Un blog desde la diáspora y para la diáspora

martes, 19 de agosto de 2025

Fernàndez | Tres Tristes Trampas

Este texto de catalán David Fernàndez acerca de lo que significa para la historia y la memoria el asesinato de Jon Paredes 'Txiki' y Ángel Otaegi, se lo dedicamos con mucho cariño al vasquito colonizado Alberto Alonso, el directorsísimo de Gogora:


Tres tristes trampas

David Fernàndez

Hace 50 años, en pleno agosto, la dictadura franquista se sacó de la chistera un decreto ley para, con ilegal retroactividad y dictatorial parsimonia, poder endurecer las sentencias y condenar a Txiki y a Otaegi a la pena de muerte. Así acabaría sucediendo con criminal puntualidad, tras sendos juicios farsa contra los militantes de ETA, el 27 de septiembre de 1975. Burgos, Barcelona y Hoyo de Manzanares -donde caían Baena, García Sanz y Sánchez Bravo, militantes del FRAP- rubricaban que el franquismo acababa como empezaba: en paredón y a sangre y fuego.

Alguien escribió, con pronta lucidez anticipada, que la mayor problematicidad de la transición sería explicarla años después a la chavalada, cuando empezasen a hacer preguntas insolentes por infinitamente razonables: ¿por qué la dictadura quedó impune del todo?, ¿por qué ni un solo verdugo fue juzgado o depurado?, ¿por qué tanta amnesia? La segunda trampa legal, la del silencio, ya había sido urdida: vendría la ley de amnistía, pareja a la ley franquista de secretos oficiales vigente hasta ahora. En realidad se absolvían de un plumazo 40 años de represión y corrupción, porque demasiado a menudo ponemos el foco en los crímenes del franquismo y olvidamos las enormes fortunas repletas de corrupciones que se amasaron entonces y que aún perduran. La cuestión, en todo caso, es que, cinco décadas después, todavía no sabemos -verdad, justicia, reparación- quién conformaba aquel pelotón de guardias civiles voluntarios que en un claro de bosque de Cerdanyola del Vallès segó la vida de Txiki. Por simple regla de tres -el último poli de la dictadura fue el primero de la democracia-, es obvio que siguieron en activo y se jubilaron a cuenta de las cuentas públicas. En nombre de la democracia. Menudo cuento en simulacro.

Y aun así, no fue la última trampa. Los rigores de la enloquecida deriva antiterrorista, en tiempos de ilegalizaciones, propició la kafkiana prohibición del nombre de Txiki y Otaegi en plazas y calles públicas de Euskal Herria en la primera década del siglo XXI. Después, las tardías y timoratas políticas públicas de memoria democrática en el Reino de España han hecho el resto del olvido, han dificultado resquebrajar el denso manto del silencio y han contribuido al agujero negro de la impunidad. Y ahora todo son preguntas que quedan respondidas por tres trampas distintas: trampa en dictadura, trampa en transición o trampa en democracia. Lo que nunca falla, en cambio, y ante cualquier circunstancia, es la memoria desde abajo, que abre a ras de suelo lo que desde arriba siempre quieren cerrar a cal y canto. El “Askatasun haizea” de Txiki, a pesar de los pesares y como viento sur, sopla y seguirá soplando.





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lunes, 18 de agosto de 2025

La Involución Sociata

Si Alberto Alonso tuviera un poco de vergüenza o de decoro, ya habría renunciado a su poltrona al frente de Gogora. Ya para que incluso Urkullu le haya enmendado la plana, imaginen ustedes.

Pero vergüenza es algo que los vascos de mente colonizada no tienen, así que a él y a sus secuaces - tanto del PSOE como del PNV - les dedicamos este texto publicado por Naiz:


El PSOE de Guerra lo tenía más claro sobre Txiki y Otaegi que el de Gogora, hace 50 años

La declaración del director de Gogora nombrado por el PSE sobre Txiki y Otaegi no solo ha enfadado a parte de la ciudadanía vasca, sino que contradice lo que el propio PSOE pensaba en 1975. Esto decía su publicación oficial, ‘El Socialista’, cuyo responsable era nada menos que Alfonso Guerra.

Ramon Sola

La posición expresada por el director de Gogora, Alberto Alonso, sobre Jon Paredes Manot ‘Txiki’ y Anjel Otaegi supone una auténtica reescritura de la posición de su propio partido, el PSOE, en aquel 1975. Pasado medio siglo, Alonso ha negado a los dos militantes de ETA fusilados la condición de «luchadores por la libertad» y les ha acusado de usar «las mismas herramientas del franquismo». Unas tesis muy alejadas de las que sostenía ‘El Socialista’, medio oficial del partido todavía entonces en la clandestinidad, en octubre de aquel año, y también de la declaración de la Comisión Ejecutiva del PSOE que incluía en sus páginas.

En la misma aparecen los rostros de los cinco antifranquistas fusilados, definidos como «las víctimas» frente a «los verdugos», a saber el dictador Franco (que aparece en la imagen junto a Juan Carlos de Borbón), su primer ministro Arias Navarro y el Consejo de Ministros al completo. Todo ello tras un titular contundente: «Terrorismo oficial».

Ni en la declaración de la Ejecutiva del PSOE ni en el editorial de ‘El Socialista’ hay crítica alguna a la acción de Txiki y Otaegi, ni en genérico a la de ETA y el FRAP, como la que ha desarrollado medio siglo después el director de Gogora. El editorial los define como «cinco jóvenes asesinados por un gobierno decrépito». De los fusilados se apunta que «quieren otro futuro para España, un futuro libre, democrático, justo».

Tampoco hay cuestionamiento de las «herramientas» de lucha atribuidas a los cinco fusilados en la declaración de la Ejecutiva del partido que dirigía Felipe González desde Suresnes (1974). Más bien al contrario; se denuncia que «el Régimen, acorralado, intenta prolongar su vida quemando la posibilidad de una alternativa democrática que no cueste a los pueblos del Estado los traumas de los enfrentamientos y de las muertes, y trata de colocar a todo hombre con conciencia política en una batalla desigual con el aparato represivo y las fuerzas más reaccionarias».

El PSOE remarca en aquel momento la enorme gravedad de los fusilamientos. Explica que el partido «hizo un ingente esfuerzo nacional e internacional para evitar que la escalada represiva llegara a este punto dramático culminante». Y añade que «los socialistas tienen la obligación histórica de contribuir con su esfuerzo definitivo a la conquista de las libertades democráticas». La declaración de la ejecutiva se emitió el 1 de octubre, apenas cuatro días después de las ejecuciones franquistas.

‘El Socialista’ es el órgano de expresión del PSOE desde 1886 y hasta la actualidad. Su primer director fue el propio fundador del partido, Pablo Iglesias Posse. En este octubre de 1975 estaba dirigido por alguien nada sospechoso de afinidad con ETA ni la causa vasca en general, como quedó claro posteriormente, desde su etapa como vicepresidente del Gobierno español hasta la actualidad: Alfonso Guerra. Había sido elegido en Suresnes secretario de Prensa e Información del PSOE, y como tal, responsable de ‘El Socialista’.

Relectura también respecto a 2012

Las palabras de Alonso sobre Txiki y Otaegi también suponen una ‘enmienda’ sobre la posición del PSE en 2012, cuando ambos fueron admitidos por el Gobierno de Lakua como víctimas de violencia estatal.

Algunas organizaciones de víctimas de ETA cuestionaron esa decisión y, en condición de portavoz del Ejecutivo de Urkullu, Idoia Mendia la reafirmó sin incluir matiz crítico alguno sobre los dos fusilados. «Forman parte de la memoria de este país», subrayó la consejera, que dos años más tarde pasaría a liderar el PSE durante siete años.

Alberto Alonso Martín fue designado por el PSE de Eneko Andueza para dirigir Gogora tras el trasvase de la cartera de Justicia y Derechos de Humanos desde el PNV a su socio de gobierno. Antes ha sido parlamentario del PSE en la pasada legislatura, y más atrás concejal en Bergara, además de director general de Osalan entre 2016 y 2020.

La involución producida en Gogora con el relevo es patente. La primera decisión muy cuestionada fue que PNV y PSE coparan su dirección, dejando fuera a Pilar Garaialde, postulada como representante de las víctimas del Estado. Estas expresaron su dolor un mes después por la decisión paralela de la Delegación del Gobierno español de celebrar un desfile de la Guardia Civil en Gasteiz: «Ojalá pudiéramos olvidar que en sus manos deseamos morir».

Otros indicadores inquietantes son el cuestionamiento del espíritu del Palacio de la Cumbre donostiarra como Lugar de Memoria o los recortes en la estructura para el reconocimiento de las víctimas del Estado. Algunas voces alertan de que ello está poniendo en riesgo los consensos sobre políticas de memoria gestados por la propia Gogora anteriormente.




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domingo, 17 de agosto de 2025

Urkullu Corrige a Alberto Alonso

Imaginen cuan insultante ha sido la declaración de Alberto Alonso, titular de Gogora, en contra de la memoria de Jon Paredes 'Txiki' y de Ángel Otaegi que el mismísimo Iñigo Urkullu, otrora lehendakari de la CAV, ha salido a enmendarle la plana.

Lean ustedes lo publicado por Naiz:


Urkullu recuerda que Txiki y Otaegi son «víctimas reconocidas oficialmente» y pide respeto

El lehendakari Iñigo Urkullu ha subrayado que Txiki y Otaegi «son dos víctimas reconocidas oficialmente por el Gobierno Vasco» y que, en esa medida, «merecen respeto», lo cual «implica, entre otras cosas, omitir valoraciones que afecten a su condición de víctima, la cuestionen o pongan en duda».

En una reflexión realizada a la agencia Europa Press, Iñigo Urkullu ha salido al paso de la polémica surgida en torno a la memoria de Jon Paredes Manot, Txiki, y Ángel Otaegi, últimos fusilados del franquismo junto a los miembros del FRAP José Luis Sánchez Bravo, Ramón García Sanz y Humberto Baena.

El Ayuntamiento de Zarautz, gobernado por PNV y PSE, retiró una lona de grandes dimensiones que se había desplegado en el muro de Santa Bárbara y, el pasado martes, cientos de vecinos volvieron a exhibirla en el barrio de Azken Portu.

