Un blog desde la diáspora y para la diáspora

martes, 19 de agosto de 2025

Fernàndez | Tres Tristes Trampas

Este texto de catalán David Fernàndez acerca de lo que significa para la historia y la memoria el asesinato de Jon Paredes 'Txiki' y Ángel Otaegi, se lo dedicamos con mucho cariño al vasquito colonizado Alberto Alonso, el directorsísimo de Gogora:


Tres tristes trampas

David Fernàndez

Hace 50 años, en pleno agosto, la dictadura franquista se sacó de la chistera un decreto ley para, con ilegal retroactividad y dictatorial parsimonia, poder endurecer las sentencias y condenar a Txiki y a Otaegi a la pena de muerte. Así acabaría sucediendo con criminal puntualidad, tras sendos juicios farsa contra los militantes de ETA, el 27 de septiembre de 1975. Burgos, Barcelona y Hoyo de Manzanares -donde caían Baena, García Sanz y Sánchez Bravo, militantes del FRAP- rubricaban que el franquismo acababa como empezaba: en paredón y a sangre y fuego.

Alguien escribió, con pronta lucidez anticipada, que la mayor problematicidad de la transición sería explicarla años después a la chavalada, cuando empezasen a hacer preguntas insolentes por infinitamente razonables: ¿por qué la dictadura quedó impune del todo?, ¿por qué ni un solo verdugo fue juzgado o depurado?, ¿por qué tanta amnesia? La segunda trampa legal, la del silencio, ya había sido urdida: vendría la ley de amnistía, pareja a la ley franquista de secretos oficiales vigente hasta ahora. En realidad se absolvían de un plumazo 40 años de represión y corrupción, porque demasiado a menudo ponemos el foco en los crímenes del franquismo y olvidamos las enormes fortunas repletas de corrupciones que se amasaron entonces y que aún perduran. La cuestión, en todo caso, es que, cinco décadas después, todavía no sabemos -verdad, justicia, reparación- quién conformaba aquel pelotón de guardias civiles voluntarios que en un claro de bosque de Cerdanyola del Vallès segó la vida de Txiki. Por simple regla de tres -el último poli de la dictadura fue el primero de la democracia-, es obvio que siguieron en activo y se jubilaron a cuenta de las cuentas públicas. En nombre de la democracia. Menudo cuento en simulacro.

Y aun así, no fue la última trampa. Los rigores de la enloquecida deriva antiterrorista, en tiempos de ilegalizaciones, propició la kafkiana prohibición del nombre de Txiki y Otaegi en plazas y calles públicas de Euskal Herria en la primera década del siglo XXI. Después, las tardías y timoratas políticas públicas de memoria democrática en el Reino de España han hecho el resto del olvido, han dificultado resquebrajar el denso manto del silencio y han contribuido al agujero negro de la impunidad. Y ahora todo son preguntas que quedan respondidas por tres trampas distintas: trampa en dictadura, trampa en transición o trampa en democracia. Lo que nunca falla, en cambio, y ante cualquier circunstancia, es la memoria desde abajo, que abre a ras de suelo lo que desde arriba siempre quieren cerrar a cal y canto. El “Askatasun haizea” de Txiki, a pesar de los pesares y como viento sur, sopla y seguirá soplando.





°

lunes, 18 de agosto de 2025

La Involución Sociata

Si Alberto Alonso tuviera un poco de vergüenza o de decoro, ya habría renunciado a su poltrona al frente de Gogora. Ya para que incluso Urkullu le haya enmendado la plana, imaginen ustedes.

Pero vergüenza es algo que los vascos de mente colonizada no tienen, así que a él y a sus secuaces - tanto del PSOE como del PNV - les dedicamos este texto publicado por Naiz:


El PSOE de Guerra lo tenía más claro sobre Txiki y Otaegi que el de Gogora, hace 50 años

La declaración del director de Gogora nombrado por el PSE sobre Txiki y Otaegi no solo ha enfadado a parte de la ciudadanía vasca, sino que contradice lo que el propio PSOE pensaba en 1975. Esto decía su publicación oficial, ‘El Socialista’, cuyo responsable era nada menos que Alfonso Guerra.

Ramon Sola

La posición expresada por el director de Gogora, Alberto Alonso, sobre Jon Paredes Manot ‘Txiki’ y Anjel Otaegi supone una auténtica reescritura de la posición de su propio partido, el PSOE, en aquel 1975. Pasado medio siglo, Alonso ha negado a los dos militantes de ETA fusilados la condición de «luchadores por la libertad» y les ha acusado de usar «las mismas herramientas del franquismo». Unas tesis muy alejadas de las que sostenía ‘El Socialista’, medio oficial del partido todavía entonces en la clandestinidad, en octubre de aquel año, y también de la declaración de la Comisión Ejecutiva del PSOE que incluía en sus páginas.

En la misma aparecen los rostros de los cinco antifranquistas fusilados, definidos como «las víctimas» frente a «los verdugos», a saber el dictador Franco (que aparece en la imagen junto a Juan Carlos de Borbón), su primer ministro Arias Navarro y el Consejo de Ministros al completo. Todo ello tras un titular contundente: «Terrorismo oficial».

Ni en la declaración de la Ejecutiva del PSOE ni en el editorial de ‘El Socialista’ hay crítica alguna a la acción de Txiki y Otaegi, ni en genérico a la de ETA y el FRAP, como la que ha desarrollado medio siglo después el director de Gogora. El editorial los define como «cinco jóvenes asesinados por un gobierno decrépito». De los fusilados se apunta que «quieren otro futuro para España, un futuro libre, democrático, justo».

Tampoco hay cuestionamiento de las «herramientas» de lucha atribuidas a los cinco fusilados en la declaración de la Ejecutiva del partido que dirigía Felipe González desde Suresnes (1974). Más bien al contrario; se denuncia que «el Régimen, acorralado, intenta prolongar su vida quemando la posibilidad de una alternativa democrática que no cueste a los pueblos del Estado los traumas de los enfrentamientos y de las muertes, y trata de colocar a todo hombre con conciencia política en una batalla desigual con el aparato represivo y las fuerzas más reaccionarias».

El PSOE remarca en aquel momento la enorme gravedad de los fusilamientos. Explica que el partido «hizo un ingente esfuerzo nacional e internacional para evitar que la escalada represiva llegara a este punto dramático culminante». Y añade que «los socialistas tienen la obligación histórica de contribuir con su esfuerzo definitivo a la conquista de las libertades democráticas». La declaración de la ejecutiva se emitió el 1 de octubre, apenas cuatro días después de las ejecuciones franquistas.

