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lunes, 7 de julio de 2025

Entrevista a Juan Carlos Mesas

En su recuento de los sanfermines de 1985, Pello Guerra nos hace mención de la fuga de los presos políticos vascos Iñaki Pikabea y Joseba Sarrionandia justo el día del txupinazo.

Pues bien, para tener una idea más completa del estado de las cosas en esa época, desde Naiz traemos a ustedes esta entrevista a quien era director de eso centro penitenciario en esa fecha tan presente en el identitario cultural vasco.

Adelante con la lectura:


«La idea fundamental es que los presos pasen por la prisión, pero que la prisión no pase por ellos y, sobre todo, que no salgan peor que cuando entraron»

Juan Carlos Mesas | Director de la prisión de Martutene el 7 de julio de 1985 | La fuga de Martutene ha solido ser relatada desde el punto de vista de quienes obraron aquel hecho histórico, pero la realidad es que aquel suceso puede tener, y tiene, una visión poliédrica. Cruzar al otro lado puede ser un ejercicio tan complicado como necesario y, Juan Carlos Mesas, director de la prisión el 7 de julio de 1985, ofrece a 7K su perspectiva de los hechos ocurridos ese día. Cuatro décadas más tarde, regresamos a Martutene.

Ariane Kamio

¿Cuántas veces se agita una bola de nieve? Exceptuando la primera vez, diríamos que casi ninguna. Pueden permanecer durante años olvidadas en una estantería, tantos como cuarenta. Para quienes no vivimos con consciencia los años 80, la épica de una fuga como la de Martutene alcanza unas latitudes aún mayores en el imaginario, y se fosiliza como un rastro imborrable para las personas que sí la palparon. Es, sin duda, un hecho que quedó sellado en la memoria colectiva de la sociedad vasca.

Intentar realizar un trabajo periodístico cuarenta años después de que hubieran sucedido los hechos es una tarea tan placentera como complicada, pues ofrece la posibilidad de ejercer de ratón de biblioteca y hurgar en los archivos, pero también eleva el muro traicionero de la memoria, y es que resulta muy difícil recordar hechos concretos. Entonces, ¿por qué no encontrar a alguien que cuente lo sucedido desde otra perspectiva?

La de Juan Carlos Mesas es una visión necesaria para contemplar aquellos convulsos años desde un punto de vista diferente (y sorprendente), y realizar un acercamiento personal a esos acontecimientos. Y decimos sorprendente porque el relato del que fuera director de la prisión el 7 de julio de 1985 podría realizarse sobre un manto de rencor. Pero, nada más lejos de la realidad, Mesas se expresa sobre la no venganza, la reinserción y la labor social dentro de las prisiones. Esta es una historia sobre las que pocas veces florecen oportunidades de acercarse y conocer. Una ocasión para agitar de nuevo la bola de nieve y ofrecer otra mirada.

Nos gustaría que nos hablara de su paso por Martutene y de los proyectos que tenía allí. 

Yo llegué allí el 31 de mayo de 1983 como director, pero había estado antes como jefe de servicio desde el 79 al 82. Ya había estado tres años anteriormente, conocía la casa y conocía el ambiente. Es una prisión de preventivos, en principio, y seguirá siéndolo, creo, y Nanclares era la de cumplimiento. Nada más llegar, tuvimos ya una buena entrada: inundaciones en el País Vasco.

Sí, esas fueron sonadas. 

Tuve que ir en barca al cuartel de Loiola para coger pan, al menos para que los “clientes” estuvieran bien atendidos porque, si no, se podía montar un motín.

El río transcurre junto a la prisión. 

El caserío que estaba justo al lado estaba todo inundado, también la prisión. Y nada, tuvimos que salir en barca a por la comida. Recuerdo que, cuando se quejaba, digamos, el “cliente autóctono”, se quejaba de la comida. En esto tengo que decir que la única comunidad religiosa que se mantiene en una prisión es en la de San Sebastián, que son las hermanas de la comunidad de Santa Ana. Una de ellas estaba en el departamento de mujeres, que hacía prácticamente la labor de funcionaria, pero estaba ella sola -eso era en los primeros años, pero luego ya cuando llegué de director ya había funcionarias-. Pero, vamos, a una hermana la teníamos en el departamento de mujeres, había otras dos hermanas -Balbina y de la otra no recuerdo su nombre- que se encargaban de la cocina, y luego estaba “La Maña”, que se encargaba de la enfermería y... ¡esa sí que tenía coraje! (se ríe). Si tenía que coser alguna herida, lo hacía a pelo: “¿Cómo que anestesia? ¡Venga, hombre! ¿No eres tan hombre para cortarte? ¡Pues ahora aguantas!”, decía. Luego estaba ya la madre superiora arriba, en el pabellón que tenían asignado las hermanas, y otra hermana más, lega, la cocinera.

Imagínate cómo era la comida, hecha por las monjas y con la filosofía de la cocina vasca. Lo aprovechaban todo y, si había pescado, que no les gustaba mucho (a los reclusos), por la noche solía haber unas croquetas deliciosas de pescado. Esto viene a colación de que muchos se quejaban de la comida que servíamos. Cada mañana se repartía una barra entera de pan para la comida...

¿Para cada preso? 

Sí, sí, para cada uno. Y estos igual dejaban hasta la carne, que era de buena calidad, que no eran tropiezos, y yo veía a los muchachos de África cómo abrían el pan entero y, con todo lo que les sobraba a los compañeros de al lado, se hacían unos bocadillos tremendos. ¡Cómo se lo comían esos muchachos! ¡Qué alegría tenían en esos ojos! Y esa era la situación que teníamos.

El funcionario de prisiones va con su voz, es lo único que tiene, y su autoridad, que se supone que van a respetarla. Pero en los momentos en los que ellos (los presos) van a por todo, de respeto nada. Solía haber muchas peleas entre chavales muy jóvenes, con la sangre muy caliente, y cada dos por tres teníamos un percance, alguna historia: cortes, intento de sublevación... En la cárcel, además de la hermana que ejercía de enfermera, teníamos un médico y un practicante. El practicante... me acordaré del nombre... era de Hernani. Si le llamabas por la noche, venía en pijama.

Otro de los mecanismos que utilizaban los reclusos era simular una lesión o una enfermedad para salir al hospital (en los hospitales tampoco había las medidas de seguridad y control que hay ahora), así la visita familiar se autorizaba y la familia le acercaba un poco el “producto”. Tampoco había mecanismos de control, ni rayos X, ni una brigada canina...

Había menos medios. 

Efectivamente. No había prácticamente ninguno. Había tres mandos en prisión: director, subdirector y administrador, había tres jefes de servicio y luego ya estaban los funcionarios del grupo de ayudantes. Por la situación crítica que se vivía en el exterior, los funcionarios pedían el traslado cada seis meses y se les otorgaba, con lo cual, el día de autos la plantilla era absolutamente bisoña. No llegaba a la semana desde que entraron dentro. Venían generalmente de la escuela, por lo que no sabían lo que era una prisión desde dentro. Esa fue una de las circunstancias que ocurrieron aquel día. Y otra fue que tuve que hacer un cambio de jefe de servicios y eso trastocó un poco la dinámica que tenía yo. Tuve que cambiar al jefe del centro, al jefe de la planta alta, que era donde estaba el salón de actos y donde tuvo lugar la actuación (de Imanol Larzabal)... Hubo una serie de circunstancias que propiciaron lo que después ocurrió.

La pregunta que se ha hecho mucha gente es cuántos había. Pues el día de autos yo ahora mismo no lo sé. El otro día quise recordarlo pero creo que entre el 5, 10 o 15 por ciento de la población eran chicos de ETA. ¿Y por qué estaban allí? Yo no preguntaba nunca a mi director general, ni mucho menos. A Martutene llegaban generalmente por razones humanitarias. Recuerdo a uno de Hernani que vino porque su padre estaba prácticamente moribundo y le dimos comunicación con el padre, incluso le tramitamos el traslado a través de la Guardia Civil a Hernani para que pudiera visitarlo. Había gente de Hernani que quería saludarle y también se autorizaba...

