 46, la mayoría de los cuales se llevaron a cabo en los tres días posteriores. 33 ingresaron en prisión y otros quedaron en libertad bajo fianza. La sentencia salió el 19 de diciembre y en ella se condenaba a más de 500 años de cárcel a 47 «terroristas desarmados».

18 de los juzgados en el sumario contra Jarrai-Haika-Segi fueron detenidos por la Ertzaintza en el bilbaíno frontón de la Esperanza, donde estaban arropados por cientos de personas. Pocos días después, los 22 condenados estaban ya dispersados en 17 cárceles.

Más de 700

Una noche de comienzos de octubre Garzón ordenó una macrorredada contra una reunión de la izquierda abertzale en Segura. Hubo 23 detenidos, en una maniobra en la línea de Rubalcaba para abortar el camino hacia la superación del ciclo de lucha armada. Estaba claro que al Estado le interesaba políticamente que ETA permaneciera activa.

Zapatero se vanagloriaba de que había habido alrededor de medio millar de detenciones desde que él era presidente.

Así, 2007 se cerró con más de 700 prisioneros políticos vascos, cifra que aumentaría al siguiente año hasta casi los 800, el número más alto desde la instauración del régimen del 78. Cada vez había más prisioneros, más dispersión y aislamiento y mayor hostilidad desde el Juzgado Central de Vigilancia Penitenciaria.

La cárcel también la conoció en los 70 Eva Forest, precisamente por su solidaridad con Euskal Herria. La compañera de Alfonso Sastre murió el 19 de mayo y sus cenizas fueron aventadas en la Bahía de Txingudi.

2007 fue el año de Korrika 15, que salió de Karrantza para concluir en Iruñea en homenaje a la mujer euskaldun por su fundamental papel en la transmisión del euskara.

A ras de suelo y sin escenario, los de Barricada celebraron en la Txantrea su 25º aniversario. Y es que «…cuando se aprende a llorar por algo, también se aprende a defenderlo».

 

 

 

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viernes, 6 de septiembre de 2024

Entrevista a Xabier Irujo

El españolismo, torpemente, intenta disociar a lo vasco de lo vascón.

Quienes caen en esa trampa nos dicen que los vascos nunca han gozado de autonomía, que en la historia de Europa nunca existió una entidad político-territorial que pudieran llamar suya. Cuando se les menciona el Reino de Nabarra, argumentan que fue un reino vascón, no vasco.

Paradójicamente, en ese rejuego negacionista, los españolistas ocultan lo crímenes de un monarca que ejerció su poder al norte de los Pirineos y precisamente de eso se nos habla en esta entrevista publicada por el Diario de Navarra:


“El nivel de bestialidad de Carlomagno en Vasconia fue igual al que se da en Gaza hoy”

Xabier Irujo | Director del Centro de Estudios Vascos de la Universidad de Nevada | Es el autor de ‘778. La batalla de Errozabal en su contexto histórico’. Libro que se puede adquirir este domingo con DIARIO DE NOTICIAS por 11,95 euros más el periódico

Jesús Barcos

Licenciado en Filología, Historia y Filosofía, con dos doctorados en su haber, Xabier Irujo (Caracas, 1967) es el director del Centro de Estudios Vascos de Nevada, en Reno, donde es catedrático de estudios de genocidio. Autor de más de una veintena de libros ahora publica un volumen sobre un hecho popularmente recordado: La batalla de Errozabal y la subsiguiente derrota del ejército de Carlomagno a manos de los vascones.

¿Por qué este nuevo libro?

–Porque este año se celebra una efeméride importante en la historia de Navarra y del conjunto de Euskal Herria, el 1.200 aniversario de la coronación de Eneko Aritza, el primer rey de Pamplona, a raíz de la tercera batalla de Errozabal, uno de los tres episodios que trato en este libro. Por ello pensé en reeditar un libro anterior que editamos en Argentina con Ekin, con pequeñas adiciones con datos nuevos que hemos encontrado desde entonces.