‘El Socialista’ es el órgano de expresión del PSOE desde 1886 y hasta la actualidad. Su primer director fue el propio fundador del partido, Pablo Iglesias Posse. En este octubre de 1975 estaba dirigido por alguien nada sospechoso de afinidad con ETA ni la causa vasca en general, como quedó claro posteriormente, desde su etapa como vicepresidente del Gobierno español hasta la actualidad: Alfonso Guerra. Había sido elegido en Suresnes secretario de Prensa e Información del PSOE, y como tal, responsable de ‘El Socialista’.

Relectura también respecto a 2012

Las palabras de Alonso sobre Txiki y Otaegi también suponen una ‘enmienda’ sobre la posición del PSE en 2012, cuando ambos fueron admitidos por el Gobierno de Lakua como víctimas de violencia estatal.

Algunas organizaciones de víctimas de ETA cuestionaron esa decisión y, en condición de portavoz del Ejecutivo de Urkullu, Idoia Mendia la reafirmó sin incluir matiz crítico alguno sobre los dos fusilados. «Forman parte de la memoria de este país», subrayó la consejera, que dos años más tarde pasaría a liderar el PSE durante siete años.

Alberto Alonso Martín fue designado por el PSE de Eneko Andueza para dirigir Gogora tras el trasvase de la cartera de Justicia y Derechos de Humanos desde el PNV a su socio de gobierno. Antes ha sido parlamentario del PSE en la pasada legislatura, y más atrás concejal en Bergara, además de director general de Osalan entre 2016 y 2020.

La involución producida en Gogora con el relevo es patente. La primera decisión muy cuestionada fue que PNV y PSE coparan su dirección, dejando fuera a Pilar Garaialde, postulada como representante de las víctimas del Estado. Estas expresaron su dolor un mes después por la decisión paralela de la Delegación del Gobierno español de celebrar un desfile de la Guardia Civil en Gasteiz: «Ojalá pudiéramos olvidar que en sus manos deseamos morir».

Otros indicadores inquietantes son el cuestionamiento del espíritu del Palacio de la Cumbre donostiarra como Lugar de Memoria o los recortes en la estructura para el reconocimiento de las víctimas del Estado. Algunas voces alertan de que ello está poniendo en riesgo los consensos sobre políticas de memoria gestados por la propia Gogora anteriormente.




°

domingo, 17 de agosto de 2025

Urkullu Corrige a Alberto Alonso

Imaginen cuan insultante ha sido la declaración de Alberto Alonso, titular de Gogora, en contra de la memoria de Jon Paredes 'Txiki' y de Ángel Otaegi que el mismísimo Iñigo Urkullu, otrora lehendakari de la CAV, ha salido a enmendarle la plana.

Lean ustedes lo publicado por Naiz:


Urkullu recuerda que Txiki y Otaegi son «víctimas reconocidas oficialmente» y pide respeto

El lehendakari Iñigo Urkullu ha subrayado que Txiki y Otaegi «son dos víctimas reconocidas oficialmente por el Gobierno Vasco» y que, en esa medida, «merecen respeto», lo cual «implica, entre otras cosas, omitir valoraciones que afecten a su condición de víctima, la cuestionen o pongan en duda».

En una reflexión realizada a la agencia Europa Press, Iñigo Urkullu ha salido al paso de la polémica surgida en torno a la memoria de Jon Paredes Manot, Txiki, y Ángel Otaegi, últimos fusilados del franquismo junto a los miembros del FRAP José Luis Sánchez Bravo, Ramón García Sanz y Humberto Baena.

El Ayuntamiento de Zarautz, gobernado por PNV y PSE, retiró una lona de grandes dimensiones que se había desplegado en el muro de Santa Bárbara y, el pasado martes, cientos de vecinos volvieron a exhibirla en el barrio de Azken Portu.

Sortu, en un comunicado, censuró la postura del Ayuntamiento y su «falta de reconocimiento» a «dos luchadores vascos contra la dictadura franquista». «Sortu denuncia la actitud mostrada por PNV y PSE-EE con la memoria de Txiki Otaegi. Los dos fueron reconocidos como víctimas por el Gobierno del lehendakari Iñigo Urkullu en 2012. Era del PNV ese gobierno, como el de Zarautz», subrayaba el texto, para llamar también a participar en el acto nacional que la formación independentista celebrará el 27 de septiembre en el Anaitasuna de Iruñea.

La polémica creció posteriormente con las inaceptables declaraciones del director del Instituto Gogora, Alberto Alonso, que afirmó que Txiki y Otaegi «no son luchadores por la libertad» y que «luchaban contra la dictadura, pero utilizando las mismas herramientas que utilizó la dictadura, que era la violencia, el terror y el miedo».

En medio de esta polémica, Iñigo Urkullu ha reaparecido para destacar que se trata de un tema «muy sensible» que, desde el Gobierno del que fue lehendakari, intentaron «gestionar con la mayor delicadeza posible en el objetivo del respeto a los Derechos Humanos y a la Memoria como guía para los pasos en la normalización de la convivencia política y social en Euskadi».

«Es, además, una cuestión con aristas todavía hoy en día y que necesita el máximo rigor posible para las interpretaciones que desde prismas diferentes se hacen y se hagan», apunta.

En este sentido, recuerda que Txiki y Otaegi «son dos víctimas reconocidas oficialmente por el Gobierno Vasco, mediante la normativa que fue construyéndose entre 2011 y 2020 para la reparación y reconocimiento de las víctimas de violencia estatal ilícita».

«En la medida en que son víctimas de vulneraciones de derechos humanos, merecen respeto. Ese respeto implica, entre otras cosas, omitir valoraciones que afecten a su condición de víctima, la cuestionen o pongan en duda. De igual manera, el respeto que merece cada víctima, toda víctima, la apropiación partidaria de su memoria que se haga –sin entrar en consideraciones sobre la misma– no debería ser compatible con su instrumentalización política para el enfrentamiento», asegura.

Por ello, considera que «merece la pena una constante reflexión sobre cómo todas y todos consideramos a cada, a toda, víctima habida; al reconocimiento de las mismas desde la injusticia del daño causado; y al compromiso con la memoria basada en el respeto a los derechos humanos que a cada ser deberían haber asistido y asisten».





°

sábado, 16 de agosto de 2025

Andrés F.