Todos eran trasladados por razones familiares, ¿no es así? 

Así es. Una vez la causa por la que habían llegado a Martutene se cumplía, pedíamos otra vez el traslado al centro que correspondiera. En el caso tanto de Joseba (Sarrionandia) como de (Iñaki) Pikabea, sus causas del traslado aún no se habían cumplido y fue otra de las circunstancias que se unió a todo el cúmulo de aquello.

Según se lee en los archivos de los diarios de aquel año, Sarrionandia fue trasladado por motivos de salud de la que entonces era su pareja, y Pikabea, por su padre. 

Eso es. Pikabea me parece que era de Rentería. Sí, que luego su hermano, tras la fuga, me dijo que lo sentía mucho, pero que era su hermano. Pues bueno, yo también lo siento, pero me parece que me van a dar boleto (dice con ironía).

Y, ya te digo, con esa bisoñez, y con todo esto, ocurrió lo que ocurrió. Nosotros habíamos fomentado lo que era la apertura de la prisión a la sociedad, que seguía formando parte de la misma. Organizábamos conciertos... Me acuerdo de una anécdota de la que todavía se reirá alguno: en el patio de menores soltamos una vaquilla, claro que a mí me soltaron el 7 de julio otro tipo de vaquillas (vuelve a reincidir con ironía), y luego había que meterla en el camión... Había actuaciones musicales... Ese día me acuerdo que uno de los que estaba de intermediario le llamaban “El pulpo”, pero era un exdelincuente...

...En aquella época se tomaba cerveza con alcohol dentro de las prisiones, y en la época anterior a la nuestra se tomaba la pinta de vino. Luego esto lo mezclaban con alguna que otra pastilla que el médico recetaba por razones médicas, y teníamos la tarde torera a veces. Y lo del médico era la visita del médico: venía a las 11 y se iba a las 12. El practicante se llamaba Primitivo.

¿El de Hernani? 

Sí, Primitivo, que, curiosamente, paradojas de la vida, era el suegro del director de “Egin”.

¿De cuál de ellos? 

Sí, de ese que ha estado en Burgos cumpliendo hasta hace poco (se refiere a Jabier Salutregi). Coincidí con él durante mi última etapa en Burgos. Me acuerdo que Primitivo nos invitó a tres o cuatro compañeros a su txoko y estuvimos comiendo con él y su familia. Paradojas de la vida.

Aquel 7 de julio había, además, bastante trajín en la prisión porque, aparte del concierto de Imanol, también estaban emitiendo un programa de radio en directo. 

Efectivamente, “Discos dedicados”. Fueron Emilio Laguna y Máximo Valverde. Eso se hizo en el comedor, hacia las 13:00, una vez terminado el concierto. Lo que pasa es que tuve también otra circunstancia, y es que el subdirector de régimen que tenía yo en prisión aprobó el (examen) de cuerpo técnico y tuvo que ser trasladado y ese era un poco....

¿El que más controlaba? 

Eso es. Yo me dedicaba un poco más al exterior y el controlaba un poco más el interior. Esa es otra de las circunstancias que afectó a todo lo que ocurrió.

La gente me preguntaba: “¿Por qué no has hecho un recuento después de la actuación?”. Y dije, “porque teníamos los ‘Discos dedicados’”, y tampoco piensas que vaya a ocurrir algo así. Quizá algunos de estos de la prensa, de los todólogos, los tertulianos, dirían que fue por el “buenismo”, y no era “buenismo”, la cuestión era cumplir con la ley y hacer las cosas conforme al reglamento.

El 7 de julio vino el inspector inmediatamente. El director general de entonces, Juan José Martínez Zato, estaba en un congreso en Viena. El inspector general se llamaba Ángel Lara Ronda, era un psicólogo de Burgos. Tampoco había el organigrama que existe ahora en la institución penitenciaria.

¿Era más simple? 

Sí, había un director general, un inspector general y los subinspectores. Pues el inspector vino, hizo el informe, pero el día 7 no me cesan, el 8 tampoco, el 9 tampoco, el 10 tampoco... Me cesan el 11 de julio. Bien. Para los vis a vis, la comunicación íntima, adecuamos dos cuartitos, porque aquella prisión obsoleta de los años 50 la tienes que adaptar a un reglamento penitenciario absolutamente progresista. Entonces, el vis a vis era de una a tres horas. Había muchas solicitudes y solo dos cuartitos, por lo que interpreté que se podrían dar para cada preso al mes tres vis a vis de una hora, para que todos pudieran acceder y que no solo una persona ocupase las tres horas. Además, el vis a vis tenía que ser por la tarde en un horario acotado. Luego también se ampliaron a las relaciones familiares, que podían ser de seis horas, y con ello quiero decir que nos adelantamos un poco a lo que luego fue la reforma del reglamento. Entonces yo tenía un cuadernillo donde anotaba quiénes iban comunicando, así evitaba que se saltara el orden. Yo tenía ese librillo en mi despacho de dirección y un funcionario, como diría El Quijote, de cuyo nombre no quiero acordarme, cuando yo estaba fuera con el inspector, entró acompañado por una psicóloga que era representante de UGT -¡qué paradoja!-, y estos dos, y otros que se unieron a la causa, dijeron que yo era un “filoetarra” tras abrir el cajón y coger ese cuaderno. Dijeron que les estaba dando comunicaciones a los etarras, que estaba favoreciéndolos... cuando en realidad era para toda la población interna.

Era un régimen general. 

Eso es, era para los Sodupes, los Erasun, los Do Campo, era Asensio, era el Noya... Todos tenían su comunicación... Pero bueno, eso es lo que hay. Al final me llamaron de la institución general y me preguntaron si era cierto que existían esas comunicaciones con esa frecuencia. Podría haberlo negado por agarrarme al sillón, como hace todo el mundo, pero dije que sí, que era cierto. Y así, el día 11 por la tarde se me comunicó la decisión. Y ahí se me vino el mundo abajo. Pero hay que superarlo, hay que ser como Alcaraz, ¡hasta el quinto set! De todas formas, tras finalizar el expediente, ningún funcionario fue sancionado.

Y el 3 de enero del 86 me incorporé a Basauri como jurista -entonces era obligatorio tener la licenciatura de Derecho y los estudios de Criminología-. Cuando fui a tomar posesión del cargo, me acuerdo pasando por los Altos Hornos de aquella época, iba con la radio puesta y escucho “Sarri, Sarri, Sarri...”, y digo, “joder, ¿de qué me suena esto a mí? ¿Esto qué es?”. Pero bueno. Y eso ha sido todo.

¿Considera que su labor como director de prisión era más humanista que vigilante? 

Es lo que dicen la ley y el reglamento. El 25/2 lo dice bien claro: la reinserción y la resocialización del interno. Hay varios lemas en prisión y yo heredé uno que era “al caco, cazo y tortazo”. Eso había que eliminarlo por razones claras; no puede haber tratos inhumanos y degradantes. Y luego había otro que decía que “el delito queda en la puerta, y entra el hombre”, y nosotros tenemos que tratar con el hombre, no con el delito. Muchas veces se revictimiza otra vez al delincuente diciendo, “¡coño, es que has cometido este delito!”. Vale, ya está, cometido: le han juzgado, le han condenado y ahora tenemos que hacer nuestra labor, que no es más que tratar que no vuelva a cometer este delito e intentar integrarle en la sociedad de la mejor manera posible. No puedes estar todo el rato intimidando a los presos, tienes que empatizar. Lo fundamental es conocer al interno, saber cuáles son sus carencias, sus necesidades y, en la medida de lo posible, humanamente, tratar de favorecer en lo que sea posible.

Y luego hay que tener en cuenta que nosotros antes, sobre todo en la etapa del 79 al 82, estábamos 24 horas dentro de la prisión, entonces, tenías que estar con ellos mañana, tarde y noche. Es una convivencia muy fuerte. Se trata de conocerles, orientarles y, en la medida de lo posible, que no vuelvan por esos sitios, que no son muy agradables.