Sortu, en un comunicado, censuró la postura del Ayuntamiento y su «falta de reconocimiento» a «dos luchadores vascos contra la dictadura franquista». «Sortu denuncia la actitud mostrada por PNV y PSE-EE con la memoria de Txiki Otaegi. Los dos fueron reconocidos como víctimas por el Gobierno del lehendakari Iñigo Urkullu en 2012. Era del PNV ese gobierno, como el de Zarautz», subrayaba el texto, para llamar también a participar en el acto nacional que la formación independentista celebrará el 27 de septiembre en el Anaitasuna de Iruñea.

La polémica creció posteriormente con las inaceptables declaraciones del director del Instituto Gogora, Alberto Alonso, que afirmó que Txiki y Otaegi «no son luchadores por la libertad» y que «luchaban contra la dictadura, pero utilizando las mismas herramientas que utilizó la dictadura, que era la violencia, el terror y el miedo».

En medio de esta polémica, Iñigo Urkullu ha reaparecido para destacar que se trata de un tema «muy sensible» que, desde el Gobierno del que fue lehendakari, intentaron «gestionar con la mayor delicadeza posible en el objetivo del respeto a los Derechos Humanos y a la Memoria como guía para los pasos en la normalización de la convivencia política y social en Euskadi».

«Es, además, una cuestión con aristas todavía hoy en día y que necesita el máximo rigor posible para las interpretaciones que desde prismas diferentes se hacen y se hagan», apunta.

En este sentido, recuerda que Txiki y Otaegi «son dos víctimas reconocidas oficialmente por el Gobierno Vasco, mediante la normativa que fue construyéndose entre 2011 y 2020 para la reparación y reconocimiento de las víctimas de violencia estatal ilícita».

«En la medida en que son víctimas de vulneraciones de derechos humanos, merecen respeto. Ese respeto implica, entre otras cosas, omitir valoraciones que afecten a su condición de víctima, la cuestionen o pongan en duda. De igual manera, el respeto que merece cada víctima, toda víctima, la apropiación partidaria de su memoria que se haga –sin entrar en consideraciones sobre la misma– no debería ser compatible con su instrumentalización política para el enfrentamiento», asegura.

Por ello, considera que «merece la pena una constante reflexión sobre cómo todas y todos consideramos a cada, a toda, víctima habida; al reconocimiento de las mismas desde la injusticia del daño causado; y al compromiso con la memoria basada en el respeto a los derechos humanos que a cada ser deberían haber asistido y asisten».





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sábado, 16 de agosto de 2025

Andrés F.

Retomamos el tema de los policías españoles infiltrados en los movimientos sociales con este artículo publicado por Gara:


El «caso Mayka» y el policía infiltrado en Euskal Herria se viraliza 25 años después

El eco mediático que han tenido los casos de infiltración policial en los Països Catalans, y también Euskal Herria, ha devuelto a primer plano la muerte de la joven Mayka Pérez Márquez en Madrid en el año 2000. Los indicios apuntan a que fue víctima de su pareja, un agente infiltrado de la Policía española que quedó impune.

Marcel Pena

María del Carmen Pérez Márquez, Mayka para sus allegados, falleció el 19 de mayo del 2000 en su piso de Madrid, como consecuencia de un disparo en la cabeza que se realizó con el arma de Andrés F., su pareja. Se trataba de un agente de la Policía española que había estado infiltrado en el movimiento libertario catalán y formaba parte de la llamada Brigada Antiterrorista en Gipuzkoa. Aunque el hombre declaró que Mayka se había suicidado, la familia defendía una tesis muy distinta, que apuntaba al crimen machista.

Desde el momento de la muerte de Mayka, existieron dos versiones sobre qué había ocurrido. Por un lado, la versión oficial, a partir de la declaración de Andrés F., hablaba de que la joven se había suicidado tras discutir con su novio; y por otro, la que defendía la familia y vecinos, apuntaba al homicidio o «asesinato», ya que era conocido que Pérez era víctima de malos tratos físicos y psicológicos por parte del policía. Prueba de ello es que, la noche del crimen, vecinos de Vallecas intentaron linchar al sospechoso mientras era protegido por agentes de Policía. Incluso el propio Andrés F. confirmó a la familia que él había sido el autor del disparo mortal, según afirmaron los propios allegados.

Tal como detallaron la hermana de la fallecida, África Pérez, y el abogado de la familia en el programa “Las claves del crimen” -del canal Tribunal TV (ya desaparecido)- titulado «¿Suicidio o Asesinato?» y dedicado al «caso Mayka», Andrés F. actuaba de forma controladora con su pareja, quien intentó dejarlo en varias ocasiones. Según informó el letrado Jaime Sanz de Bremond, los peritos dejaron escrito que el sospechoso se lavó las manos antes de la prueba de la parafina, que se utiliza para buscar restos de pólvora, alegando que las tenía llenas de sangre, y que la ropa no se analizó hasta tres días más tarde.

Además, la familia pensaba que el carácter de Mayka no correspondía con el de una persona con tendencias suicidas. De hecho, la mujer tenía hechas las maletas para abandonar el domicilio, propiedad del hombre. ¿Por qué iba a recoger todas sus cosas, perfectamente organizadas en bolsas, si su intención era quitarse la vida?

Previamente, Andrés F. había estrellado en dos ocasiones el coche que conducía con Mayka de copiloto, lo que, según el abogado de la familia, prueba su «carácter intemperante». Como consecuencia del último de los siniestros, en el momento de su muerte Mayka todavía llevaba un collarín cervical. En otras discusiones, el policía había sacado su arma reglamentaria y amenazado con suicidarse.

Sanz de Bremond apuntaba que Andrés F. actuó de manera extraña tras la muerte de Mayka, que supuestamente presenció in situ. A continuación, el hombre llamó en primer lugar a la Guardia Civil, 45 minutos después del disparo. Tiempo suficiente para alterar la escena del crimen, más si cabe para un agente de Policía. La familia acusó públicamente a los cuerpos policiales de «querer encubrir los hechos», incluyendo la manipulación del arma del crimen la misma noche de la muerte.

El programa completo de “Las claves del crimen” sobre el «caso Mayka» puede consultarse en el canal de YouTube de Jaime Sanz de Bremond (@SanzdeBremond).

¿Quién es Andrés F.?

En el momento de los hechos, Andrés F. se encontraba trabajando en Euskal Herria, como confirma África Pérez en la entrevista con Paco Pérez Abellán. «Él llevaba un periodo más largo del habitual en el País Vasco y, entonces, había venido unos días de vacaciones. Es decir, no estaba trabajando. No entiendo por qué tenía el arma cargada», explicaba la hermana de Mayka.

Según la cuenta de X @undercover_25_, que se ha vuelto viral tras recuperar el caso 25 años después, actualmente Andrés F. vive en la provincia de Málaga y sigue trabajando como policía. Anteriormente, había formado parte de la Brigada de Información de la Policía española en Catalunya, infiltrándose en el movimiento libertario bajo la identidad de Ángel Grandes Herreros, hasta que fue descubierto. Esto no impidió que, después de abandonar Catalunya, fuera destinado a la denominada Brigada Antiterrorista de Gipuzkoa, con sede central en el cuartel de Intxaurrondo de Donostia.

A pesar de los intentos de la acusación, liderada por el letrado Sanz de Bremond, Andrés F. tan solo declaró en el juicio del «caso Mayka» como testigo, sin llegar a estar acusado. Un año después del crimen, el juez decidió archivar el caso por falta de «indicio racional alguno que permita atribuir a persona determinada» la muerte de la joven.




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viernes, 15 de agosto de 2025

Egaña | Proyección Negativa

Con su mordaz estilo, nuestro amigo Iñaki Egaña hace cera y pabilo de quienes simplemente ya no tienen encaje en la realidad actual de la sociedad vasca.

Lean lo que ha publicado en su perfil de Facebook:


Proyección negativa

Iñaki Egaña

En psicología se llama “proyección” al mecanismo que atribuye a otros la virtudes o defectos propios, también las carencias. La hay positiva y negativa. Dicen que el mecanismo es de defensa. Pero en política, donde su uso es habitual, se trata más bien de una maquinaria ofensiva. No soy experto en estas materias, y desde ese perfil de neófito me atrevería a señalar que quienes ejercen esa psicología negativa en política, aspiran al llamado Efecto Pigmalión, creerse sus expectativas. El mito griego de Pigmalión narraba a un escultor que moldeó una estatua de la que finalmente se enamoró. Fue tanta la pasión por su obra que al final la estatua cobró vida. Pigmalión creyó en sus deseos hasta el punto que se hicieron realidad.

Voy a los ejemplos. Al comienzo de este verano, y tras incidentes con la Policía Autónoma de la CAV, el consejero del ramo salió a la plaza pública marcando un discurso que ha sido seguido al pie de la letra por su partido y su socio de Gobierno en Lakua. La sintonía ha sido tan unánime que parecería como si un texto redactado por alguna de las empresas subcontratadas que ejercen la comunicación institucional se hubiera convertido en un manual repartido a los cargos públicos del PNV y del PSOE para que lo transmitieran en sus intervenciones estivales. Maider Etxeberria, alcaldesa de Gasteiz, tuvo que leer en entrevista radiofónica un texto que sacó de la manga, para contestar a una pregunta sobre la cuestión. No puedo asegurarlo con certeza, pero la experiencia en otras ocasiones y la generalización me da el pálpito del manual. Los tres temas repetidos fueron la aversión hacia la Ertzaintza de la izquierda abertzale, el desorden interno en EHBildu y la fuga de votantes de la colación soberanista. Vocento, en sus versiones de Bilbo, Donostia y Madrid, se ha encargado de las portadas.