Retomamos el tema de los policías españoles infiltrados en los movimientos sociales con este artículo publicado por Gara:


El «caso Mayka» y el policía infiltrado en Euskal Herria se viraliza 25 años después

El eco mediático que han tenido los casos de infiltración policial en los Països Catalans, y también Euskal Herria, ha devuelto a primer plano la muerte de la joven Mayka Pérez Márquez en Madrid en el año 2000. Los indicios apuntan a que fue víctima de su pareja, un agente infiltrado de la Policía española que quedó impune.

Marcel Pena

María del Carmen Pérez Márquez, Mayka para sus allegados, falleció el 19 de mayo del 2000 en su piso de Madrid, como consecuencia de un disparo en la cabeza que se realizó con el arma de Andrés F., su pareja. Se trataba de un agente de la Policía española que había estado infiltrado en el movimiento libertario catalán y formaba parte de la llamada Brigada Antiterrorista en Gipuzkoa. Aunque el hombre declaró que Mayka se había suicidado, la familia defendía una tesis muy distinta, que apuntaba al crimen machista.

Desde el momento de la muerte de Mayka, existieron dos versiones sobre qué había ocurrido. Por un lado, la versión oficial, a partir de la declaración de Andrés F., hablaba de que la joven se había suicidado tras discutir con su novio; y por otro, la que defendía la familia y vecinos, apuntaba al homicidio o «asesinato», ya que era conocido que Pérez era víctima de malos tratos físicos y psicológicos por parte del policía. Prueba de ello es que, la noche del crimen, vecinos de Vallecas intentaron linchar al sospechoso mientras era protegido por agentes de Policía. Incluso el propio Andrés F. confirmó a la familia que él había sido el autor del disparo mortal, según afirmaron los propios allegados.

Tal como detallaron la hermana de la fallecida, África Pérez, y el abogado de la familia en el programa “Las claves del crimen” -del canal Tribunal TV (ya desaparecido)- titulado «¿Suicidio o Asesinato?» y dedicado al «caso Mayka», Andrés F. actuaba de forma controladora con su pareja, quien intentó dejarlo en varias ocasiones. Según informó el letrado Jaime Sanz de Bremond, los peritos dejaron escrito que el sospechoso se lavó las manos antes de la prueba de la parafina, que se utiliza para buscar restos de pólvora, alegando que las tenía llenas de sangre, y que la ropa no se analizó hasta tres días más tarde.

Además, la familia pensaba que el carácter de Mayka no correspondía con el de una persona con tendencias suicidas. De hecho, la mujer tenía hechas las maletas para abandonar el domicilio, propiedad del hombre. ¿Por qué iba a recoger todas sus cosas, perfectamente organizadas en bolsas, si su intención era quitarse la vida?

Previamente, Andrés F. había estrellado en dos ocasiones el coche que conducía con Mayka de copiloto, lo que, según el abogado de la familia, prueba su «carácter intemperante». Como consecuencia del último de los siniestros, en el momento de su muerte Mayka todavía llevaba un collarín cervical. En otras discusiones, el policía había sacado su arma reglamentaria y amenazado con suicidarse.

Sanz de Bremond apuntaba que Andrés F. actuó de manera extraña tras la muerte de Mayka, que supuestamente presenció in situ. A continuación, el hombre llamó en primer lugar a la Guardia Civil, 45 minutos después del disparo. Tiempo suficiente para alterar la escena del crimen, más si cabe para un agente de Policía. La familia acusó públicamente a los cuerpos policiales de «querer encubrir los hechos», incluyendo la manipulación del arma del crimen la misma noche de la muerte.

El programa completo de “Las claves del crimen” sobre el «caso Mayka» puede consultarse en el canal de YouTube de Jaime Sanz de Bremond (@SanzdeBremond).

¿Quién es Andrés F.?

En el momento de los hechos, Andrés F. se encontraba trabajando en Euskal Herria, como confirma África Pérez en la entrevista con Paco Pérez Abellán. «Él llevaba un periodo más largo del habitual en el País Vasco y, entonces, había venido unos días de vacaciones. Es decir, no estaba trabajando. No entiendo por qué tenía el arma cargada», explicaba la hermana de Mayka.

Según la cuenta de X @undercover_25_, que se ha vuelto viral tras recuperar el caso 25 años después, actualmente Andrés F. vive en la provincia de Málaga y sigue trabajando como policía. Anteriormente, había formado parte de la Brigada de Información de la Policía española en Catalunya, infiltrándose en el movimiento libertario bajo la identidad de Ángel Grandes Herreros, hasta que fue descubierto. Esto no impidió que, después de abandonar Catalunya, fuera destinado a la denominada Brigada Antiterrorista de Gipuzkoa, con sede central en el cuartel de Intxaurrondo de Donostia.

A pesar de los intentos de la acusación, liderada por el letrado Sanz de Bremond, Andrés F. tan solo declaró en el juicio del «caso Mayka» como testigo, sin llegar a estar acusado. Un año después del crimen, el juez decidió archivar el caso por falta de «indicio racional alguno que permita atribuir a persona determinada» la muerte de la joven.




°

viernes, 15 de agosto de 2025

Egaña | Proyección Negativa

Con su mordaz estilo, nuestro amigo Iñaki Egaña hace cera y pabilo de quienes simplemente ya no tienen encaje en la realidad actual de la sociedad vasca.

Lean lo que ha publicado en su perfil de Facebook:


Proyección negativa

Iñaki Egaña

En psicología se llama “proyección” al mecanismo que atribuye a otros la virtudes o defectos propios, también las carencias. La hay positiva y negativa. Dicen que el mecanismo es de defensa. Pero en política, donde su uso es habitual, se trata más bien de una maquinaria ofensiva. No soy experto en estas materias, y desde ese perfil de neófito me atrevería a señalar que quienes ejercen esa psicología negativa en política, aspiran al llamado Efecto Pigmalión, creerse sus expectativas. El mito griego de Pigmalión narraba a un escultor que moldeó una estatua de la que finalmente se enamoró. Fue tanta la pasión por su obra que al final la estatua cobró vida. Pigmalión creyó en sus deseos hasta el punto que se hicieron realidad.

Voy a los ejemplos. Al comienzo de este verano, y tras incidentes con la Policía Autónoma de la CAV, el consejero del ramo salió a la plaza pública marcando un discurso que ha sido seguido al pie de la letra por su partido y su socio de Gobierno en Lakua. La sintonía ha sido tan unánime que parecería como si un texto redactado por alguna de las empresas subcontratadas que ejercen la comunicación institucional se hubiera convertido en un manual repartido a los cargos públicos del PNV y del PSOE para que lo transmitieran en sus intervenciones estivales. Maider Etxeberria, alcaldesa de Gasteiz, tuvo que leer en entrevista radiofónica un texto que sacó de la manga, para contestar a una pregunta sobre la cuestión. No puedo asegurarlo con certeza, pero la experiencia en otras ocasiones y la generalización me da el pálpito del manual. Los tres temas repetidos fueron la aversión hacia la Ertzaintza de la izquierda abertzale, el desorden interno en EHBildu y la fuga de votantes de la colación soberanista. Vocento, en sus versiones de Bilbo, Donostia y Madrid, se ha encargado de las portadas.

