Con respecto a la idoneidad de celebrar a la Segunda República Española en Hego Euskal Herria traemos a ustedes estas precisiones históricas que originalmente fueron publicadas en Noticias de Navarra pero que traemos a ustedes desde el portal de Nabarralde. En esta información también podría estar la clave acerca de los motivos detrás de la brutalidad con la que los sublevados se comportaron en Nafarroa, Bizkaia y Gipuzkoa a partir de 1936.
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Gernika, 17 de abril de 1931, la República que no pudo ser
Xabier Berruezo Gambarte | Euskaria FundazioaEl domingo, 17 de abril, se cumplió el 80 aniversario de la firma por los representantes municipales de Bizkaia de una declaración a favor de la instauración de la República vasca promovido por los alcaldes de Mundaka, Getxo, Bermeo y Elorrio.
En la madrugada del 14 de abril de 1931, en una España carente de un gobierno legalmente constituido y en la que los ayuntamientos eran, de facto, las únicas instituciones de gobierno en vigor, la corporación municipal de Eibar fue el primer municipio que proclamó la 2ª República española. En ese contexto, José Antonio Agirre, recién elegido alcalde de Getxo, junto con los alcaldes de Mundaka, Bermeo y Elorrio, hicieron ese mismo día un llamamiento público a los representantes de los municipios del territorio histórico a reunir las Juntas Generales de Bizkaia en Gernika, en torno al árbol centenario. Respondiendo a este llamamiento el día 17 de abril de 1931, una caravana de coches y autobuses con centenares de representantes municipales y de entusiastas ciudadanos se dirigieron a la villa foral con intención de apoyar un manifiesto mediante el cual se proclamaría la República vasca, un nuevo marco jurídico político que convertiría a Hegoalde en una República libremente federada al Estado español en igualdad y en paralelo al resto de nacionalidades presentes en España. Pero no pudieron acceder a la villa foral porque las tropas del ejército español provenientes de Gasteiz y Bilbo ocuparon militarmente la villa, emplazaron ametralladoras en sus calles y al mismo tiempo fuerzas de la Guardia Civil cortaron sus accesos por carretera.
Fue allí mismo, a las puertas de la villa, donde los centenares de delegados municipales que intentaban acudir a la cita, estamparon sus firmas sobre un manifiesto que se recoge en la obra Entre la libertad y la revolución, del lehendakari José Antonio Agirre. Aquel día la primera República vasca no pudo ser por la fuerza del ejército y de la Guardia Civil españolas, apenas cinco años después, ni siquiera la segunda República española pudo ser.
El madrileño periódico ABC del día 18 daba cuenta del suceso de la siguiente forma: “Este mediodía ha llamado la atención el paso por la población de cinco autobuses ocupados totalmente por soldados de Garellano, equipados como para viaje. Nos dicen que iban a Guernica para evitar desórdenes que pudieran producir los tradicionalistas llamados aquí de la derecha, que son los que exigen la separación de la República vasca de la española. En efecto, poco después hemos averiguado que los separatistas se habían dado cita en la villa foral de Guernica para proceder a la solemne proclamación de la República vasca junto al árbol secular de las tradiciones vascas”.
Hoy, 80 años después, la situación política, en los aspectos sustanciales, es similar. El ejército español sigue ocupando Euskal Herria, la Guardia Civil sigue cortando el acceso a nuestros pueblos, los medios de comunicación españoles siguen manipulando la información y la represión a todo y a todos lo que promuevan la recuperación de la soberanía, el ejercicio del derecho de autodeterminación y la independencia, se agudiza progresivamente.
Hoy, 80 años después, el Gobierno de la Comunidad Autónoma Vascongada, enrocado en una autonomía agotada y utilizada durante treinta años como anestésico de las aspiraciones independentistas de la mayoría social, ha condenado al olvido a aquellos cuatro alcaldes bizkainos que supieron, en unos momentos históricos de cambios y de incertidumbres, marcar la diferencia entre la primera República vasca y la segunda República española, como dos expresiones políticas diferentes y declarar públicamente su voluntad de restablecer nuestra nación y proclamar la República vasca, como decían textualmente en su manifiesto “para garantizar su libre y pacífico desenvolvimiento y asegurar el bien común y los beneficios de la libertad a todos sus ciudadanos presentes y futuros” así como “el natural e inalienable derecho de los pueblos a regirse por su libre determinación”.
Hoy, 80 años después, los valores republicanos que animaron a nuestros predecesores siguen de plena actualidad y vigencia. Todos los modelos de recuperación de la soberanía confluyen en una forma común de organización política, la República vasca. Los partidos políticos abertzales son ramas de un mismo árbol que hunde sus raíces en el fértil suelo del republicanismo y mas allá de intereses creados o de procesos electorales, los valores republicanos de libertad, democracia y respeto de los derechos humanos individuales y colectivos son patrimonio colectivo de todos ellos.
Aquellos hombres y mujeres que el 17 de abril de 1931 intentaron proclamar la República vasca que no pudo ser, no merecen ser olvidados ni ignorados, por el contrario, merecen todo nuestro reconocimiento y homenaje. Por ello la Fundación Euskaria pretende que no quede en el olvido aquella iniciativa de los cuatro alcaldes bizkainos ni que se relegue la vigencia actual de los valores republicanos que animaron a aquellos abertzales, por eso celebramos el pasado día 17 de abril en la Casa de Juntas de Gernika un acto público de homenaje a aquellos promotores de la República vasca en el que se invitó a los ciudadanos y ciudadanas vascas a proclamar públicamente, como lo hicieron nuestros antecesores, el apoyo a la constitución de una República vasca independiente como resultado de un proceso de ejercicio de la libre autodeterminación que como pueblo nos asiste. Y lo hicimos pacíficamente, del mismo modo que los alcaldes de Mundaka, Getxo, Bermeo y Elorrio lo hicieron hace 80 años, porque pequeños gestos sustentan grandes ideas.
Gora Euskal Errepublika!
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