Un análisis riguroso nos llevaría a desestimar estas tres cuestiones, más de foros de analfabetos funcionales que de políticos duchos (con o sin título universitario). Pero la insistencia induce a pensar en una estrategia precisamente de proyección negativa, utilizada con objetivos de desgaste político. El modelo de Ertzaintza, especialmente desde su esfuerzo por ser homologada a la Guardia Civil y a la Policía que implementaron Juan Mari Atutxa y Javier Balza, y que selló Mikel Legarda con la cúpula policiaco-militar del Gobierno de Rajoy, ha provocado una deriva en la Policía Autónoma que asusta incluso al Gobierno de la CAV. Convertida en poder fáctico, armada técnicamente por Israel, las últimas promociones han definido un conjunto cuyo espejo sindical lo dice todo, con su acercamiento a los sindicatos ultras hispanos. ELA que fue la primigenia referencia se ha convertido en residual, intimada públicamente por los de nuevo cuño. CCOO y UGT desaparecieron. La experiencia de “Ertzaintza en Lucha” de los últimos años, mayoritaria y autodefinida como asindical (al igual que Jusapol, hoy apuntada como La “Vox policial”) ha sido un buen ejemplo para visualizar esta deriva. El caso de Iñigo Cabacas, actividades de falsa bandera, el de la agresión indiscriminada a seguidores de la Real Sociedad, la negativa a reconocer las torturas certificadas por el Gobierno Vasco, la aplicación exhaustiva de la Ley Mordaza a pesar de que el Parlamento de Gasteiz la rechazó, sus chantajes constantes de boicot a eventos públicos. Es una Policía incontrolada incluso para su consejero. Por ello, la última declaración de Eneko Goia, alcalde donostiarra, afirmando que confía plenamente en la Ertzaintza “porque lo hace muy bien” y que la crítica a su modelo es “socavar la autoridad”, huele a naftalina. El problema con la Policía Autonómica lo tiene el Gobierno de Gasteiz y por extensión toda la sociedad de la comunidad autónoma.

Los otros dos temas los voy a resumir en uno, por cuestión de espacio. ¿Quién tiene fuga de votos? ¿Quién su formación en desorden? Con una proyección del aumento del censo en estas últimas décadas, me atrevo a conjeturar que, desde la segunda legislatura de Juan José Ibarretxe a esta última de Imanol Pradales, 1 de cada 2 votantes del PNV les ha retirado su papeleta. Si nos fijáramos en determinadas consultas (europeas, por ejemplo) el PNV ha perdido en 51% de su masa electoral. ¿Quién tiene el problema? ¿Y, “el desorden? Aún resuena la pataleta de Urkullu por ser descabezado, la puya de Ortuzar a Esteban en el recambio, las críticas de Anasagasti a la muerte dulce de los batzokis, el 20% de participación de su militancia en la renovación…

Queda para el final el globo veraniego concentrado en noticias sobre una supuesta guerra de guerrillas en el seno de la izquierda abertzale sobre las txosnas festivas. El término manido ha sido el del “veto”. ¿Alguien se lo cree? Pues parece que sí, que hasta la asamblea de comparsas de Bilbo tuvo que redactar un comunicado explicando que lo del “veto” era un invento aireado por dos grupos novicios y hasta ahora sectarios que pretendían desplazar a 27 comparsas para hacerse un hueco en el recinto festivo original –el de 1978- y no seguir, por ejemplo, el recorrido de otras, como las del PNV, PSOE, y hasta hace poco PP, que colocaban la suyas en otros lugares. Afirmar que la izquierda abertzale controla los espacios festivos, las cuadrillas, las cofradías, las peñas, las txosnas de Hego Euskal Herria es tener un desconocimiento extraordinario de la realidad de nuestro país. Si así fuera, estaríamos a un paso de la revolución (proletaria, popular o burguesa). Libertarios, ecologistas, feministas, antiespecistas, mendizales, gaupaseros, animadores culturales, asociaciones de vecinos, trotskistas, antimilitaristas, kulturgiles, transformistas, solidarios, internacionalistas, euskalzales, gastrozales… ¿reciben y ejecutan las consignas del nucleo duro de la izquierda abertzale? ¿En Gasteiz, en Donostia, en Bilbo? ¡Anda ya! La permeabilidad a los fakes cotiza al alza. También las teorías conspirativas están más extendidas de lo que imaginaba. Alentadas por los de la estrategia de la proyección negativa. 

 

 

 

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Vascófobo de la Semana | Alberto Alonso

El distanciamiento del ente de la CAV conocido como Gogora para con el pueblo vasco se ha vuelto mucho mayor tras las más que malintencionadas palabras de su director, el sociata Alberto Alonso, en contra de las víctimas de terrorismo de estado español Jon Paredes 'Txiki' y Ángel Otaegi.

Aquí lo que nos relata Gara con respecto al más reciente insulto a la memoria de lucha de Euskal Herria:


Alberto Alonso (Gogora): «Txiki y Otaegi no luchaban por la libertad»

En vísperas del 50 aniversario de los últimos fusilamientos del franquismo, el director de Gogora, Alberto Alonso, decidió ayer salir al paso de los actos de recuerdo a Txiki y Otaegi con unas infames declaraciones: «No son luchadores por la libertad». «Luchaban contra la dictadura, pero utilizando sus mismas herramientas, que eran la violencia, el terror y el miedo», añadió.

El director de Gogora, Alberto Alonso, pidió ayer que «no se meta en el mismo saco» a los miembros de ETA Jon Paredes Manot, “Txiki”, y Ángel Otaegi, ejecutados por el franquismo hace ahora 50 años, y a otros miles de antifranquistas. «Una cosa es reconocerles su condición de víctimas franquistas y otra es el homenaje», consideró, antes de incidir en que estos emplearon «la violencia, el miedo y el terror».

Alonso realizó estas inaceptables declaraciones a la agencia Europa Press, después de que en las fiestas de pueblos y ciudades vascas se estén exhibiendo carteles y pancartas de Txiki y Otaegi, y de que el martes Sortu reclamara al Ayuntamiento de Zarautz «reconocimiento institucional» para ambos, tras la retirada de una lona de gran tamaño colocada en el monte Santa Bárbara. Posteriormente, cientos de personas mostraron esa tela con orgullo en el barrio de Txiki, Azken Portu.

El director de Gogora argumentó que Txiki y Otaegi, fusilados junto a tres miembros del Frente Revolucionario Antifascista y Patriota (FRAP) -José Luis Sánchez Bravo, Ramón García Sanz y Humberto Baena-, «por supuesto son víctimas del franquismo, de un régimen dictatorial que decidió juzgarlos por un procedimiento militar sumarísimo, sin ningún tipo de garantía judicial». «No tuvieron un juicio justo, no tuvieron ningún tipo de garantía jurídica y fueron condenados a muerte de una forma arbitraria y fusilados», indicó.

En su opinión, «eso les convierte en víctimas del franquismo, y hay que reconocérselo», pero puntualizó que, «de ahí a decir que son luchadores por la libertad y contra la dictadura, va un paso gigantesco». «Porque luchaban contra la dictadura, pero utilizando las mismas herramientas que utilizó la dictadura, que eran la violencia, el terror y el miedo», precisó.

El director del Instituto Gogora para la Memoria, la Convivencia y los Derechos Humanos fue incluso más allá, para advertir que se busca «blanquear la existencia de una ETA buena y una posterior ETA mala». En este sentido, subrayó que en 1974, el año anterior al fusilamiento, ETA había puesto una bomba en la cafetería Rolando (Madrid) y había matado a trece personas y herido a más de medio centenar, «de la forma más cruel». «ETA fue una banda terrorista desde el primer momento y su opción fue crear e imponer el terror», manifestó.

Alberto Alonso dijo que, si se pretende defender que «fueron luchadores antifranquistas, ¡cuidado!, porque no todos los luchadores antifranquistas tienen por qué merecer un homenaje». «Hubo luchadores antifranquistas que utilizaron las mismas herramientas de miedo y violencia que el franquismo para enfrentarse a Franco. Ni Txiki ni Otaegi querían una sociedad democrática después de Franco, querían imponer su propia visión de Euskadi, su propio proyecto como alternativa al franquista», sostuvo.

Por ello, pidió que no se «meta en el mismo saco a Txiki y a Otaegi, y a los cientos y miles de militantes de partidos que exigían y reivindicaban la llegada de una democracia a este país». «No confundamos», reiteró.

En una línea similar, la asociación Covite censuró ayer que se hubiera desplegado la lona de Zarautz y aprovechó para rechazar que Txiki y Otaegi merezcan «reconocimiento público ni homenaje institucional». 




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martes, 12 de agosto de 2025

Bernaola | Diáspora

La reciente celebración de la edición 2025 del Jaialdi en Boise ha sido la inspiración para este texto dedicado a la diáspora vasca, mismo que ha sido publicado en la sección de Opinión de Naiz. Y pues nada, solo mencionar que definitivamente sí que hay otras diásporas vascas además de la estadounidense.

Adelante con la lectura:


Diáspora 

Iñaki Bernaola

Pocas veces se ha dado tanto pábulo a la actividad desarrollada por la llamada diáspora vasca como en las recientes celebraciones llevadas a cabo en la localidad de Boise (Idaho, EEUU), a donde han acudido varias personalidades de la administración y del mundo académico, así como diversas figuras el mundo cultural vasco. Es bien sabido que el origen de la diáspora suele guardar relación con la necesidad de huir de la pobreza, de los conflictos bélicos o, sin más, con la necesidad de buscar horizontes más propicios. Todos los países europeos tienen su diáspora, casi siempre con origen en los siglos XIX y primera mitad del XX.

Los vascos tenemos una diáspora abundante; a veces, como en el caso citado, profusamente conocida, y otras no tanto. De hecho, en la diáspora vasca, como supongo que en cualquier otra, puede encontrarse de todo. Pero en nuestro caso, el indicador más claro de pertenencia a la misma son los apellidos. Los vascos tenemos la suerte de que, a la hora de buscar nuestros orígenes, los apellidos nunca fallan.

Cuando era joven compartía con algunos amigos la afición por la guitarra. Era la época del boom de los cantautores sudamericanos. Nosotros sentíamos predilección por las milongas de José Larralde, tanto por la apariencia de gaucho con que aparecía en las portadas de sus discos como por el contenido de las canciones, pero, sobre todo, porque eran relativamente fáciles de interpretar, mucho más que las de Atahualpa Yupanqui, al contrario que Larralde no hijo de padre vasco, sino de madre, con las que mal que bien todavía podíamos arreglarnos.

Pero quien se llevaba la palma de popularidad en aquella época era el chileno Víctor Jara. Había una canción suya dedicada a un tal Luis Emilio Recabarren, que fue el fundador del Partido Comunista Chileno. No era Luis Emilio el único vasco significativo de Chile: ahí tenemos también al sangriento dictador Augusto Pinochet Ugarte.