Un análisis riguroso nos llevaría a desestimar estas tres cuestiones, más de foros de analfabetos funcionales que de políticos duchos (con o sin título universitario). Pero la insistencia induce a pensar en una estrategia precisamente de proyección negativa, utilizada con objetivos de desgaste político. El modelo de Ertzaintza, especialmente desde su esfuerzo por ser homologada a la Guardia Civil y a la Policía que implementaron Juan Mari Atutxa y Javier Balza, y que selló Mikel Legarda con la cúpula policiaco-militar del Gobierno de Rajoy, ha provocado una deriva en la Policía Autónoma que asusta incluso al Gobierno de la CAV. Convertida en poder fáctico, armada técnicamente por Israel, las últimas promociones han definido un conjunto cuyo espejo sindical lo dice todo, con su acercamiento a los sindicatos ultras hispanos. ELA que fue la primigenia referencia se ha convertido en residual, intimada públicamente por los de nuevo cuño. CCOO y UGT desaparecieron. La experiencia de “Ertzaintza en Lucha” de los últimos años, mayoritaria y autodefinida como asindical (al igual que Jusapol, hoy apuntada como La “Vox policial”) ha sido un buen ejemplo para visualizar esta deriva. El caso de Iñigo Cabacas, actividades de falsa bandera, el de la agresión indiscriminada a seguidores de la Real Sociedad, la negativa a reconocer las torturas certificadas por el Gobierno Vasco, la aplicación exhaustiva de la Ley Mordaza a pesar de que el Parlamento de Gasteiz la rechazó, sus chantajes constantes de boicot a eventos públicos. Es una Policía incontrolada incluso para su consejero. Por ello, la última declaración de Eneko Goia, alcalde donostiarra, afirmando que confía plenamente en la Ertzaintza “porque lo hace muy bien” y que la crítica a su modelo es “socavar la autoridad”, huele a naftalina. El problema con la Policía Autonómica lo tiene el Gobierno de Gasteiz y por extensión toda la sociedad de la comunidad autónoma.

Los otros dos temas los voy a resumir en uno, por cuestión de espacio. ¿Quién tiene fuga de votos? ¿Quién su formación en desorden? Con una proyección del aumento del censo en estas últimas décadas, me atrevo a conjeturar que, desde la segunda legislatura de Juan José Ibarretxe a esta última de Imanol Pradales, 1 de cada 2 votantes del PNV les ha retirado su papeleta. Si nos fijáramos en determinadas consultas (europeas, por ejemplo) el PNV ha perdido en 51% de su masa electoral. ¿Quién tiene el problema? ¿Y, “el desorden? Aún resuena la pataleta de Urkullu por ser descabezado, la puya de Ortuzar a Esteban en el recambio, las críticas de Anasagasti a la muerte dulce de los batzokis, el 20% de participación de su militancia en la renovación…

Queda para el final el globo veraniego concentrado en noticias sobre una supuesta guerra de guerrillas en el seno de la izquierda abertzale sobre las txosnas festivas. El término manido ha sido el del “veto”. ¿Alguien se lo cree? Pues parece que sí, que hasta la asamblea de comparsas de Bilbo tuvo que redactar un comunicado explicando que lo del “veto” era un invento aireado por dos grupos novicios y hasta ahora sectarios que pretendían desplazar a 27 comparsas para hacerse un hueco en el recinto festivo original –el de 1978- y no seguir, por ejemplo, el recorrido de otras, como las del PNV, PSOE, y hasta hace poco PP, que colocaban la suyas en otros lugares. Afirmar que la izquierda abertzale controla los espacios festivos, las cuadrillas, las cofradías, las peñas, las txosnas de Hego Euskal Herria es tener un desconocimiento extraordinario de la realidad de nuestro país. Si así fuera, estaríamos a un paso de la revolución (proletaria, popular o burguesa). Libertarios, ecologistas, feministas, antiespecistas, mendizales, gaupaseros, animadores culturales, asociaciones de vecinos, trotskistas, antimilitaristas, kulturgiles, transformistas, solidarios, internacionalistas, euskalzales, gastrozales… ¿reciben y ejecutan las consignas del nucleo duro de la izquierda abertzale? ¿En Gasteiz, en Donostia, en Bilbo? ¡Anda ya! La permeabilidad a los fakes cotiza al alza. También las teorías conspirativas están más extendidas de lo que imaginaba. Alentadas por los de la estrategia de la proyección negativa. 

 

 

 

° 

Vascófobo de la Semana | Alberto Alonso

El distanciamiento del ente de la CAV conocido como Gogora para con el pueblo vasco se ha vuelto mucho mayor tras las más que malintencionadas palabras de su director, el sociata Alberto Alonso, en contra de las víctimas de terrorismo de estado español Jon Paredes 'Txiki' y Ángel Otaegi.

Aquí lo que nos relata Gara con respecto al más reciente insulto a la memoria de lucha de Euskal Herria:


Alberto Alonso (Gogora): «Txiki y Otaegi no luchaban por la libertad»

En vísperas del 50 aniversario de los últimos fusilamientos del franquismo, el director de Gogora, Alberto Alonso, decidió ayer salir al paso de los actos de recuerdo a Txiki y Otaegi con unas infames declaraciones: «No son luchadores por la libertad». «Luchaban contra la dictadura, pero utilizando sus mismas herramientas, que eran la violencia, el terror y el miedo», añadió.

El director de Gogora, Alberto Alonso, pidió ayer que «no se meta en el mismo saco» a los miembros de ETA Jon Paredes Manot, “Txiki”, y Ángel Otaegi, ejecutados por el franquismo hace ahora 50 años, y a otros miles de antifranquistas. «Una cosa es reconocerles su condición de víctimas franquistas y otra es el homenaje», consideró, antes de incidir en que estos emplearon «la violencia, el miedo y el terror».