Hace uso del nombre de Errozabal.

–Es el topónimo original. Roncesvalles es una castellanización del término original vasco. De Errozabal se pasó a Rozabal, luego a Rozavalles y después a Roncesvalles. Esos fueron los pasos evolutivos fonéticos. La raíz es Erro. A veces he utilizado también Orreaga. Una zona concreta dentro de la llanada de Errozabal. Realmente el término más correcto debería ser la batalla de Zize, que es el puerto que conecta Ibañeta con Luzaide o Arnegi. Parece ser que Zize procede de Garazi, ahí es donde tuvo lugar el ataque más multitudinario, el epicentro de la batalla, que ahora bien, comenzó tan pronto como Carlomagno abandonó Iruña. Los ataques a las tropas francas ocurrieron nada más salir de Pamplona. En aquel tiempo para un ejército de sus dimensiones les costó aproximadamente seis días ir desde Pamplona a Donibane Garazi, y es muy posible que a lo largo de ese tiempo e incluso después, los vascones les atacaran constantemente. Eso dicen las fuentes.

La del 778 fue la primera batalla.

–La de ese año es la del ejército liderado por el propio Carlomagno contra las tropas vasconas. Se alargó durante probablemente una semana, y el 15 de agosto murió al que podríamos llamar el segundo de abordo o lugarteniente de Carlomagno. No tenemos una referencia documentada de que el líder de los vascones fuera Eneko, pero es lo más probable, porque era el caudillo de Pamplona y de sus alrededores y el padre de Eneko Aritza, que pasó a ser rey. La del 778 fue una derrota total del ejército carolingio. Las fuentes dicen textualmente que mataron hasta al último hombre. Posiblemente no fue así, porque hablamos de una fuerza armada de unos 20.000 hombres. Pero se diezmó ese ejército, de tal manera que en 779 Carlomagno no pudo llevar a cabo una campaña a gran escala como las que hacía anualmente, porque no tenía ni dinero ni hombres. Nunca volvió a Vasconia ni intentó otra campaña de agresión.

Usted habla de consecuencias políticas, económicas, sociales y culturales, tras ese hecho histórico.

–Tuvo consecuencias terribles para el Imperio Franco y una crisis económica, pues subsistía a base de esas rapiñas anuales. Las arcas imperiales lo notaron, y se generó un cambio de estrategia. Carlomagno empezó a solidificar su imperio aplicando leyes draconianas con las que se castigaba prácticamente con la muerte la mayor parte de los delitos, sobre todo religiosos. Carlomagno entendía que para unificar su imperio tenía que imponer la religión católica, como credo único, y terminar con el resto de las creencias que existían en aquel tiempo. Eso ocurrió a partir del 779.

¿Y para Vasconia?

–Se convirtió en dos reinos independientes. La fractura venía de antes, pero se partió en dos. Las fuentes francas de aquel tiempo empezaron a denominar navarros a todos los vascones al sur del Pirineo. No solo a los que habitaban en lo que hoy es la Comunidad Foral de Navarra, sino a todas las personas que hablaban euskera al sur del Pirineo. Las del norte seguían siendo vasconas, luego pasaron a ser gasconas, y Vasconia pasará a ser Gascuña. Pero el norte se independizó, y el llamado Ducado de Vasconia fue un reino independiente con reyes que se elegían dentro, sin pagar impuestos al reino franco, y esa situación duró algo más de doscientos años después de 824.

¿La segunda batalla, cuándo fue?

–En el 812, el hijo de Carlomagno, Ludovico Pío, dos años antes de morir su padre, con el imperio de facto en sus manos, organizó una segunda expedición de castigo a Vasconia. Entró por Dax, arrasó Akize, y se aproximó a Pamplona por Errozabal. Las fuentes francas no son muy claras, dicen que se acercó a Pamplona, y ordenó lo que le parecía prudente, pero no dicen que tomara la ciudad. A la retirada, Ludovico Pío utilizó escudos humanos, así que no fue exactamente una batalla, no hubo un encuentro como la primera y la tercera, porque utilizó a esos rehenes. Eran gentes de Vasconia, mujeres y niños preferentemente, lo dicen las propias fuentes, y los vascones no atacaron.

