Un blog desde la diáspora y para la diáspora

domingo, 13 de agosto de 2023

Nazar Haro el Franquista

Los presidentes mexicanos Ernesto Zedillo y Vicente Fox tienen en su haber una terrible deuda con el pueblo vasco en particular y con todos los pueblos oprimidos en general; ambos se dedicaron a dar persecución sin tregua a los refugiados políticos vascos en ese país, entregándolos a Madrid sin importar que fuese un estado paria en Europa.

Naiz nos trae este reportaje acerca de las sucias maniobras emprendidas por el régimen borbónico franquista en México en los años 70 del siglo pasado, mismas que tenían como objetivo minar el prestigio de dicho país como país de acogida a quienes huían de las criminales dictaduras de la época.

Lean ustedes:


Un falso atentado de ETA-pm en México contra el rey español, en papeles desclasificados

NAIZ ha accedido a informes clasificados enviados por la Policía española a las autoridades mexicanas y que ahora han visto la luz. Madrid advirtió sobre un posible atentado contra Juan Carlos de Borbón en su primer viaje al país azteca en enero de 1978. Todo era falso pero define bien la época.

David Santa Cruz y Alberto Pradilla

La primera visita del rey español Juan Carlos de Borbón a México tuvo lugar en noviembre de 1978, días antes del referéndum sobre la nueva Constitución que sustituyó a la franquista. Allí fue recibido por Dolores Rivas, viuda del derrocado presidente de la II República española, Manuel Azaña, y exiliada en aquel país desde el golpe de Estado fascista de 1936. El encuentro tuvo lugar en Ciudad de México y fue aplazado durante diez meses. Uno de los motivos que hasta ahora no se conocían pudo ser una falsa alarma: los servicios secretos españoles advirtieron a sus homólogos mexicanos sobre un posible atentado de ETA-pm contra el jefe del Estado español con motivo del inicio de la gira latinoamericana que incluyó Perú y Argentina.

El aviso fue enviado en un documento sin firma pero que atribuye la supuesta investigación a la Brigada Regional de Información. Y forma parte de los expedientes sobre la organización armada vasca disponibles en el Archivo General de la Nación mexicano.

El informe, al que ha tenido acceso ahora NAIZ gracias a la liberación de miles de archivos de inteligencia mexicanos en el año 2000, es el primero de dos tomos de información que abarcan desde 1978 hasta 1986 y que prueban tanto la información falsa enviada desde Madrid como los seguimientos sufridos por dirigentes abertzales y miembros de la diáspora vasca en México.

Según ha podido corroborar NAIZ de antiguos integrantes de ETA-pm, aquel atentado nunca fue planificado y solo existió en la mente de los policías españoles que elaboraron el informe. De hecho, el viaje del supuesto comando que debía llevar a cabo el ataque jamás tuvo lugar.

El antecedente de Carrero Blanco

«La información recogida hasta ahora y la calidad de los individuos que componen la expedición nos obligan a pensar en la realización de una acción de mayor envergadura. Acción que podía consistir en la preparación de un atentado contra SSMM los REYES (sic) de ESPAÑA (sic) en su anunciada visita a esta citada República Centroamericana para enero de 1978», indica el documento.

«El hecho de que se haya tomado tanta antelación y la sobrada especialización de sus componentes, nos hace pensar en las similitudes que se están dando con la preparación y desarrollo del atentado que costó la vida al presidente del gobierno, Almirante CARRERO BLANCO, y a su escolta, el 20 de diciembre de 1973», continúa el informe policial.

La referencia al atentado contra el presidente español, Luis Carrero Blanco, muestra hasta qué punto la denominada ‘Operación Ogro’ había quedado marcado en el imaginario español.

El relato policial hace referencia a once supuestos activistas de ETA-pm que estarían preparando el ataque. Entre ellos se encuentra Kepa Aulestia, quien recuperó su libertad en 1977 y que tuvo una evolución política hasta ubicarse en postulados unionistas.

Además, al menos dos de las once personas señaladas en el informe como supuestos integrantes del grupo que viajaría a México (Iñaki Mujika Arregi –‘Ezkerra’ –e Iñaki Perez Beotegi –‘Wilson’–, fallecido en 2008) fueron previamente procesados por participar en el atentado que cambió la sucesión en la cúpula del franquismo. Ambos habían recuperado la libertad apenas en junio de 1977, pocos meses antes de la elaboración del informe policial sobre el atentado en México, y fueron extrañados a Oslo (Noruega), aunque posteriormente regresaron a Ipar Euskal Herria.

Más allá de la presencia circunstancial de estos dos ciudadanos vascos en el informe policial, el documento se basa en conjeturas y no aporta una sola prueba que apunte a la preparación de un atentado.

NAIZ ha hablado con dos fuentes que en aquel momento formaban parte de la organización armada vasca y descartan que dicho atentado contra Juan Carlos de Borbón en territorio mexicano hubiese estado siquiera en sus planes. En aquellos momentos, ETA-pm tuvo diversos picos en su actividad, que vino marcada también por algunos hitos políticos: la denominada Ley de Amnistía de 1977, las primeras elecciones al Congreso español, de ese mismo año; el referéndum de Constitución española, en 1978; y el Estatuto de Autonomía para Gipuzkoa, Bizkaia y Araba. Algunos de sus integrantes se enrolaron posteriormente en ETA-m, quien defendía mantener la actividad armada, mientras que otros dieron el paso a Euskadiko Ezkerra, que posteriormente llegaría a un acuerdo de coalición con el PSE.