De todas formas, usted sí que aplicaba la ley de una forma más progresista. Organizaba partidos de fútbol, acercaba la cultura a los presos... 

En la medida que era posible, sí, y eso entraba, efectivamente, dentro de ese aperturismo. Si ellos forman parte de una sociedad, tienen derecho a que todo lo que ocurra en la sociedad pueda ser trasladado al interior.

En el 83 estuve en menores, y ahí estuvo Leño, el cantante este... el famoso Rosendo (Mercado). Ahí se lo pasaron de miedo. Había un salón de actos enorme, era Carabanchel, era distinto. Pero el espíritu es un poco, no digo lo mejor, pero que (la estancia) sea lo menos mala posible. No estamos para torturar, no estamos para castigar más. El castigo ya lo tienen con estar privados de libertad, que es lo más maravilloso que hay en esta vida. El que quisiera, podía apreciar esa política penitenciaria.

Otro dicho de la época anterior era, “ojo de buey, diente de lobo y, si te preguntan, hazte el bobo”. Esa también fue otra de las circunstancias que ocurrió en el día de autos, porque luego un compañero bisoño me comunicó a posteriori que no oía nada de los bafles. Y le dije a ver por qué no dijo nada al jefe de servicios. Pero bueno, lo pasado pasado está y ahí se quedó el tema.

¿La falta de experiencia de los funcionarios fue clave en su opinión? 

Sí, claro. Cuando un funcionario ve que eso no suena y tiene experiencia, diría, “¿esto qué pinta aquí? y, además, ¡con el tamaño que tiene! ¡Qué coño hace esto aquí si no suena!”. Como te he dicho, cuando estuve en Carabanchel, aprendí lo que no estaba escrito.

En España, digamos que existe una diagonal formada por las cuatro prisiones más importantes de la época franquista, El Dueso, Burgos, Ocaña y el antiguo Puerto de Santa María, de primer grado. Yo vengo de una época en la que todo era disciplina y una especie de “bukelismo” e intenté abrir un poco y cumplir lo que dicen la ley y el reglamento. Un poco siguiendo el espíritu que nos insufló Carlos García Valdés, el autor de la Ley General Penitenciaria. Es el derecho penal mínimo, no podemos seguir siendo una sociedad punitivista que castigue todo.

Creo que hoy en día, y te lo digo de memoria, la población reclusa en España es de 50.000 personas y, si te fijas en primeros, segundos y terceros grados, la mayoría está en segundo grado, que es el grado ordinario; el tercer grado está aumentando muchísimo y luego en primer grado están los borrocas, que están todo el día con la movida, pero quedan muy pocos. ¿Eso qué quiere decir? Pues que el clima social en las prisiones españolas es más o menos el idóneo para poder trabajar y que solo quedan cuatro resistentes o recalcitrantes. Y, dentro de los que están en primer grado, no sé si quedará alguno de la banda, porque por la razón de tipo de delito y el comportamiento que tengan en el centro penitenciario, la situación cambia. Pero, vamos, un compañero me dijo el otro día que prácticamente todos están ya en el País Vasco.

Sí, se acabó con la dispersión. 

Eso es.

¿Ha tenido noticias durante estos años de las personas que se fugaron? 

He seguido algo a través de la prensa, aparte de que un amigo mío me manda cada 7 de julio la canción “Sarri, Sarri” por Whatsapp (se ríe)...

¿Tiene un amigo que le envía todos los años la canción? 

Sí, cada 7 de julio. Bueno, sabes cómo me llamaban a mí al final, ¿no?

Pues no, no tengo ni idea. 

Me llamaban “El bafles”. Pasé por tres fases. Con mi primer jefe de servicios me llamaban “El legal”. Luego, cuando estuve en menores, me llamaban “El charlas”, porque pasaba por todas las celdas para que no se sublevaran; prefería dar charlas antes de que hicieran algo peor. Y luego ya, cuando estuve en San Sebastián, “El bafles”. Luego en Burgos, en mi última etapa, hacía muchas salidas programadas, y me llamaban “Don Mesas, el de los paseos”.

Las últimas semanas hemos tenido la ocasión de hablar con algunas personas que estuvieron recluidas en Martutene bajo su dirección, y todos coinciden en que el ambiente que se vivía en el centro era bastante tranquilo. 

Claro, porque ellos venían de un “bukelismo”. Algunos me decían que tenían más libertad en Martutene que de dónde venían en la calle. Pero la labor no fue solo mía, sino de toda la plantilla. Sí que hubo alguno que me puso palos en las ruedas, además uno en los que más confiaba, y luego lo de aquella psicóloga, que a través de UGT me pusieron como un “filoetarra”. Si le contara todos los comandos que pillaron con información mía, con mi domicilio y toda la historia... Pero bueno, yo tenía las cosas muy claras y tenía también la voluntad de integrarme. Es verdad que podía haber sido un objetivo fácil. En San Sebastián mataron a Ramón Domínguez Murillo, luego a (Francisco Javier) Gómez Elosegi, cayó también Máximo (Casado), que estaba en Nanclares y vivía en Vitoria, también integrado... Yo hacía una vida normal, iba a los txokos, a mi Parte Vieja maravillosa... Lo que nos hemos llevado mi mujer y yo es que nos hemos comido y nos hemos bebido todo San Sebastián: desde la Cofradía de Pescadores de Hondarribia, pasando por Oyarzun y un montón de sitios más.

Cualquiera en su situación contaría aquellos hechos con bastante más rencor. 

No... Hay que tomar las cosas como vienen. Yo tenía la ilusión de abrir más si cabe el centro penitenciario, aunque era una prisión de preventivos, pero podíamos dejar cumplir allí a la gente de jardineros, de ordenanza de exterior... porque en frente también estaba la de menores, donde había puestos de trabajo. Acogían a menores directamente bajo el tercer grado. Muchas veces decíamos que en Martutene estaba el triángulo de las Bermudas, donde se perdían muchas vidas humanas: teníamos los menores, nosotros en el centro y en el otro lado estaba el cementerio o una especie de sanatorio (Psiquiátrico Provincial de Gipuzkoa, en Zorroaga).

Y lo que ocurrió ese día es algo que me ha tocado. Luego he intentado disfrutar lo máximo de mi trabajo. Me ha satisfecho mucho que la gente vea que la vida merece vivirla sin tener que delinquir. Y me acuerdo de Lole y Manuel, que eran dos andaluces cantantes, y una vez le preguntaron a Manuel si había trabajado mucho. Respondió: “¡Qué va! Yo no he trabajado nunca, yo he hecho lo que me gusta, la guitarra”. Pues yo pienso algo parecido, he hecho algo que me ha gustado, que era la función penitenciaria entendida como mecanismo de integración, si es posible, claro. Porque yo no quiero que lleguemos a ser como la sociedad americana, con ese espíritu de venganza. Y no digo que los reclusos sean hermanitas de la caridad, que no lo son, pero si las leyes están así...

¿Hay que aplicarlas? 

Claro, es fundamental. Si no, vamos hacia un deterioro. El otro día me enviaron un vídeo maravilloso donde levantan un monumento en recuerdo al genocidio de Gaza y nuestros futuros nietos nos preguntan, ¿y qué hiciste tú? Ahora mismo, la derecha civilizada, si es que la hay en este país, está creando un monstruo. Pero bueno, me estoy desviando...

Para nada, es muy interesante lo que cuenta. 

Lo que quiero decir es que la cárcel es un medio en el que la idea fundamental es que ellos pasen por la prisión, pero que la prisión no pase por ellos y, sobre todo, que no salgan peor que cuando entraron; el delito queda fuera y entra el hombre, que es con el que tenemos que trabajar y, en la medida de las oportunidades que tengamos, a través de la psicología, educadores, asistentes sociales... que el preso tenga una vía de salida para su vida y que tenga un cauce. Y no sé si hay alguna pregunta más...

