Lo dicho, después de lo del 11 de septiembre van a meter a ETA con calzador en todo lo que puedan.
Así lo ha hecho Leonardo García Tsao quien, en una crónica del Zinemaldia que se lleva a cabo año con año en Donostia casi que de la nada ha metido un comentario bastante desafortunado acerca de ETA al hablar de las afectaciones que lo ocurrido en Nueva York y Washington el 11 de septiembre a causado en el festival al ser la causa para que no asistieran al mismo las comerciales estrellas estadounidenses.
Por cierto, en hacerlo, Leonardo García Tsao demuestra que de cine sabe, pero que la geopolítica no es lo suyo, cuando escribe 'la ETA', tal como lo repiten ad nauseum los medios de comunicación españoles.
Desde este humilde blog le invitaríamos a leer la cobertura noticiosa del conflicto vasco ahí mismo, en La Jornada, para que note como los vascos dicen ETA mientras que los españoles, quienes a últimas fechas hablan de exterminio, dicen la ETA... y siendo que ETA es un acrónimo en euskera pues ya podemos deducir cual es la forma correcta de referirse a esa organización antifascista.
Dicho lo anterior, volvamos a lo cinematográfico:
Buena cosecha en San Sebastián
Leonardo García TsaoA fin de cuentas, la amenaza bélica que ronda por buena parte del mundo no afectó el afortunado desarrollo de la versión 49 del festival de San Sebastián. En esta pacífica ocasión ni siquiera ha habido los habituales disturbios relacionados con la ETA. Una vez que los medios locales se resignaron a la ausencia de las estrellas hollywoodenses, la atención se ha puesto sobre la calidad de la sección oficial de concurso que, por esta ocasión, ha tenido un nivel más que aceptable.
Hoy se dará a conocer el veredicto del jurado presidido por el cineasta francés Claude Chabrol, y aunque los premios de San Sebastián suelen ser más disparatados que los de otros festivales, es de esperar que reine la cordura y se reconozcan los títulos más elogiados por la crítica.
De los tres filmes españoles en concurso, el más satisfactorio por mucho ha sido En construcción, de José Luis Guerin, documental que recoge lo oído y visto en la demolición de unos viejos edificios en el barrio barcelonés El Chino y la construcción, en su sitio, de un moderno complejo de departamentos. Aunque a la película le sobra pietaje -defecto común en el cine actual-, Guerin consigue derivar de esa sencilla premisa meditaciones pertinentes sobre las aspiraciones del hombre y la posible inmortalidad de su obra. De las otras dos, Juana la loca, de Vicente Aranda, y Visionarios, de Manuel Gutiérrez Aragón, digamos con cortesía que no son las obras más decorosas de ese par de veteranos realizadores.
Muy aplaudida en su función de prensa fue la danesa Et rigtigt menneske (Humano en verdad), de Ake Sandgren. Inscrita en el económico esquema del Dogma 95, la película aborda en tono humorístico la fantasía de lo que podría ocurrirle a un ser inocente -un joven que aparece de la nada- en una sociedad tan restringida y desvirtuada sobre lo amoroso como la actual.
Del par de representantes latinoamericanas sobresalió Un taxi para tres, del chileno Orlando Lübbert; crónica del crimen ya habitual en la urbe tercermundista pero hecha con un malicioso sentido del humor: un taxista es forzado a manejar para un par de bandidos y, ante el botín compartido, es convencido sobre las ventajas de la vida criminal. En cambio La fuga (Argentina-España), de Eduardo Mignogna, es un modelo de torpeza narrativa; en su intento de contar la vida de un grupo de reos fugitivos con audaces saltos de tiempo, el realizador sólo ha conseguido hacerse un camote espantoso.
En cuanto al cine angloparlante, lo mejor ha sido The grey zone (La zona gris), recreación dura y sin concesiones melodramáticas de las condiciones de vida en el campo de concentración de Auschwitz. El relato del debutante Tim Blake Nelson enfoca un tema poco abordado, el de los judíos que trabajaban en el llamado Sonderkommando, obligados a ejecutar y cremar los cadáveres de su propia gente. De difícil salida comercial por su negativa a introducir elementos apaciguadores, esta película podría rebautizarse La vida es horrible.
También tiene lo suyo Last orders (Ultimas órdenes), producción inglesa dirigida por el australiano errante Fred Schepisi, que examina con base en flashbacks la amistad de un cuarteto de viejos ingleses, en el viaje que realizan para arrojar las cenizas de uno de ellos al mar. Cimentada sobre las actuaciones de expertos como Michael Caine, Bob Hoskins y Tom Courtenay, esta reflexión agridulce sobre los avatares de la vida también cosechó muchos aplausos.
Marginado esta vez de la competencia, el cine mexicano se ha visto sobre todo en la sección Zabaltegi (Zona abierta). El equipo de De la calle, de Gerardo Tort, ha sostenido interesantes debates con el público, así como ha acumulado un buen puntaje en las encuestas para el Premio de la Juventud. Y hoy se estrena El sueño del caimán, segundo largometraje de Beto Gómez (cuya ópera prima, El agujero, no se ha exhibido comercialmente en México). Por otra parte, Y tu mamá también, de Alfonso Cuarón clausurará mañana la sección llamada Made in Spanish. Ya veremos entonces si Tort o Gómez se hacen del cuantioso premio de Nuevos Directores.
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