Es probable que muchos lectores no sepan quién es Máxima Zorroguieta. Nada menos que la reina de los Países Bajos, esposa del actual rey Guillermo y nuera de la anterior reina Beatriz, la cual abdicó en favor de su hijo. Vivió durante su juventud en Argentina. Y volviendo a los Estados Unidos, es sabida la existencia de políticos con apellido vasco pertenecientes al ala más reaccionaria de dicho país, cuyos nombre omito por elemental prudencia.

Creo que en ningún sitio se ha dado tamaña solidaridad con los presos y refugiados vascos como en Uruguay. En el año 1994 se produjeron en dicho país grandes manifestaciones en favor del derecho de asilo para los vascos huidos. No hace falta señalar quién es uno de los personajes más carismáticos de toda la historia de Uruguay: el expresidente Pepe Mujica.

Un compañero mío de estudios nos invitó a pasar unos días en casa de sus tíos en París. Su tía fue uno de los niños vascos evacuados durante la Guerra Civil. En Francia debió de tener contactos con el maquis, y acabó casándose con un comunista manchego superviviente del campo de exterminio de Mauthaussen. Por su casa parisina pasaban montones de comunistas, algunos también hijos de la diáspora vasca, como por ejemplo Agustín Gómez de Segura Pagola, otro niño evacuado que llegó a ser futbolista en el Torpedo de Moscú y dirigente del Partido Comunista de España, del cual acabó distanciándose por desacuerdos con la línea eurocomunista de Santiago Carrillo. El último exponente de la diáspora vasca que quiero mencionar reviste enorme actualidad: el periodista Pablo González, descendiente también de niños vascos evacuados a la Unión Soviética.

Como he dicho antes, en la diáspora puede encontrarse de todo. Y por ello es importante que, dentro de ese abanico, nos quedemos con aquello que más nos interesa. Porque no nos engañemos: a quien más le importa la diáspora es al país de procedencia.

En un libro de entrevistas a Pepe Mujica recién editado por GARA, este se quejaba de que la mayoría de los medios de comunicación estén en manos del capital. Tenía razón, no solo porque los medios dan una versión determinada de los hechos reales, sino sobre todo porque crean un mundo virtual propio. Ese mundo virtual además no lo crean solo los medios, sino también la cultura, el arte, el cine... incluso las marcas de alimentos y bebidas a la vista en los estantes del supermercado. Hoy en día, además, la importancia del mundo virtual en nuestras vidas es enorme, comparada con el estrecho marco del mundo real de cada individuo.

No sé qué tipo de diáspora le interesa a nuestro país. Si sé, por el contrario, a cuál se le concede más espacio en nuestro mundo virtual. Tal es así que, vistos los recientes acontecimientos, me ha asaltado la duda de si el efecto subsiguiente ha sido reforzar la imagen vasca en los Estados Unidos, o reforzar la imagen de los Estados Unidos en el País Vasco.

Yo intentaría prestar más atención a otras diásporas y a otros personajes ligados con ellas. Aunque solo sea para que no parezca que los únicos que tienen diáspora vasca son los yanquis.

 

 

 

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viernes, 8 de agosto de 2025

Egaña | El Deep State Español

No entender como funcionaba realmente el estado español fue lo que llevó a que algunas personas, como por ejemplo, el Subcomandante Marcos del EZLN, realizaran declaraciones muy poco afortunadas.

En el afán de que se entienda mejor, les compartimos este texto de nuestro amigo Iñaki Egaña que él ha publicado en su muro de Facebook:


El Deep State español

Iñaki Egaña

Estamos acostumbrados, más en los últimos años, a definir el Estado profundo (Deep State en la nomenclatura anglosajona) como el poder oculto que domina el planeta. Cubículos que se desperdigan por los países más desarrollados y que marcan la tendencia en el devenir económico, militar y político. En los últimos meses, el debate sobre su actividad se ha disparado en EEUU tras el advenimiento de la segunda legislatura de Trump, llegando a excusar al presidente de sus verdaderas intenciones, y disculpándolo del no cumplimiento de sus propósitos: el fin de la guerra en Ucrania, la difusión de los documentos del Caso Epstein, su acercamiento a la Federación rusa para distanciarla de China… Supuestamente, Trump ha sido engullido por el Deep State que finalmente marca objetivos. La deriva ha activado seguidamente otra estrambótica, en los lindes con las teorías conspiranoicas que desde la pandemia de la Covid se han disparado exponencialmente. Los terraplanistas se han alineado con los defensores de la tesis que los aviones fumigadores fueron los causantes de la pandemia, todas las vacunas contienen un chip de espionaje, el gran remplazo o el pornomarxixmo. La verdad es que Trump les ha dado alas con su verborrea, pero estos falsarios no tienen que ver en absoluto con el pensamiento crítico. Sus narrativa acusa a unas determinadas sociedades secretas, algunas de ellas incluso procedentes de exoplanetas, de ser los causantes del desorden mundial. Los QAnon de la política, expandidos como escarabajos por los cinco continentes.

El Deep State es, por el contrario, una estructura bien real. No únicamente en EEUU, sino también, entre otros, en el Estado español. Y si en Occidente sus objetivos tienen que ver habitualmente con mantener la supremacía militar y sobre todo económica, en el Estado español se añade una tercera característica, la emotiva. Podría parecer una anomalía que ya avanzado el siglo XXI -con la robótica, la IA y la manipulación del ADN en puertas-, lo sentimental tenga valor político. Pero así es. Lo dijo hace una centuria el fundador de Falange: “España es una unidad de destino en los universal”. Y bajo este argumento, con el que fue creado el escenario para identificar a los enemigos modernos, las élites oscuras, las del Estado profundo, marcaron los adversarios, a los que añadieron un plus de hostilidad. Que somos nosotros, registrados ya al nacer como “rojos” y “separatistas”.

El Estado profundo español ya fue definido durante los últimos años del franquismo con una expresión que a los de nuestra generación nos resulta habitual, aunque a las siguientes les pueda parecer anacrónico: “poderes fácticos”. Entonces se identificaban como los militares, la banca, la iglesia y las grandes corporaciones económicas. Los aduladores de la Transición apuntaban que, con la llegada de la democracia borbónica, esos poderes fácticos desaparecieron. No lo creo. Sucede que los hemos identificado con otros apelativos: Policía Patriótica, UCO, CNI (bajo batuta militar los tres), el Ibex 35, medios de comunicación (rescatados por la Banca todos ellos), la Judicatura… En una expresión acertada, Fonsi Loaiza identificaba a estos hombres (el género es unanimidad) como los habituales del palco del equipo de fútbol español por excelencia: “El Palco del Real Madrid funciona igual que el de las cacerías de Franco, la máxima expresión del poder simbólico”.

Charles Pasqua, aquel empresario metido a ministro del Interior francés de nefasto recuerdo para la comunidad de Ipar Euskal Herria, que inauguró la “entrega en caliente” de Policía a Policía de centenares de refugiados que luego eran torturados en Madrid, definió su actividad justificándola con la Razón de Estado. La IA describe esta razón de Estado como una “preocupación superior” (a saber a qué se refiere con “superior”), que “puede necesitar derogar ciertas reglas jurídicas y morales, especialmente en circunstancias excepcionales”. Esta vez la IA lo ha pillado a la perfección. Cristóbal Montoro podría justificar su defensa precisamente con este argumento. Ya lo hicieron diversos gobiernos hispanos en las últimas décadas al sur de la muga, aludiendo a la excepcionalidad. También se justificaron, con éxito, los estafadores que defraudaron a la Hacienda que dirigió Cristóbal Montoro. Llevaron sus fortunas a paraísos fiscales para evitar el pago del llamado “impuesto revolucionario” que exigía ETA. La inviolabilidad del Borbón, sellada por la Constitución española que integraba los pilares de la España decimonónica, fue revocada cuando su abdicación. Entonces, apareció de una chistera una ley orgánica ad hoc, que contó con el apoyo del PP y del PSOE, y que concedía aforamiento al monarca saliente. Exiliado desde 2020 en Abu Dabi, ese aforamiento es suficiente para que ningún togado se atreva a meterle mano cuando retorna a la Península Ibérica para participar en algún sarao explícitamente preparado por sus acólitos.

Ese Estado profundo que trata de preservar los valores económicos ha saltado a la palestra con la Hacienda Patriótica creada o mantenida por el citado ex ministro Cristóbal Montoro, tal como sucedió con el caso de José Manuel Villarejo y la trama de la Policía Patriótica. La Iglesia vaticana que recibió la ayuda de 35.000 inmatriculaciones (1.500 en Hego Euskal Herria) o la validez de la jurídica Doctrina Botín, excepto para juzgar a los imputados de Euskaldunon Egunkaria son también ejemplos recientes. En el Procés catalá, la actividad del Estado profundo se mostró también con claridad, desde la actuación primera del monarca sustituto, con un discurso levantisco hasta el apaleamiento de votantes y quema de urnas por agentes de la autoridad.

La práctica nos demuestra que, en los temas de comer, quien ordenan líneas políticas son aquellos que Dionisio Ridruejo definió como “la verdadera comunidad nacional”. Me atrevo a citarlos: togas, tricornios, alcantarillas, gabardinas y parqués bursátiles.

 

 

 

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lunes, 4 de agosto de 2025

Getxoko Zirkuitua 2025 para del Toro

El ciclista mexicano Isaac del Toro, revelación del año en este deporte, ya le agarró el gusto a las competencias de la especialidad en Euskal Herria.

Después de hacerse con el segundo lugar de la Itzulia hace unos meses, ahora se queda con el triunfo del Circuito de Getxo 2025. Aquí lo que informa el portal de Claro Sports:


Isaac del Toro brilla en Getxo y conquista su octava victoria del año

El ciclista bajacaliforniano sigue demostrando ser uno de los mejores del planeta

José María Miranda

El ciclismo mexicano volvió a escribir una página dorada este domingo, cuando Isaac del Toro conquistó con autoridad el Circuito de Getxo 2025. Bajo un sol radiante en territorio vasco, el joven bajacaliforniano no solo se impuso ante rivales de élite, sino que también reivindicó su posición como una de las grandes promesas –y realidades– del ciclismo mundial. Esta victoria, la octava de su temporada, representa mucho más que un triunfo: es el reflejo de una generación mexicana que empieza a dejar huella en las clásicas europeas.