No quiero robarle más tiempo. 

Ahí tenemos a Mandela, que es ejemplo de muchos políticos, y también puso alguna que otra bomba.

Sí, también luchó contra el apartheid. 

Hay que estudiar la otredad.

Muchas gracias por atendernos. Cuídese. 

Eso haré. Me espera una corvina al horno.

 

 

 

° 

Los Sanfermines del 85

Han dado inicio los sanfermines de Iruñea en su edición 2025, con un txupinazo en solidaridad con el pueblo palestino y la martirizada Gaza, algo que no ha gustado a lo más casposo entre la fachongada españolista.

Hoy, desde la sección 7K de Naiz, traemos a ustedes este recuento de los sanfermines de 1985:


Escapada a unos sanfermines de 1985 con mucha caspa y barracas políticas

El 7 de julio de 1985, la noticia de la fuga de Sarrionandia y Pikabea se abría paso entre la vorágine de unos sanfermines que tenían barracas políticas y mucha caspa. Este es un viaje en el tiempo de cuarenta años atrás a unas fiestas en las que la icónica canción sobre esa huida sigue siendo uno de sus himnos.

Pello Guerra

Hace cuarenta años, el 7 de julio de 1985, Iñaki Pikabea y Joseba Sarrionandia se fugaban de la cárcel de Martutene introduciéndose en unos bafles empleados en el concierto que había ofrecido en ese lugar el cantante Imanol. La noticia se abrió paso en Iruñea en plena vorágine de unas fiestas que en unos sentidos eran parecidas a las actuales, pero que, en otros, eran muy diferentes.

La prensa del momento permite hacer este particular ejercicio de arqueología sanferminera, que saca a la superficie unas fiestas con un tono especialmente casposo y unos encierros más salvajes, en las que se disfrutaba de las barracas políticas, se corrían los encierros txikis y en las que, lamentablemente, ya se registraban agresiones sexuales.

Txupinazo de HB

El encargado de prender la mecha del cohete aquel 6 de julio fue el concejal de Herri Batasuna Iñaki Beorlegi ante una plaza en la que se cantaba, como siempre, a San Fermín, pero también se anunciaba que “Vamos a quemar el Opus Dei” o se recordaba que Osasuna se había clasificado por primera vez para disputar la Copa de la UEFA.

Casi una hora antes de lanzarse el txupinazo, otro concejal de HB, Juantxo Zandueta, colocó una ikurriña en los balcones del segundo piso de la casa consistorial.

Y, cinco minutos antes de las 12, los ediles abertzales y mozos de las peñas extendieron desde uno de los balcones laterales de ese mismo piso una pancarta vertical firmada por las Gestoras con el lema “Amnistia osoa”. La pancarta fue agarrada por personas que se encontraban en el primer piso, provocando su rotura, lo que generó protestas por parte de un sector del público y gritos de “Presoak kalera, amnistia osoa”.

Junto a Beorlegi se encontraban en el momento del txupinazo Mari Abrego, Antton Zamarbide y Jose Mari Casimiro, miembros de la Expedición Navarra al Everest, que a punto habían estado de lanzar el cohete en persona. El concejal de HB se había comprometido a cederles el puesto si colocaban la ikurriña en la cima del Everest, pero finalmente los montañeros no lo lograron, por lo que renunciaron a ese honor y se conformaron con estar presentes en el Ayuntamiento en ese momento tan especial.

Barracas políticas pese a las trabas

De esta festiva manera arrancaban unos sanfermines cuyos prolegómenos habían estado marcados por la tensión. El Ayuntamiento, dirigido entonces por Julián Balduz (PSOE), había tenido la “brillante” idea de intentar trasladar las barracas políticas de las inmediaciones del parque de Antoniutti a la plaza de los Fueros con la excusa de que se iban a realizar unas obras en la zona.

Ante la resistencia de los colectivos afectados, se permitió su instalación cerca de Antoniutti, pero se valló un perímetro para delimitar su ubicación exacta y constriñendo notablemente su espacio. El 5 de julio esas vallas fueron derribadas sin miramientos en una muestra más del rechazo a las medidas del Consistorio. Finalmente, una reunión de última hora convocada con la mediación de las peñas hizo que se alcanzara un acuerdo in extremis por el que las barracas se mantenían en su ubicación y con el número previsto.

Ese año, y según recogía “Egin”, los organismos que montaron barracas fueron AEK, Gestoras pro-Amnistía, Radio Paraíso, Euskadiko Ezkerra, Herri Batasuna, PC, Ezkerra Marxista, Auzolan, Euskal Dantzarien Biltzarra, CNT, Jarrai, LAB, Radio CRDI, Federación de Ikastolas, EMK, Comités Internacionalistas, Zaldiko Maldiko, Comités Ecologistas, la Casa de Andalucía y, ojo al dato, la Federación Navarra de Patinaje.

Ese ataque de Balduz contra las barracas políticas fracasó pero, más adelante, UPN conseguiría hacerlas desaparecer, convirtiéndolas en historia. Pero esas recordadas barracas no son el único elemento entonces sanferminero que ya no existe en las fiestas actuales.

Con Ágata Lys llegó el escándalo

Aunque también se celebraban verbenas organizadas por el Ayuntamiento, en muchos clubes privados de la ciudad organizaban sus propios espectáculos, que se sumaban a otros que solían recalar en Iruñea al calor de las fiestas, como en el caso del Teatro Lido, y que, vistos con la perspectiva que da el paso del tiempo, resultan especialmente casposos.

En el caso de las verbenas privadas, se organizaban en lugares como el club Natación, a base de orquestas, o el club Larraina, donde actuó ese año Georgie Dann con su éxito del momento, “Mami qué será lo que quiere el negro”.

Pero el que se llevó la palma en 1985 fue el Club de Tenis, donde actuaron Tip y Coll, aunque sobre todo se destacó por el escándalo que se generó con Ágata Lys, uno de los mitos del “destape” estatal.

El caso es que su actuación no estaba gustando a una parte del público congregado en el Tenis, que mostró su malestar lanzando vasos de plástico con bebidas, con uno de ellos dándole a la artista, que siguió adelante contra viento y marea.

Cuando llevaba quince minutos en el escenario junto a sus bailarines, el presidente del Club de Tenis, Pedro del Nido, decidió suspender el espectáculo, porque aquello podía terminar «en una tragedia».

Del Nido calificó la actuación de Ágata Lys de «impresentable en todos los sentidos» y aseguraba que «no sabe hacer absolutamente nada». Curiosamente, le había sorprendido que una de las reinas del “destape” basara «toda su actuación en su cuerpo».

Incluso defendió a quienes habían increpado a Lys y sus acompañantes en el escenario asegurando que «no estuvieron groseros con ellos y, cuando se referían a sus bailarines llamándoles maricones, era porque al menos lo parecían». Un comentario que haría las delicias de Alfonso Guerra hoy en día.

Eso sí, seguro que las 360.000 pesetas que cobró por esos quince broncos minutos ayudaron a Ágata Lys a endulzar el mal trago.

Si esa actuación no había cumplido con las expectativas del público iruindarra del momento, siempre tenía otras alternativas, como el Teatro Lido, donde actuaban ese año Los Hermanos Calatrava y Las Hurtado dentro de una revista titulada “Aluzinados”. Otras “estrellas” eran Juanito Navarro y el recientemente fallecido Mariano Ozores.

Venta de ajos y de ganado

Este tipo de actuaciones hace tiempo que dejaron de recalar en los sanfermines, de la misma manera que desapareció el hábito de algunos extranjeros de lanzarse al vacío desde lo alto de la fuente de la Nabarreria, costumbre foránea que ya en 1985 generaba fuertes críticas.

También preocupaba la continuidad del “Riau riau”, que ese año paradójicamente fue ligero y sin problemas, y el descenso en el número de puestos de venta de ajos en la plaza de las Recoletas, a pesar de que en 1985 se vendieron 18.000 ristras a un precio que oscilaba entre las 300 y las 850 pesetas. La que vivía todavía un buen momento era la feria de ganado, en la que se vendieron 2.000 cabezas y circularon 160 millones de pesetas.