Alonso realizó estas inaceptables declaraciones a la agencia Europa Press, después de que en las fiestas de pueblos y ciudades vascas se estén exhibiendo carteles y pancartas de Txiki y Otaegi, y de que el martes Sortu reclamara al Ayuntamiento de Zarautz «reconocimiento institucional» para ambos, tras la retirada de una lona de gran tamaño colocada en el monte Santa Bárbara. Posteriormente, cientos de personas mostraron esa tela con orgullo en el barrio de Txiki, Azken Portu.

El director de Gogora argumentó que Txiki y Otaegi, fusilados junto a tres miembros del Frente Revolucionario Antifascista y Patriota (FRAP) -José Luis Sánchez Bravo, Ramón García Sanz y Humberto Baena-, «por supuesto son víctimas del franquismo, de un régimen dictatorial que decidió juzgarlos por un procedimiento militar sumarísimo, sin ningún tipo de garantía judicial». «No tuvieron un juicio justo, no tuvieron ningún tipo de garantía jurídica y fueron condenados a muerte de una forma arbitraria y fusilados», indicó.

En su opinión, «eso les convierte en víctimas del franquismo, y hay que reconocérselo», pero puntualizó que, «de ahí a decir que son luchadores por la libertad y contra la dictadura, va un paso gigantesco». «Porque luchaban contra la dictadura, pero utilizando las mismas herramientas que utilizó la dictadura, que eran la violencia, el terror y el miedo», precisó.

El director del Instituto Gogora para la Memoria, la Convivencia y los Derechos Humanos fue incluso más allá, para advertir que se busca «blanquear la existencia de una ETA buena y una posterior ETA mala». En este sentido, subrayó que en 1974, el año anterior al fusilamiento, ETA había puesto una bomba en la cafetería Rolando (Madrid) y había matado a trece personas y herido a más de medio centenar, «de la forma más cruel». «ETA fue una banda terrorista desde el primer momento y su opción fue crear e imponer el terror», manifestó.

Alberto Alonso dijo que, si se pretende defender que «fueron luchadores antifranquistas, ¡cuidado!, porque no todos los luchadores antifranquistas tienen por qué merecer un homenaje». «Hubo luchadores antifranquistas que utilizaron las mismas herramientas de miedo y violencia que el franquismo para enfrentarse a Franco. Ni Txiki ni Otaegi querían una sociedad democrática después de Franco, querían imponer su propia visión de Euskadi, su propio proyecto como alternativa al franquista», sostuvo.

Por ello, pidió que no se «meta en el mismo saco a Txiki y a Otaegi, y a los cientos y miles de militantes de partidos que exigían y reivindicaban la llegada de una democracia a este país». «No confundamos», reiteró.

En una línea similar, la asociación Covite censuró ayer que se hubiera desplegado la lona de Zarautz y aprovechó para rechazar que Txiki y Otaegi merezcan «reconocimiento público ni homenaje institucional». 




°

martes, 12 de agosto de 2025

Bernaola | Diáspora

La reciente celebración de la edición 2025 del Jaialdi en Boise ha sido la inspiración para este texto dedicado a la diáspora vasca, mismo que ha sido publicado en la sección de Opinión de Naiz. Y pues nada, solo mencionar que definitivamente sí que hay otras diásporas vascas además de la estadounidense.

Adelante con la lectura:


Diáspora 

Iñaki Bernaola

Pocas veces se ha dado tanto pábulo a la actividad desarrollada por la llamada diáspora vasca como en las recientes celebraciones llevadas a cabo en la localidad de Boise (Idaho, EEUU), a donde han acudido varias personalidades de la administración y del mundo académico, así como diversas figuras el mundo cultural vasco. Es bien sabido que el origen de la diáspora suele guardar relación con la necesidad de huir de la pobreza, de los conflictos bélicos o, sin más, con la necesidad de buscar horizontes más propicios. Todos los países europeos tienen su diáspora, casi siempre con origen en los siglos XIX y primera mitad del XX.

Los vascos tenemos una diáspora abundante; a veces, como en el caso citado, profusamente conocida, y otras no tanto. De hecho, en la diáspora vasca, como supongo que en cualquier otra, puede encontrarse de todo. Pero en nuestro caso, el indicador más claro de pertenencia a la misma son los apellidos. Los vascos tenemos la suerte de que, a la hora de buscar nuestros orígenes, los apellidos nunca fallan.

Cuando era joven compartía con algunos amigos la afición por la guitarra. Era la época del boom de los cantautores sudamericanos. Nosotros sentíamos predilección por las milongas de José Larralde, tanto por la apariencia de gaucho con que aparecía en las portadas de sus discos como por el contenido de las canciones, pero, sobre todo, porque eran relativamente fáciles de interpretar, mucho más que las de Atahualpa Yupanqui, al contrario que Larralde no hijo de padre vasco, sino de madre, con las que mal que bien todavía podíamos arreglarnos.

Pero quien se llevaba la palma de popularidad en aquella época era el chileno Víctor Jara. Había una canción suya dedicada a un tal Luis Emilio Recabarren, que fue el fundador del Partido Comunista Chileno. No era Luis Emilio el único vasco significativo de Chile: ahí tenemos también al sangriento dictador Augusto Pinochet Ugarte.

Es probable que muchos lectores no sepan quién es Máxima Zorroguieta. Nada menos que la reina de los Países Bajos, esposa del actual rey Guillermo y nuera de la anterior reina Beatriz, la cual abdicó en favor de su hijo. Vivió durante su juventud en Argentina. Y volviendo a los Estados Unidos, es sabida la existencia de políticos con apellido vasco pertenecientes al ala más reaccionaria de dicho país, cuyos nombre omito por elemental prudencia.

Creo que en ningún sitio se ha dado tamaña solidaridad con los presos y refugiados vascos como en Uruguay. En el año 1994 se produjeron en dicho país grandes manifestaciones en favor del derecho de asilo para los vascos huidos. No hace falta señalar quién es uno de los personajes más carismáticos de toda la historia de Uruguay: el expresidente Pepe Mujica.

Un compañero mío de estudios nos invitó a pasar unos días en casa de sus tíos en París. Su tía fue uno de los niños vascos evacuados durante la Guerra Civil. En Francia debió de tener contactos con el maquis, y acabó casándose con un comunista manchego superviviente del campo de exterminio de Mauthaussen. Por su casa parisina pasaban montones de comunistas, algunos también hijos de la diáspora vasca, como por ejemplo Agustín Gómez de Segura Pagola, otro niño evacuado que llegó a ser futbolista en el Torpedo de Moscú y dirigente del Partido Comunista de España, del cual acabó distanciándose por desacuerdos con la línea eurocomunista de Santiago Carrillo. El último exponente de la diáspora vasca que quiero mencionar reviste enorme actualidad: el periodista Pablo González, descendiente también de niños vascos evacuados a la Unión Soviética.