Desde el arranque, la carrera fue un verdadero campo de batalla. Los primeros kilómetros se vivieron con una intensidad inusitada, donde los ataques constantes buscaban formar la fuga del día. El malayo Muhammad Nur Aiman Mohd Zariff fue quien encendió la chispa con el primer ataque serio, aunque sería un grupo de diez corredores, entre ellos Pierre Latour y Samuele Zoccarato, el que lograría consolidar la escapada. Con una ventaja que llegó a superar los dos minutos, el pelotón, comandado desde temprano por el UAE Team Emirates XRG, mantenía todo bajo control.

La estrategia del equipo emiratí fue impecable. Con la reciente herida de la Klasikoa de San Sebastián aún abierta, donde parecían tener la carrera asegurada y terminaron sin recompensa, el bloque de Del Toro trabajó sin descanso. Igor Arrieta y Domen Novak tomaron la responsabilidad de reducir diferencias, dejando claro que esta vez no habría margen para errores. Movistar, por su parte, continuaba en su particular vía crucis, sin protagonismo y con la presión de una temporada que se les escapa de las manos.

La tensión explotó en el Alto Pike, la subida decisiva del día. A 17 kilómetros del final, la fuga ya había sido neutralizada, y el UAE aumentó el ritmo. Juan Ayuso, en un acto de reivindicación tras su discreta actuación previa, lanzó un potente trabajo de selección que destrozó el grupo. Fue entonces, a 16 kilómetros de la meta, cuando Isaac del Toro lanzó el ataque que marcaría la diferencia. Su aceleración, demoledora, no encontró respuesta.

Detrás, un pequeño grupo de favoritos intentaba organizarse. Alex Aranburu, el español más combativo, Héctor Álvarez y Toms Skujins apretaban los dientes para no perder contacto. Ayuso, sin colaborar, se mantuvo expectante, protegiendo la escapada de su compañero. La diferencia crecía y la meta en Getxo se acercaba. Del Toro, firme en cada pedalada, no daba signos de debilidad, demostrando que su forma física está en su punto más alto.

En los últimos kilómetros, el mexicano ya saboreaba la gloria. Con la ventaja suficiente, levantó los brazos antes de cruzar la línea, celebrando una victoria trabajada y merecida. Aranburu llegó en segunda posición, mientras que Ayuso completó el podio, sellando el dominio del UAE Team Emirates XRG en una jornada que parecía escrita para ellos.

Este triunfo no solo suma un nuevo trofeo a la vitrina de Del Toro, sino que alimenta el orgullo de todo México. Desde Tijuana hasta Getxo, su nombre resuena como símbolo de lucha y talento. Con apenas unos años en la élite, Isaac sigue acumulando victorias que lo acercan a los grandes de la historia. Hoy, el Circuito de Getxo 2025 se tiñe de verde, blanco y rojo gracias a un ciclista que no conoce límites.

Del Toro también correrá la Vuelta a Burgos

Tras disputar la carrera en San Sebastián, el ciclista de Ensenada volverá a competir en la UCI ProSeries, categoría en la que ya conquistó la 105ª edición de la Milán-Turín esta temporada.

La Vuelta a Burgos es una prueba con gran tradición, que ha visto pasar por su palmarés a figuras como Evenepoel, Nairo Quintana y Primoz Roglic. La edición 2025 se celebrará entre el 5 y el 9 de agosto y constará de cinco etapas que recorrerán un total de 851.4 kilómetros, desde Olmillos de Sasamón hasta las Lagunas de Neila.

La etapa reina se correrá el 9 de agosto, entre Quintanilla del Pidio y las Lagunas de Neila, e incluirá el exigente ascenso al Alto de Rozavientos: 3.3 kilómetros con una pendiente promedio del 9.6%. En estos dos escenarios históricos, Isaac del Toro seguirá construyendo su leyenda y buscará sumar su cuarta victoria UCI de la temporada. Actualmente, ocupa el puesto 14 del ranking UCI y aspira a seguir escalando con más puntos en competencias de alto nivel.

 

 

 

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sábado, 2 de agosto de 2025

Egaña | Cómplices

Europa ha quedado retratada como cómplice del genocidio cometido por la entidad sionista en contra del pueblo palestino.

Ante los videos e imágenes que nos llegan de Gaza, testigos silentes de la campaña de limpieza étnica llevado a cabo de forma sistemática por Netanyahu y sus cómplices, países como Alemania continúan criminalizando la solidaridad con el pueblo palestino, sin importar que para ello se monte un operativo policíaco en contra de una niña de trece años.

Vean lo que nuestro amigo Iñaki Egaña nos dice en su muro de Facebook:


Cómplices

Iñaki Egaña

El diccionario de la Lengua española define la humanidad con términos como sensibilidad, compasión de las desgracias de otras personas, altruismo, filantropía. Supongo que se refiere a la naturaleza humana. Otra acepción nos circunscribe al género humano. Cualquiera de las dos sin embargo, tiene tantas ramificaciones que al día de hoy no me atrevo a usar ni una, ni otra. Estamos asistiendo en directo a un genocidio en Palestina, en nombre de una razón superior y utilizando la vara divina como excusa. Hambruna provocada, muertes en las filas del pan, bombardeos sistemáticos, propaganda supremacista que lo justifica… inanición de los estados y una hipocresía vergonzante de la mayoría de las elites políticas dirigentes que animan a recordar la frase de Mafalda, aquel entrañable personaje de Quino: “Paren el mundo que me bajo”.

Parece, además, que matar también tiene categorías. No es lo mismo sucumbir ante el peso de los bombas, frente a las balas de un francotirador, a consecuencia de la metralla, que por desnutrición. Una muerte lenta, agónica alargada durante días, semanas, el cuerpo deteriorado, el semblante adquiriendo la imagen de cadáver antes del óbito. El genocidio se transformó en guerra, los bombardeos en actos preventivos… pero la hambruna es otra cosa. Ese es el recorrido que algunos líderes políticos de Occidente han seguido. Expirar en un supuesto campo de batalla era digerible. Hacerlo sin pólvora de por medio ya no permite fingir. Nadie está a salvo de la angustia de ver a un niño demacrado, agonizante. Es nuestra hipocresía utilizada como escudo emotivo.

Pero eso también tiene límites. Se puede empatizar hasta cierto punto. Macron acaba de señalar que París reconocerá al Estado palestino, mientras sus empresas armamentísticas siguen transfiriendo a Israel decenas de millones de euros anuales en componentes bélicos. Nada nuevo. A pesar de que la ONU decretó el embargo de armas a la Sudáfrica del apartheid, Francia siguió vendiéndolas, mientras sus dirigentes se llenaban la boca contra el racismo. Dulcie September, delegada en Europa del ANC, que denunció el contrabando entre Pretoria y Paris, fue muerta en la capital francesa. Asesinato sin resolver: los servicios secretos franceses. ¿Qué decir de EEUU y Alemania? Exportadores VIP de armas a Israel. España importa de Tel Aviv como el que más. Y Londres que, según recientes informaciones, ha ayudado a Israel en más de 500 vuelos de inteligencia para bombardear Gaza. Hasta el Fondo Horizonte de la Unión Europea ha financiado operaciones militares israelíes. De nuevo, la hipocresía de Occidente.

El diccionario de la Lengua francesa apunta también a que “humanité”, es el conjunto de individuos perteneciente a la especie humana y una segunda acepción la iguala a la definición española, la de la empatía. Papel mojado. No puedo categorizar en qué momento se perdieron los significados. Quizás jamás estuvieron activos. Porque nuestra trayectoria “humana” nos deja un poso sanguinario que cuando uniformamos el pasado apenas lo citamos en cifras. Para evitar un deslizamiento inquietante. Más aún cuando se trata de hambrunas, a las que calificamos como catástrofes naturales, como si trataran de tragedias inevitables, del tipo de los terremotos, las sequías o los tsunamis. Despojamos a las mismas de haber sido inducidas y las esquivamos en las estadísticas. “Nuestra ignorancia de la historia nos hace calumniar nuestro tiempo. Siempre hemos sido así”, escribía Gustave Flauvert. Se refería a que nuestra época, la de Gaza, la de Sudan, que, aunque no son la suya, sino las nuestras, las vivimos como las más horrendas de la historia. Y esa humanidad que no aparece en las dos acepciones de los diccionarios hispano y francés, ha sufrido asimismo terribles calamidades. Estratosféricas. Inducidas, precisamente, por ese Occidente cuya pauta marcan en la actualidad Washington y Tel Aviv.

El modelo que exportamos en las colonias europeas fue el que se repite en 2025. Primero la exterminación, en algunos casos abriendo reservas para los nativos, como la propuesta por Donald Trump y Benjamín Netanyahu para los gazatíes. Con la boca grande. Con la pequeña, los estadounidenses expulsan a Guantánamo, los italianos a Albania, los australianos a Papúa Nueva Guinea, los británicos a Ruanda. El segundo proceso llegó con el asentamiento, ubicando europeos, de tez blanca, chaqueta y bancos extractivos.

Lo hicieron los predecesores de Macron en Argelia, primero para colonizarla, derrotando a los nativos y luego recluyéndolos para que fueran difuminándose por inanición. Y cuando décadas después los propios argelinos quisieron desprenderse del yugo colonizador, mandaron a sus avanzadillas. No se trataba de los cazabombarderos F-16 y los helicópteros Apache que usa Israel en Palestina. Sino de la Legión extranjera y la elite de choque, los paracaidistas que aún mantienen su base en Baiona. Tortura, ejecuciones extrajudiciales, violaciones, hambruna. Fueron los maestros de la “guerra moderna”, del genocidio entonces sin imágenes.

Londres conquistó el subcontinente indio, en Asia, y el recuerdo de colonos y militares inundan las metrópolis del Reino Unido. El genocida Wellington también arrasó Donostia a su vuelta. Sucedió que rompiendo la tradición hindú de guardar cosechas para cuando los monzones no fueran benévolos, acaparó para sus islas británicas el arroz de esas cosechas. Cuando el monzón falló, la hambruna se apoderó de la India. Resultado: 27 millones de muertos de hambre. ¿La culpa oficial? Nadie ha oído hablar del tema. ¿La culpa real? Londres y su avaricia. Haití: medio millón de muertos por querer dejar de ser esclavos. Suma y sigue.