Las barracas, en este caso las de atracciones, también experimentaban una buena afluencia de público, aunque los barraqueros se quejaban de que había “mucho lirili y poco lerele”. Los precios podrían estar detrás de ese fenómeno, ya que una carrera de camellos, ciclistas o panteras rosas podía costar entre 50 y 100 pesetas por medio minuto de diversión. Las atracciones más clásicas estaban a 75 pesetas el viaje.

El plumilla de turno se escandalizaba porque el precio del medio pollo estaba en 400 pesetas, la docena de churros ¡a 125 pesetas! y un bocadillo rondaba las 250.

Unos encierros de infarto

Esas cornadas al bolsillo se sumaban a las que repartían los toros en los encierros del momento, que, en algunos casos, eran bastante más peligrosos que los actuales. Así, la carrera del día 11 duró más de siete minutos al quedarse rezagado el morlaco “Acordeón”, de la ganadería Domecq, que dejó a su paso cinco heridos.

Pero para infartante el encierro del día 13, en el que el toro “Farrán”, de la ganadería de Fernández Barrena, dejó como un colador al médico madrileño Domingo Melón, al que propinó cinco cornadas, aunque sin tocar órganos vitales, ya que se hizo un ovillo, lo que le salvó la vida.

La anécdota de los encierros la puso el corredor californiano Jeffrey Rath. Llevaba siete años disfrutando del encierro, pero el día 13 recibió una cornada de diez centímetros con sección del glúteo mayor que le llevó al hospital. De ese lugar se escapó al día siguiente con la intención de ponerse ante las astas de los Miuras y completar el ciclo de carreras de ese año, hasta que sus colegas le descubrieron y consiguieron convencerle de que regresara al hospital.

Esa afición se cultivaba por aquel entonces entre la chavalería a través de los encierros txikis, pero no como los actuales con morlacos de cartón piedra, sino que se soltaban becerros reales. La carrera comenzaba a las 8.30 horas desde la zona de la curva de Estafeta para cubrir el tramo final hasta la misma plaza con el objetivo de ir curtiendo a las nuevas generaciones de corredores.

Entre todo este jolgorio, los sanfermines de 1985 no pudieron despedirse sin una nota negativa y que tristemente recuerda a acontecimientos recientes. Durante esas fiestas, una joven iruindarra de 21 años fue agredida sexualmente en la zona de las murallas junto a Santa María la Real.

Además, la Coordinadora Feminista de Nafarroa denunció que otra joven había sufrido un intento de violación en Antoniutti. Al hilo de lo ocurrido, el citado colectivo hacía un llamamiento para que todas las mujeres que sufrieran agresiones sexuales lo denunciaran y comunicaran al centro municipal de urgencias y albergue para mujeres agredidas. Un mensaje de hace cuatro décadas que sigue presente.

Con el “Pobre de mí”, se puso fin a unas fiestas que en las siguientes cuatro décadas iban a experimentar un notable cambio y en las que la huella de la fuga de Sarrionandia y Pikabea perdura hasta la actualidad, a través de una canción que forma parte de la banda sonora de los sanfermines.




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domingo, 6 de julio de 2025

Txupinazo por Palestina

El txupinazo ha dado el pistoletazo de salida a las festividades de los sanfermines en Iruñea.

Y al ser la capital de todos los vascos, el diferencial vasco se ha hecho palpable al dedicar el txupinazo a la solidaridad internacionalista con el pueblo palestino, especialmente con la martirizada Gaza.

Los encargados de llevarlo a cabo han sido los integrantes de la organización Yala Nafarroa.

De eso y más nos habla este reportaje publicado por Naiz:


El txupinazo por los derechos humanos de Yala Nafarroa hermana a Iruñea y Palestina

Lidón Soriano Segarra, Dyna Kharrat Juanbeltz y Eduardo Ibero Albo, en nombre de Yala Nafarroa, han protagonizado un txupinazo por los derechos humanos que ha hermanado a Iruñea y Palestina en una plaza Consistorial en la que una pancarta también ha pedido la independencia para Euskal Herria.

Pello Guerra - Natxo Matxin

Ha costado encender la mecha del cohete, pero finalmente, Yala Nafarroa con Palestina ha lanzado el txupinazo de los sanfermines de 2025. Se han encargado de hacerlo Soriano, Kharrat e Ibero, que se han asomado al balcón enarbolando pañuelos palestinos y el rojo sanferminero. Después, Soriano e Ibero, a voz en grito, han lanzado al aire las palabras que marca el protocolo «Iruindarrak! Pamplonesas, pamploneses, ¡Viva San Fermín! Gora San Fermín!». La primera ha añadido en inglés «Stop genozide. Free Palestine».

A continuación, los tres han fundido sus manos para prender la mecha del cohete, que se ha resistido. Pero, cuando ha salido de la plataforma, Soriano ha añadido a voz en grito: «¡Viva Palestina libre!». Y con la explosión de ese cohete solidario, se ha desatado la euforia en la ciudad. El respaldo a la causa palestina se ha hecho también presente en los laterales de la plaza Consistorial con banderas denunciando el genocidio que está cometiendo Israel.

Minutos antes de protagonizar tan especial evento, Kharrat no ha podido eludir la «sensación de mucha responsabilidad» que entraña lanzar el cohete sanferminero, mostrándose «nerviosa, pero también muy feliz», sabedora de que hasta Palestina había llegado el eco de la noticia. «Nos han llegado un millón de videos y mensajes de solidaridad y agradecimiento. Están muy pendientes allí de que nos acordemos de ellos», ha relatado.

«Este cohete significa que hay que romper ya las relaciones con Israel y acabar con este genocidio, luchando por los derechos humanos. Ese es el mensaje», ha reiterado. También ha admitido estar viviendo instantes de sensaciones contrapuestas, pero «la vida es agridulce, siempre hay felicidad y tristeza al mismo tiempo. No tenemos que olvidarnos de la gente que está sufriendo en el mundo y el privilegio de poder celebrar».

También ha pedido que durante estos nueve días festivos se siga expresando la solidaridad con Palestina. «Nuestro trabajo es antes, ahora y después. Hay que seguir luchando, esto no para y debemos continuar manifestando nuestra oposición al genocidio que está realizando Israel».

Soriano, por su parte, ha analizado sus sentimientos después de vivir un momento inolvidable. Apenas había acabado de prender la mecha, sin embargo «ahora mismo es que ni lo recuerdo». «Es como cuando tienes un accidente, ha sido impactante la marea roja al salir al balcón, los gritos de la gente...», ha explicado.

En todo caso, tenía muy claro y ensayado lo que tenía que decir, porque el protagonismo tenía que recaer «sobre las palestinas y palestinos, y la solidaridad con este pueblo. Son las dos caras de la misma moneda, la fiesta desbordada aquí y la tragedia que se está viviendo allí».

La representante de Yala Nafarroa ha reivindicado que un acto tan multitudinario «sirva para romper las complicidades de gobiernos, empresas y detener a Israel», destacando que Iruñea «es punta de lanza» en las reivindicaciones para que acabe el genocidio en Palestina.

«Este año las fiestas tienen ese matiz tan potente de solidaridad, de apoyo al derecho internacional, de apoyo al pueblo palestino, que es el pueblo ocupado, y de derecho a confrontar al Estado de Israel, que es la potencia ocupante colonialista», ha resaltado.

‘Independentzia’ y BSH

Entre el gentío de la misma plaza, la ikurriña también se ha podido ver en diferentes formatos, con una especialmente grande, que se encontraba muy cerca de otra banderola de Etxera de grandes dimensiones. Además, otra gran pancarta con el lema ‘Independentzia’ enmarcado por la ikurriña y la bandera de Nafarroa se ha hecho su hueco en la plaza Consistorial, que ha presentado el habitual lleno absoluto durante el txupinazo, que también se ha trasladado a la plaza del Castillo.