No hubo dos sin tres.

–La tercera fue en el 824. Los vascones se rebelaron. Eran un reino independiente que elegía a su princeps, a su rey, de forma totalmente independiente como con respecto al reino franco, y Ludovico Pío organizó una operación de castigo. No fue una campaña de conquista de Vasconia, sino de castigo. Mandó a dos duques con un ejército grande, y tuvo exactamente el mismo resultado que en la primera batalla de Errozabal. En el puerto de Zize los masacraron y capturaron a esos duques como paladines de aquel ejército, y suponemos que si la batalla tuvo lugar en el verano, en el otoño de ese año coronaron a Eneko Aritza como rey de Vasconia, dividida en dos.

¿Hasta qué punto tenemos presente el grado de brutalidad y destrucción de aquella época?

–El ser humano no ha dejado de ser bárbaro nunca. Aquellas guerras eran terribles, pero no más que lo que estamos viendo hoy en Gaza. Aunque la humanidad se está desarrollando y cada vez hay más conciencia en derechos humanos, incluso en la legislación internacional, el ser humano sigue siendo tan brutal como lo fue hace dos mil años. El nivel de bestialidad que desarrolló la campaña de Carlomagno en Vasconia en el 778 o el de su hijo en el 812 u 824 fue terrible, hasta el punto, como vemos, de raptar a mujeres y niños para usarlos de escudos humanos. Las fuentes no nos dicen qué fue de estos civiles, qué hicieron con todos ellos, pero probablemente nada bueno. Solemos tendera pensar que la Edad Media fue un periodo oscuro. Es así porque tenemos poca información comparándola con la que tenemos de la historia contemporánea. Pero en brutalidad es igual. Estamos viviendo a día de hoy los bombardeos en Gaza, dignos de la misma naturaleza, y de la misma dirección política.

Algo en sí mismo tremendo.

–Netanyahu es un líder genocida, lo que está haciendo no solo en Gaza, sino también en Cisjordania, es una campaña de genocidio de manual, como hizo Carlomagno también. Y una no es más brutal que la otra. Ahora tenemos más medios, se mata a mucha más gente con mayor facilidad que en el siglo VIII, pero la naturaleza de la brutalidad sigue siendo la misma. Es muy difícil ser un emperador y no ser un genocida.

El libro

Coedición. Son 160 páginas coeditadas por Ekin y Nabarralde. Incluye fotografías y material gráfico. Actualiza una edición de Ekin, editorial del exilio vasco fundada en 1942 en Argentina por Andrés Irujo e Ixaca López Mendizabal.

Contexto historiográfico. Irujo celebra un “florecimiento de la historiografía científica” en la europa Occidental. “Nabarralde es parte de esa corriente”, afirma. 




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domingo, 1 de septiembre de 2024

Entrevista a Iñaki Galdos

La diáspora vasca en Estados Unidos ha dado amplias muestras de saber llevar lo vasco más allá de las paredes de sus eusko etxeas. Desafortunadamente no han sabido o no ha querido influir de manera más asertiva en la política exterior estadounidense con respecto al derecho a la autodeterminación de Euskal Herria, como sí lo supieron hacer los irlandeses en su momento.

Desde las páginas de Noticias de Guipuzkoa traemos a ustedes esta entrevista que no arroja luz sobre un hito muy particular, protagonizado por entonces jóvenes de Boise.

