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miércoles, 12 de septiembre de 2012

Urzainqui | Navarra es la Nación

Si gustan que se sustente históricamente la viabilidad de Euskal Herria como nación soberana, favor de leer este texto:

Navarra es la nación

Tomás Urzainqui Mina

Hace algún tiempo publiqué sobre el tema de nación y comunidad los artículos Euskal Herria ez da nahikoa (No basta con Euskal Herria), y más recientemente Euskal Herria no es el sujeto político, en los cuales analicé la comunidad, ahora pretendo complementarlos, profundizando en la nación, aspectos ambos de la misma sociedad. Así, Ferdinand Thönnies analizó científicamente la sociología de las sociedades y comunidades en Comunidad y asociación, donde afirma que "la nación es a la comunidad lo que el animal es a la planta. La idea del cuerpo social, de igual manera se encarna de manera más pura en la comunidad y de manera más plena en la nación". Estas comparaciones permiten explicar la comunidad y la nación en esta sociedad dominada -y comprender mejor el aparente problema que para algunos supone la coexistencia de lo vasco y lo navarro-. La nación es la que hace posible la imprescindible libertad individual y colectiva del conjunto de la sociedad.

Sabino Arana, al describir el eco que la Gamazada tuvo en Bizkaia, señaló que la unidad patriótica de los navarros, de toda clase y condición, en defensa de la soberanía política, económica y de los derechos de Navarra frente a la agresión del Estado español, era un verdadero modelo nacional. Resaltando que al volver de Iruña a Bilbao les recibieran en esta ciudad a los gritos de: "Viva Navarra". José Miguel Barandiaran, en su investigación etnográfica no obvió, sino todo lo contrario, la trascendencia de la presencia del Estado propio, el Reino de Navarra, junto a la cultura popular vasca. Autores de la importancia de Arturo Campión, Jesús Etayo, Manuel Irujo, Anacleto Ortueta, J.A. Agirre Lekube y otros entendieron que Navarra es el objeto de la nación y el estado histórico de los vascos, mientras que buena parte del movimiento nacionalista vasco insistía principalmente en la defensa y la recuperación de la lengua y cultura vascas.

La Nación y el Estado de Navarra: La nación navarra está constituida, como tal, hace más de ochocientos años, desde el momento que integra a la pluralidad de comunidades existentes en su ámbito territorial, posee su estatalidad e instituciones nacionales y, sobre todo, reivindica un patriotismo navarro para defender a la nación pro libertate patria gens libera state. Reconocer y defender la realidad de nuestra sociedad libre y soberana comienza por afirmar el Estado propio, su sociedad política plural e intercultural, donde su clave lingüística y cultural es el euskera.

Por si a estas alturas hay alguien que no se haya enterado, Navarra es el nombre del Estado europeo que nos es propio, y la conquista del mismo por España y Francia ha tenido y tiene una repercusión inmediata en la vida, derechos y libertades de todos nuestros conciudadanos. Lo que incluye a todas las personas que residen en los territorios navarros afectados por las citadas conquistas, pues tanto lo referente a la realidad objetiva nacional navarra como a la realidad objetiva lingüística se debe a la situación de Estado conquistado, que solo acabará con la desconquista.

Mientras Navarra es la garantía de la libertad y la independencia internacional de toda la sociedad, Euskal Herria es la presencia universal de la comunidad euskaldun, solo garantizada por la sociedad nacional y su Estado que es Navarra. Sistemas estatales, jurídico, monetario, económico, fiscal, educativo, sanitario, diplomático (tratados y de relaciones internacionales), comunicaciones, defensa, judicial, y la territorialidad donde se aplican, que solo los tienen los estados, aunque sean conquistados y ocupados como el nuestro. Los tratados y relaciones internacionales reflejan a Navarra como sujeto político independiente internacional. Hasta la conquista de 1620 es sujeto activo internacional, convirtiéndose luego en objeto pasivo de los tratados. Pero, a pesar del negacionismo impuesto, en los tratados vigentes entre España y Francia figura Navarra, a la que dichos estados ocupantes consideran cínicamente como las dos partes surgidas tras la separación de las dos navarras. La territorialidad navarra es reconocida por el derecho internacional a pesar de haber sido dividida, y mantiene el nombre de Navarra en buena parte de su territorio.

El sujeto nacional: En la actualidad asistimos a una mayor presencia de Navarra como sujeto político, en cada vez más amplios sectores de la ciudadanía y de forma más o menos superficial en algunos dirigentes de las distintas formaciones del movimiento abertzale, que se muestra entre otras manifestaciones desde la amplia oferta y demanda de obras de investigación y divulgación del acervo nacional de Navarra (historia, historia política, derecho, instituciones, monumentos, símbolos), hasta una creciente presencia de sus símbolos y banderas en actos sociales y políticos en todo el territorio nacional. En muchas ocasiones compartiendo el espacio con la ikurriña. Lo vasco y lo navarro, la lengua y el estado, lo cultural y lo político, la comunidad y la sociedad, lo étnico y lo nacional, la sociología lingüística y la sociología política, la historia de la cultura y la historia jurídica (del derecho), la lingüística y la filosofía del derecho, la comunidad y la nación son manifestaciones de aspectos diferentes, pero inseparables, de la misma realidad social.

Hacer abstracción de la real y verdadera Nación de los vascos que es Navarra, para crear otra, de inevitable factura esencialista, llamándola Euskal Herria, es un craso error político, social, cultural y económico, y supone en primer lugar un inconsciente colaboracionismo con las dos naciones que han conquistado nuestra patria. Pues los dos estados ocupantes están encantados de que el Estado conquistado y dominado por ellos sea también negado por los propios ciudadanos subordinados, reduciéndolo a la mera condición de una comunidad cultural, étnica y lingüística, que, querámoslo o no, así se muestra, obviando e ignorando a su Estado propio.






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