Como he dicho antes, en la diáspora puede encontrarse de todo. Y por ello es importante que, dentro de ese abanico, nos quedemos con aquello que más nos interesa. Porque no nos engañemos: a quien más le importa la diáspora es al país de procedencia.

En un libro de entrevistas a Pepe Mujica recién editado por GARA, este se quejaba de que la mayoría de los medios de comunicación estén en manos del capital. Tenía razón, no solo porque los medios dan una versión determinada de los hechos reales, sino sobre todo porque crean un mundo virtual propio. Ese mundo virtual además no lo crean solo los medios, sino también la cultura, el arte, el cine... incluso las marcas de alimentos y bebidas a la vista en los estantes del supermercado. Hoy en día, además, la importancia del mundo virtual en nuestras vidas es enorme, comparada con el estrecho marco del mundo real de cada individuo.

No sé qué tipo de diáspora le interesa a nuestro país. Si sé, por el contrario, a cuál se le concede más espacio en nuestro mundo virtual. Tal es así que, vistos los recientes acontecimientos, me ha asaltado la duda de si el efecto subsiguiente ha sido reforzar la imagen vasca en los Estados Unidos, o reforzar la imagen de los Estados Unidos en el País Vasco.

Yo intentaría prestar más atención a otras diásporas y a otros personajes ligados con ellas. Aunque solo sea para que no parezca que los únicos que tienen diáspora vasca son los yanquis.

 

 

 

° 

viernes, 8 de agosto de 2025

Egaña | El Deep State Español

No entender como funcionaba realmente el estado español fue lo que llevó a que algunas personas, como por ejemplo, el Subcomandante Marcos del EZLN, realizaran declaraciones muy poco afortunadas.

En el afán de que se entienda mejor, les compartimos este texto de nuestro amigo Iñaki Egaña que él ha publicado en su muro de Facebook:


El Deep State español

Iñaki Egaña

Estamos acostumbrados, más en los últimos años, a definir el Estado profundo (Deep State en la nomenclatura anglosajona) como el poder oculto que domina el planeta. Cubículos que se desperdigan por los países más desarrollados y que marcan la tendencia en el devenir económico, militar y político. En los últimos meses, el debate sobre su actividad se ha disparado en EEUU tras el advenimiento de la segunda legislatura de Trump, llegando a excusar al presidente de sus verdaderas intenciones, y disculpándolo del no cumplimiento de sus propósitos: el fin de la guerra en Ucrania, la difusión de los documentos del Caso Epstein, su acercamiento a la Federación rusa para distanciarla de China… Supuestamente, Trump ha sido engullido por el Deep State que finalmente marca objetivos. La deriva ha activado seguidamente otra estrambótica, en los lindes con las teorías conspiranoicas que desde la pandemia de la Covid se han disparado exponencialmente. Los terraplanistas se han alineado con los defensores de la tesis que los aviones fumigadores fueron los causantes de la pandemia, todas las vacunas contienen un chip de espionaje, el gran remplazo o el pornomarxixmo. La verdad es que Trump les ha dado alas con su verborrea, pero estos falsarios no tienen que ver en absoluto con el pensamiento crítico. Sus narrativa acusa a unas determinadas sociedades secretas, algunas de ellas incluso procedentes de exoplanetas, de ser los causantes del desorden mundial. Los QAnon de la política, expandidos como escarabajos por los cinco continentes.

El Deep State es, por el contrario, una estructura bien real. No únicamente en EEUU, sino también, entre otros, en el Estado español. Y si en Occidente sus objetivos tienen que ver habitualmente con mantener la supremacía militar y sobre todo económica, en el Estado español se añade una tercera característica, la emotiva. Podría parecer una anomalía que ya avanzado el siglo XXI -con la robótica, la IA y la manipulación del ADN en puertas-, lo sentimental tenga valor político. Pero así es. Lo dijo hace una centuria el fundador de Falange: “España es una unidad de destino en los universal”. Y bajo este argumento, con el que fue creado el escenario para identificar a los enemigos modernos, las élites oscuras, las del Estado profundo, marcaron los adversarios, a los que añadieron un plus de hostilidad. Que somos nosotros, registrados ya al nacer como “rojos” y “separatistas”.

El Estado profundo español ya fue definido durante los últimos años del franquismo con una expresión que a los de nuestra generación nos resulta habitual, aunque a las siguientes les pueda parecer anacrónico: “poderes fácticos”. Entonces se identificaban como los militares, la banca, la iglesia y las grandes corporaciones económicas. Los aduladores de la Transición apuntaban que, con la llegada de la democracia borbónica, esos poderes fácticos desaparecieron. No lo creo. Sucede que los hemos identificado con otros apelativos: Policía Patriótica, UCO, CNI (bajo batuta militar los tres), el Ibex 35, medios de comunicación (rescatados por la Banca todos ellos), la Judicatura… En una expresión acertada, Fonsi Loaiza identificaba a estos hombres (el género es unanimidad) como los habituales del palco del equipo de fútbol español por excelencia: “El Palco del Real Madrid funciona igual que el de las cacerías de Franco, la máxima expresión del poder simbólico”.

Charles Pasqua, aquel empresario metido a ministro del Interior francés de nefasto recuerdo para la comunidad de Ipar Euskal Herria, que inauguró la “entrega en caliente” de Policía a Policía de centenares de refugiados que luego eran torturados en Madrid, definió su actividad justificándola con la Razón de Estado. La IA describe esta razón de Estado como una “preocupación superior” (a saber a qué se refiere con “superior”), que “puede necesitar derogar ciertas reglas jurídicas y morales, especialmente en circunstancias excepcionales”. Esta vez la IA lo ha pillado a la perfección. Cristóbal Montoro podría justificar su defensa precisamente con este argumento. Ya lo hicieron diversos gobiernos hispanos en las últimas décadas al sur de la muga, aludiendo a la excepcionalidad. También se justificaron, con éxito, los estafadores que defraudaron a la Hacienda que dirigió Cristóbal Montoro. Llevaron sus fortunas a paraísos fiscales para evitar el pago del llamado “impuesto revolucionario” que exigía ETA. La inviolabilidad del Borbón, sellada por la Constitución española que integraba los pilares de la España decimonónica, fue revocada cuando su abdicación. Entonces, apareció de una chistera una ley orgánica ad hoc, que contó con el apoyo del PP y del PSOE, y que concedía aforamiento al monarca saliente. Exiliado desde 2020 en Abu Dabi, ese aforamiento es suficiente para que ningún togado se atreva a meterle mano cuando retorna a la Península Ibérica para participar en algún sarao explícitamente preparado por sus acólitos.