Denis Diderot, compatriota de Flauvert, escribió: “Los hombres nunca serán libres hasta que el ultimo rey haya sido estrangulado con las entrañas del último sacerdote”. Autocensura. No me atrevo a dictarlo, porque mañana me tildarían de incitación al odio. Así que concluyo con la frase de Mafalda. Paren el mundo.

 

 

 

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sábado, 26 de julio de 2025

Egaña | Información Clasificada

Entendamos lo que es una omertá a nivel gubernamental por medio de este texto que Iñaki Egaña nos ha compartido en Facebook:


Información clasificada

Iñaki Egaña

El Gobierno central hispano acaba de presentar el “Anteproyecto de ley de información clasificada” que, de aprobarse, sustituiría a la de “Sobre secretos oficiales” aún vigente desde el 5 de abril de 1968, en plena dictadura. En realidad, el texto original de 1968 fue reformulado el 11 de octubre de 1978, ya firmando por el Borbón, modificando 10 de sus 14 artículos, para evitar referencias al orden constitucional franquista y hacer algunas matizaciones menores. Donde antes ponía “órganos” el nuevo texto lo reemplazó por “autoridades”. Y también una idea más restrictiva, porque con la de 1968 y ante la difusión de materias reservadas y clasificadas, los sancionados podían recurrir a la vía contencioso-administrativa. El texto fue suprimido en 1978, por lo que a la sanción no cabía recurso. Ese contenido de 1978 fue preconstitucional, editado unos meses antes de que fuera sancionada la Carta Magna española. Con estos apuntes, me atrevería a señalar que la de Secretos Oficiales vigente no es una ley, como habitualmente se asevera, franquista. Sino de la Transición, de aquellos que la avalaron y sostuvieron ideológicamente hasta hoy. Fue una ley para ocultar los atropellos del Estado profundo.

Si la ley de materia clasificada de 1968-78 tenía apenas 14 breves capítulos que señalaban únicamente dos apartados -los “secretos” y los “reservados-, el anteproyecto de 2025 contiene 47 capítulos, algunos de ellos con multitud de divisiones, que enlatan la información en “alto secreto”, “secreto”, “confidencial” y “restrictivo”. Una clasificación -apunta el proyecto- similar a la que utilizan la Unión Europea, Agencia Espacial Europea y OTAN. Al margen de esta clasificación quedarían fuera de la nueva ley la categorización en cualquiera de las cuatro anteriores de “las graves violaciones de derechos humanos”. En uno de los apartados se alude explícitamente a que “No podrá ser clasificada aquella información que previamente haya sido utilizada para perseguir violaciones de derechos humanos o crímenes de lesa humanidad por alguna institución nacional o internacional”. El anteproyecto abre un par de títulos políticos. Autoridad Nacional, para la protección de la información clasificada y “unidades de clasificación”, ambas bajo la tutela del Ministerio de la Presidencia, Relaciones con las Cortes y Memoria Democrática. Los designados estarán al amparo de los gobiernos respectivos y el factor subjetivo, como ha sido hasta ahora en la mayoría de archivos civiles y militares, tendrá gran relevancia.

Veremos el recorrido del anteproyecto en los debates de las Cortes españolas. Evidentemente, hay aspectos del contenido que no me agradan. Las alusiones a la Constitución, y a la OTAN son dos de ellas, pero la más notoria es la relativa a la “defensa nacional”, un concepto que España ha utilizado habitualmente en clave interior, ya que el texto constitucional revela que sus Fuerzas Armadas tienen como deber la unidad de la patria, la “integridad territorial”, tanto en clave interna como externa. Y en Euskal Herria y Catalunya esas referencias y actuaciones han sido bien visibles desde la Transición.

Un texto como el actual, dentro del marco hispano y como sucedió con las dos leyes de Memoria Democrática, tiene sus dos vertientes. La de mejorar lo anterior, más aún cuando llevaba tantos años vigente, pero también sus limitaciones. El papel lo aguanta casi todo, y por ello las interpretaciones del mismo pondrán en su sitio a la ley. Esta vez, sin embargo, hay otra cuestión relevante. ¿Qué profundidad alcanza el baúl de los secretos oficiales? ¿Realmente existe un sistema civil clasificado que algún día pueda salir a la luz, al menos en el tema de las violaciones de derechos humanos? ¿O, por el contrario, el estado profundo mantiene una estructura B, como sucede con las contabilidades, como el Deep Internet, al acceso únicamente de quienes manejan la líneas estratégicas hispanas?

En este último apartado, mi impresión es demasiado pesimista. Por experiencia. Hace 40 años que comencé a investigar temas relacionados con la guerra civil y el franquismo. Y después de esas cuatro décadas puedo asegurar, tras infinidad de horas en archivos militares y civiles, que una cantidad ingente e incalculable de documentación ha sido destruida. Desconozco si parte de ella fue copiada y sellada en algún sótano bunkerizado del CNI. En el Archivo Histórico de la Guerra Civil (hoy Centro Documental de la Memoria Histórica), en Salamanca, encontré los restos de una actividad infame. En tiempos de Martín Villa, una pléyade de funcionarios (Comisión de Transferencias de la Administración del Movimiento) había rastreado durante dos años documentación relacionada con la guerra civil y el franquismo. Abrían una ficha con cinco apartados: Titulo del legajo, Contenido, Trascendencia, Propuesta, Decisión. En cientos de miles de ocasiones la palabra clave fue “destruir”. En el Archivo General de la Administración (Alcalá de Henares), archivos policiales, judiciales y penitenciarios han sido expurgados. Nombres que combatieron al franquismo, desde el lehendakari José Antonio Agirre al sindicalista Marcelino Camacho adolecen de fichas policiales. ¿Alguien se lo cree? En los archivos de las cárceles de Larrinaga y Ondarreta (trasladados más tarde a Basauri y Martutene), las fichas de los primeros ejecutados republicanos fueron quemadas, tal y como los documentos relativos a la persecución del maquis del Gobierno civil de Iruñea. De los archivos militares de Ávila y Segovia han desaparecido los expedientes relativos al bombardeo de Gernika. Podría poner decenas de ejemplos similares.

Esa es sin duda la cuestión relevante. La pregunta no es qué vamos a localizar cuando se desclasifique documentación -si el anteproyecto llega a buen puerto- sino qué es lo que NO vamos a encontrar. La respuesta servirá para evaluar hasta qué punto la democracia española del segundo cuarto del siglo XXI está condicionada por su naturaleza atávica.

 

 

 

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sábado, 19 de julio de 2025

Egaña | Identificando el Campo de Batalla

Desde su perfil de Facebook traemos a ustedes este texto que pensamos, ayudará en el análisis de la coyuntura que nos ha tocado vivir en los albores del Siglo XXI:


Identificando el campo de batalla

Iñaki Egaña

La guerra es la continuidad de la política por otros medios. Un clásico que nos lleva a una conclusión también común: todo es política. Ya Platón, Aristóteles, Locke, incluso Maquiavelo, definieron la política, o su filosofía, desde un punto de vista que hoy marcaríamos con el apellido “occidental”, quizás por nuestra petulancia, con mayúscula. Y en estos tiempos de acontecimientos, asimismo con mayúscula, en los que el (des)orden mundial forjado tras la finalización de la Segunda Guerra mundial ha saltado por los aires, las incertidumbres y la apertura de un insólito tempo político, abren nuevas lecturas de inteligencia estratégica.

Sucede, sin embargo, que los actores que dieron cuerpo al orden mundial, mantienen su naturaleza surgida en tiempos de la colonización occidental del planeta, abandonando organismos como la OMS (Organización Mundial de la Salud), CDHNU (Derechos Humanos), Acuerdo de París de 2016 (control de emisiones) y amenazando con hacerlo del FMI, Banco Mundial y la OMC. Ese Occidente, sin señalarlo explícitamente, ya han destruido las convecciones de Ginebra y las múltiples disposiciones del Derecho Internacional Humanitario en diversos escenarios (el genocidio de Gaza el más visual), con el liderazgo de EEUU-Israel y la Unión Europea, en particular Berlín, Londres y París. Un proyecto para mantener un mundo unipolar, a través de los viejos argumentos de la colonización -despojo económico, conquista militar, extracción de recursos y categorización humana- y hacer buena la lectura que hizo Fukuyama, a la conclusión de la Guerra Fría, del fin de la historia. Dejar todo como estaba, con Occidente gestionando el planeta a su antojo. La victoria final del (neo)liberalismo.

Esta visión excluyente, que descalifica al conjunto de la humanidad, ha tenido un componente que en estos últimos años ha destacado notablemente. La naturaleza engreída de Occidente ha llevado a infravalorar no sólo los valores del resto del planeta, sino que, en esa línea arrogante, ha convertido su modelo de “democracia” en argumento para justificar sus ofensivas militares y económicas, minimizando también la posibilidad de que afuera de ese marco, pudieran surgir y desarrollarse otras comunidades exitosas, o al menos estables. Esta infravaloración -continuando con los análisis de inteligencia de las últimas décadas- ha sido especialmente notoria en la llamada “Guerra de los 12 días de Irán”, donde Occidente supuso lo habitual. Que un bombardeo masivo de diversos enclaves estratégicos de Teherán y otras ciudades, más la eliminación de sus responsables, llevaría al colapso de la república islámica, el levantamiento de su pueblo y la vuelta de Reza Pahlavi para instaurar la “democracia”. A pesar de los daños evidentes, el apoyo popular al régimen y la réplica iraní sobre Israel, con la destrucción de sus bases estratégicas, sorprendió aparentemente al consorcio militar que decretó una férrea censura y exigió una tregua inmediata. El colapso cambiaba de trinchera. Similar situación se había repetido en Ucrania desde el golpe de Estado de 2014 y la apertura de una guerra aún abierta. Cuando en 2022 Kiev y Moscú llegaron a un acuerdo en Estambul para frenar el conflicto, la OTAN decidió torpedearlo. Ejecutó al negociador ucraniano y abrió sus bases a una guerra clásica: vencedores y vencidos. El reciente enfrentamiento entre Pakistán e India, saldado en unos pocos días tras la supremacía de los aviones J-10C chinos utilizados por Karachi frente a los Rafale franceses de Delhi, parte, asimismo, de una misma lectura. Occidente tiene los mimbres tecnológicos y militares para dominar el planeta. El resto de la humanidad sigue en las cavernas y su civilización es irrelevante.