Pero este debate es ajeno al relato de los policías, según el cual los activistas de ETA-pm realizaron diversas reuniones, una en Bélgica y otra en Iparralde, en casa de Julen Madariaga, fallecido en abril de 2021. En estos encuentros, siempre según estos informes, habrían solicitado los contactos para desplazarse a México. Tampoco toma en consideración que algunos de los militantes a los que menciona acababan de recuperar su libertad en meses anteriores.
 
México, tierra de exilio

El informe policial, que incluye una ficha de cada uno de los militantes investigados, se envió en algún momento de finales de 1977, un año antes del referéndum en el que se aprobaría la Constitución española. México fue uno de los principales apoyos para la II República española y destino de miles de exiliados tras el golpe de Estado fascista del general Francisco Franco en 1936. Desde 1939 y durante todo el gobierno franquista, rompió relaciones con España y no las retomó hasta la muerte del general.

El viaje de Juan Carlos de Borbón buscaba presentar las credenciales democráticas del nuevo sistema político español. En aquel momento, Adolfo Suárez estaba al frente del gobierno de Madrid, mientras que en México el ejecutivo estaba liderado por José López Portillo, a quien gustaba presumir de su ascendencia vasca. Tenía raíces en Caparroso, población que visitó oficialmente en 1977. Aquella época era de férreo dominio por parte del Partido Revolucionario Institucional (PRI), que gobernó de forma ininterrumpida desde 1929 hasta el año 2000, cuando el conservador Vicente Fox inició la alternancia a principios del siglo XXI.

México tiene una importante tradición de recibimiento a los perseguidos políticos que se expresó tras el golpe de Estado fascista y la guerra posterior, así como en los años 80 del siglo pasado con la llegada de una importante diáspora de militantes independentistas vascos. Los documentos en poder de NAIZ prueban que el país fue también una prioridad para los servicios secretos españoles, que trataron de boicotear los apoyos recibidos por el independentismo vasco.

Un torturador al frente de los seguimientos a la delegación de HB

Los servicios policiales mexicanos estuvieron especialmente activos en el seguimiento de militantes independentistas a principios de la década de 1980, según revelan los informes del Archivo General de la Nación mexicana. En aquel momento se registró la visita de una delegación de Herri Batasuna encabezada por cargos electos como Telesforo Monzón, Miguel Castells o Santiago Brouard, quien fue asesinado en 1984 por los GAL, así como gestiones para que un grupo de exiliados vascos se establezcan en México.

El encargado de elaborar los informes sobre los militantes independentistas fue una figura clave de la represión durante los años 70 del siglo XX: Miguel Nazar Haro. El oficial, que llegó a dirigir la Dirección Federal de Seguridad, fue uno de los ejecutores de la guerra de exterminio contrainsurgente (la mal llamada guerra sucia) particularmente en contra de la Liga 23 de Septiembre. En su carrera fueron frecuentes las denuncias por tortura y desapariciones y fue fundador de la denominada Brigada Blanca, encargada de la persecución de activistas de izquierda. En 2004 fue detenido por la desaparición de Jesús Piedra Ibarra ocurrida en 1975, pero nunca fue condenado. Murió ocho años después.

Nazar Haro firmó varios informes de seguimiento a la delegación de HB que visitó México en noviembre de 1980 y en los que quedó evidenciado el control sobre sus actividades. Entre los eventos que fueron vigilados están conferencias de prensa, una visita a la universidad y reuniones en la Euskal Etxea. De hecho, uno de los informes recoge que se recibió un aviso de bomba en el centro vasco. En los documentos se registran tanto las actividades diarias de los militantes independentistas como un resumen de sus declaraciones con relación al conflicto vasco, a ETA o al contexto político del momento.

Un elemento clave de aquella reunión fue la llegada a México de un grupo de refugiados vascos. En otro informe, Nazar Haro se muestra contrario a que su gobierno regularice su situación. «Se afirma la inconveniencia de autorizar la residencia en México de estos vascos ya que alteraría el orden social de nuestro país, al cometerse en México extorsiones o hechos delictivos entre españoles en México», asegura, basándose en lista de exiliados entre los que se encuentran Tomás Pérez Revilla, quien en 1984 murió en atentado de los GAL; Josetxo Zaldua Lasa, que residió en México hasta su fallecimiento en 2022 y que ejerció como subdirector del diario “La Jornada”; y Dolores González Catarain, Yoyes, muerta en acción de ETA en 1986.

En el informe se llega a sugerir que el establecimiento de los refugiados podría derivar en atentados en su territorio. Además, plantea que resulta un peligro permitir que «un grupo contrario al Gobierno español» se establezca en México y pueda mantener relaciones con otros países, por lo que sugiere su expulsión.

Las opiniones de Nazar Haro no fueron tomadas en cuenta ya que el grupo de refugiados llegó a establecerse en el país con el beneplácito de las autoridades mexicanas.




°

No hay comentarios.:

Publicar un comentario