Ese Estado profundo que trata de preservar los valores económicos ha saltado a la palestra con la Hacienda Patriótica creada o mantenida por el citado ex ministro Cristóbal Montoro, tal como sucedió con el caso de José Manuel Villarejo y la trama de la Policía Patriótica. La Iglesia vaticana que recibió la ayuda de 35.000 inmatriculaciones (1.500 en Hego Euskal Herria) o la validez de la jurídica Doctrina Botín, excepto para juzgar a los imputados de Euskaldunon Egunkaria son también ejemplos recientes. En el Procés catalá, la actividad del Estado profundo se mostró también con claridad, desde la actuación primera del monarca sustituto, con un discurso levantisco hasta el apaleamiento de votantes y quema de urnas por agentes de la autoridad.

La práctica nos demuestra que, en los temas de comer, quien ordenan líneas políticas son aquellos que Dionisio Ridruejo definió como “la verdadera comunidad nacional”. Me atrevo a citarlos: togas, tricornios, alcantarillas, gabardinas y parqués bursátiles.

 

 

 

° 

lunes, 4 de agosto de 2025

Getxoko Zirkuitua 2025 para del Toro

El ciclista mexicano Isaac del Toro, revelación del año en este deporte, ya le agarró el gusto a las competencias de la especialidad en Euskal Herria.

Después de hacerse con el segundo lugar de la Itzulia hace unos meses, ahora se queda con el triunfo del Circuito de Getxo 2025. Aquí lo que informa el portal de Claro Sports:


Isaac del Toro brilla en Getxo y conquista su octava victoria del año

El ciclista bajacaliforniano sigue demostrando ser uno de los mejores del planeta

José María Miranda

El ciclismo mexicano volvió a escribir una página dorada este domingo, cuando Isaac del Toro conquistó con autoridad el Circuito de Getxo 2025. Bajo un sol radiante en territorio vasco, el joven bajacaliforniano no solo se impuso ante rivales de élite, sino que también reivindicó su posición como una de las grandes promesas –y realidades– del ciclismo mundial. Esta victoria, la octava de su temporada, representa mucho más que un triunfo: es el reflejo de una generación mexicana que empieza a dejar huella en las clásicas europeas.

Desde el arranque, la carrera fue un verdadero campo de batalla. Los primeros kilómetros se vivieron con una intensidad inusitada, donde los ataques constantes buscaban formar la fuga del día. El malayo Muhammad Nur Aiman Mohd Zariff fue quien encendió la chispa con el primer ataque serio, aunque sería un grupo de diez corredores, entre ellos Pierre Latour y Samuele Zoccarato, el que lograría consolidar la escapada. Con una ventaja que llegó a superar los dos minutos, el pelotón, comandado desde temprano por el UAE Team Emirates XRG, mantenía todo bajo control.

La estrategia del equipo emiratí fue impecable. Con la reciente herida de la Klasikoa de San Sebastián aún abierta, donde parecían tener la carrera asegurada y terminaron sin recompensa, el bloque de Del Toro trabajó sin descanso. Igor Arrieta y Domen Novak tomaron la responsabilidad de reducir diferencias, dejando claro que esta vez no habría margen para errores. Movistar, por su parte, continuaba en su particular vía crucis, sin protagonismo y con la presión de una temporada que se les escapa de las manos.

La tensión explotó en el Alto Pike, la subida decisiva del día. A 17 kilómetros del final, la fuga ya había sido neutralizada, y el UAE aumentó el ritmo. Juan Ayuso, en un acto de reivindicación tras su discreta actuación previa, lanzó un potente trabajo de selección que destrozó el grupo. Fue entonces, a 16 kilómetros de la meta, cuando Isaac del Toro lanzó el ataque que marcaría la diferencia. Su aceleración, demoledora, no encontró respuesta.

Detrás, un pequeño grupo de favoritos intentaba organizarse. Alex Aranburu, el español más combativo, Héctor Álvarez y Toms Skujins apretaban los dientes para no perder contacto. Ayuso, sin colaborar, se mantuvo expectante, protegiendo la escapada de su compañero. La diferencia crecía y la meta en Getxo se acercaba. Del Toro, firme en cada pedalada, no daba signos de debilidad, demostrando que su forma física está en su punto más alto.

En los últimos kilómetros, el mexicano ya saboreaba la gloria. Con la ventaja suficiente, levantó los brazos antes de cruzar la línea, celebrando una victoria trabajada y merecida. Aranburu llegó en segunda posición, mientras que Ayuso completó el podio, sellando el dominio del UAE Team Emirates XRG en una jornada que parecía escrita para ellos.

Este triunfo no solo suma un nuevo trofeo a la vitrina de Del Toro, sino que alimenta el orgullo de todo México. Desde Tijuana hasta Getxo, su nombre resuena como símbolo de lucha y talento. Con apenas unos años en la élite, Isaac sigue acumulando victorias que lo acercan a los grandes de la historia. Hoy, el Circuito de Getxo 2025 se tiñe de verde, blanco y rojo gracias a un ciclista que no conoce límites.

Del Toro también correrá la Vuelta a Burgos

Tras disputar la carrera en San Sebastián, el ciclista de Ensenada volverá a competir en la UCI ProSeries, categoría en la que ya conquistó la 105ª edición de la Milán-Turín esta temporada.

La Vuelta a Burgos es una prueba con gran tradición, que ha visto pasar por su palmarés a figuras como Evenepoel, Nairo Quintana y Primoz Roglic. La edición 2025 se celebrará entre el 5 y el 9 de agosto y constará de cinco etapas que recorrerán un total de 851.4 kilómetros, desde Olmillos de Sasamón hasta las Lagunas de Neila.

La etapa reina se correrá el 9 de agosto, entre Quintanilla del Pidio y las Lagunas de Neila, e incluirá el exigente ascenso al Alto de Rozavientos: 3.3 kilómetros con una pendiente promedio del 9.6%. En estos dos escenarios históricos, Isaac del Toro seguirá construyendo su leyenda y buscará sumar su cuarta victoria UCI de la temporada. Actualmente, ocupa el puesto 14 del ranking UCI y aspira a seguir escalando con más puntos en competencias de alto nivel.

 

 

 

° 

sábado, 2 de agosto de 2025

Egaña | Cómplices

Europa ha quedado retratada como cómplice del genocidio cometido por la entidad sionista en contra del pueblo palestino.