Aquí la tienen:


"Los jóvenes de Boise escribieron una página importante en la historia de Euskal Herria con la diáspora vasca"

Iñaki Galdos | Autor del libro ‘Abentura bat baino askoz gehiago’ | Se cumple medio siglo desde que 90 personas procedentes de Estados Unidos llegaron a Oñati a un campus organizado por la Universidad Estatal de Boise, en Idaho. Una propuesta que supuso un punto de inflexión en la diáspora vasca.

Jorge Napal

Con motivo de la efeméride, el político nacionalista Iñaki Galdos ha publicado el libro Abentura bat baino askoz gehiago, en el que el autor recorre aquel pasaje de la historia en el que intervinieron personajes de renombre, como Telesforo Monzón, Koldo Mitxelena o Txillardegi.

¿Qué supuso aquella aventura?

Quienes participaron en aquella experiencia, que ya peinan canas y pasean a nietos, decían eso mismo, que fue una aventura. En realidad, creo que fue algo más. Inmersos en aquella aventura, aquellos jóvenes de Boise no se estaban dando cuenta de que a su vez estaban escribiendo una página muy importante en la historia de la relación de Euskal Herria con la diáspora vasca de Estados Unidos.

¿En qué contexto social nació en Oñati aquel campus tan importante para el devenir de la diáspora?

La propia diáspora se encontraba en periodo de transición y comenzaba a abrirse a nuevas experiencias más allá de los viejos esquemas, del pastoreo y todo lo folklórico. A pesar de las dificultades internas, en 1973 se creó la North American Basque Organizations, comúnmente conocida como la NABO, la agrupación de casas vascas que trabajan conjuntamente para promocionar el patrimonio vasco en los Estados Unidos. Fue un hito muy importante, al que se sumó la creación de un centro de estudios vascos en Reno (Nevada), y otro en Idaho.

Una época en la que empezaron a florecer muchos estudios vascos en la diáspora.

Sí, y también comenzó a despertarse cierto interés por la política. La dictadura de Franco estaba dando sus últimos y dramáticos coletazos, como lo atestiguan las dos ejecuciones mediante el garrote vil en marzo del 74 y el fusilamiento de dos miembros de ETA. En aquel contexto, comenzó a despertarse cierto interés y preocupación, que emerge con el Juicio de Burgos. Surgieron así nuevas inquietudes. A pesar de las reticencias y de las viejas inercias de la diáspora vasca, comenzaban a tener cabida otros campos de interés.

¿Por ejemplo?

El interés por el euskera, por ejemplo. Siempre se ha dicho que las terceras generaciones son las que retornan. Hay una primera generación que pasa las penurias, una segunda que acostumbra a olvidarse de las raíces, y una tercera que conecta con sus abuelos. Es un esquema que siempre se repite, como también ocurrió en este caso.

Y esa tercera generación es la que se sumó a la aventura en Oñati.

Sí, por el influjo de dos antecedentes. En concreto, dos cursos de verano para jóvenes americanos organizados en 1970 en Ustaritz, y nuevamente en 1972 en Ustaritz y Arantzazu. Allí había acudido como alumno de cultura vasca Pat Bieter, que fue el alma mater de toda la experiencia que se iba a vivir. Un día, bajando desde Arantzazu a Oñati, a ver el pueblo, se encontró con el edificio de nueva construcción de los agustinos de San Lorenzo. ¿Por qué no organizamos un año académico entero en este edificio?, se preguntó.

¿Y cuál era la propuesta?

El esquema era ofertar un curso organizado por Boise State University en el extranjero, en el que la cultura y la lengua vasca tuvieran mucha importancia. Entre 1972 y 1974 Pat Bieter comenzó a mover el tema, e inició una travesía muy dura, ya que tuvo que vencer muchas reticencias.

Superando viejas inercias

¿Por parte de quién?

Tuvo que convencer a la propia Universidad de Boise de que aquello era factible. Las instituciones académicas de Idaho también tuvieron que aceptar el proyecto, y fue necesario vencer las reticencias de la propia diáspora, que seguía funcionando con las viejas inercias y había gente que no lo veía claro.