También la reivindicación en contra del cierre de la factoría de BSH en Eskirotz ha estado presente. Justo cuando se ha procedido al lanzamiento del cohete, varias personas han exhibido una pancarta con críticas dirigidas a BSH, Bosch y Balay, después de que este sábado la plantilla convocase una manifestación reclamando la viabilidad de la planta.

Del mismo modo, hay que reseñar que entre las 11.20 y 11.30, la policía española y municipal ha realizado una carga en la cuesta de Santo Domingo haciendo uso de sus porras e incluso se ha inmovilizado en el suelo a una persona, que finalmente ha resultado detenida y acusada de desórdenes públicos y atentado contra agentes de la autoridad. Según la información recogida por agencias, citando fuentes policiales, dicha carga se ha producido al intentar acceder a la plaza un numeroso grupo de jóvenes rompiendo el cordón policial cuando la plaza ya se encontraba cerrada por temas de aforo.

En sus sextos sanfermines como alcalde, Joseba Asiron, no ha dudado en aceptar que este txupinazo ha tenido «un sabor especial», además de resaltar que «me siento profundamente orgulloso de Iruñea, de una ciudadanía cuyo 10% ha participado en la votación, que es una barbaridad en términos de proceso participativo. Y más de la mitad votaron solidaridad y que acabe esa barbarie, un genocidio que nos espanta y está ocurriendo ahora mismo».

Entrando más en la fiesta propiamente dicha, el primer edil ha deseado que durante estos nueve días «todo el mundo se sienta libre, respetado y seguro. En general, en sanfermines las cosas salen bien, porque entre todos hacemos la fiesta y la prioridad es que pasárselo bien, se piense de una manera o de otra».

Y también se ha referido a sus propios sanfermines, lógicamente cargados de mucho trabajo y responsabilidad, pero en los que también buscará un hueco para su propio divertimento. «Sí, espero tener algún momentico, hoy por ejemplo como con los amigos y algún otro día intentaré escaparme, aunque lo cierto es que la agenda está muy llena».

La tradición del «almuerzico»

La jornada ha arrancado con una temperatura agradable de 21 grados y sin que la lluvia haya venido a perturbar la cita. En las horas previas al lanzamiento del cohete, largas mesas aparecían distribuidas por sus calles para albergar a unos comensales ansiosos por llenar la tripa antes de que arrancasen los sanfermines de 2025.

Las diferentes rúas de Alde Zaharra y alrededores eran un hervidero de gente vestida de blanco, pero sin el pañuelo al cuello, que se dirigían entre risas o con prisas, que se llegaba tarde, hacia el lugar donde iban a disfrutar del almuerzo.

Entre ellos, figuraba Eunate, que, de blanco impoluto, ha asegurado que afrontaba el txupinazo «como siempre, con muchas ganas y mucha ilusión. El cuerpo está perfecto y el tiempo aguanta, esperemos que no llueva». A su lado, Katxo también ha puesto de relieve sus «ganas de fiesta y de almorzar».

Unos metros más adelante, un grupo se ha concentrado ante un local de la calle Jarauta con ese mismo objetivo. Koldo llevaba una bolsa con la goshua que iba a degustar la cuadrilla. Le acompañaba Mikel, que también portaba otros elementos que se iban a encargar de aportar fuerzas a los cuerpos. Los dos han señalado convencidos de que estaban «deseando que empiece la fiesta y el desmadre».

Poco después se han sumado al grupo Andrés y Carlota, que compartían las mismas emociones, al tiempo que han reconocido que están «muy nerviosos y con mucha emoción».

Ha sido el sentimiento que se palpaba en cada rincón de la ciudad, por la que pululaban los primeros vendedores de los cachivaches que terminarán haciendo las delicias de los iruindarras y algún que otro repartidor que, a contrarreloj, corría para cumplir con un último pedido.

Los servicios de limpieza de la Mancomunidad de Iruñerria ya estaban también a la tarea, aunque el momento cumbre de esta primera jornada festiva ha llegado tras pasar el txupinazo.

En directo en seis pantallas gigantes

En esta ocasión, el cohete se ha podido ver en directo en seis pantallas gigantes que han sido instaladas en distintos puntos de la ciudad. Además de las habituales en la plaza del Castillo, en el parque de Antoniutti, en la plaza de los Fueros y en el paseo de Sarasate, este año se ha querido trasladar también el ambiente festivo a los barrios. Por ello, se han colocado pantallas en la plaza de Yamaguchi y en la plaza Federico Soto, del barrio de la Txantrea.

La retransmisión íntegra del txupinazo se ha podido seguirse también a través de las web municipales, que cuentan con accesos directos desde todas las redes municipales. Además, desde los perfiles en redes sociales de @SanferminesPamplona en Instagram, Facebook y X se ha realizado durante toda la mañana una cobertura especial para mostrar cómo empezaban los sanfermines de este año.

 

 

 

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Entrevista a Lidón Soriano

Con los sanfermines 2025 a punto de iniciar traemos a ustedes esta entrevista con Lidón Soriano, quien junto a sus compañeros de la organización solidaria internacionalista Yala Nafarroa, estarán lanzando el txupinazo para inaugurar las festividades con un guiño de hermanamiento hacia el pueblo palestino.

Aquí la traemos a ustedes desde Naiz:


«Que Iruñea apueste por la dignidad colectiva ante el genocidio israelí es algo grandioso»

Lidón Soriano | Yala Nafarroa | Nacida en Castellón en 1967 y vecina de Iruñea desde 1996, Soriano es doctora en Ciencias de la Actividad Física y el Deporte, fisioterapeuta y enfermera en emergencias sanitarias, con 20 años de implicación en Palestina. Integra ‘Yala, Nafarroa con Palestina’, que lanzará el txupinazo este domingo.

Ibai Azparren

Lidón Soriano, junto a Eduardo Ibero Albo y Dyna Kharrat Juanbeltz, ya se asomó el jueves a la barandilla más codiciada del año para preparar el acto más simbólico de los sanfermines: el lanzamiento del txupinazo. Yala Nafarroa, la candidatura que ganó con más del 52% de los votos —más de 10.500 personas respaldaron su apuesta solidaria con Palestina—, se dispone a prender la mecha que dará este domingo día 6 inicio a estas fiestas sin igual. Será un gesto que trasciende la tradición para convertirse en un grito internacionalista contra la injusticia y el genocidio. Entre los nervios del ensayo y el calor de la calle, donde algún que otro espontáneo no duda en felicitarla «por la causa», NAIZ charla con Soriano sobre lo que representa para Palestina esta cita única.

¿Qué importancia tiene que Yala Nafarroa lance el txupinazo, dada la situación de genocidio en Palestina?

Es un enorme orgullo. En un contexto marcado por la fascistización y la amenaza constante a los DDHH, que esta ciudad haya apostado de forma tan clara por una posición de resistencia, de dignidad colectiva, es algo grandioso. No sé si llamarlo contraofensiva, contrapoder o simplemente poder popular, pero lo cierto es que estamos defendiendo lo más elemental: el derecho a la vida, a una convivencia justa y en paz. Que esta ciudad se convierta en símbolo de todo ello es algo inmenso.

¿Se esperaban tanto apoyo?

En el fondo, todas albergábamos esa esperanza. Sobre todo porque esta ciudad y toda Nafarroa se han volcado de forma masiva en las actividades organizadas en apoyo al pueblo palestino, y somos muy conscientes del respaldo social tan amplio que existe. Pero también sabíamos que había muchas sensibilidades en juego. El resto de candidaturas eran también muy potentes. Justamente por eso, la alegría ha sido aún mayor.

¿Cuál ha sido la acogida de la ciudadanía de la que habla?

