El mundo entero se ha olvidado de la pandemia del SARS CoV-2 que le mantuvo en vilo durante dos años para centrar su atención en el este europeo en donde el imperialismo desbocado y cínico de Washington topó con pared hace poco más de diez días.
Pero el Covid-19 sigue ahí y las medidas sanitarias para contenerlo deben continuar por un tiempo prudente, en espera que la cepa se vuelva endémica.
En ese sentido, Cuba ha sido puntero en todos los frentes contra esta enfermedad a pesar del bloqueo no solo económico y comercial a la Isla, sino también mediático.
De esto nos habla este artículo de Cubainformación:
Vacunas cubanas que derrotaron una larga guerra de mentiras
José Manzaneda | Coordinador de Cubainformación“Cuba será posiblemente el primer país en vacunar a toda su población con una vacuna propia” contra la Covid-19. Lo decían en la Isla, en mayo de 2021. Y así ha sido. Cuba está hoy entre los cinco primeros países del mundo en porcentaje de vacunación y fue el primero en inmunizar a su población infantil desde los dos años. Y todo sin vacunas foráneas: solo con las tres creadas y fabricadas en un país del Sur, pobre y bloqueado.
La vacunación en Cuba ha tenido que lidiar no solo con las sanciones de EEUU. También contra una persistente campaña mediática destinada a generar desconfianza y miedo.
Al comienzo del proceso, medios internacionales como BBC hablaban sobre “los riesgos del plan para inocular” a la población cubana “sin saber si sus vacunas contra el coronavirus son efectivas”.
En Martí Noticias, medio propiedad del Gobierno de EEUU, alertaban sobre las “dudas” que “levanta” la vacuna Abdala. “Tres especialistas consultados” –en Miami, ¿dónde si no?- señalaban la “falta de (…) transparencia en las investigaciones, métodos clásicos de una dictadura” y pedían a los gobiernos del mundo emitir “una advertencia internacional” sobre las vacunas cubanas.
La supuesta baja o nula efectividad de estas fue uno de los mensajes de campaña. El fallecimiento, en septiembre, de dos médicos, generaba titulares como el de Diario de las Américas, “Médicos de Cuba en alerta: Las vacunas no protegen”. Un supuesto “médico opositor” aseguraba, en una cadena de medios, que “la vacuna no es eficaz”.
Y para generar desconfianza, qué mejor… que inventarla. El medio anticastrista “14yMedio” aseguraba que “los vacunatorios (en la capital cubana) están vacíos”. Lo decía “un residente de Centro Habana” (sin nombre) “que no piensa inmunizarse con ningún candidato vacunal cubano hasta que no esté certificado internacionalmente”. Y que anticipaba que el Gobierno estaría “preparando a la gente antes de anunciar que la vacunación será obligatoria". Poco éxito en sus predicciones, porque el proceso de vacunación en Cuba ha sido absolutamente masivo y totalmente voluntario.
Otra prueba de lo malas que son las vacunas cubanas es que, “a diferencia de lo que ha ocurrido en otros países –decía BBC-, ningún líder cubano ha publicado sus fotos recibiendo una de las dosis”. “Diario de Cuba” aseguraba que “los cubanos se preguntan si (…) los funcionarios del Estado se inocularán tales fármacos”. Demagogia aparte, la explicación parece clara: el Gobierno cubano no quiso condicionar a la población hacia una u otra de las vacunas nacionales, de similar efectividad.
Cuba fue atacada también porque –según leemos en Martí Noticias- fue “el único (país) en la región que rechazó el ofrecimiento del Fondo” Covax, “un mecanismo que proveerá” de “millones de dosis gratis a 33 países del continente”. En consecuencia, decía en mayo BBC, Cuba es “uno de los últimos países de la región en comenzar a inocular a su población”. Dos mentiras de bulto. Una, Cuba no está entre los 92 países más pobres que pueden recibir gratis las vacunas Covax, por lo que la producción propia constituyó un enorme ahorro para el país. Dos, el mecanismo Covax ha sido un rotundo fracaso, y sus retrasos de entrega habrían sido letales para la población de la Isla. Cuba acertó de lleno con su decisión de apostar por sus propias vacunas y en rechazar consejos envenenados.
Y en todo esto, el colonialismo informativo: para exaltar las vacunas producidas por farmacéuticas de los países ricos y para descalificar las cubanas. Un supuesto “doctor especialista en medicina” –también de Miami- explicaba que, “en EEUU, científicos (…) independientes supervisan la producción del medicamento, no así en Cuba”. ¿La garantía de calidad? Aparecer en la revista científica británica The Lancet: con la vacuna rusa Sputnik –decía Martí Noticias- “no fue hasta que presentaron sus resultados” en dicha revista “que la comunidad internacional empezó a asumir su eficacia y seguridad”. Lo curioso es que, este mismo medio, en otro reportaje, descalificaba a The Lancet por sus “elogios de brocha gorda” a Cuba por su "respuesta exitosa” ante la pandemia. Todo muy coherente.
Entre los actores de esta opereta, no solo tuvimos a supuestos “expertos médicos” de Miami. Eduardo López Collazo, científico cubano residente en Madrid, fue entrevistado en todos y cada uno de los medios anticastristas financiados por el Gobierno de EEUU (ADN Cuba, Diario de Cuba, Cubanet…), en los que no se cansó de despreciar la “supuesta vacuna” cubana, porque la Isla no es “un sitio de excelencia científica, ni” tiene “grandes medios tecnológicos para desarrollarla”. Sobre “las estadísticas cubanas” –afirmó- “no me las creo jamás. (…) A mí no me pueden engañar”.
Pero a este investigador, presentado como “uno de” los de “mayor reconocimiento científico internacional en el área de la inmunología” nadie le engañó. Sencillamente, se equivocó. Despreció el trabajo sacrificado de la comunidad científica cubana que, con todos los obstáculos materiales imaginables, consiguió desarrollar tres vacunas, inmunizar a la población de todo un país –su país- y salvar miles de vidas.
Por cierto, López Collazo es director científico del Instituto de Investigación Hospital Universitario La Paz de Madrid. ¿Saben quiénes pagan sus investigaciones? Farmacéuticas como Pfizer, Astrazeneca y Janssen. A lo mejor es que todo cuadra.
Coordinación de subtitulaciones: Antonio García Moreno.
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Video | Vacunas cubanas que derrotaron una larga guerra de mentiras
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