Aquí también eran tiempos convulsos…

Sin duda. De hecho, las grandes reticencias surgieron en Euskal Herria. Comenzaron a circular entonces rumores de que en realidad se trataba de una tapadera de la CIA. Las reticencias iban más allá de cuestiones políticas. Hubo quien se opuso por recelos relacionados con las drogas e incluso por cuestiones de índole sexual, ya que algunos hablaban de la promiscuidad de los americanos. Se respiraba por todo ello cierto antiamericanismo, con el telón de fondo de todo lo ocurrido en Chile y Vietnam.

De modo que Pat Bieter, principal artífice del curso, tuvo que hacer mucha labor diplomática.

Fue necesaria, sin duda. Y la gota que colmo el vaso llegó del sector más reticente, encabezado por Javier Zumalde El Cabra -ex dirigente de ETA- que puso a finales de agosto cuatro bombas donde iban a alojarse. Fueron momentos muy intensos. De hecho, cuando llegaron los alumnos a Oñati el 2 de septiembre de 1974, lo hicieron en dos autobuses escoltados por la Guardia Civil.

¿Y los alumnos qué decían?

En aquella época no sabían nada. Eran chavales de 19 y 20 años más bien ajenos a todo aquello. La verdad es que luego la integración en el pueblo fue rápida. El problema vino después. Cuando todo parecía ya superado, el diario francés France Soir saltó diciendo que en Oñati había una base de la CIA. Y así, en enero y febrero de 1975, volvió la polémica, de la que se hicieron eco todos los medios.

¿Y cómo se recondujo ese nuevo contratiempo?

De nuevo Pat Bieter se las vio y se las deseó para convencer a la gente de que todo aquello era mentira. Paralelamente vino a Barcelona un exdirigente de la CIA a presentar un libro, quien a preguntas de un periodista dijo que era posible que existiera esa base en Oñati. Nuevamente, más polémica.

¿Y qué pensaban los vecinos de Oñati de tanta polémica?

En el pueblo pronto se dieron cuenta de que aquello no era más que un curso universitario, y que además era de agradecer porque se trataba de alumnos que venían a estudiar euskera. Pero es cierto que hubo momentos tensos con una correspondencia muy dura entre Telesforo Monzón y Jon Bilbao, uno de los artífices del grupo. Telesforo estaba de acuerdo en que vinieran, pero exigía garantías de que no se iban a dejar utilizar por el régimen de Franco. Txillardegi en otra carta le dice a Pat Bieter que vengan, pero que lo hagan siendo amigos de la resistencia vasca y dándose cuenta de que “esto es Palestina y no la Costa Azul”.

Llama la atención semejante revuelo ante lo que no dejaba de ser un curso académico.

Exactamente, un curso que estuvo a punto de suspenderse dos veces. Pero continuó adelante, y se repitieron cuatro nuevas experiencias. Al final en Oñati se ofertaron cinco cursos académicos de la Universidad de Boise, hasta el cierre del campus en 1980.

Embajadores de Euskadi en el exterior

¿Y por qué no continuó la propuesta?

Bueno, se puede decir que murió por causas naturales, una vez que comenzó a despegar la UPV/EHU. Le encargaron entonces a Carmelo Urza -Tambor de Oro de San Sebastián por ello- que diseñara algo nuevo que sustituyera a la experiencia del campus de Oñati. Y en 1983 nació la USAC, el programa creado en Reno de la mano de vascos norteamericanos, cuyo propósito era que los estudiantes pudieran venir al país, conocer la cultura vasca y al mismo tiempo completar sus estudios. Miles de estudiantes han pasado ya por los dos campus del programa en Donostia y Bilbao, convirtiéndose después en embajadores de Euskadi en el exterior.

De modo que la experiencia de Oñati tuvo una influencia decisiva en la diáspora vasca.