Lo estamos viviendo con una enorme alegría. Me ocurre a diario: personas que no conozco de nada me paran por la calle, me felicitan, me abrazan... Pero quiero dejar algo muy claro: esto no va de nosotras como personas, sino de lo que representamos. Somos solo un vehículo. Y ni siquiera representamos únicamente a Yala Nafarroa. Esta victoria es el resultado del trabajo colectivo de todos los grupos de solidaridad que llevamos años implicados, como Palestinarekin Elkartasuna y, muy especialmente, BDS (Boicot, Desinversiones y Sanciones). También es fruto del respaldo impresionante de la ciudadanía de Iruñea, que se ha volcado con la causa

Finalmente será usted, junto a Eduardo Ibero Albo y Dyna Kharrat Juanbeltz, quienes lanzarán el txupinazo...

Lo que ha primado en nuestra decisión es la perspectiva internacionalista. Entendemos el internacionalismo como la lucha compartida de los pueblos por un ideal común: la igualdad, la fraternidad, la paz basada en la justicia. Y en ese marco, sabemos que es especialmente relevante tanto para el pueblo palestino como para Israel que precisamente quienes estuviéramos en el balcón fuéramos occidentales blancas. Ese gesto lanza un mensaje potente: los pueblos del mundo estamos con Palestina y rechazamos la ocupación, el apartheid y el genocidio perpetrado por Israel.

Entonces, han decidido que no sea una persona palestina, pese a la evidente centralidad del pueblo palestino en esta acción.

Evidentemente. Y es algo que también nos han transmitido ellos mismos, con muchísima claridad. Al final, esto son diferentes trincheras contra un mismo enemigo. Por poner un ejemplo muy gráfico: yo soy valenciana, y si aquí en Euskal Herria se hiciera un acto de solidaridad con el pueblo valenciano por la DANA, entendería que fueran personas de aquí quienes lideraran ese gesto. Sería mucho más potente.

Para los palestinos es fundamental que nosotras estemos ahí, jugando ese papel. De hecho, muchas veces me lo dicen: cuando enviamos fotos de movilizaciones aquí, su respuesta es que eso les da fuerza para seguir resistiendo. Que en Ramallah hagan una manifestación contra lo que pasa en Gaza es importante, pero no tiene el mismo impacto que cuando ese rechazo viene de fuera, de pueblos ajenos geográficamente pero solidarios políticamente.
 
Lo que ocurre en Iruñea con Palestina es bastante inusual en el contexto europeo. ¿Son conscientes de esa excepción?

Lo que está pasando aquí no se parece en nada al resto de países de la Unión Europea. Hace poco estuve en Viena, en el Congreso Mundial de Judíos Antisionistas. Allí, un compañero alemán nos contó que el Ministerio de Educación había enviado una directiva a universidades, institutos, colegios e incluso guarderías, para que el profesorado denunciara a los críos si llevaban algo relacionado con Palestina. En Alemania tienen una culpa histórica impresionante, obviamente alimentada por Hollywood, controlado por el lobby sionista y, por tanto, el nivel de represión es brutal. En Francia intentan acabar con Urgence Palestine. Por todo ello, lo que se vive aquí es impresionante. Estamos siendo la punta de lanza de una humanidad más humana, la que se niega a normalizar el genocidio.

¿Qué mensaje quieren que se escuche en el mundo desde Iruñea, cuando se lance el txupinazo?

Esto va mucho más allá de nosotras o de Yala Nafarroa. Era una oportunidad enorme para dar visibilidad internacional a la causa palestina. Quienes estaremos en el balcón no seremos nosotras como individuos, sino que va a estar Palestina a través de los labios y la presencia de tres personas.

¿Qué tipo de reacciones han recibido desde Palestina?

Muchas. De hecho, el mismo día de la presentación, ya tenía un mensaje desde Gaza. Una amiga me mandó una imagen del anuncio por Instagram y escribió: «Wow. Incredible». Desde entonces han seguido llegando mensajes de agradecimiento, de emoción, de aliento. Y hay una frase que repiten mucho, que me encoge el alma pero que también me recuerda por qué hacemos todo esto: «Till the last breath», «Hasta el último aliento», dicen.

¿Y respecto a lo que ocurre allí? ¿Cómo describen la situación actual en Gaza y en el resto del territorio?

Lo que nos cuentan es durísimo. No solo en Gaza, donde la destrucción es absoluta, indefinible, sino en toda Palestina. En Cisjordania, por ejemplo, ya han expulsado a personas de más de 30 aldeas. Los colonos actúan cada vez con más impunidad: disparan, desalojan, queman cosechas… Lo que antes ocurría de forma esporádica ahora es parte del día a día. Me han contado que hay pueblos donde ya ni siquiera dejan que llegue el agua potable.

Se está ejecutando una limpieza étnica que en Gaza adopta formas brutales, pero que en el resto del territorio también avanza sin disimulo. Incluso dentro de Israel, los palestinos viven bajo una vigilancia extrema. Se les considera la quinta columna, el enemigo interno, y su libertad de movimiento está cada vez más restringida. Cuando intenté volver a Palestina en septiembre pasado, me lo dijeron claramente: «Ni se te ocurra venir, no puedes imaginar lo que estamos viviendo».

¿Han recibido las típicas críticas por «politizar» un momento como el txupinazo?

Parar un genocidio es el mensaje más básico, elemental y humano que todo ser vivo debería tener claro. Estamos hablando una emergencia absoluta. Se trata de bebés asesinados, de niños amputados, de personas muriendo de hambre y sed. El Tribunal Internacional de Justicia ya ha señalado la gravedad de lo que ocurre en Gaza, y hay una responsabilidad legal… pero más allá de eso, hay un imperativo moral. Si alguien antepone sus ideas políticas partidistas a este principio tan elemental, el problema no está en nuestra presencia en el balcón, sino en su falta de empatía, es una persona que no tiene alma.

Más allá de los sanfermines, ¿qué hoja de ruta se plantea la plataforma Yala Nafarroa?

La estrategia inicial se centró en un alto el fuego urgente, pero la brutalidad israelí llevó a la necesidad de ser más contundentes. Ahora, el objetivo principal es romper relaciones con Israel y aplicar sanciones. Por eso valoramos mucho que el Gobierno de Navarra haya impedido que Israel participe en el Europeo de sófbol en instalaciones públicas. En este momento estamos trabajando con la campaña contra Teva, la principal farmacéutica israelí, para que Osasunbidea deje de comprar sus medicamentos con dinero público. Además, seguimos impulsando mociones municipales que buscan materializar esa ruptura a nivel local. Y, por supuesto, no dejaremos de movilizarnos en la calle para mantener la presión.

Han realizado el primer ensayo para el 6 de julio. ¿Hay nervios?

Sin duda va a haber muchos nervios… pero en mi caso, al menos, me pesa más la responsabilidad que el miedo escénico. Creo que ninguna de nosotras es del todo consciente de lo que vamos a sentir. Será algo muy fuerte, seguro. Ya os lo contaremos después.




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sábado, 5 de julio de 2025

Egaña | La Narrativa y el Relato

Recuerden, ser crítico requiere entender que una cosa es lo que ha ocurrido y otra cosa es como te cuentan lo que ha ocurrido.

Los españoles y sus lacayos vascos vinculados al régimen han sabido ser dignos émulos de Joseph Goebbels.

Ante esto, les dejamos con este antídoto publicado por Iñaki Egaña en su muro de Facebook:


La narrativa y el relato

Iñaki Egaña

Dos semanas después de la Conferencia de Paz realizada en Aiete (Donostia) y presentada por Kofi Annan -ex secretario general de Naciones Unidas y Premio Nobel de la Paz-, el jefe de la sección política de El Correo, lanzaba una de las primeras andanadas de la que se convertiría en un clásico: la batalla del relato. Tres días más tarde de la Conferencia de Aiete, ETA anunció el cese definitivo de su actividad armada. Antonio Santos, el jefe de la sección política del citado diario, periódico por cierto promotor del bulo de que la ponencia Oldartzen de Batasuna era el génesis de la “socialización del sufrimiento”, comenzaba su artículo con otro clásico, una frase pronunciada “por un dirigente de la izquierda abertzale a un círculo reducido de personas”. Propaganda de trinchera habitual en numerosos medios al citar, en las últimas décadas, el conflicto. Santos señalaba entonces -2011- que se abría una fase clave en “Euskadi”, la de “fijar una narración de lo que ha sucedido en el País Vasco durante el medio siglo de existencia de la organización armada”. Y que en esa que llamaba partida de ajedrez, habría dos interpretaciones. La primera la de Batasuna y ETA en cuyas redes, -escribía el redactor- habían caído Kofi Annan y el resto de protagonistas de Aiete. Y la segunda, la del PP y PSOE, “y también el PNV” (sic) , la de que ETA “trató de derribar con las armas el Estado democrático”.