Ante los videos e imágenes que nos llegan de Gaza, testigos silentes de la campaña de limpieza étnica llevado a cabo de forma sistemática por Netanyahu y sus cómplices, países como Alemania continúan criminalizando la solidaridad con el pueblo palestino, sin importar que para ello se monte un operativo policíaco en contra de una niña de trece años.

Vean lo que nuestro amigo Iñaki Egaña nos dice en su muro de Facebook:


Cómplices

Iñaki Egaña

El diccionario de la Lengua española define la humanidad con términos como sensibilidad, compasión de las desgracias de otras personas, altruismo, filantropía. Supongo que se refiere a la naturaleza humana. Otra acepción nos circunscribe al género humano. Cualquiera de las dos sin embargo, tiene tantas ramificaciones que al día de hoy no me atrevo a usar ni una, ni otra. Estamos asistiendo en directo a un genocidio en Palestina, en nombre de una razón superior y utilizando la vara divina como excusa. Hambruna provocada, muertes en las filas del pan, bombardeos sistemáticos, propaganda supremacista que lo justifica… inanición de los estados y una hipocresía vergonzante de la mayoría de las elites políticas dirigentes que animan a recordar la frase de Mafalda, aquel entrañable personaje de Quino: “Paren el mundo que me bajo”.

Parece, además, que matar también tiene categorías. No es lo mismo sucumbir ante el peso de los bombas, frente a las balas de un francotirador, a consecuencia de la metralla, que por desnutrición. Una muerte lenta, agónica alargada durante días, semanas, el cuerpo deteriorado, el semblante adquiriendo la imagen de cadáver antes del óbito. El genocidio se transformó en guerra, los bombardeos en actos preventivos… pero la hambruna es otra cosa. Ese es el recorrido que algunos líderes políticos de Occidente han seguido. Expirar en un supuesto campo de batalla era digerible. Hacerlo sin pólvora de por medio ya no permite fingir. Nadie está a salvo de la angustia de ver a un niño demacrado, agonizante. Es nuestra hipocresía utilizada como escudo emotivo.

Pero eso también tiene límites. Se puede empatizar hasta cierto punto. Macron acaba de señalar que París reconocerá al Estado palestino, mientras sus empresas armamentísticas siguen transfiriendo a Israel decenas de millones de euros anuales en componentes bélicos. Nada nuevo. A pesar de que la ONU decretó el embargo de armas a la Sudáfrica del apartheid, Francia siguió vendiéndolas, mientras sus dirigentes se llenaban la boca contra el racismo. Dulcie September, delegada en Europa del ANC, que denunció el contrabando entre Pretoria y Paris, fue muerta en la capital francesa. Asesinato sin resolver: los servicios secretos franceses. ¿Qué decir de EEUU y Alemania? Exportadores VIP de armas a Israel. España importa de Tel Aviv como el que más. Y Londres que, según recientes informaciones, ha ayudado a Israel en más de 500 vuelos de inteligencia para bombardear Gaza. Hasta el Fondo Horizonte de la Unión Europea ha financiado operaciones militares israelíes. De nuevo, la hipocresía de Occidente.

El diccionario de la Lengua francesa apunta también a que “humanité”, es el conjunto de individuos perteneciente a la especie humana y una segunda acepción la iguala a la definición española, la de la empatía. Papel mojado. No puedo categorizar en qué momento se perdieron los significados. Quizás jamás estuvieron activos. Porque nuestra trayectoria “humana” nos deja un poso sanguinario que cuando uniformamos el pasado apenas lo citamos en cifras. Para evitar un deslizamiento inquietante. Más aún cuando se trata de hambrunas, a las que calificamos como catástrofes naturales, como si trataran de tragedias inevitables, del tipo de los terremotos, las sequías o los tsunamis. Despojamos a las mismas de haber sido inducidas y las esquivamos en las estadísticas. “Nuestra ignorancia de la historia nos hace calumniar nuestro tiempo. Siempre hemos sido así”, escribía Gustave Flauvert. Se refería a que nuestra época, la de Gaza, la de Sudan, que, aunque no son la suya, sino las nuestras, las vivimos como las más horrendas de la historia. Y esa humanidad que no aparece en las dos acepciones de los diccionarios hispano y francés, ha sufrido asimismo terribles calamidades. Estratosféricas. Inducidas, precisamente, por ese Occidente cuya pauta marcan en la actualidad Washington y Tel Aviv.

El modelo que exportamos en las colonias europeas fue el que se repite en 2025. Primero la exterminación, en algunos casos abriendo reservas para los nativos, como la propuesta por Donald Trump y Benjamín Netanyahu para los gazatíes. Con la boca grande. Con la pequeña, los estadounidenses expulsan a Guantánamo, los italianos a Albania, los australianos a Papúa Nueva Guinea, los británicos a Ruanda. El segundo proceso llegó con el asentamiento, ubicando europeos, de tez blanca, chaqueta y bancos extractivos.

Lo hicieron los predecesores de Macron en Argelia, primero para colonizarla, derrotando a los nativos y luego recluyéndolos para que fueran difuminándose por inanición. Y cuando décadas después los propios argelinos quisieron desprenderse del yugo colonizador, mandaron a sus avanzadillas. No se trataba de los cazabombarderos F-16 y los helicópteros Apache que usa Israel en Palestina. Sino de la Legión extranjera y la elite de choque, los paracaidistas que aún mantienen su base en Baiona. Tortura, ejecuciones extrajudiciales, violaciones, hambruna. Fueron los maestros de la “guerra moderna”, del genocidio entonces sin imágenes.

Londres conquistó el subcontinente indio, en Asia, y el recuerdo de colonos y militares inundan las metrópolis del Reino Unido. El genocida Wellington también arrasó Donostia a su vuelta. Sucedió que rompiendo la tradición hindú de guardar cosechas para cuando los monzones no fueran benévolos, acaparó para sus islas británicas el arroz de esas cosechas. Cuando el monzón falló, la hambruna se apoderó de la India. Resultado: 27 millones de muertos de hambre. ¿La culpa oficial? Nadie ha oído hablar del tema. ¿La culpa real? Londres y su avaricia. Haití: medio millón de muertos por querer dejar de ser esclavos. Suma y sigue.

Denis Diderot, compatriota de Flauvert, escribió: “Los hombres nunca serán libres hasta que el ultimo rey haya sido estrangulado con las entrañas del último sacerdote”. Autocensura. No me atrevo a dictarlo, porque mañana me tildarían de incitación al odio. Así que concluyo con la frase de Mafalda. Paren el mundo.

 

 

 

°