Lo dicen los propios historiadores. Señalan que aquella experiencia cambió en las nuevas generaciones la manera de ver Euskal Herria, ya que empezaron a descubrir el país de otra manera, viendo su realidad social y política. En realidad, conocer a fondo el país supuso para algunos de ellos cierto choque, ya que tenían una imagen de Euskal Herria absolutamente idealizada, casi bucólica, que no se correspondía con lo que fueron encontrando. Para la diáspora vasca fue un punto de inflexión, tuvo mucha importancia.

¿Y qué queda de todo aquello?

Se han creado familias mixtas con gente de allá y de aquí. En otoño e invierno de 1975 se produjeron las dos primeras bodas entre gente de Oñati y de Boise. Muchos americanos de aquella época, de los que vinieron cuando eran chavales, dicen que para ellos Oñati es poco menos que un lugar de peregrinación. Hay lazos de unión importantísimos entre Oñati y Boise, como lo demuestra el hecho de que en la ciudad de Idaho se celebran desde 1980 los bailes del Corpus de Oñati.

¿Qué actos hay previstos con motivo del aniversario?

Van a venir bastantes americanos. El día 6 se presentará el libro, que ha sido editado por el Ayuntamiento de Oñati y se convierte en una crónica de lo que ocurría entonces en Euskal Herria. Un pasaje de la historia en el que intervinieron personajes de renombre, como Telesforo Monzón, Koldo Mitxelena, Txillardegi, Julio Caro Baroja o Ion Oñatibia, que fue profesor de todos los cursos. Además, el día 8 el Gobierno Vasco ha organizado en Oñati el Día de la Diáspora, y se inaugura una exposición que va a permanecer durante un mes.





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Castillo | Colonialismo, Neocolonialismo y Multipolaridad

Desde el portal de Rebelión traemos a ustedes este interesante texto del cual recomendamos ampliamente su lectura.

Adelante:


Colonialismo, neocolonialismo y multipolaridad

Vladimir Castillo Soto

En el capítulo XXIV del primer tomo de El Capital, crítica de la economía política Carlos Marx estudia el proceso de la acumulación originaria del capital: en él expone buena parte de los métodos de rapiña y expoliación aplicados por el naciente capitalismo occidental. Es un libro que es necesario releer frecuentemente para tener presente cómo hemos llegado a la situación actual. La violencia europea se expandió e impuso por todo el mundo. Matanzas, robos, violaciones, esclavización de millones de seres humanos y abusos de todo género se acometen con la vil excusa de evangelizar y civilizar. Los europeos occidentales se convirtieron en la peor plaga para el género humano, que con la colonización arrasó, expolió y se apropió de continentes enteros, América, África, buena parte de Asia y Oceanía fueron sus presas. En estos quinientos años el capitalismo evoluciona y durante el siglo XX se convierte en el brutal imperialismo corporativo financiero, neocolonialista, que con su supremacismo y neoliberalismo pretende seguir asesinando, explotando y robando a buena parte del planeta.

Después de arduas y prolongadas luchas, algunas de ellas muy sangrientas, la mayoría de los pueblos del Sur lograron su “independencia” política, y quedó gran parte de ellos en terribles condiciones económicas de dependencia y de explotación de sus riquezas por parte de colonos y empresas de las metrópolis. India, Vietnam, Argelia, Angola, Sudáfrica, Indonesia y decenas de otras excolonias son ejemplo de ello en el siglo XX. Ya en el siglo XIX la América hispana con Haití a la cabeza habían dado la lucha por su independencia del yugo español y francés respectivamente. Aunque dieron sus luchas en períodos históricos muy diferentes, con características muy distintas, la mayoría de los países que fueron colonia están necesitando, con urgencia, una segunda y, ojalá, definitiva independencia, sobre todo en lo cultural, lo económico y lo político, que es lo único que puede asegurarle a sus pueblos una soberanía real y un desarrollo social y económico armonioso y sostenible.