Una reflexión, en línea con ese mantra que me tocó escuchar en Madrid en varias ocasiones con motivo de los primeros encuentros entre asociaciones y formaciones políticas cuando se gestaban los debates sobre lo que sería la memoria democrática. Unos años antes de Aiete, y simultáneamente al cierre de Egunkaria y a las torturas a los detenidos en aquella operación policial, delegados de aquel grupo político que con Zapatero llegaría a la Moncloa, estimaban que remover con excavaciones y estudios la barbarie franquista era abrir un avispero incontrolable. Y que no hacerlo, como proponían, era irrelevante. “Porque España es un Estado de derecho que nadie cuestiona”. Algo similar está ocurriendo en la actualidad con el hecho sistemático de la tortura: oposición a su visualización, porque pondría en entredicho la cita recurrente: España es un estado de derecho que nadie cuestiona. Es decir, por encima de la verdad y la memoria, objetivos a priori universales para la convivencia, se encuentran los de la oportunidad política y coyuntural y, cómo no, la defensa de la Razón de Estado, argumento que justifica los medios ilícitos, la propaganda en lugar del periodismo, el enroque en la defensa de contenidos suprapartidistas e inmutables.

La puesta en marcha de aquella expresión, que en un comienzo tuvo derivadas como “la batalla de la opinión”, llegó para quedarse. Sin una hechura académica excesivamente elaborada, porque el control de la narrativa era una cuestión de primera línea desde que un actor de Hollywood como Ronald Reagan llegara a la presidencia de EEUU, allá por 1981. Desde entonces, la narración se ha convertido en el centro de las ciencias políticas y domina desde las campañas hasta el ejercicio del poder y, como hemos observado en conflictos recientes, también las situaciones de crisis internacional. No importa la verdad, sino cómo un acontecimiento pasa al presente o a las siguientes generaciones. Se trata de transformar la opinión de las personas, incluso su forma de vida, a través de un método llamado Storytelling -narrativa atrapante de sucesos-, la forma de contar eventos para enganchar emocionalmente al receptor.

El planeta, al menos en Occidente, no funciona por principios empíricos, sino de nuevas realidades construidas una y otra vez que finalmente desembocan en un único relato, el oficial, el surgido desde el poder. En el caso hispano, de la narrativa sustentada, -escribía recientemente Jonathan Martínez-, “por un contingente de cámaras y estudios de televisión, por los más flamantes periódicos y emisoras, por legisladores de moral asimétrica, por el búnker jurídico y las cloacas más abisales del Estado”. El ensayista francés Christian Salmon describió la técnica como “una máquina de fabricar historias y formatear mentes”. Siguiendo su estela recomiendo sus dos últimos libros (sin traducción al castellano): “La tyranie des bouffons” y “L´Empire du discrédit”. Encontrarán en ellos las derivas fantasiosas de Trump, Milei o Aznar: “Nunca los bufones y los payasos habían tenido tanta influencia en la vida política".

Volviendo a la expresión cercana “batalla del relato”, considero que debería ser desterrada de los enunciados entre grupos y personas que actuamos en escenarios tanto públicos como privados relacionados con la memoria. Por una simple razón. Batalla o guerra son conceptos bélicos. Ya escribió Sun Tzu hace 25 siglos que la “guerra es el arte del engaño”. Y el relato, convertido en marketing, es una de las cuatro patas de cualquier Ejército: aviación, marina, tropa terrestre y… propaganda (mestizada con la desinformación). Las armas de destrucción masiva y la recuperación de la democracia fueron las fuentes argumentales para la destrucción de Irak, el temor a una invasión rusa (antes soviética) la explicación para elevar la inversión armamentística de la Unión Europea, la infiltración en las filas del hambre en Gaza la excusa para matar niños por el Ejército israelí.

Esta visión bélica lleva a una simple conclusión asimismo castrense. La retórica de vencedores y vencidos. La misma que utilizó el primer alcalde franquista cuando sus tropas entraron en el Bilbao republicano. Una narrativa que se impondrá sobre la otra. Y no se trata precisamente de eso. Se trata de edificar una memoria, en la medida compartida o al menos surgida de unos mismos cimientos, sustentada en la verdad y el reconocimiento. Así construiríamos una memoria prospectiva, la memoria del y para el futuro. Y sembrando para que así sea, sin lemas bélicos.

 

 

 

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jueves, 3 de julio de 2025

Calamaro Persona non Grata

Seamos completamente honestos, la generación de músicos argentinos a la que pertenece el sionista Andrés Calamaro nunca se caracterizó por plantear algo ni medianamente digno frente al escenario abierto tras la última dictadura cívico-militar

Con excepción de Los Fabulosos Cadillacs y su 'Matador', el resto parecían más la réplica bonoarense de la "Movida Madrileña", con letras a lo Mecano o a lo Alaska y Dinarama, no más.

Haber pensado que representaban un movimiento juvenil contestarario de niños que crecieron bajo la bota militar y que ahora tenían algo que decir al respecto, es lo que ha llevado a que mucho se sorprendieran con la apología del régimen sionista por parte de Calamaro, cuando en realidad era congruente con la insoportable levedad de la pacotilla musical que nos había regalado allá en los 90s del siglo pasado.

Establecido lo anterior, les compartimos este acto solidario con el pueblo palestino que nos reporta Naiz: 


Solidaridad con Palestina ante un Kursaal acordonado por el concierto de Calamaro

Decenas de personas se han concentrado este miércoles frente al Kursaal para mostrar su rechazo al concierto de Andrés Calamaro, al que han acusado de ser «sionista y cómplice de un Estado genocida». La Ertzaintza ha obligado a los presentes a alejarse y ha identificado al menos,a dos personas.

Convocados por diferentes colectivos, decenas de personas se han concentrado ante el Palacio Kursaal de Donostia para mostrar su rechazo al concierto ofrecido este miércoles por Andrés Calamaro, un cantante que no esconde su apoyo al Estado de Israel.

«Hasta ahora era conocida su actitud de extrema derecha, pero ahora también es sionista y cómplice de un Estado genocida», señaló esta semana la iniciativa ciudadana Donostia Palestina, que instó al propio Calamaro a suspender la actuación.

«Venir sería una clara provocación a la ciudadanía y su sentimiento generalizado de solidaridad con Palestina y en contra del genocidio que está llevando a cabo el estado de Israel», aseveró la iniciativa, que también pidió a la promotora musical Get In y a la Fundación Kursaal que cancelaran la actuación.

Finalmente el concierto ha tenido lugar, y Donostia Palestina, así como otros colectivos, ha respondido con una concentración a la que se han sumado decenas de personas.

La Ertzaintza, por su parte, ha desplegado un fuerte cordón policial frente al Kursaal, y ha obligado a las personas congregadas a alejarse. Personas presentes en la concentración han denunciado la «violencia» empleada por los uniformados, que han identificado, al menos, a dos personas. 

Los organizadores han señalado que «ninguna persona en la concentración ha tenido ninguna actitud de generar ningún incidente, ni física ni verbalmente», y que la Ertzaintza ha obligado a que la protesta se llevara a cabo en la acera frente al Kursaal «cuando había permiso para hacerlo en la misma acera del Kursaal». 

A pesar de ello, según explican, la concentración se ha trasladado a donde han ordenado los policías, y ha sido cuando «han actuado violentamente contra algunas personas que defendían su derecho a permanecer en la acera del Kursaal».

 

 

 

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