Semejantes interpretaciones políticas parten precisamente de esa leyenda común y extendida de un planeta en el que económica, científica e intelectualmente, la única civilización capaz de sobrevivir con códigos propios es la occidental. Esa infravaloración irrumpe de una visión parcial del campo de batalla. Una percepción de que la supremacía se consigue exclusivamente en los terrenos bélicos y mercantiles, históricamente occidentalista. Como si las cohesiones comunitarias, las diversificaciones, el desarrollo económico autónomo y la solidaridad política entre diferentes tuvieran cabida en un mundo dominado por Wall Street, la City londinense o el departamento de Defensa de EEUU. Por ello, los No Alineados en su época, los BRICS, la Organización de Cooperación de Shanghái y otros han sido secundarios, hasta convertirse hoy en enemigos abiertos.

Esa misma lectura, en nuestro diminuto espacio territorial (somos el 0.038% de la población mundial), la hemos vivido bien de cerca. Es evidente que los aspectos económicos y militares son la base de la victoria, pero no todos. Tras la guerra de 1936 nos dieron por muertos políticamente y cuando una nueva generación levantó el país, las detenciones de finales de 1960 llegaron a que los estrategas del régimen calificaran aquella primavera vasca como un gripe pasajera. Así lo han hecho durante décadas, tras “descabezar” una y otra vez a unos y otros. Hoy, los análisis han cambiado de signo. En 2005, cuando ETA y el Gobierno español se sentaron a negociar en Suiza y Noruega, en una de las reuniones, los delegados de cada parte se echaron los trastos a la cabeza, acusándose de numerosas acciones. Hasta que el hispano cortó los reproches mutuos con una idea que, más o menos resumida, venía a decir: “No os enteráis de que el Estado, cuando vea peligrar su posición o naturaleza, ejecutará todas las herramientas a su alcance. Todas”.

Una idea universal que se puede trasladar a la situación planetaria actual. La idea de un mundo bi-tri polar, multipolar, es contraria a la esencia de Occidente, al igual que la diplomacia sobre una base negociadora. Por eso es importante identificar los campos de batalla, rehuir las debilidades e incidir en las fortalezas y la cohesión. No todo se dirime en Waterloo o Verdún.

 

 

 

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domingo, 13 de julio de 2025

Entrevista a Kneecap

Cuando se acuña un término para definir a un grupo de personas este no siempre resulta apegado a la historia, a la lingüística o siquiera a la lógica.

Baste como ejemplo la denominación que los estadounidenses anglosajones aplicaron a los migrantes de países como México, Puerto Rico, Cuba, Guatemala o El Salvador. Les llamaron hispanics, traducido, hispanos. Parece ser que la razón detrás de esto reside en que esos países fueron invadidos y colonizados por España. No les importó que esos migrantes y sus descendientes tuvieran fenotipo amerindio, mestizo, mulato, subsahariano o incluso, europeo. Vienen de un país en su momento colonizados por España, entonces son hispanos.

Pero no queda ahí, otros les llamaron latins, o latinos. Porque hablaban castellano (o español) y ese idioma deriva del latín. Poco les importó que el francés sea una lengua romance al igual que el castellano y que en América estén localizados países de habla francesa como Haití o Guyana... vaya, incluso Quebec en Canadá. Pero sí incluyeron a los brasileños por hablar portugués.

Y bueno, para desmayo de españoles y portugueses, sus comunidades también terminaron agrupadas en esa designación, no así los italianos, sobra enunciar la paradoja en ello.

¿Por qué tanto desaseo en ambas designaciones?

Porque parten de la ignorancia y la xenofobia.

Lo mismo ocurrió con el término antisemitismo, acuñado por el periodista alemán Wilhelm Marr, a quien le importó poco que semítico se refiriera a todos los pueblo de habla y cultura semítica, distribuidos por el Magreb y la Península arábiga. Así, el término judeofobia, mucho más apropiado por referirse específicamente al odio irracional dirigido a las personas que practican el judaísmo, paso a segundo plano y después al olvido. 

Lo anterior ha llevado a una descarnada ironía, hoy, posicionarse a favor de palestinos, libaneses y yemeníes, todos pueblos semitas, ante la campaña de limpieza étnica practicada por los sionistas, en su mayoría europeos, le lleva a uno a ser calificado de antisemita. Recordemos que muchos de los sionistas europeos aprendieron el hebreo como segunda lengua.

Pues bien, acusaciones de antisemitismo han sido arrojadas irresponsablemente en contra de los integrantes de la agrupación norirlandesa Kneecap por posicionarse en favor de los habitantes de Gaza, sujetos a una bestial campaña de exterminio desde octubre de 2023.

O sea, quienes conducen los bombardeos indiscriminados en contra de la población de Gaza son las víctimas y, quienes osen posicionarse a favor de los gazatíes deben ser estigmatizados recurriendo para ello al término antisemita.

Dicho lo anterior, les dejamos con esta entrevista que Kneecap ha concedido a El Diario en su reciente visita a Euskal Herria:


Kneecap, los raperos censurados por defender a Palestina: “Cuando asistes a un genocidio televisado, hay que alzar la voz”

Norirlandeses que cantan en gaélico, traen sus mensajes políticos al BBK Live de Bilbao y piden a líderes mundiales como el primer ministro Starmer que no metan sus “narices” en la libertad de expresión

Andrés Toro

Aunque la lluvia ha condicionado la segunda jornada del BBK Live de 2025, con suspensiones incluidas de algunas actuaciones, como la de Amaia, nada ha frenado al grupo de rap en gaélico Kneecap aunque en otros festivales en el Reino Unido hayan sido criticados. Los norirlandeses son actualmente una de las voces más fuertes por los derechos del pueblo de Palestina en el mundo cultural. “Cuando está ocurriendo a un genocidio televisado, hay que alzar la voz”, sostienen sobre la situación en Gaza. 

Han exportado desde Belfast, en Irlanda del Norte, a todo el mundo sus proclamas, sin importar a cuántas autoridades se enfrentan por el camino. Con el pasamontañas de la bandera irlandesa característico de DJ Próvaí, y la energía en el escenario de Mo Chara y Móglai Bap, han hecho voltear las cabezas a todo tipo de medios de comunicación y dirigentes políticos. La actual lideresa ‘tory’ en el Reino Unido, Kemi Badenoch, les negó una subvención al arte cuando era ministra. Mo Chara, en noviembre del año pasado en una presentación en el O2 Forum de Londres, fue grabado sosteniendo una bandera del grupo terrorista Hezbollah que le fue lanzada desde el público. Así las cosas, su última actuación en Glastonbury no fue televisada en vivo por la BBC y el primer ministro británico, su primer ministro, el laborista Keir Starmer, dijo que sus contenidos “no eran apropiados”. Y esta misma semana no pudieron actuar en un festival en Glasgow porque el ministro principal de Escocia, John Swinney, del partido nacionalista SNP, opinaba lo mismo. Tuvieron que buscar un escenario alternativo y agotaron las entradas en apenas un minuto y 20 segundos. 

A pesar de las controversias que han surgido a su alrededor, el grupo norirlandés no ha bajado el tono de voz. Muy al contrario, ha mantenido su posición firme. Piden a la clase política que no meta sus “narices” en la libertad de expresión. Aunque también critican duramente a los medios de comunicación por silenciarles, Kneecap ha recibido a elDiario.es/Euskadi en el ‘backstage’ del BBK Live, a cuyo cartel se sumaron a última hora. Durante unos pocos minutos de entrevista en Kobetamendi, en Bilbao, el grupo explica quiénes son y qué hacen. Después, han salido al escenario con guiños en euskera a Euskal Herria -ya lo habían hecho antes en X e Instagram- y han tributado un homenaje a un grupo de palestinos, que han podido cantar en árabe con ellos.

“En el Bilbao BBK Live siempre habrá espacio para las voces que incomodan, que cuestionan y que se niegan a callar. La presencia de Kneecap en Kobetamendi es un acto de resistencia cultural, una celebración de la libertad de expresión y de quienes, como ellos, no temen alzar la voz ante la injusticia”, ha argumentado el director del certamen, Alfonso Santiago. [La entrevista se ha realizado en inglés y ha sido traducida al castellano] 

Su obra está cargada con mensajes políticos. Sin embargo, sus líricas también están llenas de sátira y humor. ¿Ustedes piensan que su público debería enfocarse más en ese lado político o en disfrutar de su música y en conectar con ustedes?

Mo Chara: Se puede hacer ambas cosas. Venimos de un lugar [Irlanda del Norte] con una historia violenta y allí la gente ha sentido que no puede hablar de ello. Ahora ha pasado el suficiente tiempo como para que podamos hacer nuestra música y dentro de ella incluir temas políticos. Lo presentamos de manera cómica. Por eso digo que podemos hacer ambas cosas.

Móglaí Bap: Hay quienes vienen y disfrutan de la música sin meterse en la política, pero esperamos que con la exposición que tenemos podamos hacer que las personas hablen de estos temas, por ejemplo de Palestina.

Hay otros artistas con un cierto nivel de exposición que no se pronuncian, sea cual sea su motivo. ¿Ustedes piensan que en ciertos temas, cuando se puede hacer uso de esa fama, se debería alzar la voz?

Mo Chara: No se tiene que alzar la voz para cada problema. Pero cuando existe un genocidio televisado, entonces hay que alzar la voz sí o sí. No importa si tienes una cierta exposición o no. Cuando se tiene un escándalo pasando en frente de ti, en mi opinión, es completamente desagradable no hablar de ello. Todos ven lo que está pasando, todos tenemos un móvil. Espero que sea algo que el mundo recuerde, genuinamente.

Móglaí Bap: Habrá un día en el que serán más juzgadas las personas que no dijeron nada en su momento.

Cuando escuchan la palabra “Palestina”, ¿qué les viene a la mente?


DJ Provaí: Venimos de un lugar que ha sufrido bajo el yugo del imperialismo durante 800 años. Fuimos el primer paso de Inglaterra en sus ambiciones coloniales. Por eso sentimos que sabemos qué se siente al ser oprimido. Solo recientemente el gaélico ha revivido. Y eso es lo que sucede en Palestina, están tratando de eliminar su cultura, de eliminarlos como raza.