En el planeta aún quedan más de 60 territorios que son colonias de hecho y de derecho, como por ejemplo, Puerto Rico, Guyana Francesa, Guadalupe, Martinica, Nueva Caledonia, Polinesia Francesa, Islas Malvinas, Islas Caimán, Aruba, Curazao, Bonaire, Guam, Córcega, Islas Canarias, Groenlandia, Euskal Herría, Galicia, Cataluña, Escocia y muchos otros. Las Naciones Unidas tiene el deber de colaborar con las poblaciones autóctonas de estos territorios a reencontrar la soberanía plena y su derecho a la autodeterminación, además a ser compensados de manera adecuada por la opresión y el expolio sufrido durante siglos.

Lamentablemente, en grandes territorios como Australia, Nueva Zelanda, Canadá y los Estados Unidos de América sus habitantes fueron prácticamente exterminados y reducidos a reservas y otros tipos de segregación que permitió la apropiación absoluta de sus tierras por los racistas invasores anglosajones.

Durante el proceso de decolonización en muchas excolonias el poder que se transfirió fue el político, en muchos casos tutelado, y quedó buena parte de las riquezas naturales bajo el control de empresas coloniales y/o transnacionales. Hubo una planificación del uso y explotación de las excolonias por parte de las metrópolis que se basó en la mayor apropiación posible de los recursos naturales incluida la mano de obra semiesclavizada o muy barata. El objetivo era la máxima explotación económica posible en base a un extractivismo rapaz, crudo y puro de materias primas. El neocolonialismo aseguraba una relación de dependencia casi absoluta de sus antiguos amos y en algunos casos se llegó a entregar el manejo de su política monetaria y financiera a ministerios y bancos de las metrópolis coloniales y a supeditar su política exterior y otras decisiones de importancia a organizaciones como la Commonwealth británica y su equivalente francés.

También, hay que mencionarlo, muchas excolonias buscaron sus propios caminos, se enfrentaron a los poderes fácticos de los imperios y sufrieron toda clase de sabotajes, bloqueos y humillaciones. Hubo líderes importantes como Nasser, Sukarno, Nehru y otros que organizaron la Conferencia de Bandung y más tarde la Organización de Países No Alineados, que lograron agrupar parte de los países del Sur y luchar por los intereses de los mismos. Sin embargo, podemos decir que no se logró erradicar el colonialismo, simplemente evolucionó a nuevos formatos, tan o más opresivos y explotadores que los anteriores, encubiertos algunos y muchos otros abiertos y explícitos. La deuda moral y económica de Occidente con el Sur Global, por los procesos coloniales y neocoloniales es gigantesca y sigue pendiente de ser cancelada.

El neocolonialismo se expresa de múltiples maneras, entre ellas, en el uso del dólar como moneda única de intercambio comercial, tratados de libre comercio injustos para los países del Sur, la imposición de perversos mecanismos de endeudamiento y de políticas neoliberales de privatización y antisociales aplicadas por organismos financieros como el Fondo Monetario Internacional (FMI), el Banco Mundial (BM) y los Bancos de Desarrollo, que se complementan perfectamente con la Corte Penal Internacional, la Organización Mundial del Comercio, la hegemonía cuasi absoluta en la industria cultural y la cartelización de los medios de comunicación e información y las redes sociales, el modelo de democracia dirigida desde el Norte al servicio de sus corporaciones, su aristocracia y su plutocracia, las estructuras de las Naciones Unidas que están al servicio de Occidente, es decir, todo un sistema basado en sus reglas, las cuales son violadas cada vez que los intereses occidentales así lo requieren. En otras palabras, el neocolonialismo es una de las “patas” más necesaria del mundo unipolar que Occidente pretende mantener vigente y que hay que destruir, hasta sus cimientos lo antes posible, si queremos sacar para siempre a nuestros pueblos de la pobreza y garantizarles un futuro digno, soberano y en paz.

