Esta publicación va con dedicatoria a Geroa Bai y a EH Bildu por una sencilla razón; en esta nota publicada por Naiz su autor da cuenta del escenario que se perfila en Nafarroa, con las cuatro formaciones de derecha incapaces de mirarse a los ojos y el PSOE bajo asedio a nivel estatal.
Adelante con la lectura:
Quedan nueve meses para las elecciones y el curso arranca en Nafarroa con posibilidades reales de tener a la derecha fragmentada en cuatro formaciones. No acostumbra la derecha a desordenarse tanto y hay que entender este desconcierto en términos de oportunidad.
Comencemos la disección por lo más obvio. Vox va a volver a presentarse y lo hará con más opciones que nunca, aunque en los últimos meses haya perdido fuelle. Y en el otro extremo, está Ciudadanos, que aporta ya tan poco que es probable que todos los demás le dejen de lado. Entiendo que, más por vergüenza que por otra cosa, sacará papeleta.
Con estos, ya tenemos dos de cuatro. Pasemos a los otros dos, que son los interesantes.
Hoy por hoy, PP y UPN apuestan por ir cada uno por su lado. Y el más interesado en romper es, esta vez, el PP, a quien siempre se le tiene por el eslabón más débil en el territorio.
El PP se sabe –o cree saberse– ganador de las elecciones de noviembre de 2023 en el Estado. Tiene además la capacidad de fichar a Sayas y Adanero (si es que no los tiene comprados ya desde la votación de la reforma laboral).
Por una vez, poco le puede ofrecer UPN al PP, pues la Presidencia la ve de muy lejos. A lo sumo, Esparza aspira a que Chivite juegue más a dos bandas que en esta legislatura. Y como el PP irá a una confrontación a lo bestia contra Sánchez, ese plan de Esparza de andar de bastoncito del PSOE para que no se apoye tanto en EH Bildu no resulta lo más sugerente del mundo.
Fía sus opciones UPN en su mayor militancia y presencia en pueblos (hay municipales también), además del cariño que le tiene algún medio local. Pero ojo que las radios, tan suyas otras veces, no se vayan con el PP. Y ojo también a los digitales, las teles y las redes sociales, que apostarán con vehemencia por el PP.
La tensión preelectoral se presume voraz y, cuando se encrespa el debate como se va a encrespar, puede devorar a cualquiera.
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