Mo Chara: El hecho de que hayamos sobrevivido 'por los pelos' como nación, que sigamos teniendo cultura, deporte y lengua propios, nos hace saber que aún hay esperanza. Lo he dicho en otras presentaciones, entiendo que nos miren y piensen que solo hablamos de estos temas porque es una 'herramienta' para nosotros. Pero no voy a perder una sola oportunidad de hablar de esto en el escenario. Si podemos convencer a alguien que aún no esté seguro, obviamente vamos a continuar haciéndolo. Ver a 40.000 personas en Glastonbury con banderas de Palestina gritando 'Free Palestine!' te da un poco de esperanza.

Moglaí Bap: Es un poco por solidaridad. Cuando sufrimos de una hambruna en Irlanda, los Choctaw, un pueblo indígena de América, donaron dinero a los irlandeses que morían de hambre. Pienso que esta solidaridad ayudó a que las personas se sintiesen escuchadas. A Palestina mucha gente la ha desdeñado, y si podemos hacer que eso cambie lo haremos. En el transcurso de la historia, ha habido casos donde los grandes sistemas de poder han caído, por ejemplo en Sudáfrica. Hay a quienes les gusta decir que nuestros esfuerzos son fútiles y que el apoyo a Palestina es pequeño, pero pensamos que es mucho más grande

Sobre su actuación en Glastonbury, el primer ministro Keir Starmer la calificó como “no apropiada”, y la BBC decidió no transmitirla en vivo. ¿Qué opinan al respecto?

Mo Chara: Por supuesto que no es apropiado para Starmer. Es lo último que Starmer piensa que es apropiado, y eso dice mucho. Ver a tres personas sobre un escenario, hablando con 40.000 ciudadanos del país que representa y que concuerdan con lo que él activamente rechaza, eso es claramente lo que él dice que no es apropiado.

DJ Provaí: El líder de un país no debería tener influencia sobre quién se presenta en un festival. No debería meter sus narices en eso. Tienen cosas más importantes que afrontar, como por ejemplo un genocidio en Palestina. Por eso, que presionen a los festivales es ridículo.

Móglaí Bap: Él está tratando de desviar la atención y poner presión sobre las personas que en verdad hablan del problema. Por eso ataca a quienes alzan su voz en festivales. Solo quiere que la percepción sea que el problema es ese. 

Han publicado en su cuenta de X una cita de Fred Hampton que dice: “Puedes matar al revolucionario pero no a la revolución”. ¿Se ven representados en esa frase?

Mo Chara: No, no nos podemos comparar con Fred Hampton. Solo somos músicos. Sí pensamos que, por ejemplo en Glastonbury, representamos a la cultura popular. Los medios de comunicación no quieren que el movimiento de apoyo a Palestina sea parte de esa cultura. Por eso no nos transmiten.

Móglaí Bap: Los medios tradicionales han intentado no mostrarnos, pero no pueden pararnos a través de redes sociales. Nuestros fans a veces transmiten nuestras presentaciones en TikTok y han llegado hasta un millón de espectadores. Por eso pienso que por medios alternativos pueden conocer mejor a Kneecap.

¿Qué mensaje querrían dejarle a quienes les siguen en Euskadi?

DJ Provaí: Que se adueñen de su cultura y de su lengua e intenten impulsarlo. Intenten que más jóvenes hablen el idioma [vasco]. En esta sociedad monolingüista y capitalista no se protegen los intereses de la humanidad. Crear una comunidad a través del lenguaje propio es una forma de protegerse los unos a los otros en vistas al futuro. 

Mo Chara: Siento que en Irlanda y tal vez en Euskal Herria a veces hablamos mucho de lo dura que ha sido nuestra historia, pero pienso que también es importante que disfrutemos de nuestra cultura. Nos merecemos disfrutar y poder salir y que se respete nuestra cultura sin importar de dónde somos. Pero hay esperanza de que en el futuro será mejor. Puede que tengamos una historia triste, eso no significa que no pueda mejorar. Por eso tenemos esperanza, ¿no?




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sábado, 12 de julio de 2025

Egaña | Agente Encubierto

Retornamos al tema del espionaje llevado a cabo por parte de los estados en contra de los movimientos sociales, ya sea con infiltrados o ya sea con agentes encubiertos, con este texto que Iñaki Egaña ha compartido en su cuenta de Facebook:


Agente encubierto

Iñaki Egaña

Ron Stallworth fue el primer detective afroamericano en el departamento de Policía de Colorado, en su sección de inteligencia. Su piel le convirtió en una excepción entre los objetivos de los que habitualmente trabajan como agentes encubiertos. En Occidente, la gran mayoría de quienes ejercen de infiltrados tienen de objetivos las asociaciones y grupos de izquierda, entre las bambalinas de los subversivos. Stallworth, pese a ser negro, ejerció de agente encubierto en los medios del Ku Klux Klan, aquella caterva de supremacistas blancos que campaban a sus anchas desde la guerra civil en EEUU. Lo hizo desde el teléfono y cuando necesitó encuentros presenciales, utilizó un doble blanco. El éxito de su actividad lo contó en un libro autobiográfico que Spike Lee llevó a la pantalla recientemente, “BlacKkKlansman”.

Ya en la cercanía, y siguiendo la línea de aquellos que se infiltraban para cazar subversivos, los agentes encubiertos han pululado entre nosotros como las moscas de la fruta. Siempre me ha llamado la atención que promover semejantes funcionarios, convertirlos a fin de cuentas en actores, necesita de un trabajo previo enorme, junto a una inversión económica también notable. Y, por tanto, que los objetivos elegidos para esos agentes encubiertos deberían de ser de alto nivel político o social. Sin embargo, los casos que han trascendido nos demuestran que aquí, como decía el eslogan de hace unas décadas, “todos somos sospechosos”. Tanto quienes trabajan en las direcciones de los grupos izquierdistas, como los simples plumillas, baserritarras o miembros de asociaciones de vecinos que ni siquiera tienen un espacio en la prensa local.

Para reforzar el párrafo anterior me voy a sostener en una historia que contó Ricardo Urrizola, en su “Consejo de guerra. Injusticia militar en Navarra (1936-1940)”, un mastodóntico trabajo de vaciado de los archivos de la Comandancia Militar del Viejo Reino referidos a la época citada en el título del libro. En aquel período, Franco designó al general Severiano Martínez Anido responsable de Seguridad Interior, lo que a la postre le llevó a la creación de un servicio de información y contraespionaje. Esteban Lipuzcoa fue uno de los encargados del servicio en Nafarroa y, como era de esperar, organizó un talde de agentes encubiertos que dispersó por el territorio. Martín Jiménez Melero fue uno de ellos. Ejerciendo su actividad, se acercó a una chica llamada Filomena a la que con halagos y querencias, prometió matrimonio si ambos conseguían cruzar la muga. Todo era un farsa. El objetivo de Jiménez Melero era otro distinto al amoroso. Pretendía destripar a los mugalaris y descubrir las vías de escape, en unos años en los que los franquistas habían convertido a Nafarroa en un gran cementerio de republicanos. A las primeras de cambio, el agente puso en conocimiento de sus superiores su maquinación. Y, ni cortos ni perezosos, la Guardia Civil detuvo y encarceló a Filomena. Hubo juicio, por eso Urrizola conoció el expediente. Jiménez Melero se presentó como acusador, con el aval de agente encubierto, y Filomena salió absuelta. No había caído en las redes supuestamente apasionadas del infiltrado. Así que el agente salió trasquilado, aunque continuó su labor en los años siguientes, destinado en Cascante.

Esta sencilla crónica, con final feliz, fue superada por otras de signo contrario. Fueron varios los casos de agentes encubiertos infiltrados en la guerrilla, en el maquis, que lograron descubrir la clandestinidad de luchadores comunistas que dieron su ultimo aliento frente a un pelotón de fusilamiento. El médico gasteiztarra Luis Álava Sautu, que trabajaba para la red de los Aliados contra el nazismo, fue ejecutado por el soplo de un infiltrado en la sede del Gobierno vasco de París. En la capital francesa fue muerto en 1976 el anarquista Laureano Cerrada por unos desconocidos. Años antes, había intentado acabar con la vida del dictador Franco un día de regatas en Donostia. Acción que fracasó por la delación de un infiltrado en el movimiento revolucionario. Inocencio Martínez, otro agente infiltrado, abortó el secuestro del director del Banco de Bilbao en Francia, que los GARI (Grupos de Acción Revolucionaria Internacionalista), con los que colaboraba nuestro Lucio Urtubia. El objetivo era canjearlo por Salvador Puig Antich, ejecutado por el franquismo unos meses después como venganza al tiranicidio de Carrero Blanco. El policía Abderramán Muley Moré se infiltró en el DRIL y marcó objetivos, entre ellos la bomba en la estación de Amara de Donostia que mató a la bebé Begoña Urroz y que décadas después, con una desvergüenza supina, el Estado español atribuyó a ETA.
Hoy, a pesar de los avances técnicos, los agentes encubiertos continúan siendo una pata indispensable del espionaje político. Los medios alternativos, han descubierto recientemente hasta ocho agentes encubiertos en movimiento sociales del Estado español. Probablemente la cifra será más alta y, conociendo los manuales clásicos, otros esperarán su turno para su activación, mientras se mantienen como agentes durmientes. A las inclinaciones del CNI para infiltrar agentes en movimientos sociales de Madrid y Països Catalans se añaden las particularidades en Euskal Herria susceptibles de rastreo: grupos memorialistas, red de torturados, activistas de derechos humanos… Indicios los hay.

Por esta tendencia y por la naturaleza del Estado español, no me ha sorprendido el argumento de Benet Salellas, abogado de Santos Cerdán, que abrió la tesis de que Koldo García podría ser un agente encubierto. No voy a defender ni de lejos, la honorabilidad de un PSOE, cubierto de episodios de corrupción desde la Transición. Hijo del Régimen del 78. Pero los objetivos finales del Estado profundo son los aliados de ese PSOE en el Gobierno central. Como siempre, la unidad sacrosanta de España. Y en ese análisis, catalanes y vascos siempre hemos sido y seguimos siendo prioridad.

 

 

 

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