Algunos países e incluso regiones enteras del planeta, como el caso de África, están planteando desde hace mucho tiempo que los explotadores y saqueadores paguen reparaciones y pidan disculpas por los daños morales, económicos, culturales, éticos, ecológicos, sociales, religiosos y otros que los imperios coloniales y sus descendientes infligieron a centenares de pueblos y naciones que sufrieron los efectos y consecuencias del colonialismo, la esclavización e incluso el genocidio de sus poblaciones.

Este tipo de iniciativas son muy válidas, las valoraciones de los daños del colonialismo de los últimos quinientos años y el neocolonialismo actual deben ser determinadas con mucho cuidado y seriedad haciendo un trabajo de investigación historiográfico muy sólido, diferenciado, exhaustivamente documentado, ojalá con el apoyo de instituciones oficiales nacionales y multilaterales como la Unión Africana o la Comunidad Caribeña y universidades locales, compartiendo esfuerzos e información entre organizaciones homólogas de todo el mundo y evitando la participación de ONGs y movimientos creados expresamente desde Occidente para incidir en estos procesos, fundamentalmente con dos finalidades, sabotear los procesos y hacerlos inviables o acercarse a los países para establecer diálogos y por la vía de los programas de apoyo económico y financiero formalizar y profundizar su control neocolonial a largo plazo.

Así pretenden estar listos para pagar su deuda moral, cuando en realidad sus intenciones y planes son lograr que sus instituciones financieras y corporaciones transnacionales, como por ejemplo, la Sociedad Americana de Derecho Internacional (ASIL, por sus siglas en ingles), la Open Society Fundation de George Soros, el FMI, el BM, el Banco Interamericano de Desarrollo, BlackRock Corporate entre muchos otros amplíen su participación en los sectores críticos de las economías, profundizando y ampliando su control neocolonial, asegurando así mantenerse como líderes y policías únicos del planeta.

Algunos estudiosos plantean que, aun hoy día, los modelos básicos del dominio colonial occidental sobre los países del Sur Global determinan la economía mundial. Las “metrópolis” explotan a los países en desarrollo calculando sacar ganancias, cuyos volúmenes sobrepasan mucho los daños acumulados de la época colonial. Los programas económicos neoliberales, impuestos por las instituciones financieras occidentales limitaron el desarrollo de los países del Sur. Llevados por la fuerza a pactar acuerdos desbalanceados de “libre comercio” que favorecían a las empresas transnacionales, en los últimos tiempos se han exportado materias primas por más de 2.2 billones de dólares al año a un precio mucho más bajo, configurados en las bolsas de valores occidentales, y eso sin contar con otras expensas del sistema de Breton Woods como corrupción, decrecimiento ilegal de capitales y repatriación de beneficios. Con esto la suma del daño acumulado a los países del Sur Global desde el inicio de la época colonial se estima en más de 200 billones de dólares, recursos que han podido ser dirigidos a sanar las graves heridas, desigualdades e injusticias dejadas por el colonialismo y neocolonialismo impuesto por Occidente para su beneficio.

El sólido poder de China, el renacer de Rusia, el crecimiento de India, la independencia política real de Sudáfrica, Mali, Níger, Burkina Faso y otros países africanos, la fortaleza de Irán, los BRICS+, el ALBA-TCP en América Latina y el Caribe, la ASEAN y la Unión Económica Euroasiática en Asia son, sin duda, muestras claras del indetenible mundo multipolar que emerge. Organizarse, conformar y consolidar polos de poder es el camino para lograr que nuestros países construyan su desarrollo, con justicia social y soberanía plena, y exigir que Europa y sus exhalaciones anglosajonas paguen su maldad y daños acumulados e infligidos al Sur Global en los últimos cinco siglos. Sin una reorganización real de la arquitectura global política, cultural, comercial y militar no se puede hablar de compensaciones reales para los afectados por las nefastas consecuencias del colonialismo y neocolonialismo, ni de la conclusión del proceso de decolonización